ID de la obra: 352

El Juramento Quebrado

Gen
G
Finalizada
2
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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11 páginas, 5 capítulos
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Capítulo 1 — La Promesa Sombría

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El frío de la Sala Común de Slytherin no era lo único que calaba a Regulus Arcturus Black. A sus dieciséis años, sentía el peso de las expectativas, un frío más profundo que el de las mazmorras. No era su último año en Hogwarts aún, pero el fin de su etapa escolar se acercaba, y con él, la "verdadera" vida que sus padres le habían prometido. La carta de su madre, Walburga, descansaba en su bolsillo, pesada como una piedra. Sus palabras, leídas mil veces, retumbaban en su mente: "Tu hermano Sirius ha elegido la deshonra. Tú, Regulus, eres el único que puede restaurar el brillo de los Black. El Señor Oscuro te espera." Sirius. La sombra de su hermano, siempre rebelde, siempre desafiante. Sirius había roto con todo lo que la familia Black representaba. Regulus, en cambio, había abrazado cada regla, cada tradición de sangre pura. Había sido el hijo obediente, el que se unió al equipo de Quidditch de Slytherin como Buscador en su segundo año, el que se juntaba con los chicos que sus padres aprobaban. Para el mundo, era el ejemplo perfecto, pero por dentro, la presión era una jaula. Anhelaba la aprobación, el amor incondicional que Sirius había despreciado. Estaba sentado junto a la chimenea, viendo el fuego verde esmeralda. A su lado, Evan Rosier, con su sonrisa fácil y una mirada que ya prometía problemas, repasaba un libro sobre magia oscura. —¿Listo para el verano, Black? —preguntó Rosier, sin levantar la vista. Su tono era casual, pero Regulus sintió el significado oculto: ¿Listo para lo que viene? —Nací listo —respondió Regulus, su voz sin emoción, pulida para no mostrar nada. Había perfeccionado esa calma. —Claro que sí —dijo Barty Crouch Jr., que se unía a ellos, con los ojos brillando de una emoción casi fanática—. Es el momento, ¿no? De mostrarle al mundo de qué lado estamos. El Señor Oscuro está llamando a los verdaderos herederos. ¡Será glorioso! Regulus asintió despacio. Glorioso. Esa era la palabra que sus padres usaban para hablar del Señor Tenebroso. Para Regulus, no se trataba solo de tener poder; era la promesa de un orden nuevo, de un propósito claro para su linaje. Era la oportunidad de ser parte de algo grande, algo que sus padres aprobarían de verdad. —La escoria debe ser barrida —dijo Rosier, cerrando su libro con un golpe seco—. Los nacidos de muggles, los traidores a la sangre... ensucian nuestra magia. Regulus no se inmutó. Había crecido con esas ideas. La crueldad no era algo nuevo para él; la había visto en su propia casa, en las reuniones de su prima Bellatrix. Él se decía que era necesaria. Un paso para lograr un mundo mágico "puro" y fuerte. En ese momento, Severus Snape se acercó al grupo. Era delgado, su rostro pálido y sus ojos oscuros siempre observando. Regulus lo miró. Snape, un mestizo, pero con una habilidad asombrosa para las Artes Oscuras y una lealtad clara a la "causa". Regulus lo toleraba; no eran amigos cercanos, los Black no se mezclaban así, pero Snape era útil. Y Snape, por su parte, siempre era respetuoso. —Las noticias de fuera son... claras —dijo Snape, su voz baja, pero con una fuerza que captó la atención de todos—. El Señor Oscuro está creciendo. Barty soltó una risa estridente. —¡Y Dumbledore y su Orden del Fénix no pueden hacer nada! Regulus escuchó, su mente procesando. La Orden del Fénix. Sirius. Esa punzada, de nuevo. Su hermano estaba del otro lado, luchando contra todo lo que Regulus estaba a punto de abrazar. ¿Era Sirius un héroe o un necio? Regulus sentía la presión, el peso de su elección. —La lealtad es la clave —dijo Snape, mirando a Regulus a los ojos, como si leyera sus pensamientos—. La lealtad inquebrantable. Regulus asintió. Lealtad. Esa palabra lo había guiado toda su vida. Lealtad a la Casa Black. Lealtad a sus padres. Y pronto, lealtad al Señor Tenebroso. Era el camino que había elegido, el destino que sentía inevitable. Se imaginó el tatuaje en su brazo, la Marca Tenebrosa. No sería solo un símbolo de poder, sino una promesa. La promesa de que, por fin, sería el hijo que sus padres siempre quisieron. El que no se desviaría. El que no los avergonzaría. Esa noche, solo en su cama, Regulus cerró los ojos, preparándose para el verano. Para el día en que su vida cambiaría para siempre. Se había convencido de que era su elección. Y esa era la verdad que lo mantendría firme en la oscuridad.
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