La disculpa de Ron y la sinceridad de Harry

Harry, Ron y Hermione volvían al castillo después de la finalización de la primera prueba. Los tres reían mientras Ron y Hermione le contaban a Harry lo que cada participante hizo durante la prueba. Hermione revisaba constantemente la interacción de ambos y trataba de controlar su necesidad de querer revisar a Harry en busca de algún daño. Confiaba en la señora Pomfrey, pero la preocupación seguía. Entraron a la sala de Gryffindor. Harry aprovechó para cambiarse de ropa y regresó observando a Hermione, quien le sonreía y le daba una palmada a Ron en la espalda para salir de ahí, dejándolos a los dos solos. —¿Qué pasó? —preguntó Harry, acercándose a uno de los sillones de la sala—. ¿Por qué se fue? Ron se sentó a su lado—. Le pedí que nos dejara solos. Harry le miró confundido—. ¿Qué pasa? Ron se lamió los labios tratando de armarse de valor y se levantó, acercándose a Harry y sentándose a su lado—. Sobre tu nombre en el cáliz —no terminó; Harry lo interrumpió. —Está bien, no importa. —No, sí importa —Ron se levantó—. Fui un mal amigo, Harry. Harry le sonrió comprensivo—. Y no estoy molesto, ya pasó. Ahora estoy feliz porque volvimos a hablar. —Perdóname —suplicó Ron mientras miraba al suelo y estaba de pie frente a Harry. No importaba cuantas veces Harry le dejara en claro que no lo culpaba y lo perdonaba, no era suficiente. Ron sentía que debía hablar con él. —Agh, Ron, no hagas eso —Harry lo jaló y sentó a su lado—. Te juro que está bien. —Pero, Harry- —Nada —Harry lo interrumpía cada que podía—. No quiero que te sientas mal y te atormentes por eso. Está en el pasado. Ron suspiró—. Pero me sentiré peor si no me dejas decirte todo. Harry asintió y cambió la dirección hacia Ron—. Bien, te escucho, pero cualquier cosa que digas no me hará retroceder, te perdono. Ron le sonrió feliz—. Lo sé, por eso me siento mal. Me estás perdonando, pero eso no quita lo que hice —no dejó que Harry lo interrumpiera otra vez—. Déjame terminar. Su amigo asintió y cerró la boca, tragándose sus palabras. —Bien —Ron no se atrevió a mirarlo y enfocó su vista en el suelo—. Al principio, de verdad pensé que habías puesto tu nombre y solo estabas mintiendo sobre que alguien más lo había hecho. Pensé que querías más atención de la que ya tienes. Tonto, lo sé, pero estaba teniendo demasiadas emociones juntas y comencé a pensar estupideces. Harry notó que Ron tenía los ojos llorosos—. ¿Estás llorando? Ron se limpió las lágrimas—. No te burles. —No, no. No lo haría —se apresuró a añadir Harry antes de que lo malinterpretara; ya lo había perdido una vez, no lo haría de nuevo—. ¿Estabas celoso? —¡No! —negó Ron, pero luego lo miró a los ojos—. Un poco, lo lamento. Harry le sonrió y asintió—. No hay problema. —Cuando salió tu nombre fue raro porque me sentí mal, se suponía que éramos amigos. “¿Por qué no me lo dijiste?” eso fue lo que pensé, no me detuve a pensar nada más. Y al día siguiente, mientras desayunaba, todos hablaban de ti. Solo de ti, y te trataban como un campeón; eso me hizo sentir como si no fuera nada más que el amigo del grandioso Harry Potter. No me detuve a pensar en ti. Perdóname. Ahora sé que nada fue así y que en realidad alguien tenía planeado que murieras ahí. Harry tuvo el impulso de querer abrazarlo, pero temía que eso hiciera que Ron llorara y no terminara de hablar, así que se contuvo y lo dejó seguir hablando. —No sé por qué pensé cosas tan estúpidas, no sé por qué me comporté como un mocoso. Te ignoré como si tuvieras la culpa y no hice nada frente a lo que te hacían las demás casas. Incluso cuando vi esas malditas insignias, no hice nada, solo me quedé viendo, y cuando tuviste la pelea con Malfoy y le dio a Hermione, me enojé más, pero es absurdo porque me enojé contigo cuando no tenías la culpa. En mi cabeza, si no te hubieras anotado, no le habría pasado nada y te culpé por eso, siendo que fue Malfoy quien lanzó ese hechizo. Me enojé aún más cuando Colin llegó diciendo que te tomarían fotos, Harry, no era tu culpa. Perdóname. Harry palmeó su hombro. —Está bien. No te preocupes, Ron. Pero Ron se lanzó a abrazarlo—. No quería saber nada de ti, así que me negué a leer cualquier cosa que El Profeta sacara acerca del torneo —Harry estaba correspondiendo el abrazo—. No sabía que llorabas por la muerte de tus padres cada noche; nunca te escuché llorar en las noches. Debí leer ese artículo antes y acercarme a ti. Hablar de ello, poder ser de apoyo para ti. Harry se alejó de Ron algo avergonzado de que hablara sobre lo del artículo—. Está bien, yo nunca dije eso; Rita exageró todo y me puso como alguien sufrible. No te atormentes por eso, no lloro en las noches por mis padres. Los extraño y he soñado miles de veces con ellos, pero jamás le diría a Rita eso; seguramente lo alteraría y pondría:

“Harry Potter dice querer morir y reunirse con sus padres”.

La broma no le hizo gracia a Ron, quien solo lloró aún más y lo abrazó más fuerte. —No digas eso. —Está bien, tranquilo, era broma. —No me ha hecho gracia, Harry. —Lo noté. Ron seguía abrazándolo—. El día que me lanzaste la insignia a la cabeza y me dijiste esas cosas, lo comprendí. —Perdón por eso. —No hay problema —Ron rio, separándose—. La verdad, me lo merecía. —Un poco. Ambos rieron y, por un momento, Ron se sintió mejor, pero luego su sonrisa se borró. —Harry, quise hablarte en Adivinación, pero sentía que no lo merecía y pensé: “¿Por qué tendría que hablarle yo? Que él lo haga” —se tomó la cara frustrado—. Qué imbécil. —Yo también pensé lo mismo, así que ambos somos unos imbéciles. Un par de imbéciles. Volvieron a reír y Ron se acercó más para abrazarlo. —No te separes, me da vergüenza que me veas llorar. Harry rio—. A mí me da vergüenza que me abraces, no estoy acostumbrado a estas muestras. Ron sonrió—. Cuando vi que la prueba eran dragones, miles de cosas atravesaron mi cabeza. ¿Y si no salías vivo? Si te perdía ahí, lo último que te dije fueron estupideces. —Bueno, yo también dije estupideces. —Pero Harry, yo vi cómo les costaba luchar contra esas cosas y cuando te tocó, Hermione me habló de ese dragón y lo peligroso que era. ¿Sabes cómo me sentí mientras te veía luchar contra esa cosa? Pensé que fui tan estúpido, que no podría disculparme. Actué como un niño inmaduro. Lo siento, Harry, por no creerte, por no apoyarte, por enojarme y por cómo actué durante todo este tiempo. Perdóname por no ser un buen amigo. Harry lo abrazó fuerte también mientras sonreía y recordaba como Ron tenía la cara pálida en el momento que tuvo que ser revisado por la señora Pomfrey—. Está bien. Ya te dije que te perdono; además, también fui mal amigo al no tratar de hablar contigo. Perdóname. Ambos estaban abrazados y sonriendo; uno tenía la cara llena de lágrimas y el otro sonreía porque por fin pudo volver a hablar con su amigo. —Después de todo, la predicción terminó siendo real —dijo Ron, divertido. —¿De qué hablas? —preguntó Harry, tratando de separarse, pero Ron estaba bien aferrado a él. —De la predicción de Adivinación, ¿recuerdas? Alguien que creías tu amigo te apuñalará por la espalda a causa de Venus. Harry negó sonriendo—. Ron, eres un tonto. No me apuñalaste por la espalda. Ron suspiró y sonrió, aún abrazado a Harry. —Qué bueno que estás aquí. —Qué bueno que solucionamos todo. Ron asintió, separándose al fin. —Perdóname, Harry. —Ya —Harry le golpeó el hombro levemente—. Déjalo en el pasado. —No creo que eso se pueda dejar en el pasado. Harry borró la sonrisa de su rostro. —Está bien, Ron. Ya no te preocupes, estoy aquí y ya solucionamos todo. Ron asintió y se limpió la cara. —Háblame de ti, Harry, sé sincero conmigo. —¿Te parece si primero vamos a comer y después hablamos? Muero de hambre. Ron asintió y ambos se dirigieron al comedor. Harry, con una sonrisa enorme en la cara, y Ron, con la calma en su corazón de poder hablar con Harry, todo y que este no lo odiara. Agradecía poder hablar con Harry, imaginarse que pudo morir y no volver a verse fue lo único que pensó durante el torneo.