ID de la obra: 371

Gabrielle quiere mostrar independencia

Het
R
En progreso
3
Emparejamientos y personajes:
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planificada Maxi, escritos 81 páginas, 27.607 palabras, 4 capítulos
Descripción:
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Capítulo 1

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Notas:
Sería una mentira asegurar que Gabrielle no se sintió afectada, cuando escondida detrás de los barandales del primer piso de la mansión Delacour, cerca de las escaleras hace muchos años (cuando ella tenía 13 años), escuchó la venenosa opinión de Camille Clement mientras ella platicaba muy gustosa con su madre en la sala de estar en la planta baja.   —Estoy muy feliz por ti Apolline, tu hija Fleur ha logrado forjar su propio camino —dijo Camille con un orgullo y acento que a percepción de Gabrielle se escuchaban falsos.   —Es agradable ver que una amiga muy querida es capaz de percibir los éxitos de Fleur, pero déjame añadir Camille, que Gabrielle no se queda atrás —respondió Apolline con un orgullo más palpable desde el punto de vista de Gabrielle.   Gabrielle al escuchar a su madre hablar bien de ella, sintió alegría y una sensación de calidez.   —¿Ah? ¿Gabrielle dices? —preguntó Camille Clement con desgana.   Gabrielle entendía lo importante que era forjar relaciones en el mundo de los adultos, pero lo que le costaba entender a la hija Delacour menor, era la razón por la que su madre seguía frecuentando a gente como Camille Clement. Para Gabrielle no era un secreto que a Camille Clement le tenía sin cuidado la simple presencia de Gabrielle (quizás hasta un ligero desagrado) y que Camille sentía mayor agrado hacia Fleur.   —Sí, Gabrielle —dijo Apolline sin inmutarse.   —No es que quiera ser grosera, es más, quiero que lo tomes como una crítica constructiva, pero no creo que Gabrielle logre algo con el modo en el que la has criado —afirmó Camille como quién asegura que el cielo es azul.   Gabrielle frunció el ceño, ¿quién se creía Camille para afirmar que ella no lograría nada?   —¿Y qué se supone qué significa eso Camille? —preguntó Apolline con un tono de voz ligeramente diferente al habitual.   Gabrielle sabía lo poco expresiva que era su madre de la cara y del cuerpo, muy pocas veces hacía gestos, ademanes y diferentes modulaciones de voz; esta vez la voz de su madre, reflejaba que estaba a la defensiva.   —Apolline, no te lo tomes a mal, pero compara la educación que le diste a Fleur y la educación que le diste a Gabrielle ¿no notas alguna diferencia? Mientras que a Fleur la educaste para que fuera una chica autosuficiente y persistente, a Gabrielle la tienes muy mimada y depende mucho de ti y de tu esposo.   El silencio respondió por Apolline, no negó ni afirmó nada.   Le dolió a Gabrielle escuchar eso, sin embargo, si analizaba detenidamente la afirmación de Camille, Gabrielle se dio cuenta que (desafortunadamente) Camille estaba en parte en lo correcto. Gabrielle de niña se daba cuenta cuando Fleur pedía algo y sus padres se lo daban, pero con algunos límites o cuando a veces a Fleur no le daban lo que ella quería como algún objeto material y así, dándole a ella cualquier excusa, Fleur debía esforzarse mucho para conseguir ese objeto material que tanto quería por su cuenta (Gabrielle posteriormente se enteró que una Fleur de 15 años, consiguió un trabajo a tiempo parcial en una heladería muggle durante las vacaciones de verano). Asimismo, Gabrielle recordó a Fleur sentada en la sala de la mansión Delacour, estudiando arduamente las diversas materias de Beauxbatons durante las vacaciones de navidad y de verano; Fleur quería demostrarle a los demás estudiantes y personal docente, que ella no solo era una cara bonita. Posteriormente Fleur se inscribió al “Torneo de los tres magos” dónde ella no ganó, pero demostró de lo que ella era capaz, (y sin querer presumir) también en ese Torneo se demostró lo importante que es Gabrielle para Fleur.   ¿Pero por qué Gabrielle creía que en parte Camille tenía razón? Camille tenía razón al afirmar que Gabrielle era mimada y (a percepción de Gabrielle) que ella no era autosuficiente y que dependía mucho de sus padres. Si Gabrielle quisiera, podría pedirles a sus padres que le regalaran la mascota más exótica del mundo mágico y la conseguirían para ella. Pero Gabrielle estaba segura de algo, ella misma también era persistente como su hermana y si ella se lo proponía, podría conseguir cualquier cosa que ella quisiera por su cuenta.   ——-oOo——-   Una Gabrielle de 14 años de pie, dentro de la sala de la Mansión Delacour, le preguntó a su madre “¿Por qué no veo veelas intentando inhibir su belleza de veela?” No le iba a admitir a su madre que ya lo había intentado durante una hora, porque tenía unas ligeras sospechas de que si admitía su “crimen” Maman no se lo tomaría muy bien.   Apolline, quién se encontraba sentada leyendo una novela en uno de los sillones, desvió la vista de las páginas del libro y la dirigió hacia Gabrielle.   —Hay cosas que una como veela no puede negar de su naturaleza —comenzó declarando seriamente Apolline Delacour—, muchas veelas ya lo han intentado, ya sea por las molestias que le propician su “belleza de veela” o por cuestiones morales internas, en su mayoría influenciadas por la moralidad muggle.   Gabrielle miró como su madre hacia una pequeña pausa, Gabrielle sentía que su madre estaba a punto de admitir un hecho aterrador.   —Aquellas veelas que han intentado inhibir su “belleza de veela” por prolongados periodos de tiempo, han terminado de una de estas dos maneras: o con un paro cardiaco, o con una hemorragia interna, ambas maneras las han conducido a la muerte.   —¿Pero por qué terminan así? —preguntó Gabrielle con verdadera curiosidad.   —Porque están forzando a su cuerpo a reprimir parte de su naturaleza, una característica con la que ellas nacieron, algo inherente de ellas y debido al sobre esfuerzo que han hecho para reprimir su belleza de veela, en el mismo cuerpo de ellas, repercute su acción, ya sea en todos sus órganos internos o solo en el corazón, pero eso ya depende de cada organismo de las veelas, como va a reaccionar su cuerpo.   —Ya… entiendo —se limitó a decir Gabrielle todavía perturbada por su nuevo descubrimiento.   —Gabrielle tú no vas a intentar inhibir tu “belleza de veela” ¿verdad? —preguntó solemnemente Apolline.   —No lo haré maman —dijo Gabrielle sin despegar su vista de la de su madre, debía verse convincente.   Posiblemente Gabrielle a ojos externos se vería como una suicida, pero si ella quería demostrar que podía conseguir o llegar a algún puesto en particular limpiamente, sin ayuda de terceros, siendo autosuficiente, ella tendría que hallar la manera de inhibir su “belleza de veela” sin provocarse la muerte.   ——-oOo——-   Con las puertas de su habitación cerrada, una Gabrielle de todavía 14 años, durante las vacaciones de navidad, se puso a practicar el inhibir su “belleza de veela”. Solamente estaba el hecho de que Gabrielle tenía que tomar en cuenta que Maman tenía la costumbre de abrir la puerta de su habitación sin molestarse en tocar la puerta, por ende, Gabrielle tenía que estar pendiente de escuchar los pasos de su madre en el primer piso y a pesar de no estar segura de si su madre se posicionaría precisamente en frente de la puerta de su habitación, Gabrielle se detendría para evitar posibles regaños y sanciones si la cachaban haciendo algo que no debería y a percepción de su madre, peligroso para ella.   El inhibir su “belleza de veela” le pareció incómodo y doloroso a Gabrielle, la primera vez que hizo esa práctica, fue meses antes durante las vacaciones de verano, en su habitación en la noche. Aquella noche, meses antes, Gabrielle se sentó con las piernas cruzadas en la cama (cama con sábanas de muchos adornos estampados en la tela y encaje en los bordes), cerró los ojos, inhaló y exhaló varias veces y se visualizó a sí misma reteniendo su “belleza de veela”. Gabrielle le comunicó a su mismo cerebro hacer el esfuerzo de retener su “belleza de veela”, su propio cuerpo hizo lo que pudo para acatar sus órdenes, como resultado, Gabrielle percibió un ardor molesto en su piel, que conforme pasaba minuto a minuto, se iba acrecentando cada vez más y más. Después de 10 minutos, aquella vez, Gabrielle dio por terminada su sesión de práctica.   Volviendo a la actualidad, Gabrielle de 14 años en su habitación en la Mansión Delacour durante navidad, volvió a practicar inhibir su “belleza de veela”, Gabrielle notó cambios entre la primera vez y ese preciso momento en el que estaba practicando; la primera vez que ella practicó, sintió que el ardor es su piel aumentaba minuto a minuto, ahora mismo, haciendo cálculos aproximados, Gabrielle sentía que el ardor de su piel aumentaba gradualmente cada 5 minutos. Gabrielle se percató de su gran mejoría en cuanto a la tolerancia al ardor, su práctica la terminó en 50 minutos. Aunque hubo una mejoría en cuanto a la tolerancia del ardor, su cuerpo no disiparía ese, recordándole a Gabrielle de alguna forma que, de todas maneras, ella encararía consecuencias tarde o temprano por su nociva práctica o que, por más que ella aguantara, llegaría un punto en el que su cuerpo no soportaría más.   ——-oOo——-   Dentro de la Mansión Delacour, en una de sus habitaciones, Gabrielle de 18 años se encontraba costurando y refinando detalles de un vestido sobre Agathe Simon con su varita mágica. Agathe Simon era otra amiga de su madre Apolline, a diferencia de Camille, Agathe parecía ser más comprensiva y amable con Gabrielle. A Gabrielle le encantaba confeccionar ropa, pero lo que no le gustaba era corregir errores o detalles de ropa sobre el dueño de la ropa, le desagradaba la idea de picar a alguien por accidente.   —¡Listo! —exclamó Gabrielle luego de retirar cuidadosamente todos los alfileres del vestido de Agathe.   —Otro trabajo excelente Gabrielle —dijo con sinceridad Agathe—, dentro de unos meses compraré otras telas para que me hagas más vestidos.   Agathe y Gabrielle salieron de la habitación provisional que usaba Gabrielle como su taller de costura. Gabrielle escoltó a Agathe hasta la sala de la Mansión, dónde estaba posicionada la chimenea. Con unos cuantos polvos Flu y unas cuantas palabras, Agathe desapareció por medio de la red Flu de la chimenea.   Cuando Agathe se fue, Gabrielle suspiró ruidosamente y se dejó caer en uno de los sillones de la sala. Creía que a su edad lograría más, pero no era así; creía que a su edad todos los clientes que ella obtendría, los conseguiría por su cuenta, pero no era así. Todos los clientes actuales que ella tenía los había conseguido por medio de su madre; todos los clientes de Gabrielle sin excepciones eran amigas cercanas de su madre, bueno… no sin excepciones, Gabrielle tenía otras dos clientas que de vez en cuando le compraban ropa: Adelaide Arnaud y Armelle Mercier, sus amigas más cercanas que hizo en Beauxbatons. No obstante Gabrielle no estaba segura de que, si sus amigas que hizo en Beauxbatons contaran; quizás Gabrielle se estaba auto-despreciando, pero Gabrielle sospechaba que sus amigas mandaban a hacer ropa con ella más que nada porque eran amigas y no porque a ellas verdaderamente les gustaran los diseños que ella hacía, al igual que Gabrielle sospechaba que las amigas de su madre mandaban a hacer ropa con ella, más que nada por vaya, ser la hija de su amiga.   Maman y papa ya le habían comunicado anteriormente que sin problemas ella podía quedarse todo el tiempo que quisiera dentro de la Mansión Delacour, que, si quería, también podía habilitar una habitación de la Mansión para volverla su taller improvisado de costura y eso es lo que Gabrielle había hecho. En una noche, cuando sus padres creían que ella estaba dormida, Gabrielle quién se encontraba en el primer piso, cerca de los barandales, pudo a escuchar a sus dos padres hablar sobre ella en la sala de la planta baja.   —Entonces ¿Qué opinas? ¿Crees que a Gabrielle le guste mi detalle? —preguntó Monsieur Delacour a su esposa.   —Estoy segura de que, a Gabrielle, le encantará enterarse que su padre le compró un edificio grande en una de las calles mágicas de Francia, para que sea su Boutique —contestó Apolline esforzándose por escucharse alentadora.   Apolline no quería desalentar a su esposo ni comentarle acerca de sus sospechas de que previsiblemente Gabrielle tomaría su detalle como una ofensa; un acto de caridad; una forma de comunicarle a su hija de que “ella no puede lograr las cosas por su cuenta y por eso debe acudir a sus padres”. Apolline trataba de entender en que había fallado; la primera hija a la que crió en conjunto con Monsieur Delacour, constantemente durante gran parte de su adolescencia se quejaba de que eran muy injustos con ella por no darle todo lo que ella quería; a la segunda durante su niñez y una gran parte de su adolescencia se le brindó todo lo que ella quería y sería un error que alguien afirmara que nunca se le dio amor, porque a Gabrielle se le dio amor, mucho amor, por parte del padre, de la madre y de la hermana. Ahora Apolline no entendía porque Gabrielle reaccionaba como si fuera un crimen que sus padres se preocuparan de brindarle lo mejor, o de que Gabrielle reaccionara con culpabilidad ante el hecho de seguir viviendo con ellos, sus padres, y de que también se sintiera culpable por estar usando una habitación de la Mansión Delacour como su taller improvisado de costura.   ————oOo————   Posiblemente aquella decisión que tomó Gabrielle un mes después de escuchar lo que planeaba regalarle su padre, fue muy impulsiva, moverse de Francia a Inglaterra para demostrarle a los demás que podría arreglárselas sola. Qué tontería de su parte, por otro lado, Gabrielle se propuso así misma encargarse sola de los trámites para migrar de Francia a Inglaterra, sin embargo, al final Gabrielle decidió pedirle a su padre que se encargara de eso para ella, aprovechando que él ocupaba un puesto importante en el ministerio de la Francia mágica para agilizar todo. Gabrielle debía admitir que lo anteriormente hecho no fue muy “independiente” de su parte, pero oye, al menos consiguió todos sus papeles rápidamente.   Monsieur Delaocur con todo el dolor de su corazón, ayudó a Gabrielle a realizar sus trámites, a pesar de mostrar rechazo a la idea de ver a otras de sus hijas abandonar la Mansión Delacour; dos días antes de que Gabrielle se fuera, Monsieur Delacour le dejó en claro a Gabrielle que ella sin problemas, podía volver cuando quisiera a vivir en la Mansión Delacour con ellos, sus padres.   ——-oOo——-   Antes de caminar directamente a Shell Cottage (con mucho cuidado porque esa cabaña estaba sobre un acantilado), Gabrielle a 5 metros de Shell Cottage, desinhibió su “belleza de veela”, Gabrielle era consciente de lo perspicaz que era Fleur, capaz Fleur percibía que su pequeña hermanita estaba haciendo algo nocivo para su propio organismo. Gabrielle ya tenía la practica suficiente para inhibir su “belleza de veela” 8 horas seguidas, no obstante, que Gabrielle tuviera una tolerancia de 8 horas, no quitaba el ardor de su piel, para este punto, el ardor en su piel era solo una pequeña molestia, pero, aun así, era un recordatorio de que era algo que ella no debería estar haciendo, al igual que la sensación de sofocamiento que se presentaba a la octava hora de estar inhibiendo su “belleza de veela”. Gabrielle tocó la puerta de Shell Cottage con confianza, Gabrielle le avisó con antelación a Fleur (una semana antes de migrar) que vendría a Inglaterra para quedarse. Por supuesto que Fleur le daría asilo en su casa, por lo menos de unas tres semanas, seguramente Fleur le ofrecería a Gabrielle quedarse más tiempo en su casa, pero Gabrielle no abusaría de la buena voluntad de su hermana.   Fleur abrió la puerta y mostró felicidad cuando vio a su querida hermana menor frente a ella.   —¡Gabrielle! —exclamó emocionada Fleur mientras se acercaba a su hermana para besarle dos veces cada mejilla.   Después de que Fleur terminara de besar las mejillas de Gabrielle, Gabrielle replicó la acción de su hermana.   —¡Tita Gaby! —gritó una voz infantil. Fleur y Gabrielle se giraron hacia el origen de esa voz infantil; detrás del umbral de la puerta estaba una niña de cabello rubio, muy alegre, mirando a su madre y tía. Otra de las razones personales por las que Gabrielle migró a Inglaterra, fue porque extrañaba a su hermana y porque quería volver a ver a sus sobrinos; Gabrielle tuvo la oportunidad de ver a Fleur, a sus sobrinos y a Bill unas cuantas veces en el pasado, pero esas cuantas veces que los vio, Gabrielle las percibió muy escasas.   ——-oOo——-   Gabrielle durante su estancia en Shell Cottage, hizo todo lo posible para no ser un estorbo, ayudando a cuidar de los niños entre tanto Fleur y Bill se iban al trabajo, de igual forma, Gabrielle ayudó limpiando la casa y cocinando, aunque ella sospechaba que la familia de la casa se comía lo que ella había cocinado por respeto (escuchó a Fleur fuera de Shell Cottage, quejándose con Bill acerca de cómo la comida cocinada por su hermana menor tenía un sabor desabrido).   En el lunes de su segunda semana de estadía en Shell Cottage, Gabrielle fue al callejón Diagon a comprar la despensa; Gabrielle tuvo suerte, Gabrielle no solo encontró diversas verduras y demás cosas para surtir la despensa, sino que también ella encontró un cartel pegado en una de las ventanas de la tienda de Madame Malkin que decía “Se busca ayudante”.   ——-oOo——-   Bien, Gabrielle había encontrado trabajo como ayudante en la tienda “Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones”, por ende, ella no podría quedarse en Shell Cottage cuidando de Victoire, Dominique y Louis. Al enterarse de aquello, Fleur se mostró desanimada ante la idea, Bill por otra parte no parecía afectado, Bill propuso llevar a los niños a la Madriguera, porque de seguro Molly Weasley estaría encantada de cuidar a sus nietos. Gabrielle quién se encontró estando involucrada en la conversación de ellos, pudo notar una sonrisa forzada en la cara de Fleur; Gabrielle ya sabía por experiencia propia que, cuando Fleur mostraba una sonrisa forzada ante una propuesta, era porque no estaba del todo de acuerdo con la propuesta que se le había expuesto, pero ya fuera por una razón u otra, terminaría aceptando. Bill parecía, o no haberse percatado de la expresión de su esposa o se había percatado, pero había decidido ignorarla. Eran las 8 de la noche, cuando Bill les avisó a Fleur y a Gabrielle que él se iría al Caldero Chorreante para hablar con un colega del trabajo, acerca de un trabajo pendiente. Fleur y Gabrielle despidieron a Bill, posteriormente, ambas mujeres fueron a acostar a las niñas, luego fueron a sentarse en los sillones de la sala, quedando Gabrielle sentada frente a Fleur a unos cuantos pasos de distancia.   Gabrielle notó que su hermana se veía agobiada.   —No me gusta la idea de dejar a mis hijos bajo el cuidado de Molly —declaró Fleur seriamente en francés.   —¿Por qué? —preguntó Gabrielle.   —Su manera de criar no me gusta y la comida que ella prepara, me parece muy grasosa —dijo Fleur, pareciendo más aliviada luego de haber dicho eso—. Y si dejo a mis hijos bajo el cuidado de Molly, comerán comida grasosa, no quiero que la salud de mis hijos peligre —Fleur hizo una pequeña pausa— preferiría que las cuidaras tú, tengo confianza en que las cuidarás mejor, además la comida que cocinas es insípida, pero por lo menos tiene poca grasa.   Gabrielle después de haber escuchado la confesión de Fleur sobre como la comida que ella preparaba era insípida, abrió la boca de incredulidad. De verdad Gabrielle no creyó que su hermana tuviera el valor de decirle eso frente a su cara.   Fleur ante la realización de lo que le había dicho a su hermana, mostró asombro y luego vergüenza.   —Oh, no, no, no, no Gabrielle, no quise decir eso, bueno, lo estuve pensando, pero no te lo quise decir —dijo Fleur mientras agitaba sus brazos frenéticamente, como si eso fuera a arreglar su pequeño error.   Pensándolo bien, Gabrielle no debería estar sorprendida de que Fleur le hubiera dicho eso, Fleur era demasiado franca. También pensado las cosas detenidamente, Gabrielle entendió el motivo por el que Fleur no le contó su inconformidad a Bill, podría tomárselo a mal “¿Qué la comida de mi madre es tan grasosa que podría hacerles daño a nuestros hijos?” “¿No te gusta el modo en el que mi madre cría?” “¿estás diciendo indirectamente que mi madre me educó mal?”, bueno, Gabrielle estaba segura de que Bill no se tomaría a mal las inconformidades de su esposa, sin embargo, Gabrielle entendió que Fleur estaba haciendo su mejor esfuerzo en comunicar las cosas de una manera menos ruda por así decirlo, pero como estaba fallando, Fleur decidió abstener sus comentarios. Pero ¿por cuánto tiempo Fleur mantendría sus opiniones francas en silencio? ¿Fleur desarrollaría rápidamente la habilidad de comunicarse asertivamente con los demás?   ——-oOo——-   Gabrielle desde el martes de la segunda semana de estadía en Shell Cottage, comenzó a trabajar en la tienda de Madame Malkin; Madame Malkin le ordenó primero que limpiara toda la tienda y se deshiciera de lo que no sirviera; luego le ordenó que registrara cuantas telas quedaba disponibles, cuáles telas faltaban, el número de túnicas, vestidos y trajes disponibles. Gabrielle sospechó que esas tareas que le encomendó fueron para desanimarla de seguir trabajando en su tienda, sin embargo, la idea de comunicarle a Fleur que renunció a su primer día de trabajo en una tienda, la hizo desistir de renunciar, en cambio, realizó todas las tareas que Madame Malkin le encomendó, o, mejor dicho, lo intentó. A pesar de estar realizando el esfuerzo de inhibir su “belleza de veela”, aun así, Gabrielle sin problemas pudo limpiar toda la tienda de Madame Malkin, su mejor aliado en esa tarea fue el hechizo de “Tergeo”, de lo que ya no le dio tiempo de hacer, fue de hacer los registros correspondientes que le ordenó Madame Malkin. Algo de lo que estuvo agradecida Gabrielle, es de que Madame Malkin le diera a Gabrielle una hora para comer. Gabrielle mientras limpiaba, se dio cuenta que todos los clientes y clientas se le quedaban mirando sin excepciones; las adolescentes y mujeres adultas, la miraban con desprecio; los adolescentes y hombres adultos la miraban con una mezcla de recelo y deseo; los niños y niñas la miraban con ¿alegría e inocencia? No sabía de qué otra forma definirlo. Para Gabrielle fue obvio que, no importaba que tanto se esforzara en inhibir su “belleza de veela”, para todos los magos y brujas era obvio que Gabrielle era una veela, era como si tuviera un cartel pegado en la frente que dijera “Soy una veela”.   Cuando llegó la hora de cerrar, Gabrielle se despidió de Madame Malkin.   —¡Adiós Madame Malkin! —exclamó Gabrielle animada agitando su mano en forma de despedida frente a Madame Malkin y luego dirigiéndose a la puerta de la entrada.   Antes de que Gabrielle pudiera abrir la puerta de la entrada, Madame Malkin habló.   —Antes de que te vayas querida, quiero que me confirmes algo ¿eres una veela? —preguntó Madame Malkin con amabilidad.   Gabrielle se giró para ver a Madame Malkin; Madame Malkin le dirigía una mirada dulce y amable, pero a Gabrielle le dio la impresión de que esa pregunta era un preludio para su despido y que peor le iría si se atrevía a mentir, aparte era evidente que Gabrielle era una veela, solo que Madame Malkin preguntaba para corroborar sus sospechas, ¡Qué vergüenza! Gabrielle se imaginó volviendo a la cabaña de su hermana para informarle que no había durado ni dos días en el trabajo.   —Sí, soy una veela —dijo Gabrielle escuchándose avergonzada al mismo tiempo que miraba al suelo para evitar tener contacto visual con Madame Malkin. Espera un momento ¿por qué Gabrielle debería sentirse avergonzada de ser una veela? Sería como si Gabrielle se sintiera avergonzada de su madre y su hermana por ser unas veelas y eso no sería justo para ellas. Gabrielle no debía sentirse avergonzada de lo que era, pero ¿Qué era lo que hacía que la sociedad mágica la empujara a sentirse avergonzada de ser una veela?   —Bien, eso es todo lo que quería preguntar querida, vuelve mañana aquí a la misma hora, hasta mañana, descansa— dijo Madame Malkin despidiendo amablemente a Gabrielle.   Gabrielle salió aturdida de la tienda ¡Madame Malkin no la había despedido! Además ¡Ella tendría que volver mañana! ¡Qué bien!   Gabrielle se apareció muy lejos de Shell Cottage a varios metros de distancia y desinhibió su “belleza de veela”, al hacerlo, Gabrielle soltó un suspiro, sintió un enorme alivio invadir su cuerpo, el ardor en su piel desapareció y ya no se sentía sofocada.   ——-oOo——-   Gabrielle volvió a la tienda de Madame Malkin al otro día, en la mañana en la hora acordada, he hizo las actividades pendientes que tenía, cuando terminó al medio día de hacer los registros pendientes, Madame Malkin la citó en un lugar apartado de la entrada de la tienda; parecía qué, por la expresión del rostro de su jefa, Madame Malkin quería discutir un asunto serio aprovechando la ausencia de clientes; ahora mismo al medio día, había cero clientes en la tienda.   —Gabrielle, si yo recuerdo bien, tú me dijiste que eres una veela —dijo Madame Malkin lentamente y en voz baja.   A impresión de Gabrielle, parecía que Madame Malkin estaba hablando con ella como si tuviera 5 años. Gabrielle entendía que Madame Malkin fuera una veterana por así decirlo en el corte y confección de ropa mágica, pero ¿cuál era la necesidad de tratar a Gabrielle como si fuera casi una bebé?   —Me siento halagada de que una chica cómo tú, haya decidido ser mi ayudante, pero, tendremos que tomar ciertas decisiones que yo antes no tomé junto con mis anteriores empleadas —continuó hablando Madame Malkin en voz baja.   Gabrielle estaba asimilando todo lo dicho por su actual jefa ¿tomar decisiones? A, claro, porque Gabrielle era una veela; por momentos a Gabrielle se le olvidaba que era una veela, si es que ella decidía ignorar el ardor en su piel, producto de estar inhibiendo su “belleza de veela” durante horas. Aunque ahora que lo pensaba ¿de que servía hacerlo? De todas formas, los hombres no apartaban su vista de ella, no, espera, sí servía de algo, ella ya había hecho experimentos en los cuales ella salía a la calle sin inhibir su “belleza de veela” y los hombres babeaban sin apartar la vista de ella, sin embargo, cuando Gabrielle salía a la calle inhibiendo su “belleza de veela”, los hombres la seguían viendo, pero sin babear.   —¿Cuáles decisiones vamos a tomag Madame Malkin? —preguntó Gabrielle con verdadera curiosidad.   —Tú solo te dedicarás a atender a toda la clientela femenina y yo me dedicaré a atender a toda la clientela masculina —dijo Madame Malkin de una forma dulce y sensata.   Para Gabrielle, lo que dijo Madame Malkin fue algo lógico.   ——-oOo——-   Gabrielle se la pasó en la tienda usando su varita para: medir clientas, cortar y coser tela. Otra cosa que se la pasó haciendo en la tienda fue: aguantar las malas caras que le dedicaban las clientas a ella, Gabrielle la verdad no sabía si una de las razones por la que le estaban dirigiendo malas caras era por su vestimenta muggle (ombliguera y pantalón de mezclilla de tiro alto), por lo menos no la insultaron. Nada ayudó que los esposos de las clientas, que decidieron acompañarlas hasta el interior de la tienda, no apartaran sus ojos de Gabrielle, por los menos esos hombres no babearon. Llegando la hora de cerrar a las 5 de la tarde, Gabrielle salió de la tienda de Madame Malkin. Gabrielle decidió explorar un poco más el callejón Diagon, tal vez estaba sintiendo su piel arder muy fuerte y una pequeña sensación de sofocación por estar inhibiendo su “belleza de veela”, pero creyó que podría aguantar unas cuantas horas más. Caminando más delante de lo que había hecho antes, encontró un edificio que parecía un departamento con un cartel en una de sus ventanas que decía “Se renta”, junto con información para contactar al dueño. Gabrielle sacó un pedazo de pergamino de uno de los bolsillos de su jean y con un pedazo de lápiz, escribió en el pergamino la información relevante, luego lo guardó en el bolsillo de su jean.   ——-oOo——-   Gabrielle se apareció debajo del acantilado a varios metros de distancia de Shell Cottage, desinhibió su “belleza de veela”, se inclinó un poco a la arena y procedió a vomitar entre tanto sentía que en cualquier momento iba a caerse. Gabrielle ya tenía en su mente una explicación razonable para este desenlace: suma el hecho de hacer una práctica nociva para tu organismo como inhibir tu “belleza de veela”, más hacer una práctica común que causa mareos y vomito como la aparición y tendrás como resultado a una veela vomitando y sospechando que en un descuido, podría terminar desmayada.   Ella sintió los ojos llorosos luego de haber vomitado, solo esperaba que sus ojos no se vieran tan rojos e hinchados, lo que menos quería era que Fleur comenzara a sospechar que consumía drogas muggles, cuando su hermana menor en realidad no las consumía y eran sustancias que para nada le llamaban la atención a Gabrielle.   Antes de dirigirse a Shell Cottage, pronunciando con un “Tergeo” y agitando su varita, limpió el vómito que ella había dejado ahí en la arena; Gabrielle ya se imaginaba que, si ella no limpiaba el vómito, lo dejaba ahí y lo encontraba Fleur, Fleur no dejaría de quejarse durante horas sobre ese vomito y sobre los muggles borrachos de los cuales ella sospecharía que fueron autores intelectuales de tan abominable acción. Cuando Gabrielle estuvo convencida de que la arena se encontraba intacta de vomito, procedió a caminar directo a las orillas del mar, se inclinó, tomó agua del mar con sus palmas, se llevó las palmas a la boca, se enjuagó la boca y escupió el agua en el mar, sacó una bolsita café de papel que contenían galletas que le regaló Madame Malkin de uno de los los bolsillos de su jean, abrió la bolsita, agarró unas cuantas galletas y procedió a comérselas para recuperar energía.   ——-oOo——-   El jueves en la mañana, en la habitación de invitados, Gabrielle recordó el recibimiento de Fleur en la noche anterior, Gabrielle estaba agradecida de que Fleur, no la hubiera regañado por haber llegado ayer un poco más tarde. Fleur le aclaró a su hermana menor, luego de que ella entró la noche anterior a la cabaña, de que no tenía problemas con que ella entrara a la cabaña un poco más tarde de lo habitual, siempre y cuando respetara el toque de queda: 12 de noche. Bien, después de haber recordado algunos eventos de la noche anterior, Gabrielle decidió prepararse para llegar a tiempo a la tienda de Madame Malkin.   ——-oOo——-   Era sábado por la mañana, este día Gabrielle lo usaría para cuidar a sus sobrinas en un momento que Fleur necesitara un descanso, limpiaría una parte de la cabaña, le seguiría avanzando a la confección del vestido que le encargó Agathe Simon y contestaría las cartas de sus padres y de sus mejores amigas, posteriormente de contestar las cartas de sus padres y amigas, pediría prestado el búho que compartían Fleur y Bill, para mandar las cartas a sus respectivos destinatarios, ah, también Gabrielle aprovecharía el búho prestado para mandarle una carta al dueño del departamento que se encontraba en el Callejón Diagon.   ——-oOo——-   Era Domingo por la tarde, faltaban una hora para que empezara el almuerzo dominical en la madriguera, antes de irse una hora con antelación a ese lugar acordado, Fleur y Bill volvieron a preguntarle a Gabrielle si verdaderamente ella no quería acompañarlos a la madriguera. Gabrielle recordó cómo en la semana anterior, Bill y Fleur trataron de convencerla para que fuera a la madriguera con ellos, pero Gabrielle terminó declinando y esta vez, Gabrielle volvió a declinar. La reacción de Victoire ante la declinación de su tía, le pareció muy curiosa y chistosa a Gabrielle.   —¿Pog qué tita Gaby no quiere ir a un lugar tan maravilloso como la madriguera? Hay mucha comida y regalos —dijo Victoire con las manos en las caderas.   Por un momento Gabrielle se maravilló de la soltura de Victoire para expresar sus ideas, se notaba el buen trabajo que tuvieron Fleur y Bill en educarla, casi, casi a percepción de Gabrielle, parecía que al hablar con Victoire, estabas hablando con una mini adulta.   Gabrielle observó que Fleur cargaba a Louis y que Bill estaba tomando de la mano a Dominique, estaban cerca de la entrada. Gabrielle reflexionó cuidadosamente lo que le iba a contestar a Victoire. No podía decirle a Victoire que no quería ir a la madriguera porque sentía que no encajaba ahí, tampoco podía decirle que no quería ir a la madriguera porque estarían presentes tres mujeres que trataron mal a Fleur antes de su boda.   Gabrielle recordó cómo cuando ella era una niña pequeña de 6 años, anhelante de que le tocara pronto ir a Beauxbatons, Fleur le mandaba cartas desde Beauxbatons; Gabrielle recibía las cartas de Fleur desde la Mansión Delacour. En dichas cartas que le escribía Fleur a Gabrielle, Fleur narraba acerca de cómo ella sentía lo difícil que era ser amiga de otras chicas, porque al parecer muchas chicas la percibían como competencia y cómo las únicas chicas con las que podía tratar sin que le hicieran malas caras, era con sus primas veelas, de las cuales sentía que solo interactuaban con ella solo por ser parte de la familia. Entonces podría decirse que no solo Gabrielle y Fleur eran hermanas, sino que también eran mejores amigas porque Fleur le comunicaba muchas cosas que le pasaban sin filtrar. Entre muchas de las cosas que le comunicaba Fleur a Gabrielle, ya fuera cara a cara o a través de una carta, en una de esas, Fleur le comunicó antes de su boda, lo mal que lo estaba pasando en Inglaterra; sobre cómo extrañaba a su familia, la gastronomía francesa, los paisajes de Francia, acerca de que al parecer no le agradaba a su futura suegra, ni a su futura cuñada y a otra chica por ahí a la cuál no le importaba agradar, pero que aun así era doloroso escuchar comentarios despectivos acerca de ella, provenir de esas tres mujeres. Posteriormente Fleur le mandó una carta a Gabrielle comunicándole que ahora ella se llevaba bien con esas mujeres inglesas, pero para Gabrielle el impacto ya estaba ahí, y le sería bien difícil a Gabrielle que le agradaran tres mujeres que habían tratado mal a su hermana en el pasado. Aparte, también Victoire había mencionado regalos; oh, si Victoire supiera que los regalos eran para los nietos y sobrinos más pequeños y que Gabrielle no entraba en ninguna definición de esas en la madriguera.   —Porque no a todos nos gusta lo mismo y eso no tiene nada de malo —dijo Gabrielle rápidamente en francés, al darse cuenta de que, estuvo varios segundos sola con sus propios pensamientos.   Victoire entendió con prontitud lo que le dijo su tía; que ventajas tenía que Victoire fuera hija de un hombre de habla inglesa y una mujer de habla francesa. Victoire parecía satisfecha con la respuesta de su tía y se giró para caminar directo a sus padres. Una cosa de la que pudo percatarse Gabrielle es que Fleur y Bill intercambiaron una mirada preocupados, Gabrielle no entendió el porqué se veían preocupados ¿Cómo lo que ella había dicho de alguna forma resultó incorrecto?   Gabrielle vio cómo se despidieron Fleur, Victoire y Bill de ella, asimismo vio que Dominique por medio de gestos parecía que también se estaba despidiendo de ella, Louis solo se limitó a mirarla y a reírse.   Cuando los cinco miembros de la familia Weasley se fueron de Shell Cottage por medio de la red Flu a las 4 de la tarde, entró por una de las ventanas, el búho que pidió prestado Gabrielle a Fleur y Bill. El búho se posicionó encima de la mesa de la sala, Gabrielle se sentó en uno de los sillones que estaban en frente de la mesa, dejó que el búho depositara el sobre de la carta en la mesa, el búho se quedó parado en la mesa, esperando que Gabrielle respondiera la carta, Gabrielle abrió el sobre. Era el dueño que rentaba el departamento, le propuso a Gabrielle verse el día de hoy en el Caldero Chorreante a las 6 de la tarde para discutir los términos y condiciones de su estadía en el departamento que él estaba rentando. Gabrielle rápidamente contestó la carta, le dio unos bocadillos al búho y procedió a pedirle al búho que entregara la carta a su destinatario correspondiente. Gabrielle antes de irse, escribió una pequeña nota avisándole a Fleur y Bill que si cuando llegaran a Shell Cottage no la veían, que no se preocuparan, porque ella había salido a terminar un asunto pendiente y que volvería antes del toque de queda.   ——-oOo——-   Esta vez, Gabrielle no reprimió su “belleza de veela” al salir a la calle para ver al dueño del departamento, se sentía agotada de hacerlo, y pensó que no valía la pena (no porque creyera que, al presentarse frente al dueño del departamento, con su “belleza de veela” desinhibida, lograría conseguir beneficios adicionales que los inquilinos normales, comúnmente no obtendrían). Se discutieron los términos y condiciones en una mesa algo más apartada que las demás en el bar. Gabrielle regresó a las 8 de la noche a Shell Cottage. Ya todo estaba arreglado, la próxima semana podría habitar ese inmueble.
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