Preludio
19 de julio de 2025, 19:32
La peor parte de sentir que tu mundo se acaba es que no lo hace en realidad.
Sabe que va a morir. No necesita revisar sus signos vitales, no necesita de un análisis a profundidad. No es la primera vez que lo ve así, sangrando, agonizando en el suelo, pero si es la primera vez que sabe, ineludiblemente, que está presenciando los últimos momentos de vida de Eric Theodore Cartman.
No es el fin del mundo. Toda su vida lo preparó para momentos como aquel. Tiene la experiencia y los conocimientos de lo que sucede y sucederá, es familiar con el protocolo y los reportes que deberá llenar. No pensó que fuera a perderlo tan pronto, de esa manera, en un lugar como ese; pero iba a suceder, tarde o temprano, como se espera de ellos.
Lo que no anticipó fue su propia reacción. Había imaginado escenarios similares con anterioridad, no por placer, sino por lo que consideró un entrenamiento. Una precaución, incluso. Lo había instado a él a que hiciera lo mismo, aunque duda que lo haya tomado en serio. Pero el pesar que lo embarga ahora cala tan hondo, con tanta saña, que ha devorado las lágrimas que debería estar derramando; ha arrasado con toda su objetividad; con todas sus previsiones. Kyle acaricia el rostro de Teddy, acunando su suave mejilla en su mano y piensa en cómo su muerte no significará nada para nadie al otro lado de aquellos polvorientos escombros: Solo dinero despilfarrado, una mala inversión de recursos, una falla que corregir en los otros.
No, no es el fin del mundo, pero Kyle desea, añora, con toda su voluntad, que así fuera.
-Kyle...-Lo llama una suave voz, a unos metros frente a él, con demasiada congoja para alguien que apenas los conoce. Pero Kyle no se da por aludido, porque apartar la vista un instante podría significar perderse el último aliento de Teddy, lo último de él en vida que verá jamás. Quiere conservar en su memoria hasta el último detalle, quiere, por mero egoísmo y desesperación, prolongar aquellos dolorosos minutos hasta el infinito con tal de tenerlo a su lado, vivo.
La figura frente a él se agacha a su nivel, y por varios momentos no dice nada. Sus delicados, largos, dedos hallan su camino hacia la mano de Teddy y la toma entre las suyas, como si esperase que fuera a ser presionada de vuelta. Suelta un roto sollozo, deteniéndose abruptamente al momento siguiente. Cuando habla, su dulce voz es firme, autoritaria.
-Kyle... creo que puedo ayudarlo.