Sólo unas preguntas
10 de julio de 2025, 4:51
INT - YUME NO TSUKI - NOCHE - DOMINIO TOKUSHIMA
1656年2月XX日 - Actualidad - (Prefectura de Tokushima)
https://en.wikipedia.org/wiki/Tokushima_Domain
https://es.wikipedia.org/wiki/Distrito_de_Katsuura#/media/Archivo:Tokushima-katsuura-district.svg
El interior del prostíbulo está animado; casi veinte personas están repartidas por el local. Las paredes de papel habían visto mejores días pero pese a las altas horas de la noche la brillante luz de la luna llena se filtra por las ventanas cerradas y el mal conservado techo.
Pese a todo, Yume no Tsuki, es uno de los locales más decorados, y famosos de la ciudad aunque su exclusividad ha ido decayendo con el tiempo. El interior está brevemente iluminado por las luces de las velas encapsuladas en aquellos faroles que descansaban en las mesas.
Una ligera nube de tabaco asciende hasta los techos donde escapa por las rendijas. Los hombres beben y ríen, celebran el éxito de su última campaña y los vasos y jarras se rellenan con rapidez y vierten su contenido durante efusivos brindis. El aire huele a sudor, a sexo y al agrio olor del sake y la cerveza de arroz.
La mayoría de los que allí están son parroquianos usuales, la clientela mas estable que escapa todas las noches de la frialdad de las sábanas matrimoniales para encender las velas de la pasión desmedida con las chicas de la oiran NAKAMURA, una preciosa mujer que ocultaba con gracia los cuarenta largos años que tenía.
Los clientes locales beben y cantan una antigua canción que llama sobre las curvas sinuosas de una mujer desde la vista de un pobre campesino. Siete hombres junto a cinco mujeres, jóvenes, apenas llegaran a los veintipocos años, ríen de aquellas gracias. Varios de los hombres comparten las bromas pero los que no están ocupados llenando sus bocas con grandes y torpes tragos de alcohol ven centradas sus atenciones en los senos que asoman entre los demasiado abiertos kimonos.
En una esquina permanece SHINPI, cuyas facciones y casi toda su figura se mantiene oculta tras una vela que se debate entre la vida y la muerte, indicando que su tiempo en aquella casa de placer está próximo a terminar. A su lado, demasiado pegada, se encuentra RIKO YOSHIDA, dieciséis años, jóvenes y tiernos como sus curvas, lleva un kimono desgastado pero colorido, en comparación a SHINPI que aún no se ha quitado la capa que cubre un kimono simple, ceñido a su figura ligeramente más alta que la de ella.
RIKO YOSHIDA
¿Y bien?
SHINPI
Otro té. Sólo. Por favor.
La joven se sorprende pero asiente antes de levantarse, Shinpi respira aliviado aunque no por mucho tiempo.
RIKO YOSHIDA
La mayoría sólo piden sake.
Lentamente el té humeante llena el vaso de cerámica.
SHINPI
Me gusta mantener la cabeza clara.
RIKO YOSHIDA
(ríe)
¡Eres divertido! Nuestros clientes mas asiduos no suelen quedarse en una esquina, bebiendo a solas y sin pedir a ninguna chica.
SHINPI
La verdad es que tampoco pregunté por ti. No te ofendas.
Riko se desliza, aún sentada sobre sus rodillas y se pone junto a él, apoya su cabeza contra la de este.
RIKO YOSHIDA
Hana y Ayumi intentaron atenderte, y las despachaste. Nakamura-san se molestó, pensó que quizás las preferías mas jóvenes.
Aquello le provoca una sonrisa y niega con la cabeza.
RIKO YOSHIDA (CONT'D)
Le pedí permiso para intentar acercarme y creo que tuve suerte.
Ella desliza sus manos por los pliegues del kimono, Shinpi mira , inevitablemente, observando aquella piel pálida, las curvas de un pecho tierno que apenas habría alcanzado el tamaño de sus manos. Su respiración se vuelve mas profunda pero, al final, desliza la mirada y la vuelve al resto de las mesas. Buscando algo. Buscando a alguien.
SHINPI
Como le dije a tus compañeras, agradezco el ofrecimiento pero sólo quiero algo de beber. Aunque tu oiran no se equivoca: a todos les fascina la juventud y la belleza.
Da un suave sorbo al té y ella posa su diestra en el muslo del contrario.
RIKO YOSHIDA
No eres de por aquí.
SHINPI
¿Qué me ha delatado?
RIKO YOSHIDA
Tu acento es refinado, aunque intentas ocultarlo.
Eso hace que Shinpi muestre sus blancos dientes y asiente, sabiendo que le han pillado.
RIKO YOSHIDA (CONT'D)
Ellas dijeron que no eras un cliente frecuente y llevan mucho mas que yo aquí. ¿De donde vienes?
SHINPI
De muy lejos; Sadowara. ¿Alguna vez has estado allí?
Ella niega, algo que no le sorprende tampoco.
SHINPI (CONT'D)
Es un buen lugar en el que vivir, bastante cálido, incluso en invierno, pero era hora de cambiar un poco.
RIKO YOSHIDA
No todos tienen ese privilegio.
Confiesa, algo que hace que Shinpi la mire a los ojos y asienta suavemente.
SHINPI
Tu no llevas mucho aquí, en este yūkaku.
Bebe de aquel té cálido y le llena el vaso a ella, ofreciéndoselo como una señal de paz. No está ahí para hacerle mal y tampoco quiere meterla en problemas.
RIKO YOSHIDA
(niega con el rostro)
En realidad tres años, mis padres son de Umaji siempre pensé que trabajaría como ellos, trabajando la tierra sin tener apenas más para pagar al Daimyo, trabajando de sol a sol.
Bebe, agradeciendo el gesto con una suave reverencia.
RIKO YOSHIDA (CONT'D)
Cuando tenía doce años llegó a nuestra puerta un reclutador, trabajaba para Nakamura-san, decía que estaría dispuesto a pagar por cualquier mujer dispuesta a cambiar su vida.
SHINPI
¿Tus padres te vendieron?
RIKO YOSHIDA
No, ellos se negaron. Pero mis padres tenían otras cuatro bocas que alimentar y yo era la mayor. Yo acepté.
SHINPI
¿Y porque...?
RIKO YOSHIDA
Mis hermanos, y mis padres, necesitaban cualquier ayuda y prometieron que nunca les faltaría el dinero si yo trabajaba y aprendía el oficio.
El rostro de Shinpi se tensa, pero no dice nada, sólo asiente.
RIKO YOSHIDA (CONT'D)
Me pagaron quince monme, mucho mas de lo que valía una niña como yo que no sabía nada de este mundo. Y les dieron a mis padres un contrato de servicio.
SHINPI
Nakamura-san, tu oiran, ¿cumplió su promesa?
RIKO YOSHIDA
Se preocupa por todas nosotras. Cuando llegué intenté engañarla, le dije que tenía quince años, que estaba lista para lo que fuera con tal de ganarme el pan, pero después de mirarme a los ojos me abofeteó.
(sonríe)
Me dijo que en su yükaku, en su casa, jamás dejaría una niña hacer lo que sólo podía hacer una mujer.
Aquello sorprende a Shinpi quien observa su propio reflejo en la superficie de aquel té.
SHINPI (V.O)
Me pregunto cuantas mujeres piensan como ella en este mundo.
RIKO YOSHIDA
Así que aprendí de mis compañeras durante dos años, en ese tiempo Nakamura-san nunca me pidió nada, me alimentó, me vistió como si fuese una madre y no una jefa y hace dos meses aceptó que pudiera estar con los clientes.
SHINPI
¿Y no te ha pedido nada a cambio?
RIKO YOSHIDA
Nada no razonable, la mitad de lo que gane se lo lleva ella hasta que salde la cuenta, las mejores apenas tardan medio año. Luego ella sólo se queda una cuarta parte.
SHINPI
Sí que parece razonable.
RIKO YOSHIDA
Ella pone el local, nos da un sitio en el que vivir, nos protege y nos da una buena vida. El Daimyo se llevaba un tercio de todo lo que mis padres cultivaban. Si la cosecha era buena, los impuestos eran aún mayor y si había sequía o alguna plaga, los impuestos no bajaban.
SHINPI
Visto de esa manera casi parece una decisión fácil.
RIKO YOSHIDA
¿Fácil? No. Pero con Nakamura-san me siento mucho mas protegida. Su reputación la precede, es la mejor oirán de toda la región, este es sólo uno de sus locales, tiene diez repartidos por todo Japón, apenas pasa unos meses en cada uno de ellos.
Se lleva las mejores consigo y a las realmente buenas a su local en la capital, algun día iré, dicen que Edo es preciosa.
Shinpi asiente, sus cabellos negros, los pocos que escapan de su pelo recogido bajo aquel sombrero de paja se mueven suavemente.
SHINPI
Seguro que sí.
RIKO YOSHIDA
¿Y a que se dedica mi apuesto acompañante?
SHINPI
¿Yo? Bueno...me dedico a solucionar problemas. Acabo con las malas hierbas y voy donde, supongo que donde me lleva el viento.
RIKO YOSHIDA
Haces honor a tu nombre eh, una respuesta nada misteriosa.
RIKO YOSHIDA (CONT'D)
Y dime...Shinpi, ¿estas seguro que sólo quieres beber té y hablar? Debes de sentirte bastante solo, ¿no?
SHINPI
Los caminos no ofrecen mucha charla pero nunca estoy a solas realmente.
Su voz se vuelve melosa, cálida y aquella mano traviesa se aferra con más fuerza y, lentamente, sube mientras respira contra su nuca.
Junto a Shinpi, en el lado izquierdo de aquella baja mesa de madera sobre el tatami hay una figura, una que nadie ve pero que Shinpi sí. Su aspecto es el de una apuesta mujer, con un pelo tan largo que llega hasta el suelo, sus ojos azules brillan con fuerza, nueve largas colas de pelo se mueven suavemente desde su coxis, escapando de un vestido que parece etéreo, hecho del tejido mismo de una galaxia.
Su cabello es oscuro como la noche y aunque tendría la misma edad que Shinpi, YAE no sigue las leyes de los humanos. Su voz es una melodía etérea y sus afiladas uñas, mucho mas largas que lo normal, están perfectamente cuidadas.
Se inclina contra la mesa descansando el peso de su cuerpo contra el codo y no aparta su mirada de la pequeña morena que tiene pegada. Las orejas raposas de su cabeza se mueven suavemente ya aquellas marcas a ambos lados de sus mejillas, de un color rojo apagado acompañan aquella sonrisa traviesa.
YAE
Vaya vaya, veo que la joven humana no pierde el tiempo. Shinpi. Aún no me acostumbro a que lleves mi nombre.
SHINPI (V.O.)
No creo que sea placer, las mujeres no se entregan de brazos abiertos a los hombres por unas monedas. Lo fingen. Y todos lo saben, ese es...el truco de este lugar.
La joven se acurruca contra él y sus manos, muy hábilmente, intentan colarse en sus bolsillos pero Shinpi es mas rápido y ladea el rostro.
SHINPI
¿Buscas algo? ¿Mi bolsa, quizás?
El rubor invade el rostro de la contraria quien se separa suavemente.
RIKO YOSHIDA
¡Lo siento! No pretendia...
SHINPI
Tranquila. Sé que necesitas conseguir el dinero y que te lo estoy poniendo dificil. Asi que te daré esto por tu compañía el resto de la noche.
Entre sus dedos hay una pequeña moneda de oro, 1 shu. Inmediatamente la contraria no aparta la mirada y cuando Shinpi retira su dedo esta la aferra y la guarda rápidamente en un bolsillo dentro del kimono.
RIKO YOSHIDA
(entre susurros)
¿¡Un Shu!? Es más de lo que ganan muchas en dos meses. ¿Sólo por mi compañía?
La duda la invade y ahora si que no se despega de él.
YAE
Ahora sí que no va a despegarse de ti. ¿Así es como las encandilas?
SHINPI (V.O)
El dinero compra muchas cosas.
Shinpi la observa y luego señala a un grupo de hombres. Podrían haberse confundido con meros paisanos, civiles, pero veía las fundas de sus armas y tenian tejido el símbolo del clan Murasaki.
SHINPI
Esos hombres, ¿que puedes decirme de ellos?
Riko se acomoda contra el pecho ajeno mientras su diestra se apoya en una de las rodillas del contrario. Lentamente ascendiendo con sus dígitos, acariciando su piel en un sinuoso movimiento. Aunque ella no puede verla, Yae parece ver aquello com un juego muy divertido y sonrie mientras mira como aquella niña hacía uso del arma de toda mujer: su falsa inocencia.
YAE
Shinpi...
RIKO YOSHIDA
¿Ellos? Son miembros del clan Murasaki. Vigilan una gran parte de Tokushima, somos el pueblo mas cerca del castillo asi que no es raro que siempre esten por aquí. Nakamura-san tiene que mirar para otro lado, son la mano derecha del clan Hachisuka, quienes controlan toda la region.
Aquellas palabras parecen despertar el interés del opuesto. No ignora aquellas caricias, mas bien provocan que su espalda se yerga y su pecho se hinche. Yae relame sus labios, se desliza y se pega a la espalda de aquel que puede verla, y escucharla, entrelaza sus manos en el cuello y rie como una niña que acaba de realizar una travesura.
SHINPI
Cuidado...niña. Si sigues por ahí quizás te llevas una sorpresa.
SHINPI (V.O)
¿Te diviertes, Yae?
YAE
Mucho, y tu también. Quiere el dinero, por supuesto, pero te mintió antes. Lo sé, lo veo en sus ojos, lo noto en su cuerpo; en esa respiracion tan cálida que podía derretir la nieve del monte Fuji de un sólo soplo.
Y casi es luna llena.
La joven rie, risueña, y es entonces cuando lo encara, desde abajo su aliento acaricia el fino cuello de su compañero y no puede sino dejarse llevar. El rubor impregna sus mejillas como un calido rubor.
RIKO YOSHIDA
¿Seguro? ¿Voy a sorprenderme, de verdad? ¿Tan dotado estás?
Aquello causa una sincera carcajada antes de encogerse de hombros.
SHINPI
Algo así. No dirás que no te lo advertí.
Entonces sus dedos, habiles y persistentes cuelan sus manos en la parte inferior de sus prendas. Allí descubre una suavidad que debería de haberla puesto sobre aviso mas Riko avanza presa del placer y la desesperación mas carnal. Su mano se desliza por aquella última prenda y sus yemas se deslizan aún mas.
Un escalofrío inmenso azota el cuerpo de Shinpi, un jadeo ahogado que vacía su pecho, los ojos de Riko se abren suavemente, fruto de la sorpresa, acariciando aquella calidez, pese a todo.
RIKO YOSHIDA
Eres una...
SHINPI
(con voz severa)
Calla.
Hay un momento de duda, pero tras mirarse a los ojos no puden sino mostrar una complicidad que ninguna prostituta ha sentido con un cliente. Yae posa sus manos imperceptibles en la joven shinzo, su pulso se eleva al instante como si aquello que la oprimía desapareciera.
RIKO YOSHIDA
No se si sabré como...pero lo necesito. Nunca he...
Su boca se hunde contra la carótida de su cliente, su piel sabe demasiado bien. Sus dedos, en cambio, acarician aquella divinidad, tan cálida y suave que casi se escurren en los círculos que dibuja.
Aquel contacto se prolonga una eternidad aunque quizás han pasado unos segundos cuando un largo brindis tiene lugar en aquella mesa a la que Shinpi no deja de observar. Uno de los hombres del grupo anda retozando con una de las mujeres, a la vista de todos como es lo normal.
VOCES MASCULINAS
¡Por el comandante Yoshino!
SHINPI
Riko...para.
Su voz se atasca en la garganta pero aunque sus muslos se aferran a aquella mano que no la suelta, que alivia el peso de sus hombros y le hace preguntarse si aquello podría esperar.
YAE
Pero no puede. Lo sabes, lo sé. Lo sabemos.
SHINPI (V.O)
No puede esperar.
Usa su diestra para sujetar la muñeca de la contraria, sujetándola con fuerza antes de encararla.
SHINPI
Para, ya.
Aquel juego se detiene bruscamente, confundida retira su mano y se separa, apartando sus curvas del pecho ajeno.
RIKO YOSHIDA
¿Hice algo mal? He tenido otros clientes pero...
SHINPI
No. No es eso.
Su mano diestra retira la ajena aún bajo su ropa y la obliga a sacarla, entonces la apoya en algo que parece oculto bajo la capa que cubre la mayoría de su figura. Respira con tranquilidad y calma al rodear aquella empuñadura con la mano.
SHINPI (CONT'D)
Tu oiran, está aquí, ¿verdad?
RIKO YOSHIDA
(asiente confusa)
En su despacho, tras el pasillo que hay allí.
SHINPI
¿Quieres otra moneda? Pues necesito de tu ayuda.
Otra moneda de oro cae en la palma de la contraria quien la mira con incredulidad.
SHINPI (CONT'D)
Coge a tus compañeras y llévatelas de aquí. Vuelve con tu oiran y no salgáis hasta que yo salga por esa puerta.
Otras dos monedas caen en sus manos.
SHINPI (CONT'D)
Una para tus compañeras y otra para tu jefa, por las molestias y los daños.
RIKO YOSHIDA
(aún confusa)
Esto...sí. Los otros clientes se enfadaran pero...sí.
Cuando se levanta es lo suficientemente cuidadosa como para guardarse su paga en un pliegue escondido del kimono antes de caminar hacia el resto de las mesas. Habla brevemente con cada una de sus compañeras, que se levantan tras mantener un breve contacto visual con Shinpi.
Este desliza la mano derecha bajo la capa, sujetando con fuerza la vaina de una de las katanas que mantiene ocultas. Su postura cambia, abandonado el seizan para erguir la rodilla diestra, apoyando el peso de su cuerpo en la planta del pie.
YAE
(bufando molesta)
Odio que me dejen a medias. Eres cruel.
SHINPI (V.O.)
Sabías a lo que vinimos.
YAE
Eso, esquiva la acusación, como sabes que es verdad.
El ultimo grupo de hombres se niega, vociferan pero Riko cumple con su palabra y sus compañeras corren a paso apresurado hacia el pasillo que lleva al interior. Uno de aquellos hombres le lanza una de sus copas a Shinpi pero falla por bastante.
VOZ MASCULINA 1
¿Se puede saber quien cojones eres tu, capullo?
VOZ MASCULINA 2
Estábamos pasando un buen rato, joder.
Se levanta, aún con la yukata abierta de par en par, sus partes expuestas y flácidas mientras sujeta su espada. El CAPITAN de aquel grupo no tarda en levantarse también
CAPITAN
Putos forasteros de mierda. Cargáoslo, ¡y haced que vuelvan esas putas! No voy a malgastar mi ultima salida en a saber cuanto tiempo sin follar hasta reventar.
Shinpi no dice nada, ni les mira, está pendiente de los pies de sus oponentes. Escucha el metal siendo desenvainado y cuando se acercan lo suficiente empuja con la planta del pie aquella firme mesa de madera.
La mesa se desliza por el tatami, golpea con tanta fuerza las espinillas de los dos hombres que tropiezan y caen hacia adelante. El pulgar de Shinpi empuja la guarda y atrapa el mango, ambas manos sujetan el mango y el metal vibra tras los dos tajos. Los cuerpos se desploman y un reguero de sangre emana desde el cuello. El primero de los hombres cae a un lado, el otro hacia atrás, las cabezas ruedan limpiamente y los otros tres hombres del grupo, junto con el capitán retroceden.
CAPITAN (CONT'D)
¿Q-que? ¿Qué cojones hacéis ahí parados? ¡Traedme su cabeza!
SHINPI
Sólo lo diré una vez: entregadme vuestras armas y a vuestro capitán.
Los tres hombres ríen mientras desenvainan sus espadas, sus posturas son mas bien pobres y poco a poco se van separándose formando un semicírculo frente a él.
CAPITAN
Estas muerto, capullo. Me aseguraré de colgar tu cabeza para que todos en este pueblucho de mierda la vean.
Shinpi eleva la espada, afianza sus pies contra el suelo, la hoja apunta hacia adelante por encima de sus ojos, ambas manos la sujetan una desde arriba, la otra desde abajo.
VOZ MASCULINA
¡Muere!
El de mas a su izquierda carga primero, abalanzándose hacia adelante, su corte lateral es detenido con un firme golpe, desviando la espada de su alcance. Mueve los pies y ladea el cuerpo haciendo que este pase a su espalda. Entonces vira él su cuerpo, siguiendo la inercia para dar un tajo que hace que la espada se hunda en el costado del contrario. Un seco tirón derrama una gran cantidad de sangre en el suelo al mismo tiempo que las vísceras caen al suelo.
Los gritos escapan de aquel hombre aunque pronto se callará para siempre.
El capitán ahora está a su frente, el otro hombre a su espalda. Su posición pasa a ser mucho mas desafiante, ampliando aún mas la altura de la espada. Se miran, fijamente y cuando el capitán hace el ademan de gritar sabe, perfectamente lo que va a pasar.
Shinpi suelta una de sus manos y apunta hacia la katana del capitán, los aceros chocan y brillan justo cuando usa su zurda para sacar su otra espada, que lleva a su espalda mientras baja su cuerpo encogiendo las rodillas y parando el golpe que iba a sus piernas. La fuerza del aquella estocada es suficiente para que apriete los dientes y su mano no diestra tiemble.
Hace acopio de sus fuerzas y empuja separando ambos brazos, ganando espacio antes de que lance con fuerza la espada de su mano dominante mientras gira, aquella tirada es tan precisa que se clava en el cuello de su oponente, quién torpemente cae hacia atrás con sus manos intentando detener la hemorragia que se escapa a borbotones con los gritos ahogados en la sangre.
Shinpi sujeta su otra espada y da una estocada contra el capitán. Los aceros se acarician y terminan muy cerca el uno del otro en una pelea por ver quien podrá más.
SHINPI
Ellos han muerto rápido, a ti no te daré esa satisfacción.
Los metales tintinean, aunque es fuerte sabe que el contrario le saca al menos veinte kilos y estando aún con las rodillas inclinadas su fuerza sólo le permite mantener la postura, no ganarla.
CAPITAN
¡Date por muerto, gilipollas!
Su rodilla diestra se hunde contra el tatami, su cuerpo trata de resistir el peso y la fuerza del ajeno. Su propia espada está ahora pegada a su hombro, siente el pinchazo del filo y su corazón late con fuerza.
CAPITAN (CONT'D)
¡Muérete!
Gruñe, escupe con cada silaba que escapa de su boca. Está a punto de atravesarlo, hace aún mas fuerza con ambas manos y cuando la espada cede un par de centímetros en aquella carne un poderoso pinchazo le atraviesa el gemelo diestro.
Un gran aullido de dolor escapa de su boca, sus piernas flaquean y cae hacia atrás.
CAPITAN (CONT'D)
¡¿QU-QUE ES LO QUE ME HAS HECHO!?
Su espada sale despedida de sus manos, se mira la pierna y entonces lo ve, tirado a un lado, una pieza de hierro oscuro y puntiagudo. Un kunai.
Shinpi respira dolorido, mirándose el hombro. Tiene un corte, no tan profundo como para ser mortal, pero va a necesitar cuidados aunque no ha afectado a su brazo dominante. Shinpi chasquea la lengua levantándose poco a poco. Camina hacia el cuarto hombre que ha matado, saca su espada del cuello ajeno y limpia el filo empapado en sangre con las ropas del contrario, hace lo mismo con la segunda espada y las guarda en sus vainas antes de recuperar la última de sus armas.
SHINPI
Yo que tu no dejaría de apretar; la femoral, cuarenta minutos, quizás. Menos si no me dices lo que quiero saber.
CAPITAN
¡Vale, vale, te diré lo que quieras, lo juro!
SHINPI
Hablaremos fuera, lejos de oídos curiosos.
Lo sujeta por uno de sus brazos y con gran esfuerzo lo arrastra hasta el exterior. Pocos segundos después varias de las mujeres de aquel local salen, temerosas. TOMIE NAKAMURA-san es la primera en cruzar el umbral de la puerta, sostiene un arma, una que, por suerte, no le hace falta.
TOMIE NAKAMURA
¿Se puede saber a qué ha venido esto?
Pero ninguna mujer contesta. La oiran avanza por aquellas mesas, la muerte no le es ajena pero han mancillado su local.
TOMIE NAKAMURA (CONT'D)
¡Riko! Ha sido tu cliente, ¿no?
La joven, en estado de shock y sorpresa no dice nada, solo balbucea algo que se entiende como un 'sí'.
TOMIE NAKAMURA (CONT'D)
Esto traerá problemas. Vosotras dos, llevaos todo lo que tengan encima. Y llamad a Tomura, necesitamos deshacernos de esto cuanto antes, nos marcharemos al amanecer y las que os quedéis aquí: no habéis visto nada.