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La Piedra Harry estaba empezando a tener episodios de melancolía a medida que el fin del año escolar se acercaba. Con ya pocas semanas faltando, lo único que lo mantenía distraído eran los exámenes y las extrañas puntas de dolor en su cicatriz que se habían vuelto común. Harry no estaba seguro de su significado, pero Daphne estaba convencida que era por estrés. Para su grata sorpresa, los exámenes no fueron tan difíciles como esperaba. Claramente todas las tardes de estudios con sus compañeros habían funcionado. Los exámenes se dividían en dos, una parte escrita y otra práctica; y no solo estaba saliendo bien (al menos así creía Harry) en la parte escrita pero también en la práctica; es más, estaba seguro que en la parte práctica le estaba yendo mucho mejor que la escrita. Era mucho más fácil lanzar el hechizo para cambiar el color de una tela, que describir el proceso detrás. También en ese mismo examen la profesora McGonagall les había pedido modificar una caja de ser cuadrada a rectangular, con la particularidad de que la tapa con que se abría la caja todavía tenía que funcionar posterior a la transfiguración. En el examen de Pociones escrito había tenido que describir una multitud de ingredientes y pociones y sus efectos. El práctico había sido una única poción. En Encantamiento tuvo que hacer levitar múltiples pelotas a la vez (pero no moverlas, eso era un encantamiento más avanzado) entre otros encantamientos. Defensa Contra las Artes Oscuras fue más que nada escrito ya que no empezaban a enseñar encantamientos oscuros (como forma de repeler criaturas oscuras) hasta el segundo año; aún así hubieron encantamientos de detección de artes oscuras. Las demás materias continuaron igual con la excepción de Historia de la Magia, dónde solo hubo un examen escrito. Y así, sin más pompa, terminaron los exámenes.***
“¿Por qué rayos me están siguiendo?” explotó Harry de repente, poco después de la cena. Daphne y Bulstrode se miraron sorprendidas, solo faltaban pocos días para terminar el año escolar y ya habían terminado los exámenes. “¿A… a que te refieres?” rio nerviosamente Bulstrode; Daphne puso los ojos en blanco. “Vamos” respondió Harry irritado “los exámenes me mantuvieron distraído, pero no creerán que no me fijé que tanto me estaban observando” “Bueno obvio Harry” respondió Daphne tranquilamente “somos tus amigas” “No sabía que la prefecta Gemma Farley era mi amiga” respondió secamente. Bulstrode soltó otra risilla nerviosa y se tapó la boca inmediatamente. Daphne levanto sus manos y le mostró sus palmas “lo sentimos Harry, de verdad” Bulstrode asintió rápidamente “pero no fue nuestra idea, tienes que saber eso” “Porque no se explican de una vez” Harry les lanzó una mirada mordaz. Daphne se movió un poco incomoda “fue poco antes de que comenzaran los exámenes, el profesor Snape nos ordenó a seguirte y no dejar que te fueras de nuestra vista” “¿El profesor Snape?” exclamó anonado, era lo último que esperaba “¿Por qué?” “Según él, el profesor Quirrell tenía intención de hacer algo para hacerte perder muchos puntos y que Ravenclaw ganara la copa de las casas” explicó Bulstrode “explicó que restarte demasiados puntos afectaría gravemente la moral de los Slytherin” “Creo que entiendo, pero como que no le encuentro mucho sentido ¿por qué Quirrell llegaría tan lejos?” razonó Harry y Daphne asintió en la misma onda. Harry cabeceó meditativo antes de levantar la cara con una pícara sonrisa “¿y si averiguamos lo que de verdad planea Quirrell?” Daphne reflejo su sonrisa “busquemos la capa de invisibilidad” “¿Lo que de verdad planea el profesor Quirrell? ¿Acaso ustedes saben algo que yo no?” inquirió Millicent, pasando rápidamente de los nervios a la sospecha. Harry y Daphne se miraron intentando decidir si contarle; Harry se impuso y camino a la sala común le contó todo sobre el incidente entre Quirrell y el cerbero. No fue particularmente difícil volver a salir de la sala común sin que Gemma se diera cuenta, solo tuvieron que ponerse la capa dentro del dormitorio de Harry y salir bajo ella. Pronto se encontraban frente a la puerta de la oficina de Quirrell. Eventualmente, cuando ya estaban por rendirse e ir a dormir, apareció el profesor Quirrell. Lo siguieron hasta la puerta del pasillo prohibido del tercer piso. Quirrell, sin dudar esta vez, abrió la puerta y entró. Los tres escondidos bajo la capa, esperaron los ladridos descomunales del cerbero. Y sin embargo, aún con la puerta entreabierta, no se escucharon. “¿Qué pasó?” ladeó la cabeza Daphne. “¿Están seguros de que vieron un cerbero ahí dentro?” dudó Millicent. “Debe ser que encontró la forma de derrotarlo” concluyó Harry rápidamente. “Sí eso es verdad Harry…” empezó Daphne. “la Piedra estaría en peligro” terminó Harry. “Piedra ¿qué piedra?” preguntó Millicent sintiéndose cada vez más tonta. “La Piedra Filosofal es lo que está custodiando el cerbero; provee a cualquier persona vida eterna y todo el oro que desee” explicó Harry mientras los ojos de Millicent se agrandaban como platos. “Es mejor que le informemos al profesor Snape” murmuró Millicent. “Millie tiene razón Harry” “Está bien, está bien, pero al menos cerciorémonos antes” concedió Harry. “Varitas afuera Millicent” ordenó Harry que ya había sacado la suya de su porta-varita “si el cerbero o el profesor están haciendo algo raro, no dudes en embrujarlo” Millicent solo asintió muy pálida. “Aberto” gruñó Daphne a la puerta entreabierta. La puerta se abrió de par en par, dejándolos con la pavorosa vista de un cerbero. Momentos después se dieron cuenta de que el gran perro roncaba tranquilamente, su sonido amplificado al ser tres cabezas. Al lado había un arpa tocando una suave melodía por si sola. “¿Dónde está el profesor Quirrell?” susurró Daphne. Harry que ya había entrado apuntando a todos los recovecos de la sala, les susurró “miren, hay una trampilla abierta al lado del perro” “Entonces no hay duda” tragó Daphne sin quitarle los ojos de encima al cerbero con una mezcla de ternura y temor “el profesor Quirrell ya está camino a robarse la Piedra Filosofal” “Vamos, tenemos que apurarnos a avisarle al profesor Snape” le respondió Harry, no sin antes darle una última mirada a la trampilla. Y que buen momento, ya que justo en ese instante el arpa paró de sonar y el cerbero empezó a abrir somnolientamente los ojos, cerrando la trampilla con una pata.***
Snape no pudo evitar un pequeño bufido escaparse de sus labios cuando notó la presencia de tres de sus alumnos de primer año afuera de su oficina. “Espero que tengan una…” empezó. “El profesor Quirrell está tratando de robar la Piedra Filosofal, profesor” lo interrumpió Harry. Si hubiera dicho cualquier otra cosa le hubiera dado un castigo por interrumpirlo. “Entren” respondió secamente. Las niñas se sentaron de una vez plácidamente o al menos eso aparentaban como buenas sangre pura; el niño en cambio no paraba de caminar de un lado a otro. “Señor Potter” le dijo desde su silla detrás de su escritorio. “Pero profesor…” “No me repetiré nuevamente” su voz gélida brotó de sus labios; esa familia de muggles claramente no le había enseñado modales. El niño se sentó a regañadientes. Tenía que admitir que le sorprendía que aún intentara desafiarlo; magos y brujas hechas y derechas se acobardaban ante ese tono de voz. “Quisiera saber que les hace pensar que ya no estoy al tanto” “¡¿Qué!?” exclamaron los tres. “Por supuesto que estoy al tanto de que el profesor Quirrell está intentando robar la piedra filosofal; mucho antes de que ustedes me informaran que Quirrell se había batido en duelo con el cerbero, por cierto” “Así que les preguntaré ¿por qué no debería darles un castigo?” Potter y Bulstrode parecían estar aún en shock e intentando formular una defensa, pero Greengrass había entrecerrado sus ojos. “Y está igualmente al tanto de que el profesor Quirrell en estos momentos ya superó al cerbero y debería estar en posesión de la Piedra Filosofal” Greengrass inquirió perspicazmente. Snape frunció los labios. “Explíquese como sabe eso, señorita Greengrass” Daphne le explicó lo más rápido que pudo. “Y ¿hace cuanto fue eso? Y no me mienta esta vez” “Hace instantes, bueno instantes antes de que entráramos a su oficina” Snape pensó rápidamente, con múltiples posibilidades ante sí. “¿Puedo saber qué parte no entendieron cuando les pedí que le tuvieran un ojo encima a Potter?” les increpó. Le quedaba poco tiempo para actuar, pero tenía que asegurarse que no volvieran a contrariarlo. Bulstrode empezó a disculparse antes de que Greengrass interrumpiera “nos pidió que no dejáramos a Harry fuera de nuestra vista y siempre estuvo con nosotras, nos pidió que no lo dejáramos solo con Quirrell y eso hicimos, nos pidió que en caso contrario le informáramos y eso nunca ocurrió. Cumplimos con todo, y de hecho le informamos de lo que acaba de pasar aunque no fuera necesario de acuerdo a sus instrucciones, no sé que más quiere de nosotras” le respondió con los brazos cruzados. Snape entrecerró sus ojos, esta heredera era tan joven y ya sabía cómo morder de vuelta; pensar que tendría que lidiar 6 años más de esto. Honestamente estaría orgulloso de una Slytherin que le hubiere devuelto sus argumentos inteligentemente, pero en este momento solo pensaba como habían arriesgado sus vidas, en especial con su deuda de vida aún intacta. “Vamos” exclamó poniéndose de pie. Primero lo primero. Raudamente llevó a los niños a la sala común, donde una muy sorprendida Gemma Fawley lo saludó; claramente no había notado que Potter se había escapado de la sala común. “Preséntense todos” Los Slytherin se presentaron ante él; era notorio que faltaban algunos, lo cual era normal a estas alturas del año. “Ha ocurrido una emergencia; no, no tengo ni tiempo ni inclinación en informales de que trata. Lo que tienen que saber es que está noche estarán encerrados en la sala común por su protección” masculló. Seguidamente se volteó y susurró un hechizo poderoso que nunca antes había usado, un hechizo disponible únicamente al jefe de casa de Slytherin. Una serpiente de piedra de la escalera de caracol empezó a moverse y se plantó ante él, silbando algo en pársel. Poco importaba que él no supiera esa lengua, sabía en líneas generales que había dicho de acuerdo a la tradición Slytherin. Snape le respondió “Bajo mi autoridad como jefe de casa de Slytherin, les ordeno que cierren la sala a cualquiera que no sea el director o Slytherin de Hogwarts; ataquen sin piedad a los demás” La serpiente asintió y se devolvió a la escalera de caracol, sin embargo no se quedó quieta. Pronto, las muchas serpientes que decoraban la sala común se empezaron a mover; algunas seguían con la vista a los estudiantes desde sus posiciones, otras daban vueltas por la sala. Incesantes susurros brotaron de todos lados. Llamó a los prefectos y agradeció para sus adentros de que estaban todos presentes; consecutivamente envió a los de séptimo y sexto a buscar todos los Slytherin que aún estuvieran afuera, mientras a los dos de quinto los puso vigilando la sala, tanto de alguien que lograra entrar como de los que quisieran salir a pesar de sus órdenes. “Ohh por cierto, señorita Fawley” dijo antes de retirarse “el señor Potter ha tenido una muy mala maña últimamente de estar donde no debería, asegúrese de que no salga de la sala común. De ser necesario” y centró su vista en el chico “le autorizo a usar cualquier encantamiento oscuro que considere necesario para asegurarse que no salga de su vista, poco me importa si lo congela o paraliza” El niño tragó involuntariamente y volteó a ver a la prefecta. ‘Eso debería ser suficiente’ pensó. Antes de subir por las escaleras, vio por el rabillo del ojo a Fawley acercarse a Potter con una sonrisa macabra y la varita sujetada en alto “por favor Potter, te lo ruego, dame la excusa para maldecirte; quiero quedar en los libros como la primer bruja en maldecir a Harry Potter. Y no cualquier maleficio u embrujo, no, no… una maldición hecha y derecha…” El niño dio un paso atrás claramente asustado y susurró “¿profesor?” Pretendió no oírlo, un poco de miedo le haría bien; aunque se preguntó al salir de la sala, si tal vez debería preocuparse al menos un poco por la señorita Fawley. En el camino se encontró a la profesora Sinistra y le informó al respecto. “No te preocupes Severus, me aseguraré de que todos los Slytherin estén adentro de la sala común y que la subdirectora esté al tanto” Finalmente, se encontró frente a la puerta que llevaba adonde el cerbero. Respiró hondo y la abrió. “Tranquilo Fluffy, soy amigo de Hagrid y no tengo intención de hacerte daño” dijo raudamente antes que se abalanzara sobre él. El cerbero pareció dudar por unos momentos, suficiente para que pudiera ver que en efecto había un arpa y se decidiera por una melodía. ‘Verano’ de Vivaldi empezó a sonar en arpa, le parecía una pieza muy acorde para la situación. Aún con una pieza tan tormentosa, las tres cabezas del cerbero empezaron a cerrar sus ojos antes de desplomarse. No sabía cómo lograba ese semigigante encontrar la forma de ‘hechizar’ a dichas criaturas. Abrió la trampilla con un simple encantamiento y vio hacia sus profundidades, una oscuridad le impedía ver el fondo. “Lumos Orbis” Una pequeña orbe de luz salió de su varita y la lanzó. Eventualmente llegó al fondo y la miró atento, claramente era una gran caída y aunque espero, ningún animal u objeto encantado se acercó a atacar la orbe de luz. Canceló el hechizo y se dejó caer por unos segundos hasta que pensó que se estaba acercando al fondo. “Arresto momentum” susurró, lanzándose el encantamiento sobre si mismo. Su velocidad de caída atenuada, aterrizó suavemente sobre algo acolchonado, posiblemente para que quién se lanzara no se rompiera todos los huesos del cuerpo; Dumbledore era demasiado considerado… Agudizó el oído y apuntó a la penumbra, atento a cualquier movimiento que su presencia, a diferencia de la luz, atrajera. Nada. Repitió el encantamiento lumínico, esta vez lanzándolo en el aire para que iluminara la gran caverna. Rápidamente notó que la caverna entera estaba cubierta de una planta trepadora, la cual sin haberse percatado, había empezado a trepar por sus piernas y amenazaba su torso. No pudo evitar sonreír suavemente, claramente había sobrevalorado la consideración de Dumbledore, o más específicamente, de la profesora Sprout. Considero prenderle fuego a toda la caverna, pero Pomona seguramente no se lo agradecería... “Lumos Orbis Duo” Dos orbes de luz salieron de su varita esta vez, atrajo la tercera de nuevo hacia sí mismo, y las tres orbes giraron alrededor de él como lunas brillantes. Poco a poco, el lazo del diablo empezó a soltarlo y pudo avanzar tranquilamente hacia la puerta, la planta retrayéndose a su paso. Caminó por un largo pasadizo hasta llegar a una sala con un techo absurdamente alto llena de pájaros y una puerta al fondo. Se imaginaba que lo atacarían si intentaba cruzar la sala; muchos pájaros encantados a la vez podrían ser problemáticos, en especial si tenían algún encantamiento oscuro para atravesar encantamientos de escudos. Claro que él sabía varios, pero se preguntaba cual sería el adecuado. Observó los pájaros detalladamente por si le daban una pista y notó que no eran pájaros sino llaves con alas. Miró la puerta nuevamente y seguidamente notó que habían varias escobas. “No me digas…” susurró. Lanzó varios encantamientos, tanto de detección para saber cual era la llave adecuada, como para atraerla, pero todos fallaron. “Por Salazar… esto tiene que ser obra de Flitwick” gruñó; solo él tendría la capacidad de prevenir que sus encantamientos funcionaran. Sin más remedio, agarró una de las escobas después de analizar la cerradura de la puerta, claramente buscaba una llave grande y antigua. Estuvo un tiempo arriba de la escoba, primero buscando la llave correcta y después intentando atraparla. “Te lo juró Flitwick, no me importa que hayas sido un campeón de duelos, te voy a retar a un duelo cuando regrese” masculló para si mismo después de la tercera vez que falló en atrapar la llave. Estaba reconsiderando intentar romper los encantamientos a la fuerza o tumbar la puerta cuando le llegó una voz desde abajo “Uff, pensé me costaría más alcanzarte” “¿Qué haces acá?” la reprendió. Aurora Sinistra, la profesora de astronomía, encogió los hombros “Ya informé a McGonagall y todos los Slytherin están dentro de la sala común; entre que activaste todas las defensas (que por cierto primera vez en mi vida que lo veo) y que los prefectos han reunidos a los mejores duelistas, nuestra sala común parece una fortaleza. Me pareció que sería más útil ayudándote” Estuvo a punto de enviarla de regreso, Aurora no era conocida exactamente por su habilidad marcial, pero no podía demorarse más. Trabajando juntos lograron que Aurora atrapara la llave alada y pudieran seguir con las pruebas. Tuvo que admitir que le impresionó el tablero de ajedrez mágico de McGonagall. Él fue un caballo mientras dejó que Aurora fuera la reina, la cual, increíblemente, parecía estar divirtiéndose. Finalmente, después del trol asesinado, llegaron a su prueba con todas sus pócimas. “¿Esta es la última prueba no?” inquirió Aurora mientras revisaba el pergamino con su acertijo. “Sí, al menos que cuentes la que acaba de poner Dumbledore” “¿Sabes? Yo me había ofrecido para poner otra prueba, pero Dumbledore me dijo que era redundante. Me había sentido algo ofendida, pero ahora viendo todas las pruebas lo entiendo” Snape levantó una ceja, no había mucho tiempo pero estaba curioso a que conclusión había llegado. “Las pruebas más allá de probarnos mágicamente o ser sumamente peligrosas, lo que son es un filtro tras otro para evitar que lleguen a la meta. El cerbero sería una prueba de recolectar información, el lazo del diablo una prueba de memoria, las llaves aladas una prueba de habilidad física, el ajedrez gigante una prueba de estrategia y táctica, el trol una prueba de fuerza mágica bruta y finalmente la tuya es una prueba de lógica y astucia. “Por ende, si alguna bruja o mago no tiene alguna de estas cualidades (y vamos a estar claro, aún los mejores de nosotros tenemos nuestros puntos flacos) no podrían llegar a la Piedra Filosofal. Finalmente, como mi prueba hubiera sido de memoria o astucia, hubiera sido redundante” Snape asintió, estaba muy bien razonado y lo más seguro sería justo lo que había pensado Dumbledore, a quien le encantaba señalar la imposibilidad de saber todo lo que existe. Snape agarró la botella diminuta “la botella redonda en el extremo derecho te llevará de regreso” “Espera” le dijo Aurora agarrando su brazo antes de que pudiera tomar sus contenidos. “No hay suficiente para ambos” le explicó, pero no lo soltó. Snape volvió a bufar sabiendo que podría no haber mucho tiempo para detener a Quirrell “si sales y vuelves a entrar, las botellas se rellenan” Sinistra le soltó el brazo. Snape, sin dudarlo, tomó sus contenidos y se lanzó por las llamas negras. “¿Cuánto tengo que esperar antes que se rellene?” le gritó Aurora, pero pretendió no oírla. Con suerte esperaría lo suficiente como para que él se encargara de Quirrell. “Ahh Severus, pensé que te demorarías más en darte cuenta de que yo ya no estaba en mi oficina” dijo Quirrell, notando al toque que Snape había entrado en la sala de la última prueba. “Tengo mis métodos” le sonrió burlonamente; en realidad no sé habría percatado de eso si no hubiera sido por Potter, Greengrass y Bulstrode. El señuelo de Quirrell había sido efectivo. Quirrell entrecerró sus ojos “¿no te interesaría ayudarme? Tienes mucho que ganar si…” Quirrell chasqueó los dedos y unas sogas intentaron atraparlo, pero Snape lanzó un encantamiento defensivo e inmediatamente contraatacó a Quirrell, el cual no tuvo otra opción que girar a un lado para evitarlo. Ya con su varita afuera y viendo como había quedado agrietado el piso, Quirrell silbó “veo que no te estás conteniendo” “Es mi forma de agradecerte por tener que haberte oído pretender tartamudear todo el año” Justo en ese instante entró Sinistra, con la varita bien en alto y observando la situación detalladamente. “Ahh, veo que los Slytherin se han unido en mi contra” dijo en un tono que intentaba sonar despreocupado, pero no lo lograba del todo. Sinistra resopló con humor, al notar también que su tartamudez había sido una mascarada. “Lord Voldemort los recompensará si me ayudan, esto no tiene que terminar en un duelo” Sinistra resopló nuevamente, pero está vez de sorpresa y miedo. “El Señor Oscuro murió hace una década. Los muertos no pueden hacer nada” le respondió Snape. “Ohh, ahí es dónde estás equivocado Severus, mi maestro siempre está conmigo, guiándome” “Si estuviera contigo ya te habría recomendado que no te batieras en duelo conmigo, que tendrías todas las de perder…” “Déjame hablar con él…” interrumpió una voz que no estaba seguro de dónde había salido. “Maestro, no está lo suficientemente fuerte aún” “Tengo fuerza suficiente… para esto” Empezó a quitarse el turbante y Snape tuvo que admitir que estaba curioso ¿de verdad sería el Señor Oscuro? La voz tenía la misma cadencia… Quirrell se volteó y pudo ver un terrible rostro que parecía una burda mascara de su antiguo amo. “Severus… Que bueno es volver a verte…” “¡Crucio!” retumbó un grito. Quirrell solo pudo evitar la maldición por los pelos. Sinistra tenía la respiración entrecortada y los ojos ligeramente desorbitados. “Jajaja” retumbó la fría risa de Voldemort “me has sorprendido muchacha. Pensé que habías sido una anomalía; una nacida de muggles que por algún error terminó en Slytherin, pero veo que estás acostumbrada a las artes oscuras. “Tranquila, no me lo tomaré a pecho, esta vez; es una reacción natural. A pesar de tu herencia, siendo una Slytherin y con tus conocimientos de las artes oscuras, podrías unirte a mí” “Protégeme la espalda” le susurró Snape a Sinistra para que no tuviera tiempo de pensar en la oferta. “No tengo tiempo para espectros con delirios de grandeza” “Severus, no te atrevas a contrariarme o sufrirás las consecuencias” le amenazó con un silbido. Snape sabía que tenía que proceder cuidadosamente, en caso de que alguna vez el Señor Oscuro regresara. “Mi señor sabría que al igual que no me arrodillo ante el fantasma de Slytherin, un concepto absurdo en sí, no me arrodillaría ante un espectro” “¡Redúcelo!” rugió Voldemort, claramente entendiendo que no podría convencer a Snape. Se batió en duelo con Quirrell, el cual se había volteado para presentarle frente. Aunque le sorprendió su habilidad, no era nada en comparación a la suya. Gracias a una intervención oportuna de Sinistra, se le presentó la oportunidad perfecta. “¡Sectumsempra!” exclamó en el momento correcto, y ambos antebrazos de Quirrell se separaron de su cuerpo. “Siempre he considerado que remover las manos o los brazos es más efectivo que desarmar a un mago” murmuró de vuelta con ese tono característico suyo. “¡Maestro! ¡Ayúdame!” “Dumbledore estará muy interesado en conocerte espectro” les dijo a ese dúo que habitaba un único cuerpo. Inmediatamente después de pronunciar dichas palabras, un gran humo grisáceo emergió de la nuca de Quirrell, y como teniendo vida propia se esfumó. “¿De verdad era el Señor Oscuro?” le susurró Aurora. Le alegraba que aún confiara en él o tal vez simplemente estaba muy distraída cuando llamó al Señor Oscuro ‘mi señor’. “Sí, el hecho que haya escapado justo cuando mencioné a Dumbledore, así como que no haya mostrado ninguna conmiseración para con Quirrell confirma que ese espectro en efecto era lo que quedaba del Señor Oscuro” Cuando se hubo asegurado que Quirrell no sería un peligro, la afrontó “¿la maldición cruciatus? ¿De verdad?” “Entré en pánico ¿ok? No me puedes culpar si estaba enfrente del Señor Oscuro” cruzó los brazos Aurora. “Esa maldición está penada con vida en Azkaban” “Seguramente no si era en contra del Señor Oscuro” “No hay pruebas de que haya estado aquí” le mencionó “Dame tu varita” Sinistra levantó sus cejas. Snape suspiró “solo confía en mí” Aún a su pesar, Aurora le entregó su varita “Estaba poseído ¿no?” “No lo creo, parecía compartir su cuerpo voluntariamente” le respondió mientras empezaba a lanzar múltiples hechizos para cerciorarse tanto de su seguridad como de la vida de Quirrell. “Está muriendo” notó. “¿No hay nada que puedas hacer?” Aurora se compadeció. Snape miró largamente a Quirrell que yacía en el piso, con los ojos desenfocados; aún si detuviera la hemorragia, era obvio que el problema era de otra naturaleza, el espectro de Voldemort le había robado la vida y eso no era algo que el pudiera regresarle a nadie. “No” respondió secamente; no tenía intenciones de esforzarse alargando la vida unas horas o días a un ser tan despreciable como él. Lanzó otros hechizos para comprobar que todo estuviera en orden y asegurarse que la Piedra siguiera segura. “¿Por qué estás lanzando tantos hechizos?” le preguntó Sinistra “y con mi varita” “El hechizo de reversión o ‘Prior Incantato’ tiene sus límites; entre más atrás vayas de que hechizos ha lanzado una varita, más incierto y difícil de discernir cuales son dichos hechizos. Claro que mucho depende de la varita en si y de la habilidad del mago que lance el hechizo de reversión. Por ende” le explicó mientras le devolvía su varita “te recomiendo que te pases el resto de la noche y los siguientes días lanzando todos los encantamientos posibles, aunque sea para acercar la pluma que tienes a 10 centímetros” Sinistra asintió gravemente. “Así que esta es la prueba” se acercó Sinistra al espejo “no esperaba que usara dicho espejo ¿Crees que le molestará si hago algunas pruebas? Así sigo usando mi varita” Snape negó con la cabeza, Dumbledore nunca se molestaba porque alguien mostrara curiosidad. Después de unos minutos, se acercó al espejo, sabía lo que vería pero no podía resistirlo más. Para su sorpresa, no vio a Lily, si no a sí mismo con un gesto muy diferente; de hecho su reflejo lo saludo de un modo muy parecido a como lo haría Lily. Su reflejo metió su mano en su bolsillo, sacando lo que solo podría ser la Piedra Filosofal; seguidamente, su reflejo volvió a meter la piedra roja en su bolsillo y esta vez sintió algo introducirse a su propio bolsillo. “¿Ocurre algo?” le preguntó Sinistra, parecía que había dejado que su sorpresa se mostrara en su cara. “No me gusta ver lo que este espejo me muestra” era la verdad, al menos normalmente. “Sí, te entiendo muy bien” En eso llegó Dumbledore flanqueado por Minerva y Flitwick. Los últimos dos bufaron al ver el cadáver de Quirrell, pero Dumbledore en cambio se tranquilizó. “Todo en orden entonces Severus” “Eso se podría decir, sí” le respondió sarcásticamente. Le explicó todo lo que había ocurrido a excepción de la maldición cruciatus que había lanzado Sinistra y la oferta del Señor Oscuro. “Puedo preguntar director Dumbledore ¿cómo funciona el espejo? Ni siquiera pude discernir cuál era la prueba por superar para sacar la piedra” inquirió Sinistra aún muy curiosa. “Ahh me alegra que me lo preguntaras, ya que no tiene sentido guardar el secreto ahora. Fue una de mis ideas más brillantes; solo una persona que quisiera encontrar la piedra, encontrarla pero no usarla, sería capaz de obtenerla” “Eso lo explica” respondió Snape entre un tono frustrado y entretenido. Seguidamente, sacó la Piedra Filosofal de su bolsillo y se la entregó a Dumbledore. Los otros tres profesores profirieron gritos ahogados de sorpresa y hasta Dumbledore levantó las cejas sorprendido. “Hay unas cuantas cosas que deseo” sonrió ligeramente Snape “ni el oro ni la vida eterna están entre ellas”***
Cuando finalmente Snape logró regresar a la sala común de su casa, se encontró con barricadas de sillas y butacas que bloqueaban la escalera de caracol. Algo burdo, pero ligeramente efectivo como preaviso. Fue a quitarlas y sin embargo no pudo; ahí se dio cuenta que además le habían puesto algunos encantamientos, desde unos para que estuvieran ‘pegados’ hasta otros que los protegían de que fueran destruidos o achicados. Tenía que admitir que ahora si estaba algo impresionado. Fue desmantelando los encantamientos sigilosamente por sus puntos débiles y avanzando. Poco después había llegado al fondo, al núcleo de la sala común y en efecto había estudiantes esperando como defensa; o al menos eso le pareció antes de notar que una pareja estaba con mucho menos ropa de lo apropiado en un sofá al fondo, cervezas de mantequilla por doquier y hasta un grupo con una botella de whisky de fuego y jugando algún tipo de juego. Aclaró su garganta y se presentaron en frente, escondiendo el whisky de fuego y tapándose los que estaban no tan apropiados. “¿Y qué tenemos aquí?” Uno de los de séptimo, que ya claramente no le tenía tanto respeto y era un gran duelista, le sonrió “es que sabes profesor, un duelista no puede temblarle la mano y un par de tragos ayuda a mantener la calma” Snape iba a responderle que eso aplicaba para uno o dos tragos, no una docena, pero miró hacia la escalera y la más que decente barricada que habían erigido. Claramente lo habían hecho un juego, a ver que tan bien podían hacerlo, y cuando terminaron siguieron con sus propios juegos. Siendo fin de año, era normal que los de los años superiores estuvieran divirtiéndose. Tal vez podía dejar pasar por alto la fiesta que habían armado; ya que entre todo habían hecho un buen trabajo, y el grupo reunido estaba compuesto de los prefectos y los mejores duelistas (y sus amigos). No habían dejado que nadie de los años inferiores se quedase. Entre todo era lo mejor que podía esperar. “¿Dónde está la señorita Fawley?” preguntó al notar su ausencia. “Ella dijo que alguien tenía que proteger a Harry Potter y se quedó enfrente de su dormitorio. Nosotros le dijimos que no era necesario, que podía quedarse enfrente de la entrada a todos los dormitorios y así no estaría sola, pero no quiso” “Ya veo. Bueno pueden irse a sus respectivos dormitorios” “Pero profesor, cuéntenos que pasó” intercedió la prefecta de sexto grado. “Eso podrán preguntárselo a la señorita Fawley que si se tomó las cosas en serio en vez de estar bebiendo y jugando” les respondió con una pequeña sonrisa. Honestamente tenían el derecho a saber que había pasado, pero siempre era mejor empujarlos a más, y ya que Fawley había puesto la vara más alta, utilizó esa. Se dirigió al dormitorio oyendo las quejas brotar silenciosamente detrás de él. Encontró a la señorita Fawley tapando la entrada del dormitorio de los magos de primer año, aparentemente dormida. Sin embargo, cuando fue a despertarla sacó su varita y lo apuntó amenazadoramente. “Ahh, es usted profesor” bostezó mientras devolvía la varita a su porta-varita “disculpe, creo que me quedé dormida” “Ha tomado una posición extraña para proteger la entrada” notó Snape. “Sí” respondió Fawley mientras estiraba el cuello y las demás articulaciones “le había pedido a uno de los de séptimo año que me hicieran el encantamiento desilusionador; la idea era que si Potter intentaba escaparse se tropezara con mi cuerpo si me había quedado dormida. Honestamente al principio lo utilicé para entrar al dormitorio y vigilarlo, pero me incomodó estar allá adentro invisible; no me gustaría que alguien hiciera lo mismo en mi dormitorio” Snape asintió. La verdad era que la señorita Fawley había superado con creces lo que esperaba de ella o de cualquier prefecto. “¿Y todo se resolvió profesor?” le preguntó. Snape le dio más detalles de los que originalmente había pensado darle, sentía que había hecho un mejor trabajo protegiendo a Potter de lo que él había hecho en todo el año y se lo merecía.***
A la mañana siguiente, Harry se despertó a una sala común agitada; todos hablaban de lo que había pasado. No fue mucho tiempo para que se enteraran de que el profesor Quirrell había, según los rumores, perecido intentando robar la Piedra Filosofal. Tampoco pasó mucho tiempo hasta que los demás se enteraran de que Harry y Daphne habían descubierto al profesor ingresando al pasillo prohibido durante el invierno. Al principio no le dieron mucho crédito, pero después que la prefecta Fawley hubiera admitido que el profesor Snape le había pedido que lo protegiera, todos le creyeron. Los últimos días fueron amenos, sin estudios ni exámenes se la pasaban en los campos o jugando. Parkinson había ‘perdonado’ a Bulstrode por pasársela junto a Harry en vez de con ella, cuando se enteró de que era por orden de Snape. Todo parecía que volvía a la normalidad y ya sin los incesantes dolores de cicatriz, Harry se sentía tan tranquilo que el regreso al mundo muggle no le causaba escozor. La fiesta de fin de año fue una de las mejores noches de su vida, tal vez la mejor. Podían no haber ganado la copa de quidditch, pero se alzaron, por un ajustado margen contra Ravenclaw, con la copa de las casas. Esa celebración continuó en la sala común hasta bien entrada la noche y hasta a los de primer año los dejaron celebrar hasta bien entrada la noche. El siguiente día se encontró con que no solo había aprobado y pasado de año (que lo esperaba) si no que había pasado con buena notas. Claramente la insistencia de Daphne más sus sesiones de estudio grupales habían rendido frutos. Sin duda, Historia de la Magia era su peor materia y sin embargo la había aprobado. También se había sorprendido con sus notas de pociones; a pesar de las críticas de Snape, había logrado una nota si bien no excelente al menos buena. Sin embargo, donde brilló fue con Encantamientos y Defensa Contra las Artes Oscuras; aunque no fue el mejor del año, en ambas sacó excelentes notas. No le sorprendió que la mejor de Slytherin fuera Daphne. Lo que no esperaba del todo era que Malfoy quedara de segundo, pisándole los talones; parecía que había algo de verdad detrás sus alardes. Lo que si le causó disgusto a Parkinson y Malfoy (y en general a los demás Slytherin aunque en menor medida) fue que Granger, la Gryffindor sabelotodo, había logrado salir de primera; un honor generalmente reservado a los Ravenclaw o Slytherin. El tren volvió a Hogsmeade y a pesar de su inminente regreso al mundo muggle, la pasó muy bien de regreso junto con Daphne (que parecía estar haciendo todo lo posible por hacerle olvidar que regresaría con los Dursley) y hasta con Nott, Zabini y Millicent, que pasaron en uno u otro momento. Por desgracia, la dicha nunca es eterna; y al volver a ponerse la ropa de Dudley le cayó toda la realidad encima, como si fuera una pesada manta que no lo dejara respirar el aire mágico. Solo daba gracias de que aunque la ropa de Daphne y los demás fueran más lindas, eran tan estrambóticas y extrañas como la de cualquier mago que se hubiera cruzado antes en la calle. Cuando finalmente lograron salir del andén 9¾ (con muchos más de los que había imaginado despidiéndose de él) se encontró finalmente con los Greengrass, Daphne casi arrastrándolo de la emoción. Una niña pequeña salió disparada justo antes que llegaran y chocó con Daphne; se parecía mucho a ella excepto que tenía el pelo marrón suave y una sonrisa más abierta y cálida. Después que la hubiera abrazado de regreso, Daphne los introdujo “Harry, déjame presentarte a mi madre y padre, los lores de la Antigua y Noble Casa de Greengrass” “Es un placer conocerlos” se presentó con la pequeña reverencia que Daphne le había enseñado que se hacía cuando uno se encontraba entre muggles. “Igualmente” les sonrieron de regreso. “Mil gracias otra vez por su regalo de Na…Yule, fue justo lo que necesitaba” Lady Greengrass rio suavemente “me alegro tanto que haya sido de tu gusto, a veces no es fácil encontrar que regalarle a un joven mago” “Y esta es mi hermana, Astoria” La hermana soltó a Daphne y le dedicó la misma sonrisa cálida con la que había abrazado a Daphne “es un placer finalmente conocer al mago que salvó al mundo mágico” para su sorpresa hasta hizo una pequeña reverencia ante él. “Vamos muchacho” interrumpió el rostro púrpura de tío Vernon “no tenemos todo el día” “Ahh” intercedió Lady Greengrass “usted debe ser ‘familia’ de Harry Potter” A ninguno se les escapó las comillas implícitas cuando mencionó la palabra familia. “Por así decirlo” farfulló su tío, si por temor o rabia, no lo sabía. “Cuanto me gustaría decir que es un placer” y sin más se volteó Lady Greengrass, ignorándolo. Tío Vernon murmuró algo y se dirigió de regreso con tía Petunia y Dudley. “¿Sabe Lady Greengrass?” le dijo Harry “tengo un presentimiento de que nos vamos a llevar muy bien” Todos rieron y se despidió de ellos, prometiendo escribirle mucho a Daphne y combinar para verse durante el verano. “Recuerda” le susurró Daphne al oído antes de que se fuera “si intenta quitarte la varita, dile que es ilegal que un muggle tenga una y que se la quitaran por la fuerza por los aurores y llevado a Azkaban” Harry caminó hacia los Dursley con la certeza de que si bien no sería un gran verano, sería mucho mejor que cualquiera previo. Su destino era el mundo mágico y no tenía ninguna intención de dejar que los Dursley le ‘quitaran la magia’ como habían admitido ante Hagrid.***
Nota del Capítulo: Llegamos al final y ¡qué diferente es del canon! ¿Podemos hablar de lo que se ha salvado Harry por ser Slytherin? Yo estoy leyendo los libros mientras escribo este fanfic y cuento al menos 3 intentos de asesinato durante el primer libro ¡y solo tiene 11 años! Siento que haber escrito un fanfic donde el protagonista termina sin ser el protagonista del final o jugar un papel clave es arriesgado, pero siento que es lo que tiene más sentido. No me gustaban las chances de 3 niños de 11 años contra esas pruebas, menos aún si Hermione no era una de esas tres. También muestra el rasgo de los Slytherin de "no arriesgar el cuello inútilmente" y como han empezado a influenciar a Harry en vez de Gryffindor donde la osadía es alentada. Aún así, la razón principal dentro de la psique de Harry de no haber ido tras Quirrell es que no sabe que es Voldemort detrás ¿qué tanto importa que un profesor se vuelva rico y alargue su vida? De hecho, no haberse encontrado con Voldemort en el Bosque Prohibido jugó un papel clave por otra razón; a diferencia del canon donde los dolores de cabeza/cicatriz y las pesadillas aumentan tras encontrárselo, acá solo aumentan levemente, lo que ayuda a que Harry se sienta tranquilo. Al final, estoy re feliz de tener un Harry que al menos tuvo un año para ser un niño feliz y seguro en Hogwarts; después de todo lo que le hicieron los Dursley, se lo merecía. Claro que la profecía aún existe, veremos que tanto tiempo puede evitar Harry el peligro. Igual no pude evitar narrar a Snape superando las pruebas por el simple hecho de que siempre he sentido que son icónicas. No estoy seguro porqué puse a Sinistra acompañando a Snape, solo que cuando empecé a imaginarme el final siempre lo veía acompañado. La decisión de Sinistra como una Slytherin nacida de muggles (una rareza ciertamente) es acorde al canon ya que no hay información sobre su casa o estatus de sangre; pero si diré que fue inspirada por un fanfic donde ella juega un papel clave y tiene la misma casa y estatus de sangre. Dumbledore la contrató en buena parte para mostrarle al mundo que los Slytherin nacido de muggles existen (y porque no quería contratar un Slytherin sangre pura), o sea en buena parte por cuestiones políticas. Aún así, no pudo instaurarla como jefa de casa ya que para eso necesitaba el visto bueno de dicha casa. Continué con la recalibración de los hechizos, y podemos ver que los exámenes no contienen hechizos avanzados; de hecho en los libros, el examen de Transfiguración es convertir un ratón en una caja (cuando los propios libros tienen a Mcgonagall años más tarde diciendo que finalmente van a empezar a transfigurar mamíferos ya que sus sistemas biológicos son muy complejos) y ahí tenemos no solo transfiguración de un animal pero de un animal a un objeto inanimado. La prefecta brilló en esta historia más de lo que esperaba (cuando comencé pensé que solo estaría para introducir la sala común) lo que ha sido otra grata sorpresa. Harry termina el año, escolarmente hablando, ligeramente mejor que en el canon. Esto se debe primero, a que no hay un Ron que compense a Daphne; claro que Daphne no es la mitad de intensa que Hermione así que no había taaanto que compensar. Ahí es interesante esa influencia; una genia como Hermione contra los conocimientos acumulados de una sangre pura como Daphne. Segundo, a que Slytherin se toma sus estudios algo más en serio que Gryffindor y eso influye en Harry. Independientemente, la diferencia más notoria es en pociones; sin Snape respirando en su cuello (figurativamente Y literalmente) y siendo mala onda, Harry muestra sus habilidades innatas en pociones (en sus TIMO (que son sin los profesores) en los libros sacó 'supera las expectativas'). Hablando de Hermione, podemos notar que su presencia (y la de Ron) es casi inexistente hasta ahora. Muchos otros fanfic que no quieren que sean amigos se toman la molestia de mostrarnos escenas donde se pelean y/o demonizándolos. Es mi opinión, que si bien Ron y Hermione no son superfluos, tampoco son indispensables; no hay una profecía sobre ellos como el trío de oro, nada que los obligue a ser amigos de Harry. Para Harry en Slytherin, ellos son tan importantes como Terry Boot (de Ravenclaw) o Ernie Macmillan (de Hufflepuff) son para Harry en Gryffindor. Finalmente tenemos la escena de despedida. Aunque tal vez piensen que es muy anti-muggle por estar con Slytherins, en verdad en el canon es muy parecida: en ella los demás consideran a los Dursley como "muy desagradables" y Harry diciéndoles con una sonrisa muy burlona que piensa aprovecharse de que ellos no saben que no puede hacer magia y que piensa "divertirse mucho con Dudley"; básicamente que piensa hacerle bullying, y o sea Dudley se lo merece 120% pero ¿es bastante supremacista no? Diría que la diferencia acá es que Harry está ligeramente más decidido a dejar el mundo muggle y que los Dursley no se interpongan en su camino.