La historia de Rodrigo

Después de que Matteo y Rodrigo se fueron, su amor no murió. En realidad, se convirtió en una llama eterna que ardía en el corazón de todos los que los conocieron. Sus amigos y familiares recordaban sus risas, sus aventuras y su amor incondicional. Recordaban cómo Matteo y Rodrigo se miraban a los ojos, cómo se tomaban de la mano y cómo se besaban. La casa que habían construido juntos se convirtió en un santuario del amor. Un lugar donde las parejas podían ir a reflexionar sobre su propio amor y a inspirarse en la historia de Matteo y Rodrigo. Años después, cuando las nuevas generaciones crecieron, todavía hablaban de Matteo y Rodrigo como un ejemplo de amor verdadero. Les contaban a sus hijos y nietos sobre la pareja que había vivido en aquella casa, y cómo su amor había sido fuerte y verdadero. Y aunque Matteo y Rodrigo ya no estaban físicamente presentes, su amor seguía vivo en el corazón de todos los que los conocieron. Su historia se convirtió en una leyenda, un recordatorio de que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo y durar para siempre. En la eternidad, Matteo y Rodrigo se encontraron de nuevo, tomados de la mano, mirándose a los ojos y sonriendo. Sabían que su amor había sido eterno, y que siempre estarían juntos. "Te amo", dijo Matteo, mirando a Rodrigo a los ojos. "Yo también te amo", respondió Rodrigo. "Para siempre". Y en ese momento, su amor se convirtió en una parte integral del universo, una fuerza eterna que seguiría inspirando a las generaciones futuras.