Capítulo 112
20 de julio de 2025, 23:56
Fleamont baja las escaleras con una caja grande, la deja sobre la mesa.
-Reg- llama Alphard. Regulus voltea, abandonando el abrazo de James.
-¿Sí, señor?- pregunta.
Sirius lo abraza por los hombros, emocionado. James se aparta un poco para darles espacio.
-Junto a Sirius y Monty te compramos un regalo de cumpleaños- sonrie Alphard.
-Oh- los ojos de Regulus brillan de emoción- no era necesario, muchas gracias- habla volteando a ver a Sirius y luego a los señores Potter.
-Ábrelo- insiste Sirius.
Regulus voltea a ver a James, quién asiente.
Regulus se acerca a la caja y quita cuidadosamente el papel de regalo.
-Puedes romperlo- sonrie Fleamont.
-Romper está mal- responde inconscientemente.
-Es solo papel de regalo, Reggie- recuerda Sirius, a su lado.
Regulus parpadea muchas veces y asiente.
-Cierto- sonrie avergonzado- ¿me ayudas?- pide mirando a Sirius, le gusta incluir a su hermano, sabe que a Sirius también le hace bien.
-Sí- sonrie emocionado.
Los hermanos Black rompen el papel de regalos. Regulus abre la caja, frente a él aparece una máquina de coser.
Regulus se cubre la boca, sorprendido y cae de rodillas, tener una maquina de coser siempre se vio lejano para él.
James se va a acercar pero Sirius se arrodilla junto a Regulus, no quiere cortar el momento de hermanos, asi que se mantiene en su lugar, mirando a Regulus.
-Gracias- murmura Regulus mientras llora en el hombro de su hermano- es lo que siempre quise- sonrie, elevando la mirada para observar con agradecimiento a los padres de James.
-Lo sé- sonrie Sirius- ayudé a Cygnus con algunas tareas y ahorré para tu regalo- comenta- yo también contribuí.
-Eres el mejor hermano del mundo- murmura Regulus, abrazándolo fuerte.
-Lo sé- responde Sirius.
Regulus se levanta del piso y corre a abrazar a Alphard y Fleamont.
-Nunca me sentí tan querido, gracias, gracias- sonrie, abrazándolos fuerte.
Alphard acaricia su cabello y Fleamont su espalda alta.
-Nos alegra que te haya gustado, cariño- sonrie Alphard.
-Sirius lo eligió- comenta Fleamont.
-Ya no voy a tener que coser a mano- sonrie emocionado, alejándose de ellos para mirarlos agradecido- gracias, gracias en serio, por todo.
Sirius sonrie, hace años que no ve a su hermano emocionado. La última vez fue cuando era a penas un pequeño niño de cuatro años y él le dio su paleta, una que robó de un mercado en Francia.
Regulus voltea a ver a James, quién sonrie enternecido mientras las lágrimas caen por sus mejillas sin poder evitarlo.
El menor de los Black corre a hundirse en los brazos de James, abrazándolo fuerte.
-¿Por qué lloras tu?- pregunta Regulus, alejándose un poco. James limpia las lágrimas de las mejillas de Regulus y niega.
-Es que me emocioné, y tu lloraste- vacila, moviendo su mano libre, la otra está anclada a la cintura de Regulus.
-Aww- suelta Remus, quién está apoyado en la pared.
-¿No miras la maquina? hay que sacarla de la caja- comenta Alphard, abrazado al brazo izquierdo de su esposo.
Regulus asiente y se acerca a la caja. Fleamont la saca de la caja, dejándola en la mesa.
-Wow, es muy hermosa- sonrie Regulus- mira, James- llama, moviendo su mano. James sonrie ampliamente y se acerca, abrazándolo por la espalda- que linda Sirius- sonrie Regulus, mirando a su hermano- ¿te enseñaron como usarla?
-Sí, yo aprendí así te enseño- sonrie ampliamente.
-Eres tan hermano mayor- sonrie Alphard, estirándose para acariciar el cabello de Sirius.
[...]
A eso de las ocho y media llegan los abuelos Potter.
Dorea y Charlus lo abrazan, felicitándolo por su cumpleaños.
-Te trajimos un regalo- Dorea señala la caja que Charlus dejó sobre la mesa.
-No era necesario, muchas gracias- sonrie Regulus.
-Esperamos que te guste- sonrie Dorea, abrazándose al brazo derecho de su esposo.
Al abrir la caja, Regulus se encuentra con un montón de telas; hilos, algunas agujas, un par de tijeras, elástico, botones, dedales, pintura para telas y pinceles.
-Wow- murmura Regulus- muchas gracias, señores Potter- agradece.
-No sabíamos que podía gustarte asi que hicimos un poco de trampa y hablamos con Monty- comenta Charlus, feliz de que a su nuevo nieto le guste su regalo.
-Muchas gracias, me encantó- sonrie ampliamente.
-¿Un abrazo?- pide Charlus, Regulus asiente y los abraza fuerte. Tampoco tuvo abuelos, asi que poder ir superando su miedo al tacto y tener estos lindos momentos lo hacen muy feliz.
Hoy no se comportó como siempre, hoy afloró su niño interno.
-Mira Us- llama Regulus cuando los abuelos Potter se alejan para ir a la cocina, luego de saludar al resto de los jóvenes- esta pintura es la que vimos en ese local en Francia ¿recuerdas?
Sirius asiente y abre la boca, impresionado.
-Es la mejor pintura de telas del mercado.
-Compartiremos- sonrie Regulus, tomando su mano. No quiere que su hermano se sienta dejado de lado.
-Hoy es tu día, no debes preocuparte por mi- habla Sirius, sabiendo que piensa su hermanito.
-Siempre me preocuparé por ti- suelta- todos los días hasta que muera. Y en la muerte me seguiré preocupando por ti- sonrie divertido.
-Para eso falta muchísimos años- menciona Sirius- y yo también me preocupo por ti, Reg. Siempre serás mi niño.
Regulus responde con una sonrisa y luego mira a James, quién le sonrie ampliamente.
Los Lupin llegan por la chimenea, los gritos de las trillizas y la pequeña Lib no tardan en hacerse escuchar.
Lyall, Cygnus y Remus le entregan el regalo a Regulus. Una caja llena de libros. Regulus agradece sonriente.
-Muévanse- exige Narcissa- toca nuestro regalo, que obvio es mejor que libros- sonrie divertida- Andy- pide- tu que tienes músculos.
Andrómeda deja la caja rosa sobre la mesa. Las trillizas lo miran expectantes.
-A veces me dan miedo- susurra James, mirando a Remus.
-A todos- responde divertido.
Regulus abre la caja, se encuentra con varios productos para el cabello, un cepillo y muchos dulces.
-Wow, muchas gracias- agradece.
-Lo eligió Cissy como podrás notar- señala Bella- pero yo hice un marcapáginas y lo coloqué allí, espero que te guste.
-Wow Bella, es hermoso. Muchas gracias- agradece Regulus, mirando el marcapáginas.
-Y yo compré los dulces- señala Andy.
-Muchas gracias chicas, en serio. Me encantó.
-Nos alegra que te guste- sonrie Cissy.
-Es bueno tener otro primo, James es aburrido- molesta Andy.
-Y a Sirius ya lo cansaron- agrega Bella.
-Y es raro porque Sirius es nuestro cuñado- menciona Narcissa, ladeando la cabeza.
Pronto las trillizas se alejan y van a saludar a sus tíos y abuelos.
[...]
James bebe de su copa de vino mientras conversa con su tío sobre algún asunto de la empresa. Regulus, quien paseaba por el jardín junto a Libra, se acerca a él y se hunde en sus brazos, abrazándolo fuerte.
-Oh Reg, cariño- sonrie, devolviendo el abrazo.- ¿sucede algo?- pregunta.
-Un poco de frío- se excusa, aunque tiene un suéter, solo quiere una excusa para abrazarlo. James se quita la campera y la coloca sobre sus hombros- oh no, no- niega con la cabeza- hace frío, póntela.
-No, está bien- responde, volviendo a abrazarlo.
-Hoy estuviste estornudando en la mañana, yo solo quería un abrazo no quitarte el abrigo.
-Estoy bien, Reg- responde tomando nuevamente su copa de vino.
-Hazme caso, es mi cumpleaños- exige el pelinegro.
-Hazle caso- aconseja Lyall.
James resopla y toma el abrigo, colocándoselo nuevamente, aunque abraza más fuerte a Regulus.
-Los nuevos ingredientes de Hungría, James- habla Fleamont- ¿llegaron?
-No llegaron todavía- responde James.
-Deberían haber llegado- resopla Charlus- ¿Lyall?
-Por lo que sé hubo un retraso.
-Sí, tardarán dos días más- habla James. La conversación sigue, aunque Regulus no entiende demasiado y tampoco quiere entender, le basta y le sobra con escuchar los latidos del corazón de James, tenerlo cerca y inhalar su aroma.
Rato después, cuando Lyall y Charlus se sientan, James también toma asiento; sentando a Regulus sobre sus piernas.
Remus toma asiento junto a James, uniéndose a la conversación empresarial.
Raramente Regulus no se siente incómodo, no le importa el resto, la magia de James es suficientemente embriagadora como para envolverlo y mantenerlo en ese espacio seguro, en ese calor que James le otorga.
[...]
-Reg- llama Cissy. Regulus voltea, aún sentado sobre James- el tío te llama.
Regulus asiente y se levanta. James toma su copa de vino y lo observa irse. Regulus sonrie tímidamente antes de pasar por la puerta. James le guiña un ojo, sonrojándolo al instante.
-Reg cariño- habla Alphard cuando llega a la cocina- olvidé sin te gustaba la ensalada de manzana, nuez y apio con miel o sin miel.
-Oh, como la preparó la vez pasada está bien- responde Regulus- ¿puedo ayudarlo?- pregunta viendo el tomate y la lechuga todavía sin cortar.
-Claro cariño- sonrie, pasándole el pan a Andy, quién lo corta.
-No tengo paciencia para esto- se queja Cygnus, tratando de quitarle la piel al salame.
-Monty tenía un truco para eso pero no lo recuerdo- habla Alphard.
-Yo lo llamo- sonrie Cissy, no quiere que la pongan a hacer tareas asi que prefiere ser la mensajera. Bella ahora está con Lib, paseando.
Regulus corta el tomate con tranquilidad mientras Cygnus y Alphard charlan.
-Tuve que hacerme una prueba- comenta Cygnus.
-No, ¿y?- pregunta su hermano- porque no creo que si vuelves a tener hijos tengas uno solo- sonrie divertido.
-Negativo- responde el Cygnus- pero me llevé un susto.
-¿Qué pasó?
-No sé, me sentía raro, creo que me cayó mal la comida.
-Tío el tío Fleamont estaba dando vuelta la carne asada, traje a James, ¿te sirve?- pregunta la rubia.
-¿Qué necesitan, pa?- pregunta James- no entendí nada de lo que dijo Ciss, habla muy rápido- sonrie divertido.
-Estamos haciendo la picada- señala Cygnus- no tengo paciencia para quitarle la piel a esto.
-Yo me encargo, tío- sonrie James, caminando a la pileta de la cocina para lavarse las manos.
-Terminé- avisa Andrómeda, dejando el pan cortado en las canastitas.
-Tu James es tan dulce y atento- comenta Cygnus limpiándose las manos- que raro que no tenga pareja.
-Es igual a Monty en su juventud- menciona Alphard- bien yo ya terminé aquí, iré a ver que hace Mont.
-Voy contigo- sonrie Cygnus, siguiendo a su hermano.
Regulus los observa irse y luego vuelve a su tarea de cortar el tomate.
-Deja eso, yo lo hago- habla James, colocándose junto a Regulus para cortar los fiambres de la picada.
-No, yo pedí ayudar- responde Regulus. James asiente y le quita la piel al salame.
-¿Te divertiste hoy?- pregunta James.
-Sí, fue un día increíble. Muchas gracias por hacerlo posible, James- sonrie mirándolo. James voltea, sus miradas se conectan.
-Ni lo menciones, además yo no hice casi nada.
-Si tu no me hubieses dado tu confianza yo no habría escapado, yo no estaría aquí, que yo sea feliz hoy en día es gracias a ti.
-No te quites mérito, bebé- pide, cortando el fiambre con la gran cuchilla. Regulus observa sus venas marcarse- estás trabajando duro en terapia, haz logrado demasiado, yo solo fui... una pequeña ayuda- sonrie de lado.
-Una gran ayuda- corrige Regulus, alejando la mirada de las manos de Potter para mirar su perfil
-Tengo tu regalo- comenta- pero no es tan especial como el que te dio el resto- sonrie de lado, en una mueca desilusionada- soy pésimo pensando, ¿cómo no se me ocurrió la máquina de coser?
-James, cariño- suelta Regulus, colocando su mano sobre la de Regulus- me regalaste demasiado hoy, además eso solo lo sabía Sirius, ni siquiera mis amigos. Era algo que... no sé- suspira- me parecía tan lejano tener una máquina de coser. Nunca lo dije, no puedes culparte por no saber algo que no dije.
-Sí pero... debí suponerlo- suspira, dejando la cuchilla para voltear y mirarlo de frente.
-Me trajiste de regreso mi ropa, me devolviste la parte que me faltaba, James. No te permito que te desilusiones cuando me hiciste el mejor regalo del mundo. No hablo solo de la ropa, tu me diste un hogar, una familia, me proteges, me cuidas, me acompañas. Ni siquiera era necesario que tu y tu familia me dieran un regalo o me hicieran estas hermosas celebraciones, bastaba y sobraba por quererme y tratarme bien todos los días.
-Mereces celebrar tu cumpleaños, Reggie- comenta.
-Me has regalado demasiado, James- vuelve al anterior tema- por favor sonrie- pide, pasando sus brazos por el cuello de Potter.
James sonrie sin poder evitarlo, hundiendo su cara en el cuello de Regulus.
-Eres muy dulce ¿sabes?- murmura, acariciando su cintura.
-Es tu magia empalagosa, yo antes era cool- responde con gracia. James suelta una carcajada.
-Sigues siendo cool, eres la persona más cool que conozco.
Regulus responde con una sonrisa y se aleja para seguir cortando el tomate.
[...]
En la noche, antes de dormir.
-Por favor que no sea striptease- pide Regulus, cubriendo sus ojos.
-¿Esa opción era viable?- sonrie James, sentándose frente a Regulus, con una caja en mano.
-No- niega Regulus, "¡SI!" grita su mente.
-Bien, ya puedes abrir los ojos- pide Potter.
-¿Para qué me pediste que los cierre si es una caja?- cuestiona, ladeando la cabeza.
-Le da más emoción, supongo- sonrie divertido- ábrelo, a ver si te gusta.
Regulus desata el moño y abre la caja, dentro se encuentra con varias cajas de joyas. Anillos en oro y otros en oro blanco, alguno con algún que otro detalle en diamante o esmeralda y una larga cadena.
-Es para la cintura- explica James- pensé que si ya tienes el combo de sol, siguiendo la estética...- sonrie.
Regulus se levanta de la cama y se levanta la camisa del pijama, hace un nudo para que no se baja y se la coloca, luego camina al espejo a mirarse.
James no esperaba esa reacción, asi que se queda estático.
-Me gusta- sonrie Regulus, volteando a verlo- ¿cómo me queda?- pregunta. James lo mira mientras enrojece hasta las orejas y se levanta torpemente para caminar hacia él. Al llegar se arrodilla frente a Regulus, apoyando sus manos en la cadera de Regulus.
-Wow- es todo lo que logra decir. Regulus mueve su mano, acariciando el cabello de James.
-¿Qué haces?- pregunta divertido. James balbucea, deslizando sus manos hacia arriba, acariciando su cintura desnuda. Sus pupilas dilatadas y sus ojos brillosos hablan por él
-Eres hermoso- logra murmurar.
-Lo sé- responde Regulus, con una sonrisa divertida.
La puerta suena y casi de inmediato entra Sirius mirando el pote entre sus manos.
-Reg, ¿me prestas tu peine?- pregunta Sirius. Regulus empuja a James al escuchar la voz de su hermano y se baja rápidamente la camisa.
-Claro- asiente nervioso, caminando a su baño.
-¿Qué haces en el piso?- pregunta Sirius al ver a su mejor amigo en el suelo.
-Ehh, rezar- responde, su cabeza no funciona, es tarde y Regulus acaparó toda su atención.
Sirius frunce el ceño, confundido.
-Él solo me está ayudando a buscar un anillo que perdí- habla Regulus, extendiéndole el peine.
-¿Y para qué mentir?- pregunta, cruzándose de brazos.
-Es que quizá pensabas algo mal o algo así- habla James.
-¿Por buscar un anillo?
-Por estar en la habitación de tu hermano- responde James, levantándose del piso.
-Mientras no te sobrepases.
-Nunca lo haría- responde obvio.
Sirius mira a Regulus, quién asiente, y luego se va.
Regulus vuelve a sentarse en la cama, James se sienta frente a él. Black guarda la cadena en su respectiva caja y sonrie.
-Gracias, ha sido un regalo hermoso- agradece.
-Hay más, ¿crees que te regalaría eso solo por tu cumpleaños?- frunce el ceño.
-Claro que si, es demasiado, ya has hecho mucho por mí.
-Bueno, sigue viendo- sonrie ampliamente, señalando la caja.
-Te debo demasiados galeones ya- sonrie divertido.
-No me debes nada, lo hago porque quiero, demás ¿para qué trabajo?
-Para comprarte tus cosas, construir tu casa...- mueve las manos, respondiendo coherentemente.
-¿Sabes cuanto gano?- eleva una ceja, coqueto. Regulus se muerde los labios.
-Deja de hacer eso- exige y quita el papel de la caja, encontrándose con otra caja de joyería- ¿más anillos?- pregunta.
-Ábrelo- pide James.
Regulus sonrie, tomando los pendientes.
-Ahora tengo toda la joyería de sol- sonrie- gracias James, son hermosos.
-Hay más- señala la caja.
-¿Más? me cansaré de abrir regalos- bromea.
-No creo, la vida te debe muchos años de mimos y regalos.
-No tienes por qué ser tu el que me los dé todos.
-Pero quiero ser yo, vamos, ábrelo- bosteza- que mañana tengo que trabajar y ya es tarde.
-Ah sí, lo siento- se disculpa, quitando el papel. Una variedad amplia de productos de maquillaje descansan al fondo de la caja, junto con su chocolate favorito y una nota-Maquillaje...
-Las cosas no tienen género- explica- veo que le robas el brillo labial a Sirius y... quiero que tengas tus propias cosas, los objetos personales no se comparten y el maquillaje es uno de ellos. No sabemos donde pone la boca Sirius- bromea, Regulus ríe divertido.
-Tienes razón- asiente- yo... es que eh estado tan cerrado a usar cosas que se consideran femeninas...
-Ser femenino no es algo malo, Reg. Además el maquillaje solo es pintura para la cara, si te gusta póntelo y si no déjalo.
-Claro que me gusta-afirma Regulus, abrazando la caja- es que me quedó esto que me decía mi padre de no ser femenino y lo decía como un insulto... pero sí, no es algo malo ser femenino.
-Las cosas no tienen género, ni la ropa ni los productos. A mi me dicen que uso camisa de lesbiana- sonrie divertido, encogiéndose de hombros.
-Sí, las usas- sonrie Reg, estirando su mano para acariciar su hombro en falso apoyo- son horribles.
-A mi me gustan- se encoge de hombros.
-Yo puedo hacerte camisas lindas y formales, dignas de ser parte Black.
-Me pondré lo que me des- sonrie, ladeando la cabeza para mirarlo, sus ojos brillan, enamorados- eres hermoso, ¿sabes?
-Ya lo has dicho mucho hoy. Y mi cumpleaños ya acabó- murmura, sonrojándose.
-¿Y? hay que admirarte todos los días- suspira enamorado.
-Deja de ser tan lindo, me das rabia- refunfuña, cruzándose de brazos.
James sonrie divertido y se inclina, besando su mejilla. Más cerca de la comisura de sus labios que de su mejilla.
-Feliz cumple, cariño. Espero que la hayas pasado bonito.
-Fue el mejor cumpleaños de mi vida: me divertí, me sentí amado, vi a los chicos, pasamos tiempo con tu familia...- sonrie ampliamente, tomando las manos de Potter.
-Nuestra- corrige James- pero sigue.
-Fue un hermoso día, gracias por todo, James.
-De nada, Reggie. Lo mereces.
-Que mal que llegué luego de tu cumpleaños pero... te prepararé algo lindo para el año que viene.
-19, ya seré un anciano- James comenta divertido.
-Si envejeces como tu padre y tu abuelo no tienes nada de qué preocuparte- menciona Regulus.
-Sí, buena genética- se encoge de hombros
Regulus lo mira de arriba abajo y asiente.
-Definitivamente, y gracias por el chocolate, no te compartiré- le saca la lengua.
-Ah no, ¿cómo no me vas a compartir?- bromea, metiendo sus manos debajo de la camisa del pijama de Regulus para hacerle cosquillas. Regulus ríe divertido.
Ambos terminan durmiendo juntos, abrazados, en casa.
[...]
-Tenle paciencia- pide Regulus- él está muy nervioso, teme fallar. Realmente quiere trabajar y aprender.
-Lo haré- asiente James- igual siempre tenemos paciencia con los nuevos trabajadores, bebé-responde, atándose los cordones.
-Lo sé pero Evan es uno de mis mejores amigos y quiero que le vaya bien, quiero que sea feliz aunque sea en el trabajo, en su casa no es feliz. Tendría verguenza de pedirte paciencia hacia él pero sé que tu me comprendes y puedo hablar de lo que sea contigo- sonrie Regulus. James se endereza y besa su frente.
-Claro cariño, siempre puedes contar conmigo. Me quedaré a su lado, hoy lo llevaré conmigo. Luego, si quieres y tienes tiempo... ¿me ayudas con la oficina?- pide, tomando sus manos.
-Obvio que sí- asiente- ese ya es trabajo mío.
-Claro que no, no tienes obligación alguna, es solo si quieres ayudarme.
-Quiero ayudarte- sonrie, ganándose un beso en la mejilla de parte de James.
-¿Así estoy bien?- pregunta James.
-Te falta la corbata- busca la corbata en la cama y la ata al cuello de James, con mucho cuidado.
James observa las casi imperceptibles pecas de Regulus sobre sus mejillas y nariz.
-Tienes pecas- comenta James, pasando su dedo por la nariz de Regulus.
-Se me notan más en verano, ayer estuve mucho al sol y bueno... pero usualmente no se ven.
-Te quedan hermosas.
-A mi no me gustan- tuerce la boca- madre decía que parece que tengo la cara sucia.
-Sucia ella, las pecas son hermosas, te quedan hermosas y tu eres hermoso.
Regulus suspira.
-Sí, creo que debo seguir replanteándome cosas, siento que no avanzo más, que siempre hay un nuevo trauma esperando.
-Has avanzado mucho y lo de tener traumas no es tu culpa, Reg. Eres un chico fuerte, has soportado mucho, has estado tanto tiempo sobreviviendo, es obvio que tendrás muchos traumas. Aquí estoy si quieres hablar conmigo o si necesitas tres sesiones por semana, yo pagaré la extra.
-No, ya voy dos- bosteza- es suficiente.
-JAMES YA ES TARDE- grita Fleamont desde el otro lado de la puerta- es un día importante, Rosier necesita a un par cercano, termina con lo que estés haciendo y vamos.
-Ya voy pa, solo me falta el perfume.
-Te espero abajo- concluye Mont.
-¿Perfume para qué?- pregunta Regulus, cruzándose de brazos- ¿para que te huelan las recepcionistas?- resopla, celoso. James sonrie divertido.
-No me importan las recepcionistas, es una costumbre colocarme perfume para oler bien, supongo- frunce el ceño, pensativo- pero si quieres no me pongo.
-No, está bien- niega moviendo su cabeza para alejar los celos irracionales- es tu perfume, además si quieres que te huelan las recepcionistas no es mi asunto, no... eres mi... amigo- las palabras queman su garganta.
James asiente, tratando de no verse desilusionado. Aún así deja el frasco de perfume y no se coloca. No le parece sensato el planteo y que lo llame amigo rompió su corazón, sabe que no son nada y que sería riesgoso serlo, pero...
-Debo irme- murmura, caminando hacia la puerta. Los hombros de Regulus decaen, se siente triste aunque no sabe por qué.
Lo deja ir, lo deja ir porque parece que lo lastimó. Eso que tanto temía... lo hizo, y ni siquiera lo notó en el momento.
"Eres un imbécil, te odio" se queja su cabeza, despreciándose a sí mismo
"Sí, yo también me odio" se responde a sí mismo y suspira triste.
Hoy su estómago se cierra y no desayuna, esa mañana solo mira por la ventana, buscando paz, alejar sus pensamientos y sentirse bien. Pero no lo encuentra porque la paz no viene con el campo, viene con James. Ese no es su hogar sin Potter.
[...]
Horas después, en las que ni siquiera se dignó a beber un sorbo de agua, vuelven a tocar la puerta. Alphard ya ha venido varias veces, le a traído el desayuno, lo ha calentado, lo ha cambiado, ha preparado galletas pero no, él ni siquiera probó un bocado.
-Pase- responde Regulus- aunque no tengo hambre, señor.
-¿Ya me dices señor?- sonrie James, apoyándose en el marco de la puerta, con los brazos cruzados.
Se lo ve feliz, la sonrisa de James devuelve el alma a su cuerpo.
-No, era a tu padre.
-Me ha dicho que no comiste, ¿puede ser?
Regulus ladea la cabeza y no responde, no está orgulloso de sí mismo.
-Bueno, decidí pasar por esto- muestra el pote de helado.
-Helado- sonrie Regulus.
-De menta como te gusta a ti. Pero no podemos comer el postre sin la comida, asi que...
Regulus se levanta de un brinco y camina hasta James, abrazándolo fuerte.
-No sé que dije pero lo siento, te hice sentir mal- murmura sobre su oído- yo te quiero mucho, no quiero que seas infeliz por mi culpa.
-No te preocupes, yo... no pasa nada. Vamos a comer ¿sí?- pide, acariciando su cintura. Regulus asiente- ¿tomaste las pastillas?- cuestiona.
-No, las olvidé- habla sincero. Alejándose un poco. James aprovecha y trata de quitarse la corbata con su mano libre. Regulus aleja sus manos, quitándola.
-Entonces almorzaremos, tomarás las pastillas y luego el helado. ¿Bajamos o quieres almorzar aquí mientras te cuento como fue mi mañana?
-Aquí mejor- pide Regulus, desabotonando la camisa de James.
-Wow, tranquilo gatito-bromea, mirando las manos de Regulus sobre su pecho. Regulus se sonroja hasta las orejas y se aleja- solo bromeo, iba a quitármela igual- deja el helado sobre la cama y lo toma por la cintura para acercarlo a él y repartir besos por toda su cara, exceptuando sus labios.
-Ay James- gime Regulus cuando Potter muerde el lóbulo de su oreja. James se aleja de inmediato, no es lo que Black quería, asi que
-Iré por la comida y colocaré el helado en el freezer- avisa mientras deja un beso en su mejilla, toma el helado y luego se va.
Regulus sonrie de lado y se sienta en la cama de James a esperar que vuelva.
Así lo hace, ambos almuerzan entre sonrisas, anécdotas y caricias.