ID de la obra: 554

Spin & Sway

Het
NC-17
En progreso
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Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 583 páginas, 214.110 palabras, 49 capítulos
Descripción:
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El Sr. S y la oferta

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Edward .Tío Edward… La voz de Mel sonaba baja y lejana, pequeña, como un hada en una de las veinte historias para dormir que me había hecho leerle en la última hora.Tí-o Ed-ward… —canturreó.Mel, duérmete —murmuré, con los ojos cerrados. Me dolía la espalda de estar apoyado contra el cabecero de madera tanto tiempo.No quiero dormir todavía, tío Ed. ¿Podemos ver televisión otra vez? Forcé los ojos a abrirse y giré el cuello hacia un lado para mirar a mi sobrina de nueve años, que ya debería estar dormida hace más de una hora. Suspiré. —Eres un dolor de trasero, ¿lo sabías?¡Ooh! Le voy a decir a mamá y papá que me llamaste así… a menos que… me dejes ver televisión contigo un rato más —dijo con una sonrisa traviesa, rebotando sobre su trasero. La miré fijamente. —Está bien, ven. Pero en cuanto escuchemos a tus padres acercándose por ese pasillo, tienes que saltar de vuelta a la cama o soy hombre muerto.¡Trato hecho! Eres tan divertido, tío Edward —se rio.Sí, sí. Soy un chiste andante —respondí. S & S Cuarenta y cinco minutos después, Mel estaba sentada en el suelo con medio galón de helado en su regazo, viendo uno de sus programas infantiles.Tío Edward, ¿quién es mayor, tú o papá?Tu padre.¿Y qué hay de la tía Rose?Ella es la mayor y asegúrate de decirle que lo dije.¿Cómo es que la abuela y el abuelo Cullen ya no están aquí?Tienes que preguntarles eso a tus padres, pero básicamente es porque son unos pendejos.Oh. ¿Y qué hay de la abuela y el abuelo Brandon? ¿Cómo es que solamente los he visto una vez?Nuevamente, pregúntale a tus padres, pero ellos también son unos pendejos.Oh. Entonces, ¿todo el mundo se vuelve pendejo cuando envejece?Mel, no digas esa palabra.Pero lo acabas de hacer. Tío Edward, ¿cuándo te casas?Nunca.¿Por qué? ¿Porque no quieres convertirte en abuelo y ser un pendejo? Suspiré y miré mi reloj y luego a ella y al círculo de helado de chocolate alrededor de su boca.Eres un dolor de trasero con las preguntas de esta noche, ¿no? —Extendí la mano y le revolví el pelo. Era hermosa y dulce a pesar de la boca sucia. Y probablemente lo único puramente bueno en mi vida. Mel se encogió de hombros, riéndose y metiéndose otra cucharada enorme de helado en la boca. —¡Tienes que responderlas o les diré a mamá y a papá que dijiste dolor en el trasero y pendejos!Yo les diré que las repetiste —respondí amenazando.Pero te meterás en problemas porque se supone que eres el adulto. —Sonrió dulcemente. La miré fijamente y negué con la cabeza. —Eres demasiado inteligente para tu propio bien, niña. Otra risita. —Ahora dime por qué no te vas a casar.Porque las mujeres apestan, excepto tú y tu mamá.Ooh, cuando tengas novia y estés enamorado de ella y la abraces y beses, ¡voy a decirle que dijiste que apesta!Adelante. —Sonreí—. Porque eso nunca sucederá.Apuesto a que sí.Apuesto a que no.Apuesto a que sí. Escuchamos voces provenientes del pasillo, y como un rayo, Mel corrió a su habitación. No es que Jasper y Alice lo hubieran notado de todos modos, no esa noche; sonrisas desde el segundo en que entraron, mirándose el uno al otro con tanta emoción que estar cerca de ellos era casi incómodo.Lleva un par de horas en la cama —dije, poniéndome la chaqueta—. ¿La pasaron bien?La pasamos genial —canturreó Alice, sonando igual que Mel. Tragué saliva y aparté la mirada de ellos.Bueno, los dejo con su celebración. Feliz aniversario y todo eso. Alice parpadeó, desviando los ojos de Jasper, como si recién se diera cuenta de que había alguien más en la habitación además de ellos.Edward, ¿quieres quedarte esta noche? Ni Jasper ni yo trabajamos mañana, y podemos pasar el rato juntos y jugar Xbox. ¡Vamos! ¡Será como cuando éramos niños!O —dijo Jasper—, Ed puede jugar Xbox mientras tú y yo jugamos otros juegos. La hizo girar en círculos por el centro de la sala, silbando alguna melodía barata y haciendo que Alice soltara una risita.No, gracias —bufé—. Tengo mejores cosas que hacer que escuchar sus ruiditos de aniversario y toda esa fricción toda la noche.¡Vamos! Lo mantendremos todo bajo control —insistió Alice, apoyando la cabeza en el pecho de Jasper y dándome la misma sonrisa traviesa que su hija me había dado antes.No prometo nada al respecto —rio Jasper, y negando con la cabeza, me dirigí a la puerta. Jasper y su feliz silbido me siguieron al pasillo—. ¿Se portó bien? —preguntó.Como un ángel. No mencioné el hecho de que su hija de nueve años parecía tener unas serias tendencias al chantaje.Bien, bien. Gracias de nuevo. Ed —Jasper se pasó una mano por el cabello—, sabes que estaba bromeando. Quédate con nosotros. Sacamos el Mortal Kombat y…Estoy bien —sonreí con suficiencia—. Ya tengo planes para esta noche.¿Ah, sí? ¿Qué vas a hacer?Solo salir con los chicos. Sostuvo mi mirada.No estarás bebiendo, ¿verdad, Edward? Ya hablamos de eso…Jasper, no he bebido en un par de semanas.¡Eso es genial, Ed! —dijo con una sonrisa orgullosa, apretándome el hombro—. ¿Ves? No necesitas esa mierda. En un par de semanas más, estará fuera de tu sistema. Oye, tal vez pueda hablar con Em para que te consiga algo, y finalmente puedas dejar ese trabajo en el bar.Sí, ya veremos. Mira, me tengo que ir. Entonces apareció Alice en la puerta, sosteniendo un familiar tazón lleno de una mezcla marrón y blanca derretida.Eh, Edward —levantó una ceja—. ¿Te divertiste comiendo helado con chispas rosas frente al televisor mientras veías Los hechiceros de Waverly Place?Me la pasé increíble. Solo digo que están criando a una chantajista —bufé, alejándome—. Buenas noches, chicos.Buenas noches —se rieron. Cuando llegué al final del pasillo, Alice me alcanzó y rodeó mis hombros con sus brazos, cuidando de no mancharme con el tazón de helado.Te quiere mucho, Edward. Gracias por pasar tiempo con ella. Tragué saliva y asentí antes de apartarme. La imagen de su baile en la sala se quedó conmigo todo el camino por las escaleras, hasta la calle, donde inhalé profundamente, sintiendo el vacío, y cerré los ojos contra el peso de la culpa antes de sacar mi teléfono.Sí, Sam, soy yo.¡Edward, amigo! Te hemos estado esperando. ¿Dónde estabas?Se me hizo tarde, pero ya voy. ¿Qué bar?El de Court y Adams. Apúrate, hombre; tienes que ponerte al día. Y hay un par de chicas aquí que parecen más que listas para pasarla bien. Me humedecí los labios, con la boca hecha agua, ya saboreando el suave ardor bajando por mi garganta.Llego lo más pronto que pueda. Tengan un par de tragos listos para mí. S & S —¿Qué carajos pasa con el silbido? Suelto el dedo del gatillo del taladro y giro el cuello para mirar a Emmett, levantándome las gafas protectoras. —¿Qué? —¡Estás jodidamente silbando! —¿Qué? —Edward —resopla Emmett—, llevas una hora silbando. Mientras jodías con el drywall (12), silbabas; mientras serruchabas, silbabas. ¡Y ahora estás silbando otra vez! ¿Qué te pasa? —Jum —bufé—, solo... una tonada que escuché el fin de semana, supongo. Y con un encogimiento de hombros, me vuelvo a poner las gafas y regreso al taladro. S & S Más tarde, estamos sentados junto a un par de cajas volcadas tomando un descanso para fumar. Es solamente mi segundo cigarrillo del día. Tal vez le envíe un mensaje de texto a Bella más tarde y... —Muy bien, ¿qué carajo está pasando? Parpadeo y miro a Em. —¿Qué? —Amigo, has estado mirando el jodido barro y sonriendo durante los últimos cinco minutos mientras el cigarrillo que tienes en la mano se quema hasta la colilla. ¡Ahora dime qué carajo está pasando! —Se ríe. Lo miro, resoplo y luego tomo la última y larga calada de mi cigarrillo antes de que se queme hasta convertirse en una colilla. —La profesora de baile de Mel… —Miro al suelo y sí, supongo que sonrío. —¿Sí...? —solicita Emmett. La curiosidad en su maldita voz me hace mirar hacia arriba y reírme de él. —Hombre, eres como una de esas putas viejas entrometidas que se quedan en la esquina todo el día buscando chismes. —Solamente dime qué pasó con la profesora de baile de Mel. —Agita su mano para acelerarme. —Estamos juntos —me encojo de hombros. —¡No jodas! —Me da una palmada en la espalda. —Sí. Seguí tu consejo y le conté todo, y… está bien con eso. —¡No me jodas! —Me mira fijamente—. Mierda. Mira eso —murmura, con la voz llena de asombro—. Eso solo demuestra que todavía deben quedar algunas mujeres buenas por ahí. Yo, ni por el carajo las encuentro, ¡pero al menos tú sí! —Sí, lo hice —asiento—. De verdad lo hice. Ella es… —respiro hondo y miro al vacío. Todo el caos frente a mí, pero solo la veo a ella—. Es lo más cerca a la perfección que se puede estar. Siento la mirada de Emmett sobre mí. —Oh, mierda —se ríe a carcajadas. —¿Qué? —Lo miro. —Oh, mierda —repite con una sonrisa, levantándose y volviendo al trabajo, riendo a más no poder. —¿Qué? —pregunto, siguiéndolo. —No lo voy a decir —se burla entre risas. —¿Decir qué? —Ya sabes qué, amigo. —Se ríe a carcajadas. Luego se pone los protectores de oído, se sube las gafas protectoras y apunta su taladro hacia mí—. Pero no lo voy a decir. Se da la vuelta y empieza a taladrar, dejándome sin respuesta. —Idiota. Él simplemente sigue riendo y taladrando. Con una sonrisa, me doy la vuelta. Y casi choco con el Sr. S. Retrocedo, él me mira, yo lo miro, asiente a modo de saludo y yo asiento. Señala con la barbilla hacia Emmett. —¿Tu jefe tiene un minuto? Me doy vuelta y toco a Em en el hombro para llamar su atención. —Ed, no lo sobrepienses, solo digo que usas palabras como "perfecta" para describir a una mujer, y empiezo a pensar que estás profundamente jodidamente ena… ¡Ah, hola, Sr. S, ¿cómo va todo? —Emmett se da la vuelta y apaga el taladro. —No mucho, Emmett. Voy a estar rondando por el sitio los próximos días, ayudando un poco y asegurándome de que todo esté en orden. Quería ver cómo van las cosas para ti y tu equipo. Es la primera vez que estoy tan cerca del Sr. S. Su tráiler está al otro extremo del sitio de construcción, y normalmente no se aleja mucho de allí. Parece de unos cuarenta y tantos, lo que significa que ha estado en esto el tiempo suficiente como para tener el peso que tiene. Tiene el cabello y ojos oscuros, y mientras lo observo, me sorprendo pensando en Bella, en su cabello y ojos oscuros… Y Emmett le está diciendo algo. —…desde que tengas una conversación con él. Mientras todos sigamos los mismos planes, todos estaremos bien. —Sonríe Emmett. —Sí, bueno. —Sonríe el Sr. S.—. Sé que Eleazar puede ser... muy exigente, pero es nuestro trabajo asegurarnos de hacer el trabajo según las especificaciones de los propietarios. —Y lo haremos —le asegura Emmett. Señala con la barbilla en mi dirección—. Este de aquí es Edward Cullen. Te lo mencioné hace un par de semanas. Es mi mano derecha en este trabajo y lo será en cualquier trabajo futuro por el que McCarthy Construction presente una oferta. El Sr. S se acerca y nos damos la mano, manos sucias, pero ambos estamos haciendo la misma mierda, así que no importa. —Emmett dice que haces un buen trabajo. —Gracias. Me mira fijamente, luego echa un vistazo al trabajo detrás de nosotros antes de volver a mirarme a mí y luego a Emmett. —Está bien, bueno, los dejaré continuar. —Y se aleja. S & S Esa noche, durante la reunión, mientras Bree Tanner habla de los años de promiscuidad que resultaron de su adicción, pienso en todo lo que Bella y yo hablamos este fin de semana y, una vez más, me maravillo de lo comprensiva que es, lo mucho que me acepta, y me… deja sin palabras. Bajo la cabeza y junto las manos sobre mis rodillas, cerrando los ojos en agradecimiento, perdido en mis pensamientos. —¿Todo bien, Edward? —murmura Carlisle. —Sí —respondo un poco nervioso, con la cabeza aún baja—. Sí, todo está bien. Cuando la reunión finalmente termina, estoy seguro de que Carlisle nota lo ansioso que estoy por irme, pero no dice nada. Le contaré sobre Bella y yo a su debido tiempo, pero no es una conversación que quiera tener esta noche. Con Carlisle, cada conversación tiene algún significado profundo, a veces interminable, y estoy listo para marcharme. Además, esta noche todavía estoy disfrutando el subidón de este fin de semana. Mi corazón late con más fuerza a medida que me acerco al lugar de Bella. Para cuando abre la puerta, está listo para salirse de mi pecho, y Dios, es un espectáculo para ojos cansados, literalmente. Con sus pantalones de yoga y su camiseta caída sobre un hombro, relaja cada uno de mis músculos doloridos, bueno… casi todos. Bella no abre la puerta del todo. En lugar de eso, se apoya contra ella, echando un vistazo furtivo detrás de sí antes de regalarme esa sonrisa, la que ahora sé con certeza que guarda solo para mí. Mi sonrisa. Mi bailarina. —Necesitamos un poco de privacidad —susurra Bella con una risita. Cuando le doy un ceño burlón, se pone de puntillas y pone su boca sobre la mía, suave, dulce y cálida. —Mmm. —Cierra los ojos lentamente, como si saboreara—. Te extrañé hoy. —Yo también —admito—. ¿Qué pasa con... —Ya verás. —Sonríe y luego abre la puerta del todo para dejarme entrar. Tan pronto como entro, Mel deja escapar un grito que me asusta muchísimo. —¿Qué demonios? —Retrocedo—. ¿Estás bien? —pregunto. Ella está de pie en el segundo nivel, agarrándose de la barandilla y sonriendo. —¡Vi eso! —¿Viste qué? —Me burlo. —¿Sabes qué? —dice, cruzándose de brazos—. Uf, ¿voy a tener que presenciar horas y horas de besos, manoseos y esa mierda ahora? —¡Mel! —reprochamos tanto Bella como yo al mismo tiempo. Ella pone los ojos en blanco, pero hay una... sonrisa radiante en su rostro, amplia y brillante mientras se da vuelta y camina de regreso a la habitación. Bella se ríe. —Ha estado burlándose de mí toda la tarde. Deslizo mis manos alrededor de su cintura y la acerco más, suspirando con maldito alivio al sentirla finalmente en mis brazos otra vez, a su dulce aroma y su piel suave como la miel. —¿Burlándose cómo? —pregunto, besando su hombro desnudo. —Me molestaba con cosas como… «Doce, casi trece». —Bella sonríe mientras le tomo la mejilla y vuelvo a saborear sus labios—. «¿Qué hicieron tú y mi tío este fin de semana? ¿Tú y mi tío están enamorados? ¿Crees que es lindo? ¿Crees que es más lindo que Adam Levine?». Me río contra su boca. —Parece que hubo una especie de inquisición por aquí esta noche. —No tienes idea. ¿No te sometió a un interrogatorio anoche? —Oh, lo intentó —resoplo—. Pero no juego a esos juegos. Mira, hablaré con ella si te está incomodando. Ella apoya la frente en mi pecho, besando justo sobre mi corazón antes de mirarme con una sonrisa traviesa. —Gracias, pero puedo manejar a Mel. Además, es una niña lista. Sabe exactamente hasta dónde puede llegar sin pasarse. —Sí, ella siempre ha sido demasiado inteligente para su propio bien. Entonces… ¿sientes algo por Adam Levine? ¿Es el chico que canta? —Levanto una ceja. —Mhm… —Sonríe divertida—. Es lindo. —¿Lindo? —Sonrío. —Sí. Pero he decidido que usted, Sr. Cullen, es definitivamente un bombón. —Así que ya lo has decidido, ¿eh? —Sí. —Ella inclina la cabeza hacia arriba y se acerca más... —¡Puaj! Ahí lo tienes de nuevo. ¡Más besos! Bella y yo nos separamos y miramos a Mel, quien niega con la cabeza y se aleja de nuevo. Pero oigo sus risitas mientras se aleja. S & S Bella me tiene comida lista otra vez. Tengo que llevar a esta chica a una cena de verdad algún día de estos. No es que su comida no sea malditamente deliciosa, pero no quiero que piense que tiene que cocinar para mí todo el tiempo. Se merece una buena cena. Se merece varias buenas cenas. Se merece mucho más que eso, pero ahora mismo no tengo ni para invitarla a una, mucho menos a varias. Así que, mientras se sienta a mi lado en la cocina, ofreciéndome su comida y sus sonrisas, y hablamos, mi mente se va al Sr. S, y en silencio espero que la propuesta que Emmett tiene para el trabajo en ese edificio de oficinas funcione. Así, algún día pronto, podré darle a Bella y a Mel todo lo que merecen. S & S Mel está viendo la tele en la sala, y yo tengo un ojo puesto en ella mientras tengo a Bella contra la puerta de la despensa. Si Mel se da la vuelta, no podrá ver a Bella desde aquí, y puedo apartarme rápido, pero, carajo, esto es diferente a lo que tuvimos el fin de semana. Mi boca se mueve hambrienta contra la suya mientras sus manos se deslizan bajo mi camisa. Sus palmas están tan jodidamente calientes que parecen quemar mi piel. Gimo entre dientes cuando sus manos rozan justo sobre el borde de mi bóxer. Agarro su pierna y la subo sobre mi muslo, y ahora estoy justo ahí, presionándome contra ella, y Bella gime contra mi boca cuando me muevo contra ella. —Mira —me recuerda. Echo un vistazo, y Mel sigue viendo la tele, así que seguimos. Muevo mis caderas contra las suyas, y ella deja escapar un gemido. —Mueves esas caderas tan bien —me dice con una sonrisa lasciva. —¿Sí? Creo que voy a necesitar más clases —le digo, empujándome un poco más contra ella. —Oh —jadea mientras me agarra el cabello con ambas manos y arquea la espalda—. Te daré todas las clases que quieras. Mira otra vez —me ordena de nuevo. Diez segundos después me pide que revise otra vez. Y luego, diez segundos más tarde, otra vez. Tras la sexta vez que me lo pide, me aparto, negando con la cabeza, porque mi cerebro y mi cuerpo están igual de confundidos y frustrados. —Supongo que deberíamos irnos. Ya es tarde, y Mel tiene que alistarse para la escuela mañana. Bella me lanza una sonrisa leve. —Sí, tienes razón. Nos quedamos mirándonos. —Esto va a ser interesante de manejar —digo con una sonrisa torcida. —Sí que lo será. —Se ríe. No tengo idea de cómo demonios Jasper y Alice lograron esto con Mel siempre alrededor. No es que me queje de la niña, pero empiezo a darme cuenta de que esto va a requerir algo de… creatividad. S & S Los días siguientes son interesantes de manejar. Mel no tiene clases de danza los martes y jueves, pero ahora que Bella y yo estamos juntos y pasamos bastante tiempo cerca durante el día, es difícil no pensar en ella mientras estoy en el trabajo, difícil no querer verla. Nos mandamos mensajes de texto de vez en cuando. Sé que está ocupada con el estudio y practicando para una audición que tiene el próximo fin de semana, mientras yo tengo a Mel, el trabajo y las reuniones. Y ahora el Sr. S ha lanzado oficialmente la solicitud de propuestas. Emmett y yo hemos pasado un par de noches revisándola y discutiendo algunos planes preliminares. Las propuestas deben entregarse antes de fin de año para un trabajo que está programado para empezar a principios de marzo, lo que significa que tenemos un poco más de dos meses para organizar todo y presentar una oferta sólida. Estoy bastante emocionado. Ganar ese trabajo significaría cosas más grandes y mejores para Mel y para mí… y más cosas que puedo ofrecerle a Bella además de palabras bonitas que, al final, no llevan a ninguna parte. Así que, entre el trabajo, Mel, los planes para la solicitud de propuestas, los días ocupados de Bella y su práctica para la audición, nuestro largo fin de semana ahora parece casi irreal. Un recuerdo para atesorar, difícil de creer que realmente pudimos pasar tanto tiempo juntos sin todas las responsabilidades y distracciones de la vida cotidiana. S & S Para el viernes, estoy listo para pasar algún tiempo relajándome con Bella sin importar niñas de doce o casi trece años que andan por ahí con los ojos muy abiertos y entrometidos, y pensamientos sobre ofertas, audiciones y mierda. ¿Planes para esta noche? Le envío un mensaje de texto.   Contigo y Mel, a menos que tengan algo más planeado. Solamente comprobando. ¿Qué estamos haciendo? ¿Siempre estaré haciendo los planes? Pensé que a las chicas les gustaba hacer esas cosas. Dejaré que te salgas con la tuya con esa respuesta, esta vez. Bastante bien. Entonces, ¿cuál es el plan? ¿Alquilar un par de películas? Dejaré que Mel elija. Buena idea. Mantenla ocupada y luego yo podré mantenerte ocupada a ti. Mis pensamientos EXACTAMENTE. Mujer inteligente. JAJAJA.   Ella es perfecta, lo juro. Y aunque sé que la veré en unas horas, siento una repentina necesidad de ella.   ¿Qué vas a hacer hoy durante tu descanso? Tengo planes con mi papá. Está bien. Nos vemos esta noche entonces. De acuerdo. No puedo esperar. No puedo esperar tampoco, Bella.   S & S   —¿Qué opinas? —le pregunto a Emmett. Él, yo y un par de nuestros muchachos estamos ahí, mirando. Quiero decir, somos trabajadores de construcción; es nuestro trabajo observar y admirar. Uno de los chicos suelta un fuerte silbido. —Hermoso. —Jodidamente perfecto. —Mira ese marco. Tan ajustado y firme. Emmett se rasca la barbilla con aire pensativo. —Una maldita obra maestra. Mira, este es el tipo de trabajo que tenemos que mostrarle al Sr. S. —dice, alargando la mano para acariciar reverentemente el marco de madera—. Saquemos fotos de esto para incluirlo en la propuesta cuando la armemos. Asiento de acuerdo, mirando el marco con orgullo porque, maldita sea, es un trabajo hermoso, y me siento bastante engreído al respecto. Así que, mientras Emmett empieza a tomar fotos, me doy la vuelta y miro hacia la caseta del Sr. S, al otro lado de la obra. Es mediados de noviembre, hace algo de frío hoy, pero estoy sudando después de una larga mañana de trabajo duro. Me limpio una mancha de tierra que resbala por mi mejilla, mientras sigo mirando la caseta y haciendo planes en mi cabeza para la propuesta, y también pensando en cómo voy a cuidar a mi niña y a mi mujer cuando consigamos ese trabajo... La puerta se abre, y veo a alguien salir de la caseta vestido con una chaqueta de ante de largo medio, jeans ajustados y limpios, y botas caras y relucientes que no han visto ni una gota de barro ni un segundo de trabajo. Mi boca se tuerce en una mueca de desprecio mientras observo a Eli cruzar los brazos contra su pecho y mirar a lo lejos como si estuviera esperando a alguien. Emmett sigue hablándome, pero solo le estoy prestando la mitad de mi atención porque me estoy recordando que le prometí a Bella no acercarme al imbécil sin hablar primero con ella. Aun así, sé que él hizo algo para joderla. Eso lo sé, y me está costando un esfuerzo monumental quedarme en mi lugar. De repente, su rostro se ilumina con una enorme sonrisa, los dientes brillando contra su piel oscura, toda su actitud radiante como si le hubieran entregado el maldito mundo en bandeja de plata, y yo, instintivamente, sigo su mirada. Mis ojos se posan en una chica con un abrigo largo de punto y botas altas, caminando hacia la caseta. Bella. Caminando hacia él. S & S (12) Drywall: Material de construcción conocido también como "panel de yeso" o "tablaroca" en algunos países. Consiste en láminas de yeso cubiertas con papel resistente, usadas para construir paredes interiores y techos de forma rápida y económica.
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