ID de la obra: 610

Destituladas

Femslash
PG-13
En progreso
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planificada Midi, escritos 36 páginas, 9.982 palabras, 7 capítulos
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Capítulo 1

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Lacy Wataru vivía en Ciudad Endrino y era miembro de la familia más poderosa de allí, el clan de domadores de dragones. Había una profecía en la familia, que la hija número siete se casaría con un hombre enviado por Arceus y tendría un hijo prodigio que se convertiría en el Domador de Dragones más poderoso de todos. La séptima hija de la familia era, por supuesto, Lacy. No le hacía mucho caso a la profecía; no creía en ella. No quería casarse ni formar una familia. Quería ser la domadora de dragones más poderosa sin todo eso, pero su familia no quería eso para ella. Un día, mientras entrenaba a sus Pokémon en el río de la ciudad Endrino, su Gyarados rojo que estaba luchando contra uno de sus Dragonites notó algo en el río y se detuvo a mitad de la pelea; estaba preocupado. Lacy, al igual que el resto de su familia, tenía la capacidad de comunicarse con sus Pokémon, por lo que dijo: —¿Pasa algo? Gyarados hacía ruidos de Pokémon, pero Lacy podía entenderlos. —Hay alguien en el río, alguien que no es de Endrino —explicó Gyarados—, Podría estar en peligro de ahogarse, ¡debemos salvarlo! —¿Entonces es alguien que no es de la ciudad? Qué extraño. Lacy y sus Pokémon fueron al río a rescatar a la persona. Era un hombre vestido de negro que parecía perdido. Sus ojos se iluminaron de esperanza al ver a Lacy y a sus Pokémon. Entonces, Lacy rápidamente lo sacó del río para ponerlo a salvo. —¿Quién eres y qué haces aquí? —preguntó Lacy cuando ya estaba sobre tierra.  Endrino era una ciudad muy cerrada, por lo que era extraño ver forasteros, más aún en el río. El hombre parecía confundido. —Me llamo Gray —dijo el joven—. No sé por qué estoy aquí. Me desmayé y desperté aquí. ¡En medio del río! No recuerdo nada de mí, aparte de mi nombre… —Debes tener amnesia. Ven conmigo, te llevaré al pueblo donde podrás recibir ayuda. Lacy y el hombre volaron de regreso a la ciudad en el Dragonite de Lacy. *** Gray fue llevado con el médico del pueblo. Este dijo que estaba bien y que no había señales de daño cerebral que explicaran su amnesia. No llevaba ningún Pokémon consigo; era como si lo hubieran teletransportado a las afueras de Endrino solo con su alma... La madre de Lacy se apresuró a decir: —No tiene Pokémon, salió de la nada… Sí, debe ser el hombre de la profecía, enviado por Arceus para casarse contigo, hija mía. —¡Eso no es cierto! Esa profecía es ridícula. Y no me casaré con ese hombre. No lo conozco y soy libre de decidir. La madre de Lacy la miró con fastidio, ella nunca había respetado las tradiciones de los Domadores de Dragones. —¿No ves que es por el bien del clan? Es por un propósito mayor que tú, niña egoísta. Además apareció el día de tu decimoctavo cumpleaños, cuando se suponía que se cumpliría la profecía. No puede ser casualidad. Y te casarás con él; necesitamos la fuerza de tu futuro hijo para que pueda liderar este clan en el futuro. —Puedo ser fuerte yo sola... No me casaré con él. ¡No puedes obligarme! La madre de Lacy se cruzó de brazos. —¡Claro que puedo! ¡Soy tu madre! ¡Tienes que obedecerme! —¡No! —gritó Lacy—. ¡Dije que jamás me casaría así! Si no me escuchas... ¡me largo de este pueblo! —¿Largarte de este pueblo? ¡No tienes nada más que Endrino! Lacy estaba al borde de las lágrimas, no podía creer que su madre hablara en serio. —¡Por favor! ¡No me casaré con él! ¡No tendré hijos! ¡Por favor, déjame seguir viviendo como siempre! *** Pero los padres de Lacy no quisieron escuchar, y aunque Lacy intentó convencerlos de que no lo hicieran, comenzaron a planear la boda. Gray fue recibido en la comunidad como si siempre hubiera sido parte de ella y no un extraño... Lacy se arrepintió de haberlo rescatado y comenzó a odiarlo por cambiarlo todo. Gray tampoco quería casarse con ella... —Lo siento, Lacy. Nos conocemos hace solo una semana. Así no se supone que deben darse los matrimonios. —Entonces, ¿por qué no intentas detener a mis padres? —No me dejarán quedarme en Endrino si no me caso contigo. ¡Tienes que entender que no tengo adónde ir! —¡Vuelve al lugar del que viniste! ¡Me estás arruinando la vida! —¡Pero no sé de dónde vengo! Quizás la profecía sea real, eso lo explicaría. —No me importa la profecía. No quiero pasar el resto de mi vida con un desconocido... ¡Me niego! *** Lacy no tuvo más remedio que irse de Ciudad Endrino. Su familia estaba furiosa y no creía que pudiera vivir sola, así que dejaron que Gray se quedara en Endrino, pensando que Lacy se rendiría y volvería para casarse con él. Lacy fue a Kanto solo con sus Pokémon y luchó por ser más que una simple fugitiva. Luchó hasta convertirse en la Campeona Pokémon, la más fuerte de la región, y eso le valió el respeto de su familia por un tiempo. No la obligarían a casarse con Gray mientras siguiera siendo la Campeona. Pero eso no significaba que todo volviera a estar bien... Ella estaba en la cima de todo, pero había perdido la buena relación con su familia por culpa de esa estúpida profecía. Las cosas nunca volvieron a ser iguales después de eso. Sus padres la resentían, en el fondo; siempre esperaban que perdiera su título para que regresara a su pueblo natal e hiciera lo que ellos querían. Casarse con Gray y tener un hijo. Creían que ese hijo sería más fuerte de lo que ella podría ser por sí sola, pero Lacy demostró que estaban equivocados cada vez que alguien la desafiaba y perdía. Con el paso de los años, Lacy se acostumbró a vivir en Kanto y empezó a enorgullecerse de su título. Era lo último que le quedaba. Hasta que aparecieron esos entrenadores... *** Green, Red y Leaf vivían tranquilamente en Pueblo Paleta cuando se coronó a la nueva Campeona Pokémon de Kanto. Vieron el combate donde Lacy derrotó al anterior Campeón con su impresionante equipo de Dragones. Nunca habían visto uno así. Aunque eran felices en la superficie, Sammy Oak, la abuela de Green, siempre prefirió a Red por sobre su nieta. Red se parecía mucho a su padre, el hijo fallecido de Sammy, y esa era parte de la razón. Sammy además se veía reflejada en el espíritu rebelde de Green - veía a su yo más joven. Odiaba eso, porque desde que se convirtió en profesora, reprimió esa parte de sí misma para sobrevivir como mujer en lugares en los que solían solamente haber hombres. Sammy pensaba que Green tenía que ser menos ruidosa para sobrevivir. Su dureza con ella era por su propio bien, pero Green se negaba a cambiar... La relación entre Green y su abuela empeoró aún más cuando murieron sus padres. El caso nunca se resolvió, y Green sospechaba que alguien que quería los documentos de investigación de Sammy sobre Pokémon los había asesinado... Quizás si Sammy hubiera sido más cuidadosa, pensó Green, sus padres aún estarían allí con ella. Pero en medio de su enojo, Green también tenía un deseo simple: quería que Sammy dejara de ignorarla y que dejara de tratar a Red como si fuera su familia cuando ella estaba allí. Tal vez si Green se convirtiera en la Campeona Pokémon como Lacy, Sammy vería que es mejor que Red. Entonces… Green se propuso ese objetivo. Pero Red vio el entusiasmo de Green y decidió que también quería vivir una aventura Pokémon, sin darse cuenta de lo frustrante que era esa decisión para Green. Red no entendía por qué Green empezó a odiarlo al crecer, solían ser mejores amigos, ellos y Leaf. Leaf logró mantener su amistad con ambos, y quería ser investigadora Pokémon y completar la Pokédex en lugar de perseguir un título. Y así comenzó su aventura. *** 6 años después, Green derrotó a la Campeona, Lacy. Veinte minutos después, Red llegó y derrotó a Green. La victoria de Green ni siquiera se había anunciado. Green ni siquiera había sido coronada. Pero Red sí. Se suponía que sería el gran día de Green, pero en realidad fue el de Red. Red siempre tomaba lo que era de ella... El amor de su única familia. Su título. Y Green... Green lo odiaba más que nunca. *** Entonces Red desapareció. El Campeón se había ido. Eso nunca había sucedido antes... Lacy habló con Green ese día. Que un Campeón dejara su puesto era una emergencia para el Alto Mando; alguien tenía que ocupar ese puesto. Green, siendo la Campeona inmediatamente anterior, era quien debía llevar el título ahora que Red se había ido, según ella. —No quiero un título por el que no luché —Green le dijo a Lacy—. Así que puedes conservarlo. Lacy tampoco quería el título sin ganárselo. ¿Por qué querría un rango alto si ya no contaba con el respeto de su familia desde que lo perdió? —Señorita Oak, usted es lo más cercano a una campeona legítima que tenemos… —dijo—. Por favor, reconsidere esa decisión. —¡No aceptaré el título! No puedes obligarme. Decir que Lacy estaba molesta sería quedarse corto. Especialmente porque las palabras de Green hicieron que Lacy viera la versión más joven de ella misma que huyó de su ciudad natal.
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