ID de la obra: 610

Destituladas

Femslash
PG-13
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planificada Midi, escritos 36 páginas, 9.982 palabras, 7 capítulos
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Capítulo 6

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Mientras pasaban los días, los reportes de Pokémon secuestrados y casas robadas aumentaban. Green, al ser la líder de Gimnasio de Ciudad Verde, debía proteger a sus habitantes, así que recorría la ciudad en busca de los delincuentes responsables de aquellos crímenes. Los delincuentes parecían esconderse de ella, porque para cuando ella llegaba, ya se habían escabullido. Mientras tanto, Green ayudaba a reconstruir las casas atacadas con sus Pokémon. Alakazam, con su telequinesis, Machamp, con su fuerza, y Arcanine, con su habilidad de triturar escombros peligrosos y volverlos inofensivos. Sus otros Pokémon, Blastoise, Pidgeot y Rhydon se quedaron con ella para luchar por si se encontraban con los criminales. —Muchas gracias por ayudarme, señorita Oak —dijo la anciana a la que le estaba reparando la entrada de la casa— Esos malhechores entraron tan violentamente sólo para robar a mi Jigglypuff y mis ahorros… pero al menos mi casa va a estar bien para cuando regrese mi querida Jiggly… —No se preocupe, encontraremos a todos los Pokémon robados pronto —respondió Green— ¿Cómo eran los criminales? ¿Vestían el uniforme del equipo Rocket? La mujer negó con la cabeza. —Estaban vestidos de civiles, pero claramente eran del Equipo Rocket por los Pokémon que tenían… Un Electrode y un Arbok. —Ya veo… Han de estar vestidos de civiles para despistar. Tras un largo rato Green y sus Pokémon terminaron las reconstrucciones. La mujer agradeció a Green. —Muchas gracias por proteger esta ciudad, tiene un gran corazón, veo cómo alguien como usted pudo ser Campeona. Green sonrió. Recordar su carrera en la Liga aún le traía algo de tristeza, pero trabajar en Ciudad Verde era mucho mejor. Ella había cambiado mucho desde sus primeros días como Entrenadora, cuando priorizaba el poder por sobre el vínculo con los demás y su equipo. Si tan solo Sammy pudiera verlo-... bueno, eso no importaba ya. —Es mi deber. Dígame si tienen más problemas. Luego, Green y sus Pokémon empezaron su camino de vuelta al Gimnasio. Mientras caminaba, Green sintió a su Pokégear vibrar, lo sacó de su bolsillo y era una llamada de Lacy. —Hola, Lacy. —Hola, señorita Oak. ¿Has oído de los incidentes, verdad? Están ocurriendo robos por todas partes. —Sí, lamentablemente los delincuentes ya llegaron a esta ciudad. Debe ser el Equipo Rocket.  —Es evidente… Al parecer Red no logró eliminarlos por completo. —Ahora debemos encargarnos de lo que se supone que él ya había hecho… —dijo amargamente Green. —¿Veo que todavía guardas resentimiento hacia Red? Green llegó a su Gimnasio, cerró la puerta y siguió hablando. —Claro… no comprendo por qué se fue al Monte Plata. Si tan solo pudiera ir a buscarlo para que se encargue de sus responsabilidades… Pero ese lugar es demasiado vasto y feroz como para poder explorarlo en busca de él.  —Sí… Por cierto, ¿cómo sabes que Red está en ese lugar? —Se lo dijo a mi abuela, Sammy Oak, la investigadora. Pero me estoy yendo por las ramas… ¿Qué harás al respecto de esto como Campeona? Lacy suspiró. —Obviamente seré culpada por esto. Tiene sentido, debí haber puesto más seguridad…. Pero hay otra cosa de la que quería hablarle, un rumor sobre el que he oído. De eso principalmente quería hablar. —¿Un rumor? —Oí de una Entrenadora que está derrotando a los reclutas Rocket por toda la región, con gran facilidad. Nadie la había visto antes, y a pesar de su poder, no tiene ninguna medalla de gimnasio.  —Vaya… ¿Una nueva prodigio? Ya la buscas para darle el título, ¿verdad? Lacy se quedó en silencio un momento. —Con que acerté… —agregó Green.  —Bueno, ¿la has visto? —Para nada. Sabes, es algo egoísta que pienses en títulos en una situación tan crítica.  —Hmph. Y es algo tonto que tú sigas pensando en tu odio a Red en este momento… —Es cierto… Bueno… ¿Cuándo bajarás de la Meseta Añil para defender Kanto? —Pronto. Pero primero debo dar un comunicado.  Green suspiró, agradecía no tener que lidiar con esas cosas… —Está bien… apúrate. Adiós. —Adiós. Al terminar la llamada, Green escuchó un escándalo afuera. Sacó a Rhydon de su pokébola y rápidamente salió del Gimnasio.  En la calle, una mujer estaba siendo atacada por el Arbok de un recluta del equipo Rocket vestido de civil, para robar a la pequeña Nidorina de la mujer. La Nidorina intentó defender a su Entrenadora con un arañazo, pero no funcionó.  —¡Arbok, usa Frustración! —exclamó el recluta. Arbok estaba a punto de atacar, pero entonces, Green intervino. —¡Hércules, usa Perforar! Su Rhydon atacó al Arbok con su cuerno, dejándolo fuera de combate. —¡Maldito, libera a ese Pokémon! —dijo Green—. ¡Ese ataque solo lo aprenden los Pokémon maltratados, apuesto a que se lo robaste a alguien! El recluta tembló de miedo al verla, y la mujer huyó con su Nidorina. —¡Solo hacía lo que usted me ordenó…! —dijo el recluta temblorosamente, como siguiendo unas palabras que se aprendió. —¿De qué hablas, miserable? Green le ordenó a su Rhydon que levantara al recluta del suelo con sus garras para dejarlo inmovilizado hasta que llegara la policía. El delincuente fue detenido y sería interrogado para investigar quién le estaba dando órdenes. Green tenía muchas preguntas, ¿por qué ese recluta dijo algo tan extraño y qué quería el Equipo Rocket esta vez? ¿Y quién era la misteriosa Entrenadora que estaba derrotando a los reclutas antes que ella…? *** Lacy, una vez más, daría un comunicado desde la Liga. Explicó que la Élite estaba consciente del crecimiento de la delincuencia y ellos y los líderes de Gimnasio iban a resolver el problema… Pero mientras tanto, muchas Ultraballs estarían disponibles en los Centros Pokémon para que los ciudadanos capturasen Pokémon fácilmente para defenderse. Como siempre, todos se mostraron insatisfechos frente a ella. Tras el anuncio, Lacy volvió a su habitación en la Liga y empezó a alistarse para viajar por Kanto a defender su región. En el pasado, Lacy fue una Entrenadora de Johto, pero había pasado mucho tiempo desde eso… Entonces, escuchó la voz de Lorelei desde el otro lado de la puerta. —¿Puedo pasar? —Claro. Lorelei entró a su cuarto con comida. —Preparé comida para todos, porque viajar por toda la región va a ser agotador —dijo con una expresión seria a pesar de su gesto. Lacy sonrió educadamente. —Gracias, Lorelei, lo aprecio mucho. Y tienes razón, habrá muchas batallas… —se puso la capa y tomó lo que le trajo su compañera— ¿Quién se quedará a vigilar la Liga? Lorelei se acomodó los lentes. —Yo, así que no te preocupes por nada. —Ya veo. Nos vemos luego, yo ya me voy con los demás. *** Lacy se reunió con Bruno y Agatha fuera del edificio de la Liga. De su pokébola, sacó a su Dragonite, Lacy Cuarta, y todos se fueron volando sobre ella. Luego, bajaron en el Bosque Verde, y comenzaron su búsqueda de reclutas del Equipo Rocket. Los entrenadores cazabichos miraron con asombro, pero no a los entrenadores de élite que acababan de llegar, sino a alguien más. Tres reclutas estaban en el suelo, asustados tras haber sido derrotados… —¿Cómo es posible? ¡Solo eres una niña…! —exclamó uno de ellos. Los ojos de Lacy se abrieron de par en par, ¿acaso se trataba de la poderosa entrenadora de los rumores? —¿“Solo una niña”? ¡Mi nombre es Lyra! —exclamó, y al notar a los entrenadores de la Liga tras ella, los miró con desdén—. Ya vinieron ellos, vámonos, Tip —le dijo a su Typhlosion y se fue corriendo sin más. —¡Espera! —exclamó Lacy, pero esa tal Lyra ya había desaparecido entre las hojas de los árboles…
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