EXTRA 1: LOS HONESTOS PENSAMIENTOS DE UNA ONI ROSA.
11 de septiembre de 2025, 12:55
« ¿Tiene que ver esto con su odioso libro, amo Roswaal? », se preguntó internamente la sirvienta oni, Ram, al ver a Lady Emilia resguardando a un desconocido, como si se tratara de la cosa más preciosa del mundo.
Además de sus órdenes de dejar libre a la semielfo por la ciudad, el resultado de ello, si no se equivocaba, ya estaba previsto por su amo y el maldito libro que portaba. Su opinión poco importaba, así como la sirvienta integra que era, siguió la última orden de conducir el carruaje a los barrios bajos para llevar a lady Emilia y al desconocido a la mansión Mathers. Ahora este desconocido también estaría bailando según el ritmo de su amo, Roswaal L. Mathers. Sería otra herramienta más para el sueño que su amo trataba de conseguir.
─Señorita Emilia, espero no se vuelva costumbre, recoger cualquier perro callejero que encuentre. ─ Aun así su honesto sarcasmo salió como siempre.
─Ram, él no es un perro callejero, es Subaru y me salvo, ─dijo la chica con una sonrisa en su rostro, para luego mostrarse seria. ─ Así que trátalo con respeto por favor.
─Ram lo siente, señorita Emilia.
─Bien, todo bien entonces.
La oni notó un cambio sustancial en su ama, no era la misma chica ingenua de horas atrás, aunque su actuar era similar a la misma Emilia de siempre, la de ahora se sentía menos solitaria, como también menos niña de lo que siempre era, como si hubiera descubierto una nueva verdad de este mundo, y no era una bonita. Lo que más extrañaba era su apego al desconocido de cabello negro, esta acariciaba el cabello del chico mientras sonreía, perdiéndose en pensamientos rosas. Eso era algo sorprendentemente nuevo en la semielfo de cabello plateado, Emilia estaba encantada con el sujeto.
¿Qué rayos hizo este tipo para traspasar la dura barrera de inocencia infantil?
Para nadie era un secreto en la mansión, la señorita tenía el cuerpo de una mujer de dieciocho años, pero la dócil mente de una niña de doce años o quizás menos, y esto no mejoraba teniendo como figura paterna, un espíritu que rayaba en el abismo de lo sobreprotector, tratándola como una niña indefensa e incapaz de valerse por sí misma. Ahogándola en su protección y cegándola del duro mundo a su alrededor. Por ello la mayoría de ideales y razonamientos de la chica resultaban ser un poco infantiles y sosos. Muchas concepciones se encontraban erradas, rematando con su natural e inconcebible amabilidad, a la que solía llamar egoísmo. Como una caricatura cándida sacada de un cuento para niños, ya era un milagro que este semielfo estuviera vivo. Lo normal hubiera sido que la gente la cazara y la quemara por parecerse al monstruo, o el mismo culto de la bruja actuara en acción contra ella, eso iba más allá de la suerte.
En conclusión, no importaba cuanto estudiara para ser reina, su carácter infantil e ingenuo no le darían ni siquiera la mínima oportunidad de alcanzar el trono, y aun peor su desgraciada apariencia. Aun así era órdenes del amo Roswaal, estas solo se cumplían.
─Señorita Emilia, debemos partir ─Dijo Ram preparándose para salir de este pobre lugar, ─ El Gran espíritu Beatrice, puede realizar una sanación más completa a su salvador, así que debemos apurarnos, antes que su estado empeore.
─Si, Ram ─. Emilia cargó a Subaru como si fuera una princesa, caminando con delicadeza para no abrirle la herida recién sanada. ─ Espero, se lleven bien con Subaru, él es un buen chico.
─Señorita Emilia, Ram no le promete nada, pero lo intentara.
«Hermanita, espero que este tipo no te cause molestias. Si lo hace juro que lo golpeare, sin nada de modestia », pensó la oni de cabello rosa, evocando el recuerdo de su excelente y trabajadora gemela menor.
Luego de que la semielfo acomodara al chico pelinegro en el carruaje, Ram azotó las riendas, el dragón terrestre empezó a moverse jalando el carruaje, saliendo de los barrios bajos y con rumbo al territorio Mathers, dejando por fin la nocturna capital de Lugunica.