ID de la obra: 639

RE: COMPARTIENDO SU CARGA DESDE CERO.

Het
NC-17
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planificada Midi, escritos 45 páginas, 18.784 palabras, 4 capítulos
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CAPÍTULO 3: DIME TU NOMBRE.

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La muerte, nadie en este mundo podía escapar de ella. Su mención era solo el anuncio definitivo de que la vida había cesado, no había excepción, hasta los espíritus que podían vivir largas eras fallecían de forma natural o por circunstancias más allá de ellos. Los procesos biológicos cesaban para siempre, la persona dueña de estos procesos se despedía del mundo indefinidamente, para luego volver al Od Laguna, borrando todo su ser e iniciar un nuevo ciclo de vida, siendo una persona diferente. No importaba que raza eras o cuantos años podrías vivir, la muerte siempre estaba al final. A esto, solo se conocía una excepción, la monstruosa bruja de la envidia, con cuatrocientos años sellada. Ni el primer santo de la espada, ni el sabio Shaula y mucho menos el dragón volcánica pudieron erradicarla, inclusive trabajando juntos; era simplemente imposible, así que la sellaron para detenerla. Superar a la muerte era cosa de monstruos inentendibles y malvados. ─ ¿Puedes regresar por la muerte? Y frente a ella, había un chico amable de cabello negro, con malvados ojos cansados, llenos de amabilidad y una ligera sonrisa. Emilia no dejaba de mirarlo, sus manos temblaban, tenía miedo a la respuesta del chico, aunque ya sabía la respuesta. Lo único que quería era una aclaración, su sinceridad, la realidad salida de su boca solo para convencerse a sí misma, entender que ella no era aquel monstruo antiguo, no era ella, la que le otorgo ese poder. Ella no era Satella, era solo Emilia. ─Al p-parecer e-eso es a-así─, dijo el pelinegro con voz entrecortada. Bajó la mirada con algo de culpa, incapaz de mantener el contacto, susurró: ─Lo siento por todo, no quería verte lastimada así, siento todos los problemas que te cause, trate de ayudarte y…─ sus maliciosos ojos se llenaron de lágrimas. ─ Lo arruine, no solo una vez, sino tres veces, ─ levantó la mirada esperando ser odiado por la chica que le atraía. ─ ¡Oh, por dios! ¡Qué patético soy, lo siento! ─Subaru, no es tu culpa. Perdóname, yo soy la causa de todo esto… ─No lo es. Todo es mi culpa, no es tuya. Yo… ─Bobo, es mi culpa. Mi culpa, gran bobo… ─Es solo mía, niña tonta… y ya nadie dice “Bobo” en estos tiempos. ─Subaru idiota, no soy una niña. Pero no sucedió, ella lloraba igual que él. Los dos se sentían responsables por el cruel destino que les había tocado. Sus miradas se conectaron en un silencio incomodo que pareció durar una eternidad. Subaru sonrió y soltó una carcajada, ella lo miró un poco molesta, un poco divertida. El chico que deseaba sea su amigo era una gran idiota irremediable, eso no había cambiado. Se limpió las lágrimas, Subaru era extraordinario, en solo unos segundos su tristeza se había alejado. Pero el asunto aún no había terminado, y no permitía evitarlo. ─ ¿Desde cuando tienes ese poder, Subaru? ─Su voz fue suave, tratando de no lastimar al chico. ─ ¿Naciste con él? ¿Por qué yo, yo recuerdo? ─Es la primera vez que muero, sabes, la primera vez que estiro la pata tres veces─, lo dijo con una sonrisa, pero esta no llegaba a sus ojos. ─No nací con esto, es seguro. Pues no soy de este mundo, en mi mundo no existe esta magia, ni nada que se parezca. Diablos con solo verte, aun creo que es un sueño, un hermoso sueño. ─Me dijiste que eras de un pequeño país al este, mentiste ─. Sintiendo una suave y dolorosa punzada en su pecho, odiaba las mentiras. ─No hay ningún país pequeño, solo existen cuatro naciones, Lugunica es el país más al este y luego está la gran cascada. ─No mentí, el país de donde vengo esta al este de mi mundo, es una isla ─. Sus ojos se abrieron de sorpresa al saber algo más de este fantasioso mundo. ─ ¿Cuatro naciones?, el mío tiene casi doscientas naciones. ─Son muchas naciones, ¿Eres de más allá de la gran cascada? ─Si eso significa que soy de otro mundo. Pues sí. «Soy un completo ignorante de pies a cabeza de este mundo» Ella recordó. Una inquietud comenzó a crecer en el corazón de Emilia. Él no lo sabía, no sabía nada. No sabía cómo veían a los elfos y semielfos en este mundo. Era ignorante del monstruo del que la comparaban, no sabía que significaba usar ese nombre. Por eso nunca le temió cuando le dio ese nombre. Aunque solo la viera a ella y nadie más, que pasaría si él lo supiera. ¿La odiaría?, el miedo comenzó a inundar su alma y dudas llenaron su mente, o quizás ya lo sabía y no le importaba. Tenía que saberlo, en serio deseaba un amigo, pero quería saber si él en realidad no se alejaría, pero el miedo a perder su amistad estaba ahí acosándola. Al fin cabo seguía siendo una niña tonta, miedosa y solitaria. ─ ¿Desde cuándo Subaru? ¿Desde cuándo estas aquí en Lugunica, en este mundo? ─Es mi primer día en este mundo ─. Dijo Subaru con sinceridad, mientras miraba con determinación esos ojos amatistas. ─Gracias por salvarme, quiero ayudar... ─H-Hace cuatrocientos años ─. Interrumpió, su voz temblaba, pero mantuvo la compostura. Él tenía que saberlo, no quería engañarlo más. ─Una semielfo, de cabello plateado y ojos amatistas, destruyó la mitad del mundo por capricho. Era imposible derrotarla, así que la sellaron para que ya no lastime a nadie. Pero su legado de odio y miedo aún vive, nadie puede olvidarlo, la Bruja de la Envidia Satella, lo siento por darte ese nombre. Dicen que me parezco a Sate… ─ ¡¿Y qué?! ─Dijo el chico pelinegro. No había más que certeza en su voz. ─Tú no eres esa tipa, tú eres tú y nadie más. Quiero ayudarte porque eres tú, nada más, no me importa lo que diga la gente que ni siquiera te conoce, y eso que apenas te conozco, aun así quiero ayudarte. « ¿Qué pasa con este chico? », pensó Emilia, su corazón latía como loco. No entendía lo que estaba pasando, sentía que su cuerpo se calentaba y al mismo tiempo la felicidad la inundaba. No sabía qué hacer con lo que sentía, todo esto era nuevo para ella. Quería escapar y esconderse en un hueco, pero no quería dejar de mirar esos maliciosos ojos de color ámbar, le fascinaban cada vez más. «En realidad quiero que sea mi amigo, lo quiero». ─ Gracias, Subaru ─. Dijo con la voz temblando de emoción. Para luego soltar su última duda hasta ahora. ─ ¿Sabes por qué yo recuerdo? ─No tengo idea, solo sé esto… ─El chico tomó su mano, la misma mano como en la “Casa Del Botín”, ─Solo quería con todo mi ser salvarte. ─Yo quería que vivieras, Subaru. ─Dijo Emilia en un susurro casi inaudible, no sabía porque se sentía más ligera con aquel contacto. ─Y bueno no sé si esto es salvarte, desearía que no recordaras nada de todo esto, prefiero morir primero antes de que tu sientas ese dolor, ─ Subaru dejo caer la mirada, mientras despotricaba sus sentimientos a la chica que apenas conocía, no podía evitarlo. ─ No aguantaría si alguien querido para mí, sienta, sienta el dolor de morir. ─Subaru, agradezco de todo corazón que me salvaras. En serio, en serio, en serio estoy muy agradecida ─. Ella lo tomó de la barbilla, su mirada amatista trasmitía solo frialdad. ─Pero me disgusta que digas que prefieras morir por alguien, y más si es por mí. Apenas me conoces, tonto. ─ Lo siento por ser así, no puedo evitarlo. ─Dijo el pelinegro mientras su determinación se mostraba en su mirada. ─ No queda tiempo, Felt y Rom están en peligro, esa loca llegara en cualquier momento y le importa una mierda si el trabajo está bien hecho, igual los matara. Debo apurarme. ─Subaru, Reinhard puede ayudarnos, él es el caballero más fuerte del reino. ─Estas segura, no quiero más víctimas para ese monstruo con apariencia de mujer. ─Si lo estoy, por favor confía en mí. ─Si es así, tengo un plan. ************************************************************************************************************************************************************************************************************************************ Reinhard Van Astrea, el caballero real más fuerte de Lugunica, amado por el Od Laguna, propietario de un sinfín de bendiciones, salvador de muchas aldeas y pueblos, el héroe de muchos, el campeón del reino, el mejor espadachín de la era moderna y uno de los seres más poderosos de este mundo. Existían muchos apelativos que exaltaban su existencia como un ser de luz y perfección. Pero eso estaba muy lejos de lo que en realidad era, él solo era un monstruo poderoso, un ser egoísta que buscaba desesperadamente la aceptación de la personas, un ser malvado que le arrebato la vida de su querida abuela, un monstruo irremediable que destruyó sin compasión los lazos de su familia. Por su culpa su abuelo estaba lleno de odio y deseos de venganza, por su existencia su padre se había perdido en las botellas de alcohol. Aunque no podía asegurarlo, la posibilidad que su madre padezca “La Bella Durmiente”, era de hecho por conclusión, su culpa. No merecía ningún elogio, él no era un héroe solo un monstruo con piel de héroe. Su abuelo siempre tuvo razón. Aun así siendo lo que era, su pequeña parte humana deseaba una vida normal, el afecto de su familia, tener muchos amigos, viajar por el mundo, ser solo un civil que puede disfrutar un día, sin ser aplastado por las expectativas de los demás. No es que no tuvieras amigos, tenía camaradas entre los caballeros, pero aun había una pared por la cual no podía sentirse satisfecho. ─ ¡Déjame agradecerte, desde el fondo de mi corazón, por salvarme la vida! ¡Yo, Natsuki Subaru, admiro profundamente tu altruismo! Pero de repente algo cambio, conoció a cierto chico de cabello negro, no tenía nada en especial a la vista, pero algo antinatural se filtraba en su débil cuerpo, a pesar de eso no era un guerrero, solo un simple civil. Además sus prendas eran muy extrañas y finas, posiblemente un noble extranjero; quizás de volachia, kararagui o Gusteko. Pero eso no fue lo que lo conmociono, él no lo veía como un héroe, un caballero o un monstruo. Sus bendiciones le decían que Subaru lo trataba como un igual, así sintiera admiración y un poco envidia por él. Aquella pared que había entre sus camaradas más cercanos, con Subaru no existía, su alma tembló de alegría cuando lo llamó “Amigo”, así que estaba gustoso de ayudarlo con lo que sea, sabia gracias a sus bendiciones sobre el miedo oculto del chico. Así dar el mensaje podría ayudar, pero no resolver el problema. Lo único que se le ocurrió era buscarlo después dar el mensaje a la chica descrita, ¡Oh sorpresa! Resultó ser una de las sacerdotisas del dragón, una de las candidatas a reinas del reino de Lugunica, Lady Emilia, la semielfo de cabello plateado. ─Subaru, te encontré. Él solo sonrió, no eran necesario las bendiciones para saber que un sentimiento romántico vivía en Subaru por Lady Emilia, y tampoco se podía negar la aceptación de cierta chica de cabello plateado. En su opinión, de lo poco que conocía a los dos, sentía plena confianza que esos dos harían buena pareja. Y sin nada de malicia deseaba que Subaru conquiste a Lady Emilia. Esa chica ya había sufrido demasiado solo por su coincidente apariencia con cierto monstruo, un poco de amor romántico no le haría mal. Estaba seguro de que Subaru podría curar esa mirada melancólica que había visto en el palacio. ─Sir Reinhard, necesito conversar en privado con Subaru. Deseo que espere a que termine, ya que después de ello necesito sus servicios como caballero. Conste agregar que mi conversación con Subaru es de índole personal, ─ dijo la chica manejando la formalidad, para luego dejarlo caer con una ingenua advertencia. ─ Espero que no sea un fisgón, por favor.    Así que ha pedido de Lady Emilia esperó a que cierta pareja terminara de hablar, no entendía porque Lady Emilia no quería darle su nombre al confiable chico, no sentía desconfianza en ella por Subaru, pero las personas siempre eran complicadas. Eliminar bestias peligrosas que amenazaban aldeas o pueblos enteros, le resultaba ser más fácil. De repente la conversación de esos dos terminó, ambos sonreían como si estuvieran en su mundo, no sabía que opinar sobre ellos, pero esos pensamientos desaparecieron cuando la mirada de Subaru cambio a una feroz, lista para acabar con el culto de las bruja si se interponía en su camino, una mirada llena de determinación que se sintió intimidado por ella. ─Rein, amigo puedes ayudarme. Esto puede ser muy peligroso, si decides no hacerlo, lo entenderé. Pero no puedo hacerlo solo, hay una asesina peligrosa y sádica, sino la detenemos personas importantes para mi serán lastimadas. No soy fuerte y no se cuan fuerte seas, no quiero involucrarte, pero creo en ella. ─Dirigiendo la mirada a Lady Emilia, ─ ¿Podrías ayudarme, amigo? No se le escapó a la vista el ligero rubor de la candidata al escuchar las últimas palabras del pelinegro. Este chico era algo especial para Lady Emilia. Además era muy valiente, reconocía su debilidad y no temía pedir ayuda. Un buen chico al aparecer. ─Subaru ─, una sonrisa radiante cubría su rostro, el pelirrojo sentía que podía nadar en la amabilidad de este chico extranjero, solo atinó a decir: ─Lo que sea por un amigo. ─Gracias amigo. ─Respondió Subaru chocando el puño en el hombro del caballero. ─Ahora, este es el plan… ************************************************************************************************************************************************************************************************************************************ Su rostro estaba cubierto con una capa blanca, de la cual sobresalían dos protuberancias de color violeta que parecían orejas de conejo, mantenía la cabeza baja tratando de ocultar su rostro. Se encontraba en la “Casa del Botín”, pero no pudo evitar que sus ojos brillaban con expectación por la actuación de vendedor del chico pelinegro. Con el plan en marcha Subaru se había decidido en ser la carnada, actuando como un segundo comprador para la insignia, buscando ganarse la confianza del bárbaro y la ladrona, ofreciendo el “Metia” traído de su mundo. Esto le molesto un poco, no quería imaginar en que peligro se volvía a involucrar, así que se ofreció a acompañarlo. El metia en su posesión, según Subaru podía congelar un retazo del tiempo en un retrato. Antes de esto lo había probado en ella, aunque no le gustaba ver su rostro, quedo perpleja cuando Subaru le mostró con orgullo a Reinhard el retrato suyo, diciendo que ella era la chica más linda que había conocido. Quería negarlo, pero su extraña vergüenza no le permitió, y todo empeoro cuando el pelinegro de ojos maliciosos le sonrió, mientras Reinhard solo mantenía su burlesca sonrisa mientras caminaban. Se juró así misma que se vengaría por burlarse de ella, él también tendría el rostro tan rojo como ella. Dejando sus pensamientos a un lado, volvió a mirar a Subaru, procurando protegerlo en cualquier momento. ─Entonces, ¿así es como se ve un metia? ─Dijo la ladrona, ignorando a la acompañante de Subaru. ─Es bastante delicado, así que trátalo con cuidado. ─La teatralidad de Subaru era parte de su naturaleza, como su sarcasmo indiferente a la muerte. ─ Piensa en el sentido de que si lo rompes, te tienes que morir, no hay segundas oportunidades. ─Sí, definitivamente estoy impresionada. ─ La sorpresa inundaba el rostro de Felt. En tan poco tiempo el chico pelinegro se había ganado la buena cara de la cautelosa ladrona, Emilia estaba sorprendida, ¿cómo lo hacía? Tenía que preguntarle, quería hacer amigos tan rápido como él. Su futuro amigo era impresionante, o ella ya era su amiga. No, todavía no, él no sabía su nombre. No tenía que desesperarse, el momento de darle su nombre está cada vez más cerca. ─Si tuviera que vender esto, no aceptaría menos de quince... ─Calculó el viejo Rom, mientras analizaba el metia. ─ No, veinte monedas sagradas. Vale por lo menos eso. ─ ¡Muy bien! ¡Negociaciones completadas! ─Subaru tomó el teléfono y levantó el puño en señal de satisfacción. ─Ahora, si terminamos de hablar, salgamos de aquí y tomemos una copa para celebrar. ─ ¡Espera! ¿Por qué tienes tanta prisa? ─Preguntó la niña rubia con sospecha. ─La vida no dura para siempre. Haz que cada segundo cuente... ─Subaru intentó salir de sus sospechas con mentiras. ─ ¡Sí, sí! No me importa nada de eso. ¿Por qué te importa la insignia? La insignia vale mucho más de lo que parece. Por eso todos la quieren. ─Felt le mostró la joya y pareció convencida, su avaricia le había dado una buena idea. ─En otras palabras, esto se vendería por más de lo que cuesta tu metia... ─ Espera, Felt, ¡esa es una forma peligrosa de pensar! ¡Lo tasó en más de veinte monedas sagradas! ¡Véndelo por eso! ¡No pidas más! ─La sonrisa de Subaru desapareció por la terquedad de la niña, y dijo con una voz monótona, ─ La mujer que te lo pidió tampoco puede pedir más de veinte. ─Para luego gritar, ─ ¡No pagará más que eso!" ─ ¿Cómo lo sabes? ─ Preguntó Felt. ─Pues la conozco y no es una persona muy agradable, bueno te lo advertí. La esperaremos entonces. ─No servirá de nada rogar. Te reconozco como parte negociadora, pero no sería justo no escuchar lo que dice mi cliente. ─ Sentenció la niña con la ambición brillando los ojos. ─Entiendo, entiendo… «Sucedió como dijo», pensó Emilia, mientras miraba a la confiada Felt. Esto ya estaba estimado por Subaru, según ella recordaba solo tuvo un encuentro real con la asesina, fue en la segunda vez, no sabía que había pasado antes de que ella llegara, pero al parecer el muchacho había sido muy bueno para guardar los detalles de aquel encuentro, a pesar de su sufrimiento. «Falta poco para que esto termine». Pensó imaginando su tiempo con Subaru en la mansión. Ella se mantenía indiferente, preparada para entrar en acción, Puck también estaba al tanto del plan. Así que padre e hija estaban en sincronía en el momento que se dé la señal, la asesina llegaría en cualquier momento. Se oyó un fuerte golpeteo en la puerta después de unos minutos, Subaru sin perder tiempo tomó la mano de Felt y la arrastró a su lado, para luego lanzarla con su abuelo adoptivo, por suerte era muy ligera y no tuvo oportunidad de ofrecer resistencia. En pocos segundos Emilia se levantó y se quitó la capa, preparada para lo que se venía. ─ ¡¿Qué sucede mocoso?! ─ Preguntó Rom luego de atraparla, se encontraba confundido por el actuar de Subaru, como enojado. ─ ¿Qué demonios está pasando, idiota? ¿Maldita sea, fui engañada? ─La ira emanaba de la pequeña ladrona cuando vio a la dueña de la insignia. ─ ¡Maldita sea, como no me di cuenta! ─Protégela, no la sueltes por ningún motivo. ─Luego miró a la bella chica que lo miraba con confianza ─ ¡Es ahora o nunca! La puerta salió volando violentamente, unos pasos resonaron en la entrada, la sombra de una seductora y alta mujer de cabello negro quedo en contra luz. Su sádicos ojos miraron a su alrededor, una feliz sonrisa se dibujó en su rostro al reconocer a uno de su objetivos, al parecer este sería un trabajo fácil. ─Oh, vaya al parecer el trato se rompió, que pena. ─Dijo la mujer mientras miraba con placer sus siguientes víctimas. ─Que se podía esperar de las ratas de los barrios bajos. ─ ¡Puck que esperas!─Gritó el desesperado Subaru, aún faltaba media hora para las cinco. << Lo siento Subaru, tus habilidades de actuación fueron tan impresionantes, que me perdí un poco >> ─Ni tú te lo crees. << Perdón… jejeje >> De repente dos carámbanos de tamaño de una persona aparecieron flotando sobre la cabeza de Emilia, para luego tomar rutas distintas. Uno dirigido al techo y el otro apuntando a la asesina, en solo un segundo el carámbano atravesó el techo y explotó en el cielo llamando la atención de cierto pelirrojo santo de la espada, y el otro carámbano fue apenas esquivado por la asesina, la cual no perdía la sonrisa en su acrobacias. ─ ¡Que buena bienvenida! ─Dijo la asesina llena de confianza, ─será un gusto llevarlos con los ángeles Desenvainó sus filosas armas lista para arremeter con la presa más cercana, en este caso el chico de cabello negro, aceleró pero una pared indestructible la detuvo, para luego ser empujada hacía la entrada del edificio. Miró al obstáculo, un hombre joven, tenía un cabello rojo fuego, no sabía en qué momento apareció, pero la espada en su cintura era muy conocida tanto en Lugunica como en Gusteko, y el único que podía blandirla era el santo de la espada. ─El santo de la espada, vaya suerte ─. Dijo lamiéndose los labios, mientras se preparaba para su siguiente ataque. ─ ¿Acabamos con esto de una vez? ─ Reinhard le sonrió a Elsa. ─Buen tiempo, Rein ─. Celebró Subaru mientras las manos le temblaban, ─ten cuidado amigo esa mujer es como un monstruo. ─ Gracias Subaru. La suerte está de mi parte... ─Reinhard miró a la asesina a los ojos. ─ Resulta que cazar monstruos es mi especialidad. ─ Luego observó con más detalle a la asesina. ─Cabello negro, ropa negra y una espada exclusiva de las provincias del norte. No hay duda de que son sus características. Eres la Cazadora de Entrañas. ─ ¿Qué clase de apodo malvado es ese? ─ La asesina dio el primer ataque sin lograr su cometido, para luego alejarse.   ─Esto se debe a tu estilo único de matar─. Respondió el pelirrojo sin sentirse intimidado por la agresividad de la mujer. ─Tu nombre es conocido, incluso en la capital, como el de una persona peligrosa. ─Reinhard… ─La sensual mujer volvió arremeter de varios ángulos distintitos, pero fue detenida por las manos desnudas del pelirrojo. ─Sí, un caballero entre caballeros, nacido en una familia de maestros espadachines, ¿correcto? Qué extraordinario, que mi oponente sean tan divertido. ─Hay muchas cosas que me gustaría preguntarte. ─Solo le bastaba hacer pequeños movimientos, para mantener la guardia de la cazadora. ─ Insisto en que te rindas. ─ ¿Esperas que un depredador tan hambriento se resista a una presa tan selecta y jugosa? ─Entiendo─. El pelirrojo se ríe un poco y mira al pelinegro que aún se mantenía detrás de él. —Subaru, retrocede un poco más. Si te paras a su lado, te lo agradecería. —Reinhard señaló al lugar donde estaba la semielfo. Subaru miró hacia atrás. Tanto la chica y su espíritu estaban alejados, lo mismo sucedía con Felt y el viejo Rom, que se encontraban en un rincón. Se sentía culpable por no ser tan fuerte para ayudar a Reinhard, pero sentía molestia con el espíritu, Puck aun podía ayudar al pelirrojo, no entendía porque estaba tan tranquilo. ─ ¿Puck, podrías ayudar a Rein? << No es necesario, esto ya está ganado >>. ─Oye idiota, puedes explicarme que está pasando ─, dijo una molesta Felt. ─En resumen, tu cliente es una sangrienta asesina amante de las tripas, te uso para atraer a su verdadero objetivo, ─señalando a la bella semielfo. ─contratada para lastimar a esta inocente y linda chica, luego mataría a todos los testigos. ¿Entiendes? ─Mierda, era demasiado bueno para ser cierto. Diez, veinte monedas sagradas, que estúpida soy. ─Felt que te había dicho sobre los tratos que parecen demasiado buenos ─. Regañó el viejo Rom. ─Si, lo sé viejo, la cague. ─ Felt miró con culpa a Subaru ─ Gracias por salvarme, hermano mayor. ─No me agradezcas a mí, agradece a esta lindura de chica. ─ Entonces, gracias hermana mayor. ─Subaru, y-yo no soy linda ─. La semielfo trató de rechazar el elogio con un adorable puchero. << Subaru gracias por alabar a mi hija, pero no sé cómo sentirme como padre, además de ¿Dónde conoces a mi hija, bastardo confianzudo? >> ─Ah, ¿Qué dices Puck? Y Subaru se olvidó del peligro quedando prendido en la ternura de tan bella semielfo. Mientras tanto detrás de él, Reinhard con intenciones de capturar a la asesina permitía que el combate se extendiera más de lo necesario. El Cazador de Intestinos atacó al pelirrojo con velocidad sónica. ─Preferiría no usar la violencia contra una mujer. Reinhard pateó el suelo con el pie, emitiendo una onda expansiva a su alrededor rompiendo la madera sobre la que estaba parado y matando el impulso de la asesina, obligándola a pararse frente a él sin protección. El caballero rápidamente le dio una patada en el costado haciéndola rodar unos metros hacia atrás. ─Tal como dicen los rumores... No, eres incluso mejor. ─No estoy seguro de poder cumplir con tus expectativas. ─ ¿No vas a usar esa espada que llevas en la cadera? ─Volvió a lamer sus labios con provocación. ─ Me encantaría experimentar su filo legendario. ─Está espada sólo se puede desenvainar cuando es necesario. ─Acarició el mango de su espada con resignación, ─El hecho de que no haya salido de su vaina, significa que no es uno de esos momentos. ─Creo que me han subestimado. ─Es una sentencia que me molesta también a mí. Por eso... ─Reinhard recogió una espada del suelo. ─Te encargaré de esto a ti. ¿Tienes alguna objeción? ─No, es maravilloso. ¡Maravilloso! ¡Por favor, entreténganme! —La asesina de negro sonrió maniáticamente y se lanzó a la carga. El caballero simplemente activó su poder y la espada brilló. Bloqueó el golpe e hizo que la peligrosa mujer suelte la espada de su agarre. El pelirrojo agarró la punta de la espada con sus dos dedos y miró a la sensual mujer. ─Si has perdido tu arma, te sugiero encarecidamente que te rindas. ─Reinhard arrojó la espada y la clavó en un pilar. La asesina parecía molesta y arrojó el mango roto de su arma detrás de ella mientras cargaba con las manos vacías. ─ ¡Tiene una segunda, Reinhard! ─Gritó Subaru desde un costado, volviendo a poner atención al veloz combate. De repente, la mujer de negro sacó una segunda espada de detrás de su espalda y lo atacó. Casi le habría cortado el estómago, si él no hubiera sido lo suficientemente rápido como para dar un paso atrás. La asesina mantuvo la mirada fija en Reinhard, pero le habló a Subaru. ─Me impresiona que lo supieras. ─Bueno, lo he experimentado personalmente... ─Respondió el pelinegro mientras recordaba el segundo bucle. ─Pero no tengo solo dos colmillos, ¿te importaría si empezamos de nuevo? ─Si te despojo de todas tus armas, ¿estarás satisfecha? ─Si pierdo mis colmillos, usaré mis garras. Si pierdo mis garras, usaré mis huesos. Y si pierdo mis huesos, usaré mi vida─. Elsa comenzó a saltar por toda la casa de botín a velocidades demoníacas que la convirtieron en nada más que una mancha borrosa. ─Así es como lucha un cazador de intestinos. El pelirrojo logró bloquear varios ataques rápidos con facilidad. Al parecer tratar de capturarla era contraproducente, además un mínimo descuido y podría lastimar a la candidata, o a Subaru o cualquiera de este lugar. Tomando una decisión interna, era hora de resolver esto. ─Terminare esto ─, activó sus bendiciones, absorbiendo todo el maná del aire que lo rodeaba. —Oh, ¿Qué me mostrarás? —Preguntó la asesina mientras observaba cómo el maná era absorbido por la espada del espadachín. ─La esgrima de la familia Astrea. El santo de la espada preparó la espada. Elsa sonrió y preparó dos espadas en ambas manos. ─La cazadora de intestinos, Elsa Granhiert. ─Reinhard Van Astrea, de la línea de los maestros espadachines. Los dos se enfrentaron mientras la espada de Reinhard brillaba tan intensamente que cegaba a todos los que lo rodeaban. El caballero más fuerte de Lugunica levantó su espada brillante, emitiendo ruidos de ballena, y golpeó a Elsa con un ataque tan fuerte que hizo explotar toda la “Casa de Botín”. ─ ¡Pero qué demonios! ─ Subaru miró a Reinhard en estado de shock, mientras toda la Casa del Botín explotaba en pedazos. ─¡Cazar monstruos es tu especialidad, mi trasero! ¡Tú mismo eres un monstruo! —Incluso a mí me duele un poco un comentario como ese, Subaru. ─El Santo de la Espada miró la espada en su mano mientras se vaporiza en polvo por el gran poder utilizado en el golpe. ─Lamento haberte pedido demasiado. Descansa bien ahora. Y así terminó la batalla que había tomado tres vidas ganarla. Todos los involucrados estaban a salvo y la asesina había desaparecido de un potente ataque. La determinación de Subaru, su plan y la fuerza del santo de la espada habían traído este resultado, y este era el pensamiento más honesto y sincero de Emilia. ─No queda ni una sombra, y mucho menos un cuerpo... ─Dijo Subaru al analizar el final de la batalla, ─ ¿Esto es todo lo que queda después de un solo golpe de espada? ─Por fin terminó ─ Emilia estaba agotada, las repeticiones del día le había pasado factura, pero se alegraba que Subaru se encontraba bien. ─Eso fue una bandera, y una de las peores ─. Dijo Subaru para comenzar a caminar. ─ ¿Subaru? ─Su mirada se fijó en el chico pelinegro que caminaba para tomar el garrote del anciano bárbaro, el cual se encontraba en la barra de la cantina, arrastrándolo hasta llegar donde estaba ella. ─Por si acaso ─. Dijo él con precaución. Ella quería reírse de sus tonterías, pero luego recordó lo que hasta ahora había sucedido, al menos podía comprenderlo, así que mejor guardó silencio. ─Ah verdad, Rein─. Se dirigió al santo de la espada, ─ gracias por todo, me salvaste en el callejón, me ayudaste con este estúpido plan. La verdad no estaba seguro que funcionara, pero al final resultó, aunque no fue como había pensado. Eres muy fuerte Rein, gracias, muchas gracias amigo. ─No es necesario, lo que sea por un amigo. ─Reinhard parecía estar realmente feliz Emilia se sentía desplazada por esos gestos de amistad. Pero bueno el santo de la espada había acabado con Elsa, la asesina que había tomado su vida y la de Subaru en el primer bucle, ahora no había nada de qué preocuparse. Ahora podía darle su nombre, ya no había nada que la detenga, al menos solo faltaba recuperar la insignia, pero la ladrona estaba aquí, además de agradecida con ella. Pedir de vuelta el objeto robado no sería problema, pero la mirada inquieta de Subaru llamó su atención. ─ ¿Subaru que sucede? ─Es sólo que todavía tienes tus brazos y piernas, incluso tu cabeza... ─Dijo el chico de otro mundo con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. ─Claro que sí. ─. Respondió ella, entendiendo lo que trataba de decir, no solo ella estaba afectada por ello, Subaru también, pero no se le ocurría nada para contener ese caos en su cabeza, soltando lo primero que vino a sus labios. ─No digas cosas tan aterradoras. ─Sí, tienes razón. Es obvio, ¿no? ─, pero el pelinegro siguió despotricando, sin saber cuándo detenerse. ─ Todavía tengo mis brazos. Y no tengo ningún cuchillo en la espalda, ni ningún agujero enorme en el estómago. Todo está bien. ─Hablas como si ya hubieras experimentado esas cosas antes ─. Preguntó Felt, sintiéndose un poco perturbada al imaginarse tales escenas. ─Hubo un tiempo en que lo hice. Bueno, ya no importa. ─ ¡Subaru! Reinhard llamó rápidamente a su amigo, cuando Elsa emergió de un montón de escombros. La Cazadora de Intestino corrió con una mirada desagradable en su rostro y una espada en su mano hacia Emilia, preparándose para matar, estaba decida a terminar su trabajo. El caballero corrió hacia ella, pero no fue lo suficientemente rápido. « ¡Ella irá directo al estómago! » pensó Subaru, tomando rápidamente el garrote que había arrastrado, el decidido chico empujó a Emilia y se paró frente a Elsa, con el garrote frente a él para protegerse las entrañas del golpe. ─ ¡Te metiste en mi camino! ─gruñó Elsa mientras miraba fijamente al chico. ─ ¡Basta, Elsa! ─El caballero corrió delante de Emilia. Elsa le lanzó su espada, pero falló. Todos se quedaron mirando mientras el asesino sonreía con sangre corriendo por su rostro desgarrado. ─Muy pronto, destriparé a todos aquí─, saltó y aterrizó en un pilar roto. ─Hasta entonces, cuida bien tus intestinos. ─Con eso, el Cazador de Intestinos escaló la pared y desapareció en la noche. ─Maldita sea, tenía razón con lo de la bandera ─Dijo un agotado Subaru, dejando caer el garrote a un lado. ─ ¿Te encuentras bien? ─ Preguntaron la semielfo y el caballero al unísono. ─Creo que si ─. Respondió con una sonrisa de alivio. ─No hubo problema. ─Eso fue demasiado imprudente─ Reprochó la semielfo de cabello plateado. «Seguro que tomé el camino más largo, pero finalmente llegué a este punto ». Pensó Subaru mirando los ojos amatistas de la linda chica frente a él. Subaru rápidamente señaló al cielo e hizo su pose. ─ ¡Mi nombre es Natsuki Subaru! ¡Y acabo de salvarte la vida de un villano atroz! ¿Estamos de acuerdo con eso? ─ ¿Si? ─, ella conocía esa pose tonta, pero igual le sorprendió que vuelva usarla para presentarse. ─Eso significa que ¿está claro? Entonces... ─El chico demostraba una confianza nunca antes vista. ─ Está bien. ─E-Está bien… ─Ella respondió casi por inercia, sus maliciosos ojos la tenían atrapada y un poco de duda se mezclaba con miedo. ─Yo, tu salvador, te salvé la vida. ¡Y tú eres la heroína a la que salvé! Entonces, ¿no significa eso que deberías pagarme con la misma moneda? ¿No es así? —Está bien, lo entiendo. Solo si está dentro de mis posibilidades, por supuesto. Emilia miró a Subaru con enojo, pensando que se aprovecharía para conseguir algo de oro o algo realmente malo de ella. Aunque no podía creerlo del todo, pero estaba siendo muy exigente y eso le preocupaba, tenía miedo que le dijera que no quería nada que ver con ella. ─ ¡En ese caso sólo tengo una petición! ─ Ella se armó de valor y lo miró fijamente. Estaba lista, preparada para rechazar cualquier insolencia, como también premiar a su salvador o quizás decirle adiós. ─Mi petición es… ─ Ella lo miró con anticipación, tragando saliva. ─Dime tu nombre. Emilia se quedó mirando al chico por unos segundos. Su mente despegó de su cuerpo, una inmensa alegría crecía solo por haber conocido a este amable chico, sus emociones crecían cada vez más. No la odiaba, ni siquiera tenía ambición alguna, era un completo tonto y ese tonto seria su amigo. Se rió suavemente. ─Emilia. ─Dijo ella, sus ojos empezaban a humedecerse. ─ ¿Eh? ─El chico pelinegro la miró con sorpresa. ─Mi nombre es Emilia. Sólo Emilia, Subaru. El chico no pudo dejar de mirarla, ella sonreía bajo la luz de la luna. No podía evitar de compararla con un ángel, diablos, para él, Emilia era un verdadero ángel. ─Gracias, Subaru. Por salvarme. ─ Emilia le sonrió cálidamente, abrió la palma de su mano para él. Los recuerdos del pasado se repitieron una y otra vez, tanto en Subaru como en Emilia. «Todas esas veces que me lastimé, todo el llanto que hice, todo el dolor que sentí, toda la lucha con mi vida en juego… y mi recompensa fue su nombre y una sola sonrisa. Dios mío... ¡Hablando de compensación desigual! » Pensó el chico lleno de una inmensa alegría. « Gracias por todo Subaru. Por estar aquí, por ser amable conmigo, por tu compañía, por no rendirte conmigo, por no odiarme, por perdonarme cuando te engañe, por salvarme y sobre todo por mirarme a mí y nadie más, por mirar solo a Emilia ». Pensó la chica mientras se perdía en la mirada maliciosa del chico. ─En realidad, es un hermoso nombre. ─Subaru tomó la mano de Emilia y la estrechó. ─B-Bobo ─. Dijo la semielfo de cabello plateado, mientras lágrimas de felicidad bajaban por sus mejillas. Los dos no dejaron de mirarse como si el mundo no existiera, sus manos sentían el calor del otro y sus tontas sonrisas no desaparecían. ─ Que demonios con eso, váyanse a un cuarto ─. Hasta que el comentario de una cansada ladrona los despertó. ─Oye, todavía nos estamos conociendo ─, dijo un sonrojado Subaru. ─ ¿Un cuarto? ─Cuestionó una ingenua semielfo, ─ Aun no es mi hora de dormir, ¿Verdad Puck? Emilia miró a su alrededor. Puck no estaba por ningún lado, pues ya eran más de la cinco y ella ni siquiera se había dado cuenta que su padre ya estaba durmiendo. Ni siquiera lo notó, lo cual era muy extraño para ella. Se disculparía después, su vista se dirigió al santo de la espada que había guardado silencio, el cual se acercó a ellos con una amigable sonrisa.    ─De todos modos, Subaru, me impresiona que estés ileso. ─Esa cosa me protegió justo a tiempo. Si no fuera por eso, ahora mismo estaría en dos pedazos. —Es cierto, si no fuera por esto… —Reinhard recogió el garrote del suelo, pero la mitad de este cayó al suelo. Todos dejaron escapar su voz de sorpresa. La suerte nunca era buena para el chico pelinegro. Los tres se giraron lentamente o miraron hacia el vientre de Subaru, donde la ropa estaba cortada. ─Oh, oh. Debería haberlo visto venir. ─dijo el resignado y agotado Subaru. Las entrañas del chico del otro mundo estallaron y la sangre se derramó por todas partes mientras caía desmayado. «No, otra vez no». Fue lo que pensó la semielfo de cabello plateado, mientras corría a salvar a su nuevo amigo con magia de curación, esta vez por nada en el mundo lo dejaría morir. ************************************************************************************************************************************************************************************************************************************ Caminaba por los barrios bajos, sus heridas ya habían sanado, pero estaba completamente agotada. La pelea con el santo de la espada y que sus planes fueron desvelados por el chico de cabello negro, la tomaron por sorpresa. Ahora entendía un poco mejor a su empleador, o eso quería creer, La capa protectora había sobrevivido al encuentro, pues el objetivo apenas participó. No sabría si todo había sido una trampa o el objetivo tuvo buena suerte en encontrar dichos aliados. De repente un tenue brillo alejó la oscuridad, resultó ser el metia de comunicación guardado en su escote, tenía la forma de un pequeño espejo de mano, este había sido entregado por su excéntrico empleador. Sin más respondió al llamado, no le molestaba informar por su fracaso. ─ ¿El trabajo fue realizado? ─ Preguntó la voz en el metia. ─No, fue un fracaso. El santo de la espada y un extranjero de cabello negro se interpusieron. ─ ¿Un extranjero? ─ Sabía de mi llegada, al parecer el preparó toda una emboscada contra mí. ─ Interesante. ─ Dijo la voz en el metia como si se sintiera satisfecho ─ Recibirás lo prometido, buen trabajo Elsa Granhiert. Por un momento, un pensamiento estúpido paso por la mente de la asesina. Todo era para atraer a este extranjero, pero como su destino estaba cerca dejo esas ideas ociosas para otro momento, se acercó a una cabaña vieja y abandonada, dentro la esperaba una niña de trenza azul y una vestimenta que trataba de imitar a la suya. ─ Meili es hora de irnos ─. Su voz sádica había desaparecido, ahora era la voz de una confiable hermana. ─ Como te fue, hermana. ─La verdad, fue un fracaso, pero el cliente estaba satisfecho. Había un chico interesante, de cabello negro… ─ ¿Te gusto ese chico? ─Bueno, espero con ansias…─Lamió sus labios, con una mirada soñadora. ─ El día en que pueda ver sus entrañas. La asesina y la pequeña niña abandonaron la cabaña, perdiéndose en la oscuridad. ************************************************************************************************************************************************************************************************************************************ ─ ¿Se encuentra estable? ─ Preguntó el preocupado caballero pelirrojo. ─Si ya está, bien─. Dijo una agotada Emilia, pero feliz. Su amigo no había muerto esta vez. Aunque todavía no estaba completamente curado, su estado era menos angustioso. El santo de la espada miró al dormido pelinegro, su curiosidad por la relación entre Subaru y Emilia le obligó a preguntar. ─ Por cierto lady Emilia ¿Cuál es su relación con Subaru? ─Nos conocimos hoy día ─. Dijo con una sonrisa radiante en su rostro, ─ me ayudo a buscar lo que me robaron, nos separamos… ─ ¿Qué haremos con él? ─ Preguntó el caballero, para inmediatamente contestar. ─Me encantaría llevármelo a casa como invitado. ─No, no, no, me lo llevaré a casa. ─Emilia rechazó con presura, ya estaba decidida a llevarlo a la mansión. ─Subaru me ayudó mucho, tengo que agradecerle adecuadamente. Si, si, si tengo que recompensarlo, gracias a sus esfuerzos encontramos mi insig… La semielfo recordó el motivo de todo esto y miró a Felt y al viejo bárbaro resguardándola en un rincón, habían estado callados mientras el pelinegro era atendido, además Reinhard no los había perdido de vista. Una de las razones que no se habían movido, era un hecho que la presencia del santo de la espada era intimidante. ─Sir Reinhard ─. Llamó Emilia con una voz autoritaria, ─Ellos son víctimas igual que nosotros, son personas que le importan a Subaru, así es que puedes dejarlo pasar. ─Oficialmente no puedo pasar por alto lo que han hecho, pero... por desgracia, hoy estoy libre de servicio. ─Eres un mal caballero─. Emilia rio. Para luego mirar a la pequeña rubia de ojos rojos, ─ Felt puedes devolverme la insignia. ─Que esperas mocosa ─, apresuró el viejo Rom, mientras la empujaba. ─Ya lo sé viejo, nunca más quiero tener algo que ver con esta cosa ─, sacando la insignia de sus bolsillos. ─No te la dejes robar, entendido. La insignia brillaba en las manos de la ladrona, esto no escapó a los ojos del santo de la espada, que rápidamente cerró la distancia y tomó la muñeca de Felt. ─ ¡Maldito caballero, suéltame! ─ Gruñó la pequeña rubia. ─ ¿Tu nombre completo? ─Preguntó con seriedad el pelirrojo. ─ Solo Felt, no tengo apellido. No tengo algo tan especial como eso. ─ ¿Cuántos años tienes? ─Quince creo, ni siquiera sé mi cumpleaños suéltame pedazo de… El cuerpo de la ladrona cayó desmallado, siendo atrapado por Reinhard, el cual había aplicado drenaje de mana. Su rostro había perdido su sonrisa amable, solo seriedad y deber lo coloreaban. ─ ¿Astrea que tratas de hacerle a mi nieta? ─Un enojado Rom preguntó, preparándose para pelear. ─Sir Reinhard ─. Dijo Emilia con desaprobación. ─Lady Emilia, me temo que no podré cumplir la promesa que le hice. ─ Dijo Reinhard, para luego mirar al anciano. ─ Llevaré a esta chica conmigo, le aseguró no será nada malo, si lo desea puede acompañarme, prometo tratarlo como invitado en mi hogar. ─ ¿Puedo preguntar por qué? Si es por robarme mi insignia... ─Es cierto que no es un crimen pequeño, pero comparado con la gravedad de pasar por alto el crimen que se desarrolla ante mí, es trivial. ─ El pelirrojo llevó a Felt al estilo princesa y le devolvió a Emilia su insignia. ─Por favor cuida de Subaru. La luna detrás de ambos brillaba intensamente, sorprendiéndolos y obligándolos a mirarla. ─Hoy podría ser nuestra última oportunidad de contemplar la luna con calma. Y así dio por terminado el primer paseo de Emilia en la capital, mientras miraba con ternura al dormido y debilitado Subaru en su regazo y oía el ruido de las ruedas de un carruaje que acercaba, resultando ser el conductor, su cuidadora Ram, una de las sirvientas onis de la mansión Roswaal. ─Estarás seguro en la mansión, Subaru. Lo prometo. ─Declaró Emilia con determinación y felicidad. ─Mi querido y primer amigo.
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