“Ya descubrí la verdad”
“¿Qué descubriste?”
“Quien causa el Apocalipsis... es...”
Y de repente la pantalla se tornó oscura. — ¡No otra vez! Quien se lamentaba era Ying Zheng, estaba disfrutando de una serie que le había recomendado su amigo curiosamente obsesionado con los apocalipsis. Pero no pudo ver más porque sus vecinos a quienes le robaba el Internet acababan de apagar el router dejándolo sin posibilidad de conexión. — No sé porqué te quejas, no es tu Internet para empezar. Ese era Chun Ou, su hermano menor que iba a primaria, estaba haciendo la tarea en su cuarto porque le gustaba compartir tiempo con su hermano, incluso si este estaba distraído con otras cosas. — No lo entiendes, desde hace unas semanas adoptaron esta cosa de querer desconectar el router todas las noches. — ¿Y? — ¿Así como voy a pasar la noche? — ¿Durmiendo quizás? La mirada que le dedicó su hermano mayor le dio a entender que no le gustaba eso, ya era su costumbre desvelarse todas las noches, a veces incluso llegaba tarde a la universidad por ello. — Si mamá nos dejara tener internet... — Sabes que eso no va a pasar. Suspiró deprimido, lo sabía, su madre decía que el Internet era una distracción y que pudrian la mente. Intentó muchos métodos para hacer que pusieran Internet en su casa y nunca pudo convencer a su madre. ¿Que lo necesitaba para estudiar? Para eso tenía la biblioteca. ¿Que hay datos nuevos que no encuentras en ningún libro? Pues podía ir a investigar en algún lugar para computadoras, no tenía sentido gastar tanto dinero para mantener el servicio. ¿Que la comunicación es importante? Solo les cargaba datos, una cantidad mínima para que pudieran comunicarse de forma que si se les acababa era prueba de que lo usaron irresponsablemente. ¿Que hay que estar al día con las noticias? Para eso tenían su televisión, que era LED por cierto, no tenían SmarTV. Cuando le dijo que quería buscar el significado de una palabra en el momento Chun Yan, su mamá, le compró un diccionario para que no tuviera de nuevo el mismo problema. Y así era con todo, no importa que excusa usara, su madre no veía necesidad de tener Internet en casa. “un gasto innecesario” es lo que decía. Zheng respetaba todas las decisiones de su madre, pero eso no significaba que estuviera de acuerdo con ellas, es por eso que en secreto le robaba Internet a sus vecinos, los únicos que sabían de esto eran su hermanito menor y su mejor amigo de la universidad. — Ya les robas Internet todos los días, no creo que pase nada malo porque una noche duermas como una persona normal. — dijo Chun Ou y Zheng se sentía algo patético por ser regañado por un niño, pero su espíritu juvenil y rebelde le decía que no, no podría dormir esa noche. No llegó a responder porque escucharon la voz de su madre llamándolos para comer la cena a lo que ambos bajaron. Eran una familia inmigrante de china, aunque habían llegado cuando eran tan pequeños que les fue muy sencillo adaptarse al idioma español, excepto por Chun Ou quien nació después. Zheng era hijo de otro padre y por eso llevaba un apellido distinto al del resto de su familia. El padre de Chun Ou había muerto y Chun Yan mantuvo su apellido de casada. Debido a sus orígenes era muy normal que dentro de la casa se siguieran ciertas costumbres aunque nada exagerado, cosas como comer con palillos chinos o quitarse los zapatos. Zheng estuvo mirando a su madre durante toda la cena, comiendo muy despacio, como si tuviera algo que decir, pero sin llegar a decirlo. “¿Sabías que China es uno de los países que más aceptan las nuevas tecnologías?” Eso pasaba por su cabeza mientras pensaba una forma de convencer a su madre de que contrara algún servicio. — ¿Tengo algo en la cara? — preguntó la mujer sin pena, su hijo inmediatamente llevó la mirada a su plato. — Si es por el estúpido Internet ya sabes que no, a él... No le gustaban esas cosas, así que sacatelo de la cabeza. Zheng se quedó callado, si, sabía que el principal motivo por el cual Chun Yan era tan estricta con esa regla no escrita era que a su difunto esposo no le gustaba. Por eso se quedó callado y continuó comiendo, supuso que no le quedaría otra que seguir robándole a su vecino. Terminaron de cenar y todos fueron a sus cuartos, Zheng intento dormir, pero no podía. “¿Quién será el causante del Apocalipsis?” “Me vendría bien un poco de música...” “No reclamé mis recompensas diarias en ese juego” Esos eran los pensamientos que llenaban la mente de Zheng, no pudo soportarlo y se levantó de la cama. — Si los vecinos no prenden el Internet... lo haré yo. Con esa idea algo alocada se levantó de la cama y con el máximo silencio posible salió de la casa caminando hasta la del vecino, escalando el paredón y entrando al jardín, era una linda casa, la había visto varias veces. Sabía quienes eran sus vecinos, cuatro hermanos que vivían por su cuenta. Los había visto de lejos, pero no sabía mucho más que el nombre de estos. En resumen, sabía quienes eran, pero no los conocía realmente. Con cuidado buscó una entrada. — No tienen rejas en sus ventanas. — dijo con una sonrisa maliciosa comenzando su travesura, buscó una ventana que estuviera mal abierta que por suerte si encontró y la abrió intentando hacer el menor ruido posible. No se escuchó nada, buena señal, la abrió por completo y como si fuera experto en allanar moradas se metió en esta. Pudo darse cuenta que se encontraba en la cocina, busco en silencio el comedor, aunque había un televisión no tenían el router ahí, por lo que siguió buscando hasta llegar a la sala de estar y lo encontró. Tan hermoso y perfecto lo vio, el router. Se acercó a verlo a detalle, estuvo un rato dudando, ¿los vecinos sospecharian de que el Internet esté encendido? ¿Debería volver a apagarlo antes de que despierten? ¿Como sabrá que despertaron? Estaba a unos centímetros del botón de encendido cuando se sintió observado, por puro instinto se volteó y allí estaba desarreglado y en pijama con un vaso de agua en mano el mayor de los hermanos, viéndolo con confusión en su rostro. No sabía que hacer, lo habían visto, por pura inercia levantó una mano saludando y Hades, ese era el nombre de su vecino, dejó caer su vaso dejando que se escuche un estruendo. — ¡¿Que haces robando en mi casa?! — ¡No estoy robando! — ¿Pero estas en mi casa en la noche cuando nadie te invitó? — dijo con sarcasmo para luego llamar a uno de sus hermanos. — ¡Zeus! ¿Tu invitaste al vecino? Se pudo escuchar un ruido en lo que Zheng sentía que moriría de pena, ¿como le explicas a tu vecino que entraste a su casa en medio de la noche para robarle Internet? El más joven de los hermanos bajó por las escaleras que conectaban la sala con sus habitaciones y miró confundido el panorama sin llegar a entenderlo. — Ah, Hades, no sabía que habías invitado al vecino a dormir. — No lo invité, estaba aquí intentando robar. — ¡Yo no quería robar nada! — Oh, dioses. — Zeus subió unos escalones gritando a sus otros dos hermanos. — ¡Adamas! ¡Poseidón! ¿Ustedes invitaron al vecino a robar? — Entendiste mal toda la información... — murmuró Zheng. — Voy a llamar a la Policía. — dijo Hades decidido buscando el teléfono fijo de casa que estaba al lado de Zheng quien al darse cuenta se puso en medio intentando evitar que el griego llegara a este. — Yo no estaba robando nada. — intentó explicar. — ¡¿Para que nos despertaron?! — los últimos dos hermanos llegaron a la escena, el que habló fue Adamas, quien parecía bastante confundido. — El vecino entró a casa a robar y ahora intenta que no llame a la Policía. — respondió Hades con tranquilidad. — ¡¿Qué?! — Adamas parecía enojado. — Ah, solo es el vecino, pensé que había un ladrón... — dijo Poseidón frotando sus ojos y dando la vuelta de regreso a su cuarto. — ¿Para esto me despertaron? — ¿Qué pasó Hades? ¿De verdad el vecino quiere robarnos? — Adamas parecía el único preocupado por el asunto. — ¿Cómo entró? — ¿No lo invitaste tú? — Zeus preguntó como si nada. — ¡No! — Si te mueves y me dejas llamar a la policía consideraré pedirles que sean amables contigo. — ofreció Hades poniéndose delante del chino intentando llegar al teléfono sin mucho éxito. — No estoy cometiendo ningún crimen, solo quería robarles el... okay, no use las mejores palabras... — dijo ante la mirada que le dedicó Hades como si lo estuviera juzgando con ella. — No te muevas si no quieres, pero no me vas a detener. — el griego paso sus manos por los costados del cuerpo del chico atrapandolo y llegando al teléfono a través de su espalda. — Así te tendré contenido para que no escapes. — ¿Qué? ¡No! — Zheng intentó hacer uso de su baja estatura para escapar pero Hades bajó sus brazos y se apoyó contra él impidiéndole que se moviera. Pensó en empujar a su vecino y estaba apunto de hacerlo cuando... — Si me golpeas la situación se pondrá peor, yo que tu no me movería. — dijo Hades haciendo que el chino dejara de forcejear. Cuando escuchó unos ruidos detrás de el. — ¿Qué estás haciendo? — Llamo a la Policía, te lo dije. — ¡Solo quería robarles Internet! — soltó con desesperación, a lo que pudo escuchar a Hades reír, daba vergüenza, pero si eso le permitía escapar... — ¿Hola? ¿Policía? Si eso no era suficiente para que Zheng considerara la situación mala, por la cercanía que tenía con el griego pudo escuchar una voz al otro lado preguntando cual era su problema y en donde se encontraba. Escuchó toda la conversación que tuvo Hades con la mujer donde básicamente le dio su dirección y le dijo que alguien se había metido a su casa. Ya no intentó escapar, no porque no pudiera sino porque pensó mejor las cosas, aunque llamaran a la Policía no lo arrestarian, estaba seguro de eso, ¿quien arresta a alguien por robar Internet? Ese fue el último pensamiento coherente que tuvo esa noche. Esa noche que estaba siendo retenido por el mayor de sus vecinos contra el mueble donde tenían el router de internet. Esa noche llamaron a la Policía acusándolo de ladrón. Esa noche tuvo que acompañar a los oficiales en la patrulla. Esa noche que pasó durmiendo en una celda temporal en la estación de policía. Y mientas estaba ahí, sentado mirando una pared gris, solo pudo pronunciar unas palabras. — Hades... desgraciado.