Discusión
11 de septiembre de 2025, 13:07
— ¿De verdad pasaste una noche en la estación de policía por robar Internet? — Loki se burlaba de su mejor amigo, quien acababa de contarle la trágica noche que tuvo que pasar por culpa de su vecino.
— No es chistoso, mi mamá está muy enojada conmigo.
— Mira el lado bueno, ¡tienes una anécdota divertida que contar! — ánimo su amigo a su modo.
— Oh, si, estoy tan feliz, seguro a todos les encantará saber como me pusieron en ridículo.
— ¿Verdad? ¡Voy a publicarlo!
— ¡No lo hagas! — Zheng detuvo a su amigo de sacar su celular. — Solo olvidemos el tema...
— Lo olvidamos~ — sonrió Loki guardando su celular. — Pero eso explica porque no me respondiste los mensajes que te deje.
— Los vi apenas llegué a la universidad.
— ¿Por que no cuando volviste a tu casa? ¿Tu madre no te cargaba suficientes datos para al menos ver y enviar mensajes?
— Lo hace, pero estaba muy molesta, me sacó mi celular y solo me lo devolvió cuando salí a estudiar.
— ¡Que caso! — exclamó el nórdico haciendo drama. — Lo que no entiendo de todo esto, es porque alguien se molestaría, ¡suena muy divertido!
— Mi madre se molesta cuando estoy en problemas y no te hagas el sorprendido, siempre se enojan contigo también.
— ¿Y tu estas enojado?
— ¿Con mi vecino? Si. — Respondió rápidamente Zheng.
— No no no. — Loki lo señaló. — Si estas molesto contigo, por lo que hiciste.
— ... — el chino sonrió. — No, ¿por que lo estaría? Solo fue una noche en la comisaría y como tu dijiste, ahora tengo una anécdota divertida~
— Entonces volvemos a lo mismo, ¡todo está bien! — dijo Loki bastante emocionado, quizás podría llevar a su amigo por el camino de las travesuras. — ¿Quieres ir por algo? Fue una clase muy... informativa.
— Eso es lo principal en esta carrera, no sé para que la elegiste si no puedes con ella.
— ¡Si puedo! — Loki lo miró mal en modo de broma. — Pero no respondiste mi pregunta, ¿vamos a comer algo?
— Claro, vamos a... — el ruido del celular de Zheng hizo que no pudiera terminar de hablar, lo sacó de su bolsillo notando como tenía mensajes de su madre diciéndole que tenían que hablar. — Tengo que ir a casa, lo dejamos para otro día, ¡buena suerte Loki!
— ¡Buena suerte Qin! — Se despidió usando el apodo de su amigo antes de irse. — Ya que vas a tu casa aprovecha saludar a tu vecino.
— ¡Es lo último que pienso hacer! — Zheng pudo ver como su amigo se perdía entre toda la gente del campus y suspiro volviendo a mirar el mensaje antes de guardar su celular.
No pudo tomar ninguna distracción, fue directo al tren para regresar a casa, pagó su boleto y para su suerte su medio de transporte no tardó en llegar, había mucha gente, pero fue rápido y pudo conseguir un asiento.
Su vista estaba pérdida, ni siquiera sabía que estaba mirando.
Hace unas semanas tuvo problemas con su madre cuando la llamaron para que fuera a buscarlo y ella estaba molesta, pudo escuchar como le decía a la Policía que una noche no era suficiente y que mejor lo tuvieran encerrado por una semana, pero ellos insistieron en que no podían tenerlo más tiempo.
Lo sacó de allí, el intentó hablar con ella, pero por mucho que quisiera las palabras no salían. Al final fue bastante incómodo. Chun Yan dijo que se quedaría con su celular hasta que tuviera que volver a la universidad en unas semanas porque no quería que hiciera otra estupidez.
Zheng intentó hablar otra vez, pero ella solo se fue sin dirigirle la mirada.
— Mamá... — murmuró en el tren lo único que pudo decir esa noche, sin lograr disculparse como se debe.
Pero ahora ella quería hablar con el, lo que significaba que resolverían todo, ¿no?
El viaje fue algo largo, tenía suerte de vivir cerca de la estación de tren, no fueron más que unos minutos caminando su regreso. Pasó por al lado de la casa del vecino, pero no le dio importancia, solo fue directo a su casa, al entrar pudo notar a su madre en la mesa de la sala completamente seria, lo estaba esperando.
¿Era tarde para dar la vuelta y volver con Loki?
Pero no, tenía que hablar con su madre y pedir disculpas.
— Mamá...
— Siéntate.
— Está bien. — Zheng se sentó a un lado de su madre, iba a hablar pero su madre sacó una carta de correo y la puso sobre la mesa. — ¿Qué es eso?
— Una denuncia.
— ¿Qué?
— Ying Zheng, cuando me dijiste que querías tatuarte el rostro me prometiste que no te volverías un criminal... — murmuró su madre sin mirarlo.
— ¡¿Fue el vecino?! — por la mirada furiosa que le dedicó su madre supo que había reaccionado mal. — Tiene explicación... Además me dejaron irme de la comisaría, no creo que pase a mayores...
— No, probablemente no lo haga. — Chun Yan acercó la carta a su hijo. — Pero esto quedará en tu expediente, felicidades, si eso es lo que querías para tu futuro ahí lo tienes, por una tontería como el Internet.
— ...
Zheng se quedó callado, no sabía bien que decir.
— Diría que esto te servirá de lección para no cometer otra estupidez así, pero creo que es algo tarde si tendrás esto en el historial.
— Puedo solucionarlo mamá, confía en mi.
— ¿Confiar en ti? ¿Después de que te tuve que buscar en la estación de Policía? — habló firme, mirando a su hijo con lo que parecía decepción.
— ¿Por que te llegó esta carta...? Las denuncias suelen tardar mucho en llegar.
— Si le das un vistazo a la carta lo entenderás, ocupaste la última vacante libre, suerte en tu vida de criminal idiota.
Chun Yan se levantó de la mesa sin decir nada más dejando a Zheng solo en la sala con una carta que no quería leer, pero lo hizo.
Al hacerlo se dio cuenta de que había dos cartas.
Por lo visto Chun Yan apenas llegó la denuncia se había presentado por el a la audiencia donde decidieron condenarlo a servicio comunitario.
Suspiró.
Quizás esto lo iba a molestar más de lo que esperaba... y no importaba como, tenía que resolver el problema en el que se había metido.
Esa misma tarde tuvo que ir a lo que realmente no conocía, nunca había estado en servicio comunitario, ¿sería raro?
El lugar al que se presentó era el centro comunitario, allí empezaría su nueva aventura, entró al lugar, apenas habían unas tres personas sentadas y en el frente había un escritorio sin nadie en el. Se sentó en una silla al azar, lejos de las personas, lo que no sirvió de mucho porque no tardaron en llegar más, todos se veían muy diferentes, de distintas edades y ni hablar las estaturas.
El último en llegar fue un hombre bajo y rubio quien se sentó al frente de todos antes de hablar.
— Bienvenidos, yo seré su coordinador, Adán, ustedes serán el grupo de las tardes. — habló el hombre a todos los que estaban en el cuarto. — ¿Alguna duda?
Zheng si tenía bastantes dudas, pero esta vez no preguntó nada porque su mente ya estaba ocupada por otro pensamiento.
¿En que me metí?