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12 de noviembre de 2025, 12:50
— Sigo sin entender, ¿por qué tengo que hacer una fiesta al cumplir un año de noviazgo con Hades?
La pregunta vino de Zheng quien estaba en su cuarto siendo maquillado por Michel mientras Grigori daba apoyo moral.
— ¿Cómo que por qué? Cumplen un año, es algo especial. — dijo el francés ofendido.
— Claro, es especial para Hades y para mi, entonces repito, ¿por que hacemos una fiesta con todos? — preguntó el chino manteniéndose quieto mientras le hacían el delineado.
— ¡Por que todos somos testigos de su amor! — exageró el ruso. — Y estamos felices por ustedes, además...
— “Siempre hay que buscar una excusa para festejar” — repitieron los tres antes de soltar risas.
Mientras tanto, en el patio trasero de la casa del chino los autoinvitados traían cosas para el festejo.
— ¡Hay que dejar la decoración más linda! — dijo Alvitr a sus dos hermanas. — Qin y Hades se merecen lo mejor.
— Definitivamente. — concordó Hlökk. — Mis notas de por si eran buenas, pero desde que asisto a las clases de Qin mejoraron todavía más, mi maestro dijo; “no te doy un once porque diez es la nota más alta“
— También estoy agradecida con Hades, recuerdo que cuando nos quedábamos solas el se ofreció a cuidarnos varias veces. — dijo la tímida Skeggjöld.
— ¡Realmente estoy muy feliz por ellos! — sonrió Alvitr.
Por otro lado, en la entrada se acercaban con varios refrescos los japoneses practicantes de kenjutsu.
— El torneo tenía varias faces, ¡y las pase todas! Tengo la medalla de campeón mundial de kenjutsu — le contaba Okita Souji a Sasaki Kojiro. — y el viaje fue hermoso, pude volver a Japón después de tantos años, ¡ha cambiado mucho!
— Estoy muy feliz por ti Souji, vi tus videos en transmisión en vivo, pero escucharlo de ti lo vuelve más emocionante. — lo felicitó el japonés mayor.
— Ya soy más fuerte, ya puedo enfrentarme a ti en una pelea seria. — dijo el japonés más joven con una sonrisa retadora.
— No deberías subestimarme... oye, ¿ese de ahí no es Poseidón? ¡Hola Poseidón! — saludó con entusiasmo.
Poseidón levantó la vista de su celular, vio que se trataba de Kojiro y se dispuso a ignorar.
— Tal vez es tímido. — sugirió Souji a lo que Kojiro rio bajito.
Al mismo tiempo en donde Leonidas arreglaba las mesas alguien que reconoció al instante con solo oler su perfume se acercó a molestarlo.
— Disculpe, ¿señor? Pero hay niñas presentes, no debería fumar aquí. — dijo Apolo acercándose con la pura intención de molestar.
— ¿Y si mejor te vas a la mierda? — sugirió Leonidas fastidiado a lo que Apolo lo miró con molestia.
— Mira, será mejor que controles mejor tu lenguaje, tengo mejor vínculo con los novios, puedo hacer que te echen de esta boda.
— Esto no es una boda. — dijo Zerofuku que estaba sentado a un lado escuchando.
— Tu empezaste a molestar, además vistes de blanco, eres el menos indicado para estar en esta boda. — se burló Leonidas.
— ¡Esto no es una boda! — volvió a intentar Zero.
— Para que tu sepas, fue uno de los novios quien me sugirió vestir colores claros, tengo mucho más derecho que tu de presenciar este matrimonio. — respondió Apolo con mucho orgullo.
— Oh dioses, ¿esto era una boda y nadie me lo dijo? — Zerofuku se puso nervioso, pero justo llegaron Buda y Kintoki a calmarlo.
— Oye Zero, trajimos dulces para compartir, ¿nos ayudas a repartirlo por las mesas? — preguntó Kintoki a lo que el chico asintió.
Por otro lado Loki compartía una amena conversación a través de miradas con Simo, normalmente nadie se acercaría a esa tensión, por lo que la persona que se acercó es alguien que definitivamente no sabe leer el ambiente.
— ¿Ustedes son el grupo de los callados? — preguntó Nikola Tesla con su sonrisa ancha, señalando tanto a Loki, Simo y a un chico llamado Beelzebub que estaba del otro lado.
Simo asintió.
— ¿Qué hice para que me llamaran callado? — Loki se sintió defraudado consigo mismo.
— Yo solo estoy aquí porque según Hades gracias a el no perdió el trabajo cuando formalizó con su pareja, aunque los conozco muy de fuera. — explicó el desconocido que era compañero de Hades, su nombre era Beelzebub.
Al poco tiempo el patio ya estaba decorado, Zheng llegó con Michel y Grigori buscando a Hades con la mirada.
— ¿Dónde se encuentra? — preguntó al aire sin encontrarlo.
— Jovencito, su novio lo espera en la sala. — Chun Yan interrumpió su búsqueda.
— ¿Por qué en la sala? La fiesta es afuera. — preguntó con confusión a su madre.
— Dijo que quiere hablar a solas contigo, no se tarden. — advirtió antes de dejarle el paso a su hijo quien entró a la casa.
Hades estaba en la sala sentado en el sofá y palmeó a su lado indicándole a su novio que se siente allí.
— ¿Necesitabas privacidad? — preguntó Zheng divertido.
— Si, necesitaba un momento a solas contigo. — asintió el griego. — primero que nada, quiero preguntarte como te sientes.
— Un poco sorprendido. — admitió el chino. — No esperaba tanto festejo.
— Me gusta que sea así, es algo muy especial y todas las personas que están aquí formaron parte de nuestra historia. — dijo el griego acercando su rostro dándole un besito esquimal.
— Tienes razón, es divertido en cierto modo. — sonrió poniéndose algo rojito por la cercanía.
— Eres hermoso Zheng, no hay día de mi vida que no agradezca el tenerte a mi lado, el haberte conocido, enamorado y que aceptaras ser mi novio. — Hades abrazo a su novio con dulzura.
— Aunque tu forma de acercarte fue algo extraña, siempre ibas a molestarme jaja. — rio el chino correspondiendo al abrazo.
— Tu empezaste entrando a mi casa, al principio pensé que eras un fantasma, solo había bajado por agua.
Ambos comenzaron a reír con eso.
— Tengo un regalo para ti. — Hades sacó de detrás de el una caja con chocolates. — Feliz aniversario, amor.
Zheng recibió el regalo con alegría notando la marca de los chocolaes.
— ¡Son mis favoritos! — dijo emocionado.
— Lo sé, amor, lo son. — Hades sonrió sacudiendo los cabellos de su novio.
Zheng abrió la caja notando que dentro había una nota.
“C3RB3RUS_1NF3RN0”
— ¿Qué significa esto? — preguntó genuinamente confundido.
— Es la nueva contraseña del internet — explicó Hades haciendo que Qin sonriera nostálgico.
— No necesito esto. — dijo dándole el papel a Hades.
— ¿No? ¿Por qué? — preguntó el griego con confusión.
— Eso fue lo que me trajo problemas para empezar. — intentó explicar.
— Pero esta vez tienes mi permiso para usarlo cuando quieras. — dijo Hades dándole un besito corto en los labios. — Eso si, hay algunas reglas.
— ¿Cuales? — preguntó curioso.
— Pues, seguiremos desconectando el router por las noches y ahora este se encontrara en mi habitación, así que si quieres encenderlo... — Hades sonrió con picardía. — Tendrás que colarte por mi cuarto en la noche y no prometo comportarme.
— ¿En serio? — Zheng también sonrió. — Quizás si me interese un poco tener esta contraseña.
Ambos se besaron un rato antes de volver a la fiesta con sus seres queridos.
Fin.