Tenemos un problema
12 de noviembre de 2025, 12:41
Al ver como Zheng se rompía en plena entrada de la universidad todos se preocuparon.
— ¿Qué pasó? — preguntó Okita sorprendido.
Buda miró al chino con tristeza, les había contado que este estaba mal, pero deseaba que ya no se encontrara así.
— Zheng, tranquilo, ¿quieres ir con nosotros a un bar? — el chino asintió en silencio al francés quien miró a Loki con duda. — ¿Tu quieres venir?
— Eeeh... No. — Loki estaba mirando atentamente al más joven quien incluso escondido en su abrigo logró reconocer. — Paso, cuiden bien de Qin.
El nórdico se alejó por lo que el ruso se acercó a ayudar al chino a caminar quien sentía que en cualquier momento iba a caerse.
No fueron al bar de siempre, como la universidad de Zheng quedaba a unas estaciones de donde solían ir tuvieron que improvisar e ir a un lugar cerca de esta.
El bar que ocuparon tenía mucho ruido de música y gritos, aún así todos intentaron pasar el rato en el lugar.
Por parte de Zheng, le alegraba estar con sus amigos del servicio, pero sentía que el ambiente iba a asfixiarlo, comenzó a hiperventilar sin darse cuenta y Kojiro se preocupó por esto.
— Tal vez haya que llevarlo a un lugar más calmado. — dijo Kojiro en voz alta.
— ¡El alcohol calma a cualquiera! — defendió Grigori pero cuando ambos miraron al chino se notaba mal, solo tomaba sin parar y su expresión dejaba ver que no lo estaba disfrutando.
— Esta vez no. — dijo Kojiro y después de ponerse de acuerdo salieron del lugar.
Kojiro y Kintoki ayudaban a Zheng a no caer estando a su lado.
Terminaron en una cafetería, una tan bonita y limpia que no tuvieron problema para calmar a su amigo.
— Zheng, esto no es normal. — tomó la palabra Michel. — ¿Qué fue lo que pasó?
— Estamos aquí para ti. — habló esta vez Kintoki.
— Puedes contarnos. — dijo Souji a lo que Zheng ya calmado comenzó a hablar.
— Arruine todo con Hades. — fue lo primero que dijo, causando impresión en todos los presentes.
— ¿Cómo? ¿Ustedes estaban muy bien? — preguntó Michel confundido.
— Estábamos bien, todo iba tan bien, ¡dios, lo arruine! — comenzó a lamentarse el chino. — Me gustaría volver a ese momento de ver un documental de la industria del ajo, muy interesante por cierto.
— ¿Existen documentales sobre la industria del ajo? — preguntó Raiden a lo que Lu bu se encogió de hombros.
— Estábamos coqueteando y siendo interrumpidos, todo iba tan bien, fuimos a la cama, nos besamos en la puerta de mi casa, al llegar a mi cuarto nos quitamos la ropa...
— No hace falta tantos detalles. — interrumpió Souji pero Michel lo calló.
— Se está desahogando. — palmeó la espalda de Zheng. — Puedes dar todos los detalles que quieras.
— Nos acostamos, hicimos... hicimos el amor. — lloró Zheng con toda la frustración acumulada. — Pero yo volví a insistir con la denuncia y todo se malinterpretó.
— Ciertamente no suena como el comentario más apropiado para ese momento. — dijo Jack. — Entiendo cual pudo ser la molestia de Sir Hades.
— El cree que hice todo solo para que retire la denuncia, que me acosté con el por eso.
— Pero no es así... — entendió Grigori.
— ¡Por supuesto que no! — casi que gritó el chino. — ¡Yo lo amo! No haría nada con el si no lo sintiera realmente, me entregue a el porque es la persona que más ame en mi vida, porque me siento completo a su lado y porque quiero ser su novio más que nada en el mundo.
— ¿Sabes que podías decírmelo? — la voz que interrumpió hizo que todos se congelaran y Zheng sintió como era abrazado por la espalda por unos brazos que conocía muy bien.
— ¿Hades? — preguntó completamente perdido, pero en cuanto se volteó y confirmó que era su vecino quien lo abrazaba se aferró a el con toda la fuerza que tenía.
— No es que tu presencia aquí sea mala, todo lo contrario. — Michel se dirigió a Hades. — ¿Pero qué haces aquí?
— Trabajo aquí. — explicó Hades. — y probablemente me despidan esta noche, porque aunque siga en horario de trabajo voy a robarme a Zheng y llevármelo, espero no les moleste.
— Cuídalo bien, por favor. — pidió Kojiro a lo que Hades asintió y salió del lugar con el chino.
— Espera Hades, ¿adónde vamos? — preguntó Zheng algo mareado. — ¿No estabas molesto conmigo?
— Ven. — llegaron a un parque y Hades sentó a Qin en una banca y se puso a su lado. — No estoy enojado contigo.
— Pero te fuiste, luego de que hicimos el amor. — le recordó Zheng.
— Si y lo lamento, no debí irme así. — se disculpó dando un besito en la frente del chico. — Estaba muy conmocionado, en ese momento no pensé que tanto te afectaría.
— ¿Y la denuncia? — preguntó sintiendo sus ojos lagrimear nuevamente. — ¿Por qué la retiraste?
— No me sentía cómodo manteniéndola, Zheng. — Hades acarició su cabello. — Escuché tu versión en la cafetería. ¿Puedo contarte la mía?
— Tu puedes. — el chino asintió.
— Yo nunca dude de tus sentimientos, no planeaba romper nuestro vínculo, para mi no está arruinado, te amo. — comenzó a explicar. — Pero pensé que accediste a ir más adelante por la denuncia. No me sentí enojado contigo, sino conmigo. No podía creer que había llevado las cosas tan lejos como para que aceptaras tener relaciones conmigo con eso como motivo y me alegra saber que no fue así.
— ¿Por que me estabas evitando? — preguntó más calmado de saber que Hades no sentía ningún rechazo por el.
— Al principio no fui por culpa, me sentía muy mal de haberte dejado así, cuando quise verte me llamaron del trabajo, va a ser el aniversario del establecimiento y estamos muy ocupados, por eso es muy probable que hoy me despidan. — Hades sonrió pese a lo que contaba.
— Lo siento... — se disculpó Qin.
— Yo también lo siento, creo que si debimos aclarar las cosas desde un inicio. — Hades tomó las manos del chino. — Por eso ahora, con la Luna como testigo, Ying Zheng, ¿quieres ser mi novio?
— Si, si quiero Hades. — Zheng lo abrazó con eufória. — Incluso si me pidieras matrimonio juro que diría que si.
— Entonces mantén ese pensamiento para cuando te lo pida.
Ambos rieron y allí, con la Luna como testigo y un beso en los labios como sello, empezaron su noviazgo.