ID de la obra: 659

Cuando Llegó la Primavera

Het
Traducción
NC-17
En progreso
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Historia original:
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planificada Maxi, escritos 87 páginas, 32.581 palabras, 7 capítulos
Descripción:
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Atascados Juntos

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Notas:
Marron se sentó a regañadientes en el asiento del copiloto de, hay que admitirlo, un coche lujoso. Debido a una desafortunada serie de eventos, ahora estaba atrapada en el peor escenario posible con Trunks: atascados en el tráfico del mediodía, junto al que parecía ser el conductor más insoportable del mundo. ¿Era realmente necesario hacer un comentario cada vez que alguien se le metía en el carril o cuando los autos iban demasiado lento? Es un maldito alienígena con poderes sobrenaturales, bien podría levantar el auto y lanzarlo hasta donde se despejara el tráfico. O, mejor aún, dejarla y salir volando… De todas formas, a Marron no le molestaba tanto el trayecto. —¡Oh, vamos, imbécil! —gritó Trunks, estirando la mano mientras golpeaba el volante de cuero. Marron soltó un suspiro, apoyando el brazo en el descansabrazos mientras se cubría los ojos con la mano. Parte por el sol, parte para evitar el contacto visual con Trunks y los demás civiles que simplemente trataban de llegar a su destino. —¿Tenías que vivir en el distrito Libra? —Trunks rodó los ojos, tamborileando los dedos contra el volante con impaciencia—. Ese lugar siempre está lleno. —Buu-huu, llora un pinche río —gruñó Marron mirando por la ventana—. No debiste ofrecerte si ibas a estarte quejando... Tenía todo el derecho de quejarse. Cada pequeña cosa que él hacía la irritaba: sus comentarios sarcásticos, sus quejas constantes, su estúpidamente perfecto rostro... todo era molesto. Trunks se quedó callado. Ella tenía razón, por una vez. Ella nunca le pidióque la llevara a casa, él prácticamente la obligó, y ahora estaban allí. Miró de reojo a la rubia, cuyo rostro estaba completamente girado hacia la ventana. Sus largos mechones rozaban su cintura, brillando bajo la luz del sol… para fastidio de Trunks, que notó cómo el brillo del cabello reflejaba la luz como si fuese intencional. —Así que… —comenzó Trunks, intentando iniciar una conversación para romper el silencio incómodo—. ¿Quieres que ponga algo de música? Marron lo miró de reojo. —Sí, en realidad sí. —Ok, escoge tú —respondió mientras le pasaba el celular que estaba en el portavasos entre ambos. Marron tomó el teléfono, algo torpemente. Era enorme en comparación al suyo; prefería modelos más pequeños, siempre le parecieron más cómodos. Tecleó algo en la pantalla, sus uñas sonaban contra el vidrio al escribir, y puso una canción pop de esas melosas, con una voz femenina susurrando sobre flores o lilas o algo así... Trunks, por su parte, sintonizó mentalmente fuera. —Tú y Bulla escuchan lo mismo —comentó Trunks, mirando a Marron, a quien sorprendió tarareando la letra. —No es cierto —bufó Marron, cruzando los brazos—. Yo escucho bubblegum pop, ella escucha R&B y hip-hop. No le sorprendía que Trunks fuera tan musicalmente inepto; su única exposición a la cultura humana en los últimos tres años fueron llamadas y programas de televisión durante ese estúpido viaje espacial. Trunks rodó los ojos, acompañando el gesto con una risa falsa. —El hecho de que te importe tanto es lo que más gracia me da. Marron soltó un bufido, cruzándose de brazos mientras continuaba tarareando con el coro. Trunks intentó ignorarla lo mejor que pudo, pero terminó marcando el ritmo con los dedos, lo que le sacó una sonrisa a ella. El resto del camino transcurrió en relativo silencio, con algún que otro comentario casual. Pero lo que Trunks descubrió es que Marron era la definición de una chica ultra femenina. Todo en su forma de presentarse lo gritaba, hasta el aroma dulzón que desprendía, tan embriagador como molesto. Claro, no le habría parecido molesto a cualquier otra persona, pero como era ella... —Gira a la izquierda aquí —indicó Marron justo cuando Trunks entraba en el estacionamiento de un rascacielos de forma bulbosa. A la típica manera de la Capital Oeste, los edificios cilíndricos eran una constante del paisaje. Trunks estacionó y miró a Marron, quien ya tenía la mano sobre la manija. —Ah... gracias, Trunks. Trunks alzó una ceja. ¿Por qué lo estaba agradeciendo? ¿No se suponía que, como su falso novio, eso era lo mínimo que debía hacer? —De nada —respondió con una sonrisa incómoda. Observó cómo Marron abría lentamente la puerta, pero antes de salir, giró la cabeza hacia él de nuevo. —¿Qué? —preguntó Trunks, intentando adivinar qué pasaba por su mente. —¿Cuándo les decimos a tus papás? —preguntó Marron, mordiéndose el labio inferior—. Bulla ya se lo cree, pero ¿y tus padres? Es solo cuestión de tiempo antes de que ella suelte la sopa. Una buena observación de la rubia. Pero Trunks, como siempre, iba diez pasos adelante. —Ese es el plan —respondió con una sonrisa ladeada—. Solo sigue mi juego, amor. No. Todavía no sonaba natural. Pero iba a seguir diciéndolo hasta que lo fuera. —Confía en mí, ¿sí? —dijo con una sonrisa brillante. Marron lo miró con desconfianza, pero asintió mientras salía del auto. —Te llamo luego —dijo Trunks despedida con dos dedos en la frente. Marron observó cómo se alejaba del estacionamiento. De pronto, su pecho se sintió mucho más ligero. Suspiró y se dirigió a su apartamento. Al abrir la puerta, respiró hondo antes de lanzarse de cara al sofá, soltando un quejido que salió desde lo más profundo de su garganta. Estaba agotada. Había demasiado que procesar. La situación que se suponía iba a ser su camino hacia el amor con su enamoramiento terminó siendo todo lo contrario, y, hay que admitirlo, era bastante estresante. ¿Por qué Marron no podía ser feliz por una vez en su vida adulta? Se volteó para mirar el techo de su apartamento, exhalando mientras enfoca las imperfecciones del trabajo de pintura que había hecho ella misma. Colgó las piernas por el brazo del sofá, se quitó los tacones y los lanzó al olvido. Mientras su mente divagaba, las lágrimas comenzaron a aparecer. Ahora que estaba realmente sola con sus emociones, empezaba a procesar todo lo que había pasado. Y aunque no quería admitirlo, sabía que parte de esto era culpa suya. Pensó en Goten. Pensó en cómo debía sentirse esa chica al estar envuelta en sus brazos. Unos brazos que ella también conocía… pero solo en el contexto de la amistad, nunca de amor. Se preguntó cómo sería sentir su corazón latir contra su oído, escuchar esos “te amo” en susurros acompañados de besos en la frente. En lugar de eso, lo que tenía era a Trunks. Parte de ella quería creer que lo que él dijo era cierto. Que se daría cuenta de lo que perdió cuando ya no lo tuviera. Pero había una vocecita molesta dentro de ella que le decía que no era suficiente. Su pecho dolía mientras una lágrima rodaba por su mejilla izquierda. Apretó la tela de su blusa con ambas manos. No tenía alcohol para ahogar el dolor, solo se tenía a sí misma. Podía mentirse todo lo que quisiera, decirse que su belleza y encanto eran mayores que los de la mujer en brazos de Goten… pero al tomar el celular y revisar las redes sociales, vio fotos de ella. Intentó encontrar similitudes en su reflejo. Pares. Ese era su nombre. Lo dijo en la fiesta, pero Marron se había bloqueado desde el momento en que la vio. Era preciosa, con rasgos voluptuosos, nariz delgada, ojos de gato y labios carnosos. Y alta… Dios, qué alta era. Y hermosa. Marron siempre fue considerada “linda”. Como una muñequita, así le decían desde que era adolescente. Pero nunca “sexy”, nunca “misteriosa”. Y no se iba a engañar pensando que podía serlo. Se sentó y abrazó sus rodillas mientras miraba el suelo. Dejó el celular sobre la mesa de vidrio del salón, los rayos del sol filtrándose entre las persianas. Miró otra vez el techo con los ojos llorosos. Parte de ella deseaba que él apareciera, que sintiera su ki, su tristeza, su angustia… y viniera a salvarla de la soledad. Aumentó su ki, solo un poco. Una señal patética, quizás. Pero… tal vez él lo notaría. Total, no lo hacía muy seguido. Pero nadie vino, claro. ¿Qué esperaba? Marron suspiró, pasando la mano por el sofá color camello. Se levantó lentamente de su rincón de miseria y se arrastró hacia el baño. Sus extremidades se sentían pesadas, como si tuviera cadenas atadas a los tobillos. Se desnudó por completo, respiró hondo mientras el maquillaje se corría por las lágrimas. Sus pestañas húmedas se pegaban entre sí mientras sollozaba y el agua de la llave comenzaba a correr. Era otro punto bajo. Llorar por un hombre que nunca le devolvió el amor. Era duro sentir tanto por alguien que jamás la miró de esa manera. Su corazón parecía un alfiletero lleno de agujas. Aun así, se secó las lágrimas con la muñeca, abrió la ducha caliente y se metió. El calor le trajo un leve consuelo. El agua —hirviendo para cualquiera— la hacía sentir abrazada, envuelta en el calor de otro ser humano. Dejó que la presión del agua golpeara su espalda mientras miraba el techo. Estaba agotada. Reprimir sus emociones era demasiado. Observó sus manos empapadas. Era un revoltijo de nervios y lo único que quería ahora era acurrucarse en la cama el resto del día y no pensar en nada de lo que rodeaba su vida. Se frotó la piel con el estropajo y se enjuagó. Se envolvió en una toalla y se arrastró hasta el oscuro interior de su dormitorio. Se tumbó en las sábanas blancas y se quedó mirando la cómoda, con los ojos desenfocados mientras se quedaba dormida.

***

Trunks conducía de regreso a casa. A medio camino, mientras se alejaba del bullicioso y juvenil distrito Libra, sintió un pico extraño de ki de Marron. Estuvo a punto de frenar en seco, pero en lugar de eso se concentró en ella. No había nadie cerca que pareciera representar una amenaza. ¿Por qué había hecho eso? Tenía que haber una razón... Vio cómo el ki volvía a la normalidad y decidió ignorar esa vocecita molesta en su cabeza que le decía que diera la vuelta y fuera a revisar. Probablemente sólo había visto una cucaracha o algo así y se había asustado. No había razón para preocuparse. No había razón para preocuparse en absoluto. Eso se repitió mientras conducía de regreso a Corporación Capsula. Y justo cuando estaba llegando, sintió otra firma de ki en el lugar. ¿Goten y Pan? ¿De verdad se habían tomado la molestia de ir hasta allá para hablarle de su “descubrimiento”? Trunks entró al edificio solo para ser inmediatamente bombardeado por su hermana, su mejor amigo y la sobrina de su mejor amigo. —¡Ya era hora! —reclamó Bulla al caminar hacia su hermano mayor, con los brazos cruzados con indignación. Se había cambiado de ropa desde hacía apenas una hora. Llevaba ahora una coleta alta, licras deportivas y una camiseta rosa neón atada a la cintura. —¿Oh dios, por fin llegó? —dijo Pan desde la sala, asomando la cabeza por la puerta mientras se acercaba. —¡Tío Goten! —gritó Pan, llevándose una mano a la boca para hacerse oír, con una sonrisa traviesa en los labios. Se acercó a Trunks, metiendo las manos en los bolsillos de sus jeans. —Bueno, bueno... —murmuró Pan mientras comenzaba a rodearlo como si fuera una tiburona—. Sabes que vamos a sacarte los detalles, ¿verdad? Bulla le dio un manotazo en el brazo. —No lo intimides, Pan... Ese es mi trabajo. Trunks puso los ojos en blanco. Como si estas dos mocosas pudieran intimidar. Pasó de largo entre las dos adolescentes con ojos brillosos que lo seguían como si estuvieran cazando un secreto, y se encontró cara a cara con su mejor amigo, que estaba echado en el sofá comiendo papitas fritas como si no hubiera un mañana. —Ey, man —saludó Goten con la boca llena de comida. Trunks se acercó al híbrido de cabello oscuro y le dio un manotazo en la nuca. —No hables con la boca llena, Goten. Qué asco —dijo en tono medio en broma, antes de dejarse caer por detrás del sofá hasta el asiento. Inmediatamente metió la mano en la bolsa de papas que Goten se estaba devorando antes de que él llegara. —Perdón —respondió Goten masticando y tragando con dificultad—. Entonces… ¿nos das algo de… —¿Contexto? —interrumpió Pan, saltando detrás de los dos saiyajin mayores. Apoyó las manos en los hombros de ambos para poder meterse entre ellos. —Bulla y yo necesitamos toda la historia —dijo mientras se giraba hacia la princesa híbrida, que se había sentado en la silla individual. —Así que… suéltalo —Pan se inclinó más cerca del rostro de Trunks, con los ojos brillando de determinación. Trunks se echó un poco para atrás, colocando las manos en los hombros de la chica. —Espacio personal, primero —empezó Trunks—, y segundo, ¿por qué no le preguntaron a Marron? —Bueno… —empezó Bulla, sacando su teléfono y marcando el número de Marron. Inmediatamente entró al buzón de voz. —Desapareció. Asumo que por la vergüenza de esta mañana —dijo dejando el celular sobre su regazo—. Así que tú eres nuestra fuente. Trunks se frotó la cara con ambas manos, echándose el cabello hacia atrás. —Bueno… veamos por dónde empiezo —comenzó a decir mientras miraba a Goten, Bulla y Pan, que lo observaban con atención, esperando alguna historia de amor increíble. Probablemente debería ceñirse al cuento que había acordado con Marron. —Marron y yo… nosotros, eh… Se detuvo, intentando organizar sus pensamientos. ¿Sería muy obvio si parecía nervioso? —Es una historia medio graciosa —siguió Trunks, retomando el hilo—. ¿Se acuerdan justo antes de que me fuera al espacio, cuando estaba entrenando con Goten? —preguntó mientras los tres asentían. —No lo van a creer, pero ella iba a confesar sus sentimientos en ese momento. Trunks deseó no haber usado esa confesión personal que Marron le había hecho... pero necesitaba que sonara creíble. Goten ladeó la cabeza. —No parecía que estuviera enamorada de ti —recordó Goten la furia de la rubia encendida. Jamás imaginó que ese cuerpo tan pequeño albergaría tanta rabia—. Más bien parecía lo contrario —dijo mientras se acariciaba el mentón, mirando de reojo a su amigo. —¡Sí! —señaló Pan a Trunks—. ¡Dijo que te odiaba! El pánico le cruzó el rostro, pero lo disipó rápidamente. Por suerte, había sido entrenado para pensar rápido. Gracias a Bulma y Vegeta, sabía lo importante que era improvisar. —Era solo una actuación—aclaró Trunks—. No queríamos provocar tensión entre mi papá y su mamá. Ya saben cómo son. —¡Como los Capuleto y los Montesco! —exclamó Bulla llevándose las manos a los labios. Trunks rodó los ojos. La comparación era buena, aunque algo exagerada. —Veo que sí aprendiste algo de Shakespeare —comentó. Bulla se hundió un poco en su asiento, avergonzada. Años podían pasar, pero él seguía siendo su hermano mayor. Y eso no cambiaría. —Y tal vez se estén preguntando —dijo Trunks, observando a los tres—: “¿por qué hacerlo oficial justo ahora?” Dios, era bueno en esto. Le daba miedo lo convincente que podía ser. ¿Había adquirido esta habilidad en sus viajes a Crypso, haciéndose pasar por mercader, mercenario y otras cosas para conseguir recursos? —Es simple. Acordamos que si, al volver, seguíamos sintiendo lo mismo, estaríamos juntos. Goten puso una cara extraña que Trunks no supo leer… pero fue interrumpida por una llamada. Goten miró el celular y luego a los demás. —Eh… tengo que contestar. Es Pares—dijo con una sonrisa apenada mientras salía de la habitación. Apenas se fue, Bulla miró a Pan y a Trunks. —Odio a esa zorra —escupió entre dientes, cruzando los brazos. —¿Quién se cree que es? —chilló—. Llega toda así… “¡Oh holaaa!” —dijo en tono burlón, pestañeando exageradamente—. “¡Soy Pares y soy linda pero estúpida!” —Bulla, eso fue un poco fuerte, ¿no crees? —Trunks alzó una ceja ante la actitud de su hermana, aunque no la juzgaría. Era una adolescente. —¿Qué hizo para merecer eso? —Ser linda —respondió ella con total naturalidad, ocultando sus verdaderos motivos. La realidad era que estaba celosa. Goten era el hombre de sus sueños desde que tenía uso de razón. ¿Por qué andaba con Pares? ¿Y por qué siempre andaba pegado a su tonto hermano? Trunks la miró con suspicacia, pero prefirió ignorar el comentario. —En fin… —dijo Bulla levantándose, caminando hacia Pan, que ya la veía venir con resignación—. Paga. Los ojos de Trunks casi se le salen de las órbitas al ver la escena. Bulla con una sonrisita de autosuficiencia, extendiendo la mano. Pan buscando su billetera en los bolsillos. —¿¡Qué demonios!? ¿Hicieron una apuesta sobre esto? —preguntó Trunks. —Sip —respondió Pan, resignada—. La hicimos anoche. De verdad pensé que Marron y el tío Goten estaban destinados. Pan suspiró. Tenía fe en que Marron terminaría con Goten. Había algo especial en cómo se miraban… o al menos eso pensaba. Pero parecía que Bulla ya sabía algo. Aun así, Pan sentía que algo no encajaba. Su intuición nunca fallaba. —Espera un segundo… —Pan lo miró con los ojos entrecerrados—. Creo que aquí hay un gato encerrado… —¿Qué? —replicó Bulla, cruzándose de brazos—. ¡Lo escuchaste de boca de Trunks! —Sí, pero algo no me cuadra —respondió Pan, imperturbable—. No lo creeré hasta verlos besándose y actuando como pareja de verdad. Trunks sintió náuseas. ¿Besarla? Apenas podía tolerar un par de horas. —Claramente se acostaron —añadió Bulla, recordando la escena en la habitación de su hermano. Solo de pensarlo, Trunks se mareaba. ¿Sexo con Marron? Prefería morir. Ella ya era un puñado en su vida pública. —¡¿Qué más prueba quieren!? —No me convence —Pan alzó la nariz—. ¿Y si Trunks lo está inventando? Goten me dijo que su mamá le está organizando citas a ciegas. Trunks maldijo internamente. ¿¡Cómo rayos sabía Pan eso!? Eso significaba que… ¿Goten también dudaba? El pánico volvió a subir por su garganta. Estas chicas lo estaban arrinconando. —Pues créanlo —Trunks se aclaró la garganta mientras se levantaba—. Sinceramente, me molesta que duden de mi relación… —¿Relación? —se oyó una voz desde el fondo. Trunks se giró y vio a su madre entrando a la sala, con una taza de café entre las manos. —¿Qué relación? No me has dicho nada de eso, Trunks. —M-mamá, yo… —¡Está saliendo con Marron! —anunció Bulla con entusiasmo. La cara de Bulma se congeló en una mezcla de sorpresa y horror. —Oh, cariño..— Bulma se llevó las manos a los labios, sus dedos rozándolos suavemente. —Soy tan-oh cielos espera... ¿Marron, como la hija de Krillin y 18? Trunks asintió lentamente, los nervios le podían, pero ¿qué podía hacer en esta situación? Tragó saliva, mirando a su madre con recelo. —Tu padre se va flipar —musitó Bulma. "Bueno, sí, verás, es Por eso no quería aceptar las citas que me proponías —intentó explicar Trunks. —No podría serle infiel a mi pareja —añadió con una sonrisa forzada—. Tú me entiendes, ¿verdad, mamá? Bulma miró a un lado, asintiendo levemente. —No se lo diré a tu padre... todavía, pero querré reunirme con ella —afirmó Bulma sin rodeos, con los brazos cruzados mientras se sujetaba el ridículamente largo abrigo de seda. —Te lo juro Trunks, será mejor que no hayas sobornado a esta dulce chiquita— respondió Bulma. —Tendré que verlo yo misma. ¿Ella misma? ¿Verlo? Hay que admitir que Trunks se sentía completamente fuera de su elemento en esta treta que intentaba llevar a cabo. Pero se ha comprometido y se encargará de que Pan, Bulma y cualquiera que esté dudando vean la llamada "verdad". —¡Mamá, en serio, no estaba listo para contarlo! —dijo Trunks, rascándose la nuca—. Fue Bulla la que me descubrió… Dejó escapar una risita forzada, mirando a su hermana en busca de apoyo. —¡Es cierto! —respondió Bulla con entusiasmo—. Trunks le declaró su amor de una forma tan inesperada… ¡De rodillas! —¿Es verdad eso? —preguntó Bulma, entrecerrando los ojos. A Bulma le pareció demasiado conveniente que todo esto coincidiera entre su llegada y su declaración de citas a ciegas. —¿Y esperas que me lo crea? —. añadió con un suspiro. Su hijo nunca ha sido de los que se conforman de repente, recuerda perfectamente que en su infancia se enamoró intensamente, sobre todo de aquella joven Mai... Bulma hizo una mueca al recordar la angustia que se reflejaba en su rostro. Ella creería que se enamoraría, pero no de Marron. Por otra parte... Bulma recordaba sus peleas e discusiones incluso en su juventud. Era extrañamente similar a una dinámica que ella conocía muy bien... sin embargo, algo no encajaba. —Está bien. Pero cuando lo hagas oficial con tu padre… los invitas a ella, a Krilin y a la 18. Trunks tragó saliva, forzando una sonrisa tiesa. —¡Okey!— chilló. Las cosas iban demasiado rápido para el gusto del híbrido, pero ahora no podía mostrar un signo de debilidad. —Oh, Trunks —asomó Goten la cabeza por la puerta de nuevo. Trunks miró fijamente a su mejor amigo, el pavor se dibujó en su rostro, esa sonrisa descarada podía significar cualquier cosa... y esperaba que no fuera lo que estaba pensando. Lo siento, estaba al teléfono con Valese -"Vamos a tener una cita doble", empezó Goten, "Valese estaba extasiada al saber que vosotros dos estabais saliendo, y realmente, realmente quiere acercarse a Mar". — Perdón, estaba hablando con Pares— . Goten rió entre dientes mientras colocaba una mano firme en el hombro de la híbrido.—¡Quiere que hagamos una cita doble! —anunció—. Está encantada de saber que estás saliendo con Marron y quiere acercarse a ella. « ¿Acercarse cómo? » pensó Trunks. —Claro… pero tengo que preguntarle primero. Puede que tenga trabajo —mintió, forzando una sonrisa. Bien jugado, Trunks. —Me parece una gran idea —dijo Pan, acercándose—. Así podremos verlo con nuestros propios ojos. Trunks sintió una gota de sudor bajar por su frente. Pan no le creía ni un poco. —Entonces ponle fecha y me avisas —dijo Goten con una sonrisa radiante, dándole una palmada a Trunks que casi lo desestabiliza—. Quiero saber cómo mis mejores amigos de la infancia se enamoraron. —¡Blegh! — Pan sacó la lengua ante la cursilería de Goten, — ahórratelo, no vuelvas a decir eso. Bulla estaba furiosa, sin embargo, lograba mantener la compostura frente a su familia y amigos, sentía que podía explotar. Se agarró el brazo un poco más fuerte, una cita doble con Valese y Goten... algo en ello no le sentaba bien en el alma a la heredera.. Bulla, mientras tanto, hervía por dentro. Se obligó a mantener la compostura, pero el solo pensamiento de una cita doble con Pares le revolvía el estómago.Trunks y Marron estaban hechos el uno para el otro, pero ninguno de los Son parecía pensar lo mismo. Bulla no lo decía sólo porque pudiera o no querer a Goten para ella sola, sino porque Trunks por fin había encontrado a su pareja con Marron Había que reconocer que ambos se comportan de forma bastante sospechosa, pero algo en el fondo de su alma la atormentaba. Estaban hechos el uno para el otro y si nadie podía verlo, simplemente tendría que demostrarlo ella misma.
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