Capítulo 1
11 de septiembre de 2025, 15:41
CAPITULO 1
Los primeros rayos del sol se hicieron presentes por las grandes ventanas de aquel hermoso palacio que brillaba en todo su esplendor. A pesar de que siempre había hermosos días en aquel lugar ese día en especial se sentía cálido, una temperatura agradable para los habitantes que aún descansaban en sus respectivas casas las cuales pertenecían al reino más grande de las provincias.
El Reino Park.
Un lugar donde reinaba los lujos y las mejores mercaderías ya sean desde joyas, vestidos de alta calidad hasta la variedad de comida ya sean carnes, frutas o dulces y elementos de guerra que muchos soldados necesitaban. Si, cualquier reino que tuviera de aliado a aquel lugar sería alguien poderoso de quién tener.
También era dueño de terrenos donde era protagonista la hermosa vegetación y las preciosas vistas que daban aquel lugar por su variedad de flores que eran cuidadas con mucho empeño y de frutos tan deliciosos que no cualquier Reino podía poseer. Verdaderamente era hermoso lugar.
Un lugar el cual, en esos momentos, era observado por un joven en especial. Un Alfa que se encontraba terminando de preparar su apariencia para poder presentarse frente a su padre, El Rey. Debía verse presentable con sus ropas más finas y costosas, su cabello arreglado sin ninguna pista de algún cabello rebelde además de tener todo su rostro bien parecido para presentarse.
— Adelante — Hablo el joven al escuchar como su puerta era golpeada de forma delicada y vio que se trataba de su consejero real, Yeonjun —... Sabes perfectamente que puedes entrar en cualquier momento, no debes tocar la puerta.
— Se perfectamente pero aún debo respetar las reglas su Majestad — Dijo Yeonjun, se acercó al príncipe para acomodar ciertas partes de aquellas ropas reales —... No puedes tener ni una pizca de polvo Jongseong... Te levantaste muy temprano... Más temprano que la servidumbre.
— Puedo hacer mi aseo personal solo, no necesito que las sirvientas me ayuden en eso, ellas deben tener cosas más importantes que cumplir que preocuparse por mi – Jongseong suspiro algo cansado. Cuando era pequeño entendía que las sirvientas lo bañaran o lo vistieran, pero ahora era casi un hombre, ya tenía 17 años.
— Te preocupas mucho por la servidumbre, eso no le gustará al Rey — Proclamó aquel consejero mientras tomaba uno de los libros del estante que tenía el príncipe para empezar a leer las diferentes reglas que contenía aquella lectura —... A la hora del desayuno le servirán al Rey primero, luego al Príncipe Heredero, para después seguir con los príncipes de las concubinas, no puedes comer hasta que el Rey haya comenzado ade...
— No debes leerme todo lo que dice el libro, ya lo conozco perfectamente — Luego de decir aquello escucho como nuevamente la puerta era golpeada con delicadeza así que abrió encontrándose con una de las sirvientas.
— Buenos días Joven Príncipe, El desayuno se servirá en el comedor real,ya puede acercarse — Aquella joven omega se sonrojo levemente debido a que el príncipe estaba liberando su aroma y este era demasiado potente para su nariz — Con su permiso Majestad...
— Debes controlar tu aroma — Dijo Yeonjun mientras empezaba a caminar a la par de Jongseong el cual estaba algo avergonzado por lo sucedido ya que aún no sabía controlar su aroma — Tranquilo es normal que omegas tan jóvenes no soporten el aroma de un alfa, esa niña apenas tiene doce años.
En menos de cinco minutos llegaron al comedor real donde se encontraron sus tres hermanos menores, hijos de las concubinas.
— Buenos días Jongseong — Hablo primero el pequeño Subin mientras se encontraba jugando con los cubiertos de plata. Sus otros dos hermanos también le saludaron a lo que Jongseong correspondió amablemente y se sentaron para esperar hasta que apareció el Rey.
— Buenos Días Hijos — El hombre de avanzada edad se sentó como pudo y miro a sus hijos quienes lo miraban esperando sus órdenes — Ya pueden comer príncipes...
El desayuno fue servido en aquella extensa mesa a lo que rápidamente todo fue devorado por los príncipes y el Rey que se regocijaban por los deliciosos platillos que habían digerido.
(…)
— ¿De qué necesitabas hablar padre? — El joven alfa, luego de haber entrado en la biblioteca, miró a su padre quien leía uno de los tantos libros sobre las leyes del Reino, como hacer las cosas, diferentes temas sobre el cual debía ser atento para evitar problemas como la escasez, la guerra entre otros.
— Como sabes en solo tres años cumplirás 20 años, por lo cual te convertirás en el Rey de todo lo que he gobernado por cincuenta años — El hombre levantó su mirada de su lectura para posarla en su hijo viendo cómo este asentía a sus palabras. Un chico de pocas palabras, así era conocido el príncipe.
—...Pero también sabes que para mostrar nuestro poder como Alfas debes tener un Harem solo de Omegas en lo posible solo Omegas mujeres...
— Sere yo quien gobierne, ¿no tiene que ser esa mi decisión? — Jongseong sabía que si decía aquello se podría meter en problemas, pero realmente no le importaba.
— Todos los años los alfas que reinan las diferentes provincias muestran su poder con la cantidad de mujeres que tenga su harem, demuestra que como tenemos poder en los omegas lo tendremos en nuestro reino — Hablo aquel hombre el cual no vio el gesto de desagrado que tenía el menor. — Un ejemplo, yo tuve casi 60 concubinas...
Eso hizo revolver el estómago al joven príncipe con solo el hecho de pensar en todas aquellas omegas, muchas no pasaban la mayoría de edad, algunas eran niñas de apenas 13 años, pero como en sus reinos era permitido aquello Jongseong no podía decir nada en contra de todo eso. Aunque en su mente siempre estaba la idea de cuando él tomará la corona no permitiría que eso volviera a suceder, pero primero debía pasar aquella prueba que su padre le exigía.
— Piensa bien lo que harás Jongseong — El Rey dió por finalizada aquella conversación que fue más bien el alfa mayor dando órdenes al príncipe Heredero.
Luego de aquella conversación Jongseong camino por los pasillos del palacio. Ese lugar era enorme realmente podría pasar un día entero caminando y no terminaría por la infinidad de habitaciones que había.
Siguió caminando hasta llegar a la cocina del castillo dónde observó cómo omegas y betas estaban preparando el almuerzo. Todo se veía delicioso a ojos del Alfa.
— Príncipe, sabe que no puede entrar aquí, sus ropas se ensuciaran — Hablo una de las omegas mientras se arrodillaba a limpiar el piso donde estaba pisando el Alfa, aunque tan pronto como se colocó a limpiar fue levantada del suelo tanto por el príncipe como por otra persona
— Tiffany ya hablamos de esto — La pequeña Alfa que aún seguía tomando la muñeca de su compañera la miro de mala manera para luego posar su mirada en el alfa que seguía en su lugar tomando la otra muñeca de la chica —.. . Y tú, ni se te ocurre tocar el pastel de moras azules, aún está caliente
— Tranquila Taeyeon Noona solo quería verlas, me gusta estar aquí — Tanto alfa como Omega soltaron las muñecas de la chica que aún seguían sosteniendo — Ya no soportó el dolor de cabeza que es mi padre...
— Pediré que te preparen una taza de té — La Omega mayor escuchó y se acercó a un pequeño Omega que se encontraba cortando las verduras, aunque de una forma muy torpe — Ven pequeño, prepara el té para el príncipe.
— ¿Príncipe? — El chico vio al frente encontrándose con el rostro del alfa el cual lo hizo sonrojar de forma abismal, buscaba que las palabras salieran de su boca, pero solo sentía que saldrían balbuceos de ella —... Bue...bue... nos... D-dias... Ma.…ma.…jes...tad
— Buenos días... — Si el Omega estaba nervioso que se podía decir del alfa que no podía creer la gran belleza que tenía frente a él. Aquella piel acaramelada, esos ojos tan bellos y brillantes, el sonrojo en sus mejillas solo lo hacían lucir más adorable a vista del Príncipe. Era un diamante en bruto porque pese a sus vestimentas se notaba la belleza de aquel Omega.
Por otro lado, estaba Tiffany y Taeyeon que veían todo desde sus lugares con una sonrisa, les parecía tierno como los jóvenes no dejaban de verso a los ojos.
— Bueno, hora de tomar el té — Dijeron aquellas mujeres que decidieron preparar aquella bebida mientras los más jóvenes seguían en su mundo.
(…)
Habían pasado exactamente cuatro semanas dónde Jongseong siempre se encargaba de hacer llegar los regalos al joven que pudo conocer por el nombre de Heeseung.
Un nombre hermoso como el dueño de este.
Aunque le encantaba ver las hermosas sonrisas que el pequeño tenía en su rostro por los diferentes obsequios que recibía además de sus bonitos sonrojos había un problema para Jongseong.
Heeseung apenas tenía catorce años.
Aunque también estaba el problema que su lobo y su mente le pedían constantemente.
Que el pequeño Omega perteneciera a su Harem.
En parte era una buena idea porque cuando él se convertiría en Rey el menor ya tendría 17 años, aunque obviamente el Alfa no pensaba tomar al chico apenas tomara el mando como el nuevo monarca, sino que lo cortejaría y pediría la posibilidad de formar parte de su Harem, si decía que "No" aceptaría aquella decisión.
A diferencia de su padre, él no obligaría a nadie a hacer algo que no quisiera. Jamás lo haría en contra de la voluntad de la persona involucrada.
Por otro lado estaba Heeseung que no podía creer que un príncipe le estuviera enviando obsequios que para sus ojos eran costosos aunque era de esperarse de un príncipe perteneciente a un Reino poderoso.
Aunque en su mente pensaba que ese alfa lo podría llegar a obligar a hacer algo que no quisiera. Algo que no podría negarse por tratarse de la familia Real además si llegaba a negarse podrían desterrarlo del pueblo y Heeseung no quería que ocurriera eso, amaba ese lugar y no quería que lo desterraran del reino que le dió una oportunidad en poder trabajar y vivir de forma decente y no como otros reinos que lo trataban como si fuera una simple basura que no debía existir.
Heeseung era solo un huérfano que había perdido a sus padres a una corta edad de siete años y para sobrevivir tuvo que robar y muy pocas veces consiguió trabajo, muchos alfas habían querido abusar de él, pero siempre logro escapar de aquellas situaciones. Por eso y más estaba agradecido con el Reino Park porque desde hace dos años vivía de forma tranquila.
A pesar de llevar dos años en ese reino jamás tuvo la oportunidad de conocer al Príncipe ya que empezó a limpiar los cuartos que eran pertenecientes a las concubinas y también se encargó de cuidar de ellas hasta que empezó a cocinar y lavar los platos aunque seguía cuidando de las actuales concubinas de las cuales solo quedaban diez.
Heeseung prefirió no pensar en la idea de las concubinas con el príncipe. Solo pensó en los hermosos regalos que estaban frente suyo el cual uno de los muchos se trataba de un brazalete de oro con incrustaciones de rubí lo cual lo hacía ver tan hermoso a vista del Omega. Era simplemente perfecto.
Tal vez solo tal vez Heeseung solo pensaría en la idea de que aquel Alfa lo estaba cortando de una forma que hacía latir su corazón de una forma inexplicable.