ID de la obra: 696

Escuela FMA

Gen
G
Finalizada
1
Tamaño:
13 páginas, 5.802 palabras, 10 capítulos
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“Nunca dejará de asombrarme lo fácil que es manipular a los humanos”. Envy Scar, el repetidor múltiple, observaba al equipo de fútbol desde lo alto de la colina donde dormía la junta directiva. Era un vándalo violento y su rebeldía no conocía límites. Los centrocampistas que lo veían reprimían un escalofrío, los porteros se mordían las uñas y los delanteros se despistaban aunque significara ceder el balón al futbolista de acero. Mofándose de un tiro a puerta fallido, Alphonse Elric, el inexpugnable defensa rival, preguntó a su hermano cuándo recibiría las dosis de la hormona de crecimiento. Edward se vengó pegándole un patadón en la espinilla, pero se hizo más daño que Alphonse (sus piernas eran duras como el metal). Ni corto ni perezoso, el infame entrenador aprovechó como siempre la oportunidad para mostrarse cruel. —¡Cinco vueltas al campo y os quedáis conmigo después del entrenamiento! Tanto el agresor como el agredido fueron castigados. Resignados, se despidieron de sus compañeros que se marchaban sudados pero listos para pegar una paliza a los palurdos de Ishval antes de llegar a casa, y aguardaron pacientes su destino: la bronca del entrenador Envy. Se llevaron una buena alegría cuando no les gritó. Ya se había quedado a gusto maltratando estudiantes durante el entrenamiento. Ahora solo quería abrir unas latas de cerveza en su apartamento, poner música a tope para que viniera a quejarse su vecino Hughes y reírse en su cara. Ese día el director le había hecho una buena al encasquetarle a su hijo Selim. ¡Tenía que hacer de cuidadora de un crío de mierda (horas extras no pagadas)! Así que los Elric le salvaron la tarde al portarse como las sabandijas que eran. —Vais a encargaros de Selim. Le vendré a buscar aquí mismo a las siete. Como lo perdáis… no os digo qué os pasará si lo perdéis. Un infierno. Edward y Alphonse tuvieron que discutir con el niño cómo llenarían las tres horas que tenían por delante. —¿Qué te apetece? ¿Hacemos tiros libres? ¿Vemos una película en un aula? —Tengo deberes —dijo Selim. El corazón de Al se ablandó. Selim era tan responsable a su edad… —Las aulas están cerradas —objetó Ed. —No será para tanto, alguna habrá abierta —contestó Al.
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