De duchas, comida y preguntas vive la tortuga
11 de septiembre de 2025, 17:21
Donatello
"El sujeto lloró al probar la comida ¿Tiempo de escases?"
"El sujeto tiene marcas aparte de las cicatrices, al menos hasta donde puedo ver ¿Será por su raza de tortuga?"
"El sujeto tiene cabello propio, negro y de corte desigual ¿Cómo lo obtuvo?"
"Mano de tres dedos cubierta de vendas sucias y viejas. Pueden verse algunas cicatrices en las partes que no están cubiertas"
"Su ropa es de estilo oriental ¿Kimono quizás?"
"A pesar de su hostilidad inicial en realidad es bastante tranquilo. Seguiré observando"
Donatello deja su libreta en la mesa, siempre cargaba una pero pocas veces la había usado así que tenía muchas hojas disponibles, pensó que este era el momento ideal para usarla. Este nuevo mutante era, por así decirlo, más intrigante que cualquiera que haya conocido en el tiempo en el que han salido a la superficie, tiene tantas variables desconocidas que de por si es un misterio en el que quiere ahondar a profundidad. Así que empezó a detallar cada detalle que le llamara la atención para luego enfocarse a tratar de despejar las dudas una a una.
Fija su atención a la criatura frente a él, al igual que sus hermanos mayores duda de que Lou sea su nombre real y el por qué no les dio el verdadero es otro más de los misterios que debe despejar; la idea de Leo de que pueda ser una versión alternativa de alguno de ellos no está completamente descartada de su lista de posibilidades pero aún no logra encontrar ningún detalle que pueda vincularlo con alguno de ellos: no tiene los ojos de ningún color específico y el tono de sus escamas es diferente, al parecer la raza de tortuga también es otra aunque sin un examen minucioso es difícil determinar cuál, le gustaría observarla más de cerca pero el extraño estaba sumergido en una conversación en voz baja con su hermano menor y no sería adecuado interrumpirlos, no después del momento emocional que tuvo minutos atrás.
El hecho de que pareciera llevarse inmediatamente bien con Michealangelo podría ser algo a tomar en cuenta si no fuera por la propensión de su hermano pequeño de adoptar extraños y asimilarlos como amigos y/o familiares momentos después de conocerlos, simplemente hablaba más de Mikey que del extraño. Aunque lo tendría en mente dependiendo de cómo se produjeron los acontecimientos.
Siente la mirada de su hermano de naranja y la del sujeto sobre él, al parecer en algún momento de su divagación los dos habían dejado de hablar y ahora lo miraban con una sonrisa.
— ¿Qué estás pensando tanto en ese enorme cerebro tuyo? — le pregunta la tortuga mayor con una sonrisa cargada de melancolía, Don tiene dos nuevas cosas que anotar a su lista, uno: que la criatura frente a él lo conoce lo suficiente como para saber que es el listo del grupo, sin desmerecer a sus hermanos pero sabe que es él el que se lleva el título, y dos: saber eso le produce tristeza. Frunce el ceño.
— Pienso que eres un enorme enigma y aún sigo preguntándome si eres un peligro para mi familia — su respuesta salió más dura de lo que pretendía pero no se arrepentía por eso, mejor era dejar bien en claro cuál era su pensamiento al respecto y que, si bien fue recibido en su hogar, solo era para mantenerse vigilado.
— Puedes preguntar lo que deseas — responder el extraño — tratare de responder lo más sinceramente posible — y esa oferta tomo desprevenido a la tortuga de morado que solo pudo quedarse boquiabierto un momento antes de recomponerse y abrir nuevamente su libreta.
— Te arrepentirás de esto — Mikey le dice al mayor antes de ponerse de pie e ir al refrigerador — mientras prepararé la cena, no seas muy malo Dee — advierte y los deja tranquilos.
El invitado forzoso suelta una risita y se acomoda en la silla mirando al científico con una ceja levantada inexistente. Donatello se enfoca en sus ojos un momento y desvía la mirada al notar la intensidad y la profunda tristeza que emanan.
— ¿Cuándo y cómo mutaste? — una pregunta directa que ayudaría a resolver, al menos, un cuarto de sus dudas — sea lo más específico posible — agrega.
Recibe una mirada de incredulidad de parte del mayor y un bufido desaprobatorio de parte de su hermano menor pero le da igual, tiene permiso para preguntar así que lo hará.
— Fui mutado cuando apenas era un bebe — responde pensativo — no tengo muy claro cómo fue, me contaron la historia hace mucho tiempo — Don anota en su libreta lanzando miradas al mayor para intentar encontrar alguna seña de que este mintiendo — creo que lo olvide, tenia otras cosas en las que ocuparme. Me disculpo por no poder ser más específico.
¿Qué significaba eso? ¿Tenía algo que ver con su aspecto cansado? ¿Qué es eso tan importante como para olvidar su historia de origen? Donnie se golpea los labios con su lápiz pensando, su lista de preguntas no hace más que aumentar.
Bueno, siguiente.
— Bien ¿Cuántos años tienes? ¿Cuanto mide? — datos básicos pero importantes — ¿Cómo es que tienes cabello? ¿Qué clase de tortuga eres? — va anotando cada punto en su libreta.
El extraño ríe y sus ojos brillan divertidos.
— Tengo... ¿39? Quizás — nuevamente parece no tener clara la información, eso intrigaba a Donatello — con respecto a mi altura, tampoco lo sé — el mayor se muerde el labio avergonzado — tampoco recuerdo cuando fue la última vez que nos medimos o algo como eso... — más datos para anotar — oh — se toca las puntas de su cabello — papá dijo que tenía algo que ver con mis genes humanos y el ADN y los poderes místicos... — ¿Poderes místicos? ¡Poderes místicos! — y soy una tortuga de caja ornamentada — termina de responder con una sonrisa orgullosa. La tortuga de morado anotaba febrilmente en su libreta las respuestas y la otra gran lista de preguntas que surgían de ellas así que no noto cuando el mayor se puso de pie y se bajó el kimono de los hombros hasta la mitad de la espalda para que pudiera ver su caparazón — ¿Ves? — tanto Donnie como Mikey fijan su mirada en la espalda de la tortuga mayor y notan varias cosas: su caparazón tiene un bonito patrón amarillo similar a un cuadrado aunque no puede determinar bien la forma al no poder verlo completo, hay una infinidad de cicatrices similares a líneas que brotan de brazos sus hasta los hombros y que coinciden con las que se pueden ver en sus manos y dedos, falta un trozo de caparazón sobre el hombro derecho... aunque lo más impactante fue una cicatriz de quemadura que rodeaba su cuello y que era apenas visible bajo el rayo pañuelo de color indeterminado que usaba y las puntas del cabello. Tantas cicatrices...
Lou noto la incomodidad que las marcas de su cuerpo le produjeron a las tortugas más jóvenes y se cubrió rápidamente, tanto él como su familia y aliados estaban cubiertos de muchas cicatrices y heridas así que se había insensibilizado a verlas pero supuso que para los demás aún era chocante verlas.
Se produjo un silencio incomodo en la habitación solo roto por la entrada de Raphael a ella quien solo levanto una inexistente ceja al verlos tan callados.
Donatello carraspeo buscando recuperarse de la vista y volvió a las preguntas, bien, la información o calmaría.
— ¿Tienes familia? — preguntó en voz baja y casi se golpeó mentalmente al ver como el otro se tensaba visiblemente.
— Yo... — el silencio se extiende y Don puede notar como la mirada del mayor se pierde en un lugar y un tiempo muy lejanos. Hasta sus hermanos se quedan en silencio, envueltos en la atmósfera que se volvió muy densa y triste de súbito.
No es hasta que la cocina se empieza a llenar de humo y un olor picante que todos parecen despertar de ese estado melancólico.
— En nombre de la pizza suprema del cielo ¿Qué es lo que estás haciendo? — la exasperada voz de la tortuga mayor los hizo saltar en sus puestos; lo observaron confundidos por el cambio de ánimo tan abrupto mientras el llamado Luo caminaba a paso firme hacia Mikey. Raphael se puso de pie tan solo un segundo después temeroso de que el desconocido fuera a hacerle daño a su hermano menor, pero este solo apago el fuego de la cocina y tomo el sarten humeante — estuve en el infierno, literal, así que no pretendo morir hoy intoxicado — dice dirigiéndole una mirada dura al más joven de la casa y es que, mientras intentaba sobrevivir la comida era una de las cosas más importantes y las que más se tomaba en serio, no solo para procurar mantener con vida a los refugiados y conseguir algo de nutrientes sino que también era una manera de confortar a las personas, comer todos juntos era un ritual que mantenía la moral en alto de servía como recordatorio del propósito de la batalla, luchaban por días mejores. La comida tenía un gran significado para él.
— Lo... lo lamento... — la joven voz de la tortuga de naranja lo saco de sus cavilaciones y pudo ver un destello de pesar en sus grandes ojos celestes. Ángelo se mordió el labio y dejo la sarten sobre el mostrador para poner ambas manos en los hombros del más pequeño.
— No, no te disculpes — suspira — yo me tengo que disculpar... fue una reacción exagerada — niega con la cabeza y respira hondo — de donde vengo nosotros... teníamos mucho cuidado con la comida, era escasa y debíamos procurar que no se desperdiciara nada... — intenta explicar — supongo que mis recuerdos se antepusieron y reaccionare mal, lo siento.
Bueno, Donatello consiguió, de manera poco ortodoxa, la respuesta a una de sus preguntas, Raph por su parte resoplo molesto y se puso al lado de Mikey.
— Espero que algo así no se vuelva a repetir — le dice agriamente — eres un prisionero y no permitiré que le hagas daño a ninguno de mis hermanos — amenaza. Ángelo no puede evitar sonreír, un Raphael siempre será protector de su familia no importa el lugar o el tempo ¿verdad?
—Prometo no lastimar a ninguno de tus hermanos — responde sincero — y tienes autorización para detenerme en caso de que algo suceda — agrega con una sonrisa en los labios.
El ambiente parece relajarse después de la declaración y el menor de los presentes junta las manos en un aplauso para llamar la atención de todos.
— Tengo que cocinar algo, solo me distraje pero te aseguro que soy un buen cocinero — exclama alegremente y sus dos hermanos ruedan los ojos, es cierto que el pequeño de la familia es quien se encarga de casi todas sus comidas pero no siempre eran buenas comidas aunque se agradecía el esfuerzo — quizás puedas ayudarme —pide recurriendo a los ojos de cachorro que siempre funcionaban.
— Estaré encantado de ayudar — la tortuga mayor acepta la oferta — también era el encargado de cocinar así que tengo mucha experiencia — toma la sartén olvidada y se dirige a lavarla. Abrir la llave del agua y que está realmente funcionando le provoca un sentimiento de nostalgia que intenta disimular pero que no pasa desapercibido para los demás, Don anota algo más en su libreta, otra pregunta que necesitará respuesta más tarde.
— Tenía familia — dice el mayor unos momentos después poniendo un nuevo pancake sobre la torre que estaba formando sobre un plato— hermanos, tíos, padres y amigos — agrega sin mirar a nadie e intentó disimular el dolor detrás de sus palabras — ellos... los perdí a todos.
Siente una mano en su brazo y mira a su lado donde la tortuga de naranja intenta consolarlo en silencio. Agradece con una sonrisa triste.
— Creo que ese fue el último — apaga el fuego y deja las cosas usadas en el lavadero.
— Espero no estén envenenados —declara el de mascara roja desde su posición en la mesa, Ángelo levanta una ceja inexistente.
— Jamás haría algo tan ruin como envenenar la comida por muy deliciosa que sea el veneno — exclama con irritación — así que puedes comer con confianza Raphie — agrega dejando un plato con pancakes delante del molesto jovencito. Don lo mira con la boca abierta, pero disimula antes de que el mayor deje un plato igual delante suyo, ahora sabe con certeza que el extraño visitante es una variable de alguno de ellos, jamás le dijeron sus nombres pero el desconocido reconoció a Raphael y eso solo significaba que, en algún momento, estuvo con alguien similar a ellos. Ahora solo quedaba descubrir quién era, aunque tenía sus sospechas.
Lo único seguro es que no era un Raphael así que tacho el nombre de la lista disimuladamente.
Raph también pareció notar algo pero no dijo nada y Donnie lo agradeció, necesitaba mantener la atención del mayor en otras cosas mientras seguía descubriendo cosas.
— Algo huele muy bien — una voz profunda hablo desde la entrada de la cocina y todos voltearon la mirada para encontrar a un enorme hombre rata elegantemente vestido que los observaba con semblante sereno, su figura alta enmarcada por la puerta tenía un aire autoritario y confiado y Ángelo no pudo sentir ningún sentimiento negativo venir de la persona frente a él aunque tampoco se pudo confiar, el hombre rata, se notaba, sabia como mantener bastante bien sus sentimientos escondidos. Ángelo no había sido el empático de la familia durante años para nada.
— Luo cocino — Mikey respondió animado y coloco unos pancakes en un plato ofreciéndoselos al mayor — puedes probarlos, están buenos.
— Así que te llamas Luo — el hombre rata dijo dirigiéndose a la tortuga mayor — mi hijo Leonardo me contó las circunstancias de tu aparición y, a pesar de que siempre estoy tratando de recordarles que no está bien que traigan desconocidos a casa, me alegre que estés aquí — las tortugas jóvenes en la habitación temblaron discretamente ante el recordatorio de que se suponía que debían mantener su hogar en secreto. Ángelo le dirigió una mirada a los más pequeños y no pudo ocultar una sonrisa, se veían adorables así avergonzados. Le grababan, un poco, a sus propios hermanos.
— Muchas gracias por recibirme en su hogar — respondió con una sonrisa suave en los labios — no tenía un lugar donde quedarme y sus hijos fueron muy amables al invitarme — omitamos el que, en realidad, estaba allí para ser vigilado — espero no ser una molestia.
Mientras los mayores hablaban Donatello abrió mucho los ojos al darse cuenta de algo, Luo si era una versión de ellos de algún otro universo y, si su manera de hablar decía algo, ya sabía de quién se trataba.
¡Era un Leonardo! Claro, hasta sus nombres empezaban con la misma letra ¿Cómo no lo descubrió antes? Ah, su hermano de azul estaría tan conmocionado cuando se lo diga. La emoción lo hizo tararear en voz alta y todas las miradas se dirigieron hacia él pero las ignoro concentradas en anotar en su libreta su último descubrimiento. Ahora solo necesitaba alguna prueba sólida y revelaría uno de los misterios de la noche. Ah, todo se podía más y más emociónate.
Mikey, sentado al lado de Donnie no pudo evitar echar un vistazo a la libreta de su hermano mayor inmediato antes de que este la tapara con la mano. ¿Donnie pensaba que el visitante era un Leo? Bufo divertido y se echó de comer a la boca antes de decirle su teoría, para él estaba más que claro que era un hermano naranja, otro Mikey vino de quizás donde. Su instinto nunca se equivocaba pero esperaría a que los demás lo descubrieran antes de decirles, será muy divertido ver sus caras al ver lo genial que era su yo mayor.
— Me gustaría que me acompañaras al laboratorio para hacer algunas pruebas — la voz de Donatello rompe el silencio en la mesa, en algún momento Leonardo se les había unido y este mira a su hermano de morado con una ceja levantada — no solo pruebas científicas — se defiende rápidamente el técnico de la familia — también quiero ver tu estado de salud y esas cosas — murmura al final con las mejillas rojas y Ángelo no puede evitar una risita al ver las similitudes con su propio Donatello.
— Si me prestas una ducha y algo de ropa limpia te dejare hacer las pruebas que quieras — ofrece el mayor y Leonardo suelta un cansado suspiro al saber en lo que se está metiendo la tortuga adulta.
— Trato hecho — don se pone de pie, casi botando la mesa en el proceso, y agarra el brazo de Ángelo para comenzar a arrastrarlo hacia el baño — no tenemos ropa... en realidad, pero puedo pasarte unas toallas grandes si es que quieres cubrirte con algo, como puede notar nosotros no usamos ropa — antes de que Donnie sacara a rastras al mayor de la cocina la rata llama su atención.
— Puedo prestarte uno de mis yukatas — ofrece — y espero que sepas perdonar a mi hijo Donatello, es un gran entusiasta del conocimiento.
— Me quedo muy claro eso — Ángelo acaricia la cabeza del niño de morado con una sonrisa — agradezco su oferta, me acostumbre a siempre usar ropa así que me sentiría bastante incomodo andando desnudo — se excusa antes de ser arrastrado fuera de la cocina.
— Bien, te dejaré en el baño mientras preparo mi laboratorio — Don habla mientras guía al mayor por la guarida, es la puerta de más al fondo — le hace una seña para indicar de que puerta habla — no te tardes y deja a Ángelo frente a una simple puerta de madera que el mayor supone que es el baño.
Lo primero que hace al cerrar la puerta detrás de él es mirarse al espejo, llevaba años sin verso el rostro más que en las escasas pozas de agua que podía encontrar pero sabía que tenía un aspecto gastado y mucho mayor a su edad real pero ahora, viéndose por primera vez en quizás cuanto tiempo, puede notar que tiene un aspecto más similar al que mostraron sus hermanos a su edad, o al menos Leo, Donnie y Rapha no llegaron a ser tan mayores.
Siente las lágrimas contenidas comenzar a derramarse por su rostro ahora que no tenía que mantenerse firme delante de esta versión joven de su familia, la conmoción de sus últimos momentos, saber que la guerra estaba perdida y no estar seguro de que si su sacrificio sirvió o no para salvar el futuro y enviar a Junior al pasado, no saber que paso con su hermano mayor al final... todo le llego de golpe y no pudo más que llorar todos los años de tristezas, perdidas y dolor guardado.
Sintió un golpe en la puerta y, antes de que pudiera responder, esta se abrió lentamente dejando ver un rostro pecoso y de banda naranja. Mikey entró rápidamente y cerro detrás de él, cargando en sus brazos un par de enormes toallas.
— Mis hermanos nunca vuelven a poner las toallas en el baño así que supuse que no había ninguna — dice en voz baja y cautelosa mirando el rostro lleno de lágrimas de la tortuga mayor — ¿Necesitas un abrazo? — pregunta dejando las toallas en un mueble cercano y abriendo sus brazos a modo de invitación. Ángelo asiente y se deja caer de rodillas frente al niño enterrando su cara en el hombro del más pequeño sollozando. Había sido muy duro tener enfrente a versiones vivas de sus hermanos desaparecidos y., a pesar de lo diferentes que eran, el corazón le había estado doliendo todo el tiempo.
— Muchas gracias, lo necesitaba — la voz de Ángelo suena bastante rota debido al llanto pero se sintió realmente mejor.
— Lo sé, es algo que los MiguelÁngel compartimos ¿No es así? — una sonrisa traviesa se dibuja en el pico del más joven y el mayor no puede evitar soltar una risita.
— No debería extrañarme pero... ¿Cómo lo supiste? —pregunta el más grande.
— A veces pasa que puedo ver o saber cosas que otros no... — responde el niño encogiéndose de hombros — mis hermanos nunca me toman en serio cuando les digo pero muchas veces tengo razón— La sonrisa del menor es tímida — desde el primer momento sentí que eras como yo, tu energía similar a la mía... no se explicarlo bien — termina de decir. Ángelo lo entiende, no es fácil explicar cuando tienes una característica diferente a los demás, él sabía bien lo que le costaba a sus hermanos entender la magnitud de sus poderes y lo poco que podía entender de ellos. Muchas veces solo hacia lo que sentía que era correcto; ni siquiera Donatello con toda su sabiduría pudo ahondar en ellos y durante la guerra tenían poco tiempo para pensar de más, solo agradecían lo que podía hacer.
— Quizás pueda ayudarte a entender mejor esa habilidad — le ofrece al más joven dejando una caricia en la cabeza de este — si Donnie me deja vivo después de todas las pruebas y análisis — bromea.
— ¿Sabes? — una sonrisa cruza el rostro de Mikey — no deberías saber nuestros nombres hasta que te los digamos... — se cruza de brazos y se apoya en la puerta — puedes levantar sospechas, Luo — Ángelo solo se cubre la cara con las manos y gime.
— ¿Crees que se hayan dado cuenta?
—Probablemente pero Don piensa que eres un Leonardo así que todo bien — el menor estira la mano — quítate la ropa para ponerla a lavar, te traeré lo que te ofreció el maestro — la tortuga más vieja hace lo que el chico le pide mientras piensa.
— Así que Leo — murmura — podría ser divertido jugar un rato más, al menos hasta que lo descubra por si solo ¿No crees? — una idea cruza la mente del mayor y ríe estirando los brazos sobre su cabeza — trataré de mantenerlo — Mikey ríe también.
— No diré nada de lo que sé — le guiña el ojo a su homólogo adulto y sale del baño para dejar que el otro se bañe en paz.
Al rato pasa a dejar la yukata que Splinter le ofreció pero no interrumpe el baño del mayor, puede escucharlo tararear bajo el agua, parece disfrutarlo más de lo que supuso y no pudo evitar preguntarse cómo era el lugar de donde vino; si no malinterpreta las señales las cosas no eran nada fáciles para Luo. Teme que Donnie sea muy brusco con él en busca de respuestas, sabe que su hermano mayor tiende a dejarse llevar cuando se obsesiona con algo y la mirada en sus ojos era poco talentosa al respecto, tendrá que estar alrededor del laboratorio para entrometerse de ser necesario. Si su instinto no se equivoca el recién llegado necesita más un descanso que un interrogatorio, tendrá que trabajar duro para conseguirlo, pero por el honor naranja lo conseguirá.
Por ahora se conforme con dejarle disfrutar del agua caliente un rato más.