ID de la obra: 752

Ace’s Path II : “Mi vida contigo” — Portgas D. Ace

Het
NC-17
Finalizada
0
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
126 páginas, 36.208 palabras, 16 capítulos
Descripción:
Notas:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

“Mi tripulación, mi familia”

Ajustes de texto
Han pasado tres meses de aquel incidente. Para sorpresa de nadie, la doctora Eugene hizo un increíble trabajo como intendenta siendo suplicada por los ciudadanos de que quedara en el puesto. Ella lo rechazó rotundamente, diciendo que había personas más capacitadas que ella y que su lugar era el hospital. Depuró por completo mientras estaba a cargo la corrupción que existía haciendolo todo mucho más justo y funcional. Los centinelas que habían llegado junto con Chester o trabajaban directamente con las intenciones del ex intendente fueron encerrados o expulsados de la isla con la intervención de la marina. Me puso un poco nerviosa esto, sin embargo era necesario para desarticular mejor la red de Doflamingo. Luego de constantes visitas controladas religiosamente por Ace, ya podía movilizar sin problemas el brazo. La fuerza era un tema aparte, ya estaba feliz con el simple hecho de poder desenvolverme normalmente. Si tenía que levantar o abrir algo me esforzaba un poco, y si me costaba se lo daba a Ace. Conociéndole ya preparó una rutina para recuperarme. Hablamos seriamente sobre el tema de adoptar a Elijah y Zena. La incertidumbre de lo que nos depara me obligaba a apagar la emoción que sentía ante la idea pero Ace me aseguraba que los entrenaría y que podríamos cuidar de ellos. Cuando me dijo que ahora comprendía a Barbablanca y su deseo de formar una familia me fue muy difícil seguir negándome. Los dos chicos no lo pudieron creer al principio. Zena se encontraba en pura negación y guardó distancia de nosotros un tiempo. Ace me dijo que lo dejara procesar, que quizás el miedo estaba actuando por él. Elijah se echó a llorar en el momento y nos abrazó a ambos, juró que nos protegería y sería mejor y que nos seguiría hasta el fin del mundo. Confesó que siempre quiso viajar y navegar pero que no quería dejar a Zena solo, por lo que estaba esperando que creciera un poco más para llevárselo con él. El hecho que consideráramos a los dos también lo alivió en sobremanera. Mi corazón me apretó al oír todo aquello, con sus diecisiete años poseía una mentalidad muy adulta. Lo que sí no me esperaba fue la integración de Noel. La llegada de sus padres a nuestro barco fue un giro que nos obligó a replantear por completo todo lo que habíamos proyectado para nosotros. Expresaron su deseo de que les gustaría que su hijo navegara con nosotros, que saliera al mundo a expander sus conocimientos. Que se merecía más que estar encerrado aquí en esta isla y para ellos éramos los únicos capaces de cumplir su deseo. Tenía apenas dieciocho años, pero ya hablaban de Noel como si fuera un prodigio. Sabía más de medicina que muchos doctores con décadas de experiencia. No era de extrañar que Eugene lo tuviera trabajando directamente a su lado. Coincidimos que un doctor era necesario para nosotros y que nos venía perfecto, sólo que debían considerar que podría haber dificultades en el camino. De todas maneras, sus padres insistieron. Nuestro pequeño lloró por su familia todo un mes pero aceptó irse. Noel, Elijah y Zena, sorpresivamente el trío que conocimos ese día en el barco se volverán los nuevos integrantes de nuestro barco. Pensar que la narrativa de nuestra historia apenas está comenzando me genera una mezcla de entusiasmo y nerviosismo que me acompaña todo el día. Estamos iniciando algo; nuestro viaje comienza a tomar forma. No somos piratas, y sin embargo, es increíble cómo estamos formando una tripulación desde la nada. Por supuesto, el señor Alec confesó ser Portgas D. Ace no sólo a los tres chicos, sino a Eugene también. Tuve que explicarle el poder de la fruta Chiyu Chiyu y el proceso que llevó tratarlo explícitamente para que se convenciera por completo. «Los hechos estaban ahí, era innegable... y aun así, médicamente era algo que escapaba a toda lógica». Dijo la doctora, sacudiendo la cabeza con incredulidad. Trevor que ya lo sabía agitó con violencia a Zena mientras el pobre intentaba procesar la idea. Elijah no podía evitar quedársele viendo a varios ratos haciéndole caras. Noel simplemente se quedó en silencio, asintió y se fue en shock. Todos lo conocían para mi sorpresa, a pesar que las noticias del mundo no se suponían que llegaban a la isla. «Es ahí donde entro yo. Me encargaba de sacar de la ignorancia a estos chicos con mi superpower de audición.» En síntesis, Trevor vivía de los murmullos y chismes. Ace me aseguró que no iba a ir por el pueblo contando quien era él. Por otra parte, Ellie estaba en su séptimo mes de embarazo, y aunque su cuerpo comienza a sentirse más pesado, no pierde esa sonrisa que lo ilumina todo. A veces se queda sin aliento, otras se queja por el dolor de espalda o por no poder dormir bien. Pero a pesar de eso, se toca la panza con ternura cada vez que el bebé se mueve, como si ya estuvieran hablando en un idioma secreto. Faber la observa con una mezcla de orgullo y preocupación. Quiere poder aliviarle cada molestia, cada incomodidad. La acompaña a cada control, le prepara cosas ricas y le acaricia la panza como si pudiera protegerlos a los dos. Está contando los días, nervioso pero feliz, porque falta tan poco para que su vida cambie para siempre. Corrección, nos cambie para siempre. Como somos más, los chicos se están encargando de equipar el barco lo cual me genera más sensibilidad. Es de lo que se han encargado este último mes mientras cuido de Ellie durante el día junto con la ayuda de Eugene y Noel. —¿Ya se lo dijiste? — me pregunta Ellie. —Aun no encontré el momento.  Sí, estaba de cuatro semanas. Ace se iba a poner como loco. En una de mis visitas al hospital me sentí rara y el pensamiento cruzó por mi cabeza, así que fui y... llevé mis manos a mi panza. Dios mio, esto está pasando. Estoy aterrada. Ellie rió a carcajadas —Puedo saber lo que estás pensando. —A ese idiota no le importó que tuviera el brazo roto. — bromeé. —Ya lo tenías sujeto para su defensa. — rió. Hablando del Rey de Roma. Lo veo sacarse sus guantes de protección junto con Faber mientras camina hacia mí sonriendo.  Dios, ¿por qué lo hicieron tan atractivo? Mi corazón no soporta verlo y saber que es todo mío. Que este hombre sería el padre mi bebé. —Hey. Faber y yo estuvimos hablando para hacer una fiesta hoy en el barco ¿Les parece bien? Será algo tranquilo. Me muerdo el labio inferior al verlo limpiarse el sudor de la frente. Hace tiempo que el rubio desapareció y su cabello negro largo estaba de vuelta. ¿Cómo es que le crecía tan rápido el cabello?  Ellie asiente. —Claro, creo que nos vendría bien para dar la bienvenida a los chicos. —Hablaré con ellos para que se queden. — avisó Faber. —¡Genial! Nos lo merecemos luego de que estuvimos ocupados con el barco todo este tiempo. Lo amo demasiado. Lo amo tanto que las sonrisas me quieren desfigurar el rostro. Asentí. Le sonreí y lo abracé por la cintura, dejándolo desconcertado.— Tienes razón, extraño a mi marido. Se ríe mientras me abraza de vuelta y me besa la mejilla. —Entonces hoy lo tendrás. Ponte preciosa.  Le sonreí. — Lo haré. . . . Escucho que tocan la puerta cuando termino de arreglarme el cabello. Ace abre la puerta ligeramente para ver si estoy lista, al percatarse que solo estoy dando los toques finales ingresa por completo. —¿Lograste encontrarlo? — se había ido a buscar las guirnaldas de luces y no había vuelto. Se lanza sobre mi boca llevándose mi alma en el proceso. Su lengua se desliza sobre mi labio inferior e ingresa a toparse con la mía haciendo que me humedezca. Una de sus manos cae sobre mi cintura y la otra asciende sobre mi muslo. Gimo sobre su boca. —Estás condenadamente hermosa que me pone furioso. —dice rozando mis labios. —¿Estás celoso? — me burlo sujetándolo de la camisa para que no se aleje de mis labios. —Sí.  —¿Pero por qué? —Sólo lo estoy. La idea de que habrían estúpidos admirándote no me gusta para nada. —Sólo seremos los de siempre hoy, Ace. —Lo sé pero si te vieran fuera del barco... Me reí. —Estás pensando en un escenario que no pasará. — bailé con mis dedos la base de su cuello. — Si algún día salimos sólo tendrás que mantenerte sobre mí. —Ja, es eso lo que estoy haciendo. — me toma de vuelta los labios y gimo una vez más ante su toque. Dios, dame un poco de autocontrol. Llevé mis manos a su nuca para acariciarlo, sabiendo que eso lo calentaba en sobre manera. Su mano en mi muslo levanta el borde de mi vestido haciéndose camino. —Ace, amor, me levantas el vestido. —¿Es una orden?  —¡No! — percibo que sonríe. —Diablos Aloise, me tienes fatal. Te lo quiero meter ahora mismo. —Tienes que soportarlo. —¿Soportarlo? —Así es. —¿Cuando me tienes así? Me apretó por la pared y me secó la boca ante la presión de su miembro contra mi. Estaba durísimo. Gemí sobre su boca mientras contemplaba mis reacciones. —Si te muerdes el labio me bajaré el cierre. Apreto los labios para evitar hacerlo. Lo atraigo a mí para darle besos cortos que él los recibe encantado, me besa el cuello mientras me abraza contra él. —Te amo. — era como mi osito tierno apretujable personal. —Yo también. — me besa la mejilla. Me toma las manos y las entrelaza.— ¿Quieres beber algo? Voy a comprártelo antes que llegue la barrida. —No quiero nada. Con agua estoy bien. —Bien. — dice mientras me da besos bajo la oreja dándome cosquillas. Besé el hombro. — ¿Piensas tomar algo? —Creo que beberé cerveza. ¿Ya has comido antes verdad? —Sí, algo pequeño con Ellie. —¿Qué estuvieron haciendo? No las vi en todo el día. —Fuimos a comprar un poco de ropa y artículos. ¿Sabes que hay una tienda temática de chocolate? Tengo que mostrártela. Todo era delicioso. Es como las tiendas de navidad de mi mundo. Levanta las cejas intrigado —Está bien, me interesa. Por cierto, te tengo una sorpresa esta noche. — dice con una sonrisa que logra derretirme en sus brazos. —¿Ah sí? — me inclino hacia su rostro y él me contempla los labios. —Yo también te tengo una sorpresa. Eso hace que me levante una ceja y me sonría con altanería. —¿Qué tienes preparado eh? —¿Tienes ganas de saber el futuro? Me achina los ojos analizando lo que le acabo de decir. Me río sabiendo que no tiene idea de lo que le estoy hablando. Me jala el cabello ligeramente por reírme de él. —Hablando de eso, ¿Luffy qué estará haciendo ahora mismo? —Mmm... —analizo el momento con atención—. Creo que acabamos de salirnos del mapa que conozco. El punto en el que había quedado en el anime fue hace bastante mucho por lo que ahora estoy a ciegas. La sonrisa de Ace me descoloca. —¿Entonces ya no puedes predecir el futuro? —¿No? —Bien, me he salvado de tu esquizofrenia. —Le golpeé el brazo. — Es en serio, ya no tengo que temer por alguna idea loca tuya. —La mayor idea loca mía fue salvarte a ti. Nunca tuve otra intención además de esa. Su sonrisa cae un poco al pensamiento que se le cruza. —¿Podré ver a Luffy y Sabo pronto? — mira a lo lejos. Suspiro. Ese reencuentro de los tres lo ha de estar persiguiendo desde que supo que Sabo estaba vivo. Lo tomo del rostro. —Paciencia Ace. Sabremos cuando es el momento y entraremos. Asintió.  —¿Encontraste las guirnaldas? —Sí, ya la colocamos con los chicos. Vamos. — dice y me toma de la mano guiándome para afuera. Estaba oscureciendo. Cuando salimos veo a Zena y Elijah dirigirse hacia nosotros. Se detienen al vernos. —Justo íbamos a buscarlos. — explicó Elijah. Zena fue hacia la barandilla del barco. —¿Y Noel? —Está hablando con Faber. —¡Woaw! ¡Estamos lejos de la isla! —No íbamos a poder disfrutar con las barridas si estuviéramos cerca. ¿Hiciste lo que te pedí hoy? —Sí, no me he olvidado de nada. — le responde. se lanzó a abrazarme contento. —¡No puedo creer que me iré con ustedes! Aunque estuve ayudando para agregar nuestro cuarto al barco sigo sin poder creerlo.  —Tienes que escucharnos siempre. Debes portarte bien. —Pff, por supuesto. ¿Por quién me toman? Elijah suspiró. —No tengo problema de ser niñero pero de ti ya es suficiente. Le extendí la mano para que se uniera a mi abrazo, lo cual aceptó con gusto. Ace sonrió triunfal ante la imagen. Mis chiquitos de once y diecisiete.  —¡Ace! ¡Aloise! — gritó Faber. —¡Vamos! — respondió Ace. Un gemido de sorpresa se me escapa al ver la popa transformada: alfombras, luces cálidas y decoraciones la llenan de vida. Faber y Noel conversan cerca, con la guitarra sonando entre ellos. Ellie descansa en una silla cómoda, acomodada con delicadeza por su embarazo. Absorbo la imagen, la guardo en mi corazón y la hago eterna. Esta es mi nueva familia, es la familia que llevo ahora conmigo. Se me inundan los ojos pensando en mi familia biológica y trago adolorida. Voy a extrañarlos por el resto de mi vida pero me toca vivir aquí, aquí con estas personas excepcionales. Con estas personas que me acompañarán en esta nueva vida. Con la nueva vida brotando en mí. —¿Qué pasa? —Sólo estoy muy sensible. Es todo. — digo limpiándome las lágrimas. Ace me acaricia la espalda consolándome. —Al fin llegan. — dice Faber cambiando de notas en la guitarra. —Noel me estaba por recitar todo su libro de anatomía. —Hey, ¡sólo porque dijiste que te interesaba! —¿Quieres que te traiga algo? — me pregunta Zena. —No, estoy bien. Sentémonos y compartamos esta bella noche. El nudo del pecho se deshace mientras bromeamos y contamos nuestras historias juntos desde que nos conocimos. El trío se queda maravillado por nosotros pero más obviamente con Ace cuando cuenta sobre sus viejas aventuras. El brillo en los ojos de Zena hace que me atreva a abrazarlo de vez en cuando y él me lo devuelva sin perder la atención a Ace. —Bueno, ha llegado el momento de mi sorpresa. — dice poniéndose de pie y pidiendo mi mano. Los chicos se miraron cómplices un momento que no me pasó desapercibido. —¿Qué hicieron? —Shh. — me dice Zena y me agita su mano para que me vaya. — Ya de nuevo quieres saberlo todo. Abro la boca impactada por su declaración consiguiendo una carcajada de Ace debido a ello. Me lleva al centro del barco y yo lo miro confusa.  —¿Qué estás haciendo? —Ya verás. Como sabes no soy muy bueno bailando por lo que practiqué un poco con Faber y Ellie — ¿Qué estaba diciendo? Me escondí los labios para no hacer ningún ruido que lo interrumpa porque estaba por saltar de la felicidad. — así que este soy yo intentando bailar contigo. No pude evitarlo más. —¿Es en serio? —Mira lo feliz que estás.  —¿Lo hiciste por mi Ace? —Ah, y también le dije a Faber que hiciera una canción para nosotros. —¿Qué? Recordé que Ellie me lo había comentado una vez. —Ajá. —Me estás mintiendo. Su sonrisa casi logró que gritara como desquiciada frente a él. ¿Cómo se atrevía a sonreírme así? —¿Quieres oírlo? Asentí llevándome una mano a la boca para no soltar ningún ruido. Se rió de mi intento de ocultar mi entusiasmo. Le asintió a Faber que se rió de nosotros. —No puedo creerlo. — le susurré. —Ayúdame en esto. — dijo mientras ponía sus manos detrás de mis caderas. Dios, no puedo dejar de sonreír.   (Pueden escuchar la canción mientras lo leen haciendo click aquí: «El Gallo Rojo»)   Antes creía que la vida se trataba de derroches De salir a navegar todas las noches De buscar una aventura en cada puerto   Mi rostro se me cae y busco sus ojos. Él sigue sonriéndome.   Antes creía que el dinero y el poder eran mi juego Que era el gallo rojo de todos los ruedos Que era el mero, mero jefe de este suelo No esperaba estrellarme con tus ojos Fuiste el oro de mis viajes, mi tesoro Quemé mis velas, lancé las anclas Me tiré al agua Me hizo girar y luego me atrajo de vuelta a él. Mi corazón no estaba soportando esto. Nadé profundo, y lo hice todo Por amor, por amor Casi rendido Llegué a tu orilla Tu arena blanca me rescató Lo diste todo por amor, por amor   —Prepárate. —¿Eh? Me sujetó de la mano derecha y con la otra mano me sujetó la cadera. Mi mano fue a su hombro.    Creía que la vida era muchas corridas Sanar mis heridas bebiendo agua ardiente Cantar cual perico, rompiéndome el pico Mordiendo la piedra, perdiendo la guerra Sentía que venían de a uno a buscarme Sentía que fingía, pensé que era tarde Nunca dudé de las diosas del mar Agitada por el repentino cambio de ritmo me río de él mientras se inclina a besarme la mejilla y abrazarme mientras se balanceaba conmigo. No esperaba estrellarme con tus ojos Fuiste el oro de mis viajes, mi tesoro Quemé mis velas, lancé las anclas Me tiré al agua Nadé profundo, y lo hice todo Por amor, por amor Casi rendido, llegué a tu orilla Tu arena blanca me rescató Lo diste todo por amor, por amor No esperaba estrellarme con tus ojos. —¡Bravo! — chifló Elijah con la alegría plasmada en su rostro. Zena aplaudió emocionado junto con los demás que reían ante nuestro torpe pero adorable baile. —Zena.  —Sí. —Esto es para ti. — dice Ace tomando de la cajita que Zena le tendía. —¿Por qué estás haciendo todo esto Ace? —Es por estas fechas que nos conocimos ¿verdad? Hace tres años. —¿Lo recordaste? —Por supuesto que sí. No hay un día en que lo olvide. Abrí la cajita y solté un jadeo. Eran las perlas que me había mostrado cuando estábamos peleados. Había hecho un collar de ellos. —No encontraba alguien que pudiera hacerlo como lo quería hasta que llegamos a Samerah. Siento que haya tardado tanto. —Me encanta. — lo saco para observarlo mejor. Dios, resplandecían del brillo que tenían. —Ahora tenemos algo más en común además de nuestros anillos, ¿verdad? —No. Me miró desconcertado. —¿No? —Ace, estoy embarazada. Su cara es un poema. Está petrificado en su lugar. No puedo evitar reír a carcajadas. —¿Estás embarazada? —Sí. —No. — dice y se le desfigura la cara por la amplia sonrisa. —¡Sí Ace! ¡Vamos a tener un hijo! —O hija. — corrige. —O hija. Su mano cae sobre mi panza al instante y la otra se la lleva a la boca asimilando lo que le acabo de decir. —Mi bebé. Le asentí varias veces y él se empieza a reír sonoramente. Sus manos van a mis mejillas estampándome un beso con tanta fuerza que casi se asemeja al abrazo en el que me encierra. Me levanta y me hace dar vueltas mientras oculta su rostro en mi cuello. Cuando me baja veo que está llorando. —¡Felicidades! — grita Faber mientras Ace recibe su abrazo sin que las lágrimas dejen de caer. Verle así de emocionado hace que yo también derrame lágrimas. Ellie se pone de pie para felicitarlo también. —No puedo creerlo. — dice por fin. Mientras recibe las muestras de afecto de los tres chicos que están conmocionados por la noticia. Vuelve otra vez a mi y me besa. Esta vez dura mucho más y hasta me da besos cortos mientras me envuelve de vuelta en él. —No puedo creer que seré padre. No creí que pudiera ser padre. —Claro que puedes. — le digo tomándole el rostro. — Tienes todo el derecho de serlo Ace. Esta es tu familia ahora. Es donde perteneces. —Te amo. — dice y cae a mis labios de vuelta. —Te amo también. —¿Esto significa que nos quedaremos más aquí? — pregunta genuinamente Zena haciendo que todos rompamos en risas.   -•Fin de Ace Path II: "Mi vida contigo"•-
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)