ID de la obra: 753

“Atracción Inesperada” — Tetsurou Kuroo

Het
NC-17
En progreso
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Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 22 páginas, 6.275 palabras, 3 capítulos
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Descripción:
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“Conciencia”

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—¡Me alegra tanto que tengas tiempo para mi! — saltó emocionada frente a un Kenma que hacía su máximo esfuerzo en acompañarla—. Siempre quise visitar el acuario. —¿No hay uno en tu pueblito? Volteó a mirarlo molesta —Si vienes a arruinarme el día mejor vete. Preparó esa sonrisa que tanto la molestaba —No quiero echar a perder el día más importante de tu vida. Estaban a unos cuantos pasos de la boletería y Kenma ya se estaba arrepintiendo de venir. Pero bueno, fue su decisión. Entre lidiar solo con la excesiva energía de su prima todo el día o dejarle el trabajo a Kuroo pero soportar sus peleas, era mejor la segunda. Así no tendría que gastar toda su HP y podía pasar a segundo plano. —Tres por favor. — pidió Kuroo en ventanilla. —¡Mira! ¡Podemos nadar con los delfines! —señaló el tríptico frente a ella. —Eso tiene un costo extra y no tenemos tanto dinero. —Ah, uh, bueno. Ella sí lo tenía, sólo que no quería ser la única haciéndolo. Como habían venido entre los tres, debían pasarla juntos. —Ten tu entrada. — se lo tiende. —Gracias. — lo tomó y observó emocionada. Kenma tomó el suyo y observó a su prima que le brillaban los ojos mientras guardaba cada detalle del característico boleto. Para Kuroo no pasó desapercibido también, y aunque quisiera emocionarse ya no podría pues había venido unas cuantas veces al acuario con sus citas o con los chicos. Era un lindo lugar para pasar el tiempo. —Ingresemos. — dijo despertándola de su burbuja. —¡Sí! Siguió a Kuroo de cerca mientras hacían el recorrido observando los animales marinos. ¡Que bellísimas criaturas! Observó a los pingüinos un buen rato mientras caminaban con sus patitas de aquí por allá con sus alitas extendidas o que agitaban sus picos en un movimiento rápido. Kuroo pasó de estar viendo el videojuego de Kenma a Sienna para controlar que no se saltara la zona de seguridad. Sí que estaba ensimismada viendo cada tanque o zonas de exhibición. —¿Te gustan los pingüinos? —¿Eh? — no se esperaba esa pregunta de él. —Ah, sí. Me parecen muy monos. —No se parecen a los monos. —Que me parecen tiernos Kuroo. Ya entendiste lo que quise decir. —Sólo di que son lindos. —¿Por qué? ¿Qué tiene que diga que son monos? —Entonces ¿tú eres mona? Le achinó los ojos. ¿Era un halago o un insulto? Su sonrisa ladina le encendió la chispa del enojo. Era mejor no responder, lo inteligente sería no responderle. A Kuroo le divertía en sobremanera el silencio extendiéndose. —¿Y? ¿Qué dices? —Eres un ridículo. —No me estás respondiendo. Anda, responde. Kenma levantó la vista para mandarlo a callar por lo que Kuroo alzó las manos en señal de disculpa. Sienna pasó de uno al otro y volvió su atención a los pingüinos. Kuroo regreso su vista a ella en silencio. Ya habían pasado tres días de que ella había llegado y aun no entendía qué exactamente era lo que estaba sintiendo hacia ella pero no podía ser que gustase de ella. Era imposible. Tenía que ser algo más. Algo lo estaba confundiendo. ¿Era porque había cambiado tanto la última vez que la vio? ¿Quizás el hecho de que hubiera tenido un novio lo descolocó? Osea, era Sienna. Jamás la había imaginado en una relación con todo lo que implica aquello. ¿Ella con lo tomboy que era? No podía verlo. No podía imaginárselo. Le causaba intriga. Era su amiga de la infancia y jamás había mostrado sentimientos románticos o hablado siquiera de chicos frente a él así que era completamente inesperado. ¿Qué le pasaba a Kuroo? No se estaba comportando como usualmente lo hacía. Saltaba entre cumplidos e insultos y no sabía cómo reaccionar ante aquello. Se sentía de puntillas siempre a su alrededor, pero ahora sentía que debía levitar para no pisar una mina que la haga quedar en ridículo. —¡Pasemos al siguiente! — dice poniéndose en marcha. Ambos sólo la siguieron. Kenma miró de reojo a su amigo que parecía ajeno a la situación frente a él. Kuroo le daba vibras raras últimamente. Sentía que estaba comportándose diferente cuando Sienna aparecía. Le dijo que no gustaba de ella, de acuerdo. Sin embargo algo estaba sucediendo que su amigo no le estaba diciendo. —Sienna. Tenemos un partido el fin de semana contra el Karasuno, es sólo de practica. ¿Quieres ir? Kuroo lo miró y pasó a ver la reacción de su amiga. —¿De verdad? — Sienna se acercó conmovida— ¡Es la primera vez que me invitas! Siempre me enteraba a último momento o los tíos me llevaban a tus actividades, que son pocas. —Puedes ir si quieres. —¡Claro que iré! —¿No estarás en contra de que la invite? Kuroo rió seco y se encogió de hombros. —Puedes invitar a quien quieras, yo no tengo problema. —¡Los estaré alentando! — dijo sonriéndoles emocionada. Kuroo sintió que lo habían apulañado. Ah, mierda. Conocía este sentimiento. No podía ser. Se negaba rotundamente. No con su amiga de la infancia. No con Sienna. —¡Vayamos a ver a los delfines! — dijo guiando el camino y acercándose a un letreto a unos cuantos pasos. ¡Le encantaba verlos jugar! No lo iba a negar. Su primo se transformaba por completo en la cancha y Kuroo... bueno, sí. Él resaltaba mucho e iba admitir que se veía un poco atractivo por la seguridad que enseñaba al jugar. Estaba confundido. Sólo era eso. Era una nueva faceta suya que no conocía y le dio curiosidad. Así es. Suspiró sonoramente. —¿Qué pasa? — dijo sin dejar de mirar su juego. —¿Hmm? Ah, nada. Kenma volteó a verlo y Kuroo también. Se miraron unos segundos, luego volvieron la vista a ella. El show de delfines estaba por comenzar. Sienna se apresuró a ubicar sus lugares seguida por Kuroo y Kenma sentandose en ese orden. Kenma no los iba a soportar así que obligó a Kuroo que se moviera y así se sentó en el medio. — ¡Ah! ¡Los entrenadores! ¡Qué emocionante! — dijo aplaudiendo mientras los veía saludar a todo el público. Giró a ver a su primo pero el bostezo de Kuroo se llevó toda su atención— No tienes vergüenza. —Lo siento. He dormido poco estos días. —se excusó. Era un desubicado. Al menos debía cubrirse la boca. Sentía que fuera aburrido para él pero para ella era la primera vez, así que que no sea un aguafiestas. Buscó algún conocido entre la gente pero no vio a nadie. No creía de todas maneras que sus amigos vinieran dentro de semana o que tan sólo vinieran si ya es algo común en la ciudad. Observó que Kenma estaba prestando atención así que hizo lo mismo. Terminando el show, que le pareció conmovedor a Sienna, se dirigieron a los demás exhibidores. Para la tarde ya habían recorrido la mayor parte del lugar así que se retiraron del lugar. —¿Qué quieres hacer ahora? — le preguntó Kuroo. —Podemos regresar a casa. Ya he ocupado mucho de su tiempo. —No hay problema con eso. Ya te vas el fin de semana ¿no? Podemos hacer lo que quieras mientras. ¿Tú que dices Kenma? —Puedo continuar la partida. —Ahí lo tienes. — dijo señalándolo con el dedo. Los miró unos segundos en silencio. No quería ser una molestia y todo el día los había arrastrado así que...—¿Qué harían ustedes ahora mismo si yo no estuviera? —Practicaríamos volleyball — dijeron al unísono. Sienna abrió grande los ojos— ¿De verdad? —Así es. Tenemos el encuentro con el Karasuno y no pienso entregar el partido. —Hinata no la tendrá fácil con nosotros. —Quisiera ver cuanto a mejorado Tsukishima. — dice Kuroo con las ganas de competir grabadas en el rostro. Sienna contempló cómo la conversación se llenaba de expectativas y entusiasmo que no quiso interrumpirlos. Así siempre habían sido, la palabra volleyball aparecía y ellos parecían reaccionar del entumecimiento que comúnmente parecían tener. —¿Qué tal si vamos a jugar un rato? Eso llamó la atención de los dos. —¿Qué? ¿Quieres jugar? — preguntó su primo. —Sólo pasarnos la pelota — quizás estaba pidiendo algo tonto. Sintió vergüenza—. O no sé. Quiero hacer algo que a ustedes les guste, ya me dieron mi gusto de hoy. Hoy no habían tenido clases en el colegio por lo que habían decidido ese día para el acuario. Kuroo tenía las llaves del gimnasio para las prácticas así que no iba a haber problema. —¿Estás segura? —¿Sí? Kuroo no estaba muy convencido con la idea. Sabía que a pesar de que se mostrara dura, al final pensaba mucho en complacer a los demás. —No es necesario si no quieres hacerlo. —Sí quiero hacerlo. Ahora lo hacía porque se sentía desafiada. Bufó. Que haya bufado la molestó. Ella iba a hacer lo que ella quería, él no sabía que es o que no es lo que quiere hacer. —¿Qué? ¿Cuál es el problema? — espetó. Su prima sí que era de mecha corta, pero Kuroo no ayudaba mucho con su actitud. —Oigan... —No hay ningún problema —le sonrió Kuroo— ¿Tú tienes algún problema? —¿Entonces por qué no podemos? —Yo no dije que no se podía. —Entonces ¿por qué pusiste esa cara? Kenma se cubrió con la mano el rostro de la frustración. ¿Por qué era tan difícil que se llevaran bien? —Olvídalo —dijo y se cruzó de brazos— Vayamos a casa. Ya no tengo ganas de hacer algo. Se adelantó a ellos caminando para su casa, más bien, la casa de Kenma. La ponía muy nerviosa la presencia del idiota ese. Sólo quería pasar un buen momento con ellos y él se estaba burlando de ella. Sí, quizás no sabía jugar como ellos, pero la idea era compartir un poco más nada más. Hace mucho que no los veía y tenía muchas ganas de acortar la distancia que se generó por esos seis años. —Sienna. —¡Cállate! —¿No quieres ir por unos refrescos entonces? Se detuvo. Sí tenía hambre. —Comeré al llegar. —¿No se te antoja algo de afuera? —No. Claro que sí. Kuroo se cruzó de brazos. —Dile algo tú. —susurró a Kenma. Este suspiró harto. Hubiera lidiado con la energía de su prima desde el principio solo. — A mi me gustaría merendar afuera. No quería hacerle eso a Kenma, había salido hoy con ella y se estaba esforzando en pasarla bien.— Está bien, Kenma tú eliges dónde. Ella y su mala costumbre de ordenar a otros. —Ya lo oíste. Tú eliges. Ahora sí estaba arrepentido de haber venido.
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