“¿Despedida?”
11 de septiembre de 2025, 21:17
Los exámenes habían pasado y con él las ganas de Bakugo de prestar atención a clase.
Estaba ahí, asistiendo a Inglés otra vez.
Giró hacia atrás para ver la silla de Katrina. Vacía. Chasqueó su lengua. Su mente en estos días sólo lograba pensar en ella y eso lo irritaba.
Recordó su exuberante belleza y le dio un vuelco el corazón. ¿Qué demonios fue ese cambio radical? Aún no podía olvidar el terror que sintió al verla.
Sus profesores le habían dicho que no dijera nada o que iba a tener serios problemas, o eso creyó oír mientras veía cómo cargaban el cuerpo inerte de ella. Dudaba que estuviera viva luego de que con brutalidad hubieran arrancado sus colosales alas.
Eso era extraño pero al fin tenía sentido la sangre y las líneas verticales de su espalda la vez de la enfermería.
—Disculpe, profesor Aizawa. ¿Katrina no vendrá también hoy? — preguntó Midoriya—. Ha faltado ya varias clases.
Aizawa los miró unos segundos antes de hablar —Oh, con respecto a eso, vendrá dentro de unos minutos a hablar con ustedes.
¿Qué?
—En realidad está detrás de la puerta y está tratando de conseguir el valor de cruzarlo.
Bakugo observó la puerta y, sin dudarlo un segundo más se dirigió a ella. La abrió y la encontró con la mano en el aire.
—H-Hola.
—Tú... — y antes que pudiera decir algo más, el profesor lo cubrió con sus cintas y lo mandó a su asiento.
¡Maldición! ¡Él sólo quería respuestas! Quería hablar con ella sobre todo lo ocurrido.
Katrina sonrió tristemente; no había caso con Bakugo y ahora era más que evidente. Jamás la dejaría en paz. Estaba haciendo bien en dejar el lugar.
—Empiece señorita Katrina — le alentó el profesor.
Suspiró un momento y organizó sus ideas —Vengo a agradecerles por haberme recibido con los brazos abiertos. Aunque haya sido poco el tiempo que compartimos me hicieron sentir muy querida — sonrió—, lastimosamente tengo que irme — miró hacia el pasillo a All Might que estaba de pie, asintiendo con la cabeza—. Fue un gusto conocerlos... — por primera vez la hicieron sentir que tenía un lugar y ahora debía irse — No quería irme sin antes despedirme de todos ustedes — No era justo, no era justo para ella.
—¿Por qué? — Midoriya la miró confuso —¿Por qué tienes que irte?
—Es... — no podía decir mucho. Miró a Bakugo que la miraba intensamente — complicado.
No la iba a dejar ir sin más. Forcejeó con las cintas de Aizawa y éste lo soltó lentamente. Observó a Yaoyorozu que tenía su teléfono en sus manos, tomó el suyo y empezó a escribir.
Genial, más indiferencia. Bueno, que importaba. Ya estaba por irse y no tendría que preocuparse por si sus sentimientos hacia él se intensificaran.
Volteó hacia All Might y caminó hacia él.
—¡Espera! — dijo Yaoyorozu acercandose a ella — Fue un gusto conocerte. Puedes contar con nosotros siempre — y diciendo esto le dió un abrazo.
Katrina quedó estática un momento. Nunca tuvo demostraciones de cariño así que esto la hacía sentir muy incómoda. Decidió dar un medio abrazo de vuelta — Gracias.
Para tristeza y felicidad suya todos se acercaron a despedirse con abrazos o apretón de manos excepto Bakugo.
Decidió entonces que ella se despediría de él por última vez.
— Adiós Bakugo, fue un gusto conocerte — dijo extendiendole la mano y sonriendo desde el fondo de su corazón. Lo iba a extrañar, no iba a negarlo. El poco tiempo que pudo tenerlo a su alrededor la hizo feliz. Al menos sabía que existía.
O existió. Ya no sabía qué vendría en el futuro.
Bakugo comparó la imagen pobre que veía frente a él con la majestuosa y magnífica criatura que había visto antes. Sin duda que contener su quirk estaba costandole su salud.
No la iba a dejar ir. Quería saber más de ella. Se había ganado su interés.
—Hasta la próxima — dijo y como promesa tomó su mano.
¿Cómo?
Katrina pudo entender por ese simple acto y palabras que él no lo iba a dejar así.
—Hora de que se vaya señorita.
—Sí — dijo ella y con dolor soltó su mano.
Aizawa acompañó a la joven junto con All Might hasta el helicóptero que estaba esperandola para partir.
Cuando él cerró la puerta, todos suspiraron nerviosos.
—¿Cuál es tu plan Yaoyorozu?
—¿C-Cómo? — dijo ella sorprendida.
—¿Le has puesto algo, verdad? Fue muy raro verte lanzarte a los brazos de Katrina antes de que se vaya.
Observó a Bakugo y este la amenazó con la mirada para luego mirar a un costado. Todos advirtieron esto y conprendieron.
—Creo que sucede algo importante con ella — dijo ella para ocultar las intenciones de Bakugo en vano — Así que le puse un rastreador.
—¡¿Qué?! — dijeron todos a destiempo.
—No puedo negar que es intrigante lo que está sucediendo — comentó Todoroki.
Midoriya pensaba en All Might y en la posible conexión con la muchacha.
—¿Dónde está ella ahora? — preguntó Ashido.
Observó la pequeña pantalla que tenía en sus manos — Em, creo que en el baño arriba de nosotros.
Entonces Bakugo corrió hacia la ventana y se colgó de ella —¡Kacchan!
—¡¿Qué piensas hacer?! — le gritó Todoroki.
Se impulsó y tomó la ventana que estaba justo arriba e ingresó dentro.
—¿Acaba de entrar al baño sin más? — preguntó Uraraka confundida.
.
.
.
—¡Dios! ¡En serio no tienes límites!
Katrina no podía creer que Bakugo se había inmiscuido por la ventana. Logró taparse justo a tiempo.
—L-lo siento — ¿qué estaba diciendo? Se llevó la mano al rostro tratando de ocultar su vergüenza y le dio la espalda.
Katrina se encontraba semidesnuda de cintura para arriba. Había tijeras y sangre en el lavabo con un poco de plumas. Al menos tenía el brasier push up que le cubría los pechos.
¿Cómo supo que estaba ahí? ¿Por Jin? ¿Qué es lo que quería?
Lo que realmente la preocupaba era que había visto la escena frente a él. Trató de lavar las tijeras rápidamente y limpiar el lavabo.
—¿Qué-qué estabas haciendo?
—Pues usando el baño — no iba a decirle nada. Buscó su mochila rápidamente para guardar las tijeras.
El golpecito de las tijeras lo puso en alerta. —Voy a voltear.
Esperó que dijera algo pero no oyó respuesta. Giró y la vio de rodillas arreglando la maleta, guardando y sacando cosas.
—¿Qu?— pero calló al ver su espalda.
Tenía un hueso a medio salir con unas cuantas plumas manchada a la derecha de su espalda y en el otro lado un trazo de sangre que caía por su espalda. Encontró parte de la extremidad a un costado de ella.
¿Qué demonios estaba haciendo?
—¿Qué te hiciste?
—Nada — dijo contundente.
Debía guardar sus cosas cuanto antes y salir. Le dieron unos minutos para venir al baño y le había costado quitarse los restos de la hoja escapular que tenía. Agradecía que los huesos aún fueran débiles (aunque a veces quedaban pequeños trozos que luego Recovery Girl debía limpiar) pero últimamente estos se estaban volviendo mucho más duros como para extirparse sola.
—Oye, te estoy hablando.
—Dame un momento, mientras... ¿podrías mirar a la pared por favor?
Bakugo ya tenía hasta el límite su paciencia pero decidió hacerle caso.
Se acercó al espejo y se limpió la sangre en unos segundos. Tomo una gaza y se la puso torpemente en la espalda. Incómoda por el hueso que no logró sacarse, lo intentó una vez más.
Al arrancarlo no pudo evitar soltar un alarido.
Bakugo se dio la vuelta a verle y se quedó de piedra. Tenía la tijera dentro de su herida y con la otra mano intentaba alcanzarla, todo tratando de verse en el espejo.
—¿Estás loca?
—¡Voltéate!
—¡Suelta esas tijeras! — se las quitó de las manos pero no esperaba que ella metiera la mano en su herida — ¡Detente!
—¡Ah! — volvió a lanzar otro alarido y sacó el resto de la hoja escapular que poseía.
—Estás loca — dijo Bakugo anonadado.
Ella cayó de rodillas, cansada por el esfuerzo. —Ya no me duele — mintió.
Bakugo debatió unos segundos en qué hacer, la sangre no paraba de caer de su espalda y estaba por mancharse sus pantalones.
Tomó un poco de algodón que había al lado de su maleta, se arrodilló frente a ella y comenzó a limpiarla. Él no podía creer lo que estaba haciendo.
Katrina menos. No quería que la tocara pero estaba demasiado débil como para decirle que no, es más si salía completamente manchada de sangre los profesores pillarían que se estuvo tratando cuando le dijeron que no lo hiciera más.
Pero haría lo que quería. Nadie podría decirle que hacer. Ella era libre.
Al menos esa actitud había adquirido de sus padres.
—Gracias — dijo después de un rato. Luego empezó a marearse y dejó caer su cabeza por el hombro de el. Estaban muy cerca, él la tenía recostada así para poder acercarse más a su espalda. Para ella era íntimo el momento, sin embargo Bakugo no podía entender qué es lo que pasaba por la cabeza de esa chica.
—¿Por qué haces esto? — le dijo confundido y medio molesto.
—No quiero tener mis alas — dijo ella respirando trabajosamente. Estaba débil pero la esencia de Bakugo la hacía sentirse bien.
—¿Tus alas son tu quirk?
—No puedo responder tus preguntas Bakugo. Lo siento.
—Ya.
Limpió su espalda un buen rato y ella se estaba quedando dormida.
En eso escuchan golpes en la puerta — ¿Katrina? Estás tardando mucho.
Tomó de los hombros a Bakugo y se alejó de él — Ya saldré — evitó mirarle el rostro.
Tomó los objetos de sus manos y comenzó a guardar todo de vuelta. Se levantó y trató de limpiar lo mejor que podía el lavabo.
—¿Te vas por lo que sucedió?
Katrina tragó saliva — Em, sí. Lo siento.
—¿Por qué lo sientes? — dijo observándola desde el espejo.
Katrina lo miró un momento, tenía el rostro de molestia como siempre y las manos en sus bolsillos — Desde un principio no debí pelearme contigo, te podría haber lastimado.
—¿A mi? ¿En serio crees que puedes lastimarme? — Katrina lamentó haber dicho eso — No hubieras tenido oportunidad.
Mentía. Los dos lo sabían y eso lo enfurecía. Recordó las alas colosales y su belleza, emitía una presencia asombrosa que intimidaría a cualquiera.
—Vengo de una familia de villanos, Bakugo.
—¿Qué?
Inaudito. Bakugo no podía creerlo.
¿Qué demonios hacía una hija de villanos en una academia de héroes? Seres despreciables, asesinos...
No quiero ser héroe.
—¡¿Qué mierda haces aquí?!
—¡Katrina, salga!
—¡En un momento! — se iba a arrepentir de contarle esto — Me rescataron de ellos —susurró más bajo—. Es difícil de explicar, lo único que puedo decirte es que estarás mejor si te alejas de mí .
Como todo el mundo, pensó ella.
Bakugo quedó perplejo. No había palabras.
¿Por qué ella estaba aquí? ¿Quién demonios era ella?
La puerta estaba siendo golpeada y forcejeada. Ambos dieron un paso atrás.
Mierda, Katrina no quería usar su quirk. Tomó con telequinesia sus cosas, las metió en su maleta y mandó volar dentro de la caseta al muchacho.
Abrió la puerta — Ya estoy ¿ven? — dijo mientras Aizawa observaba a su alrededor — no me iba a escapar o algo así.
—Vámonos.
—Sí, profesor.
Cuando salió por la puerta soltó a Bakugo, que se deslizó por la pared y cayó al suelo.
Maldición. Se había decidido.
Iría con ella a dónde fuera.