ID de la obra: 757

Ace’s Path I — “Cambiaré tu destino” — Portgas D. Ace

Het
NC-17
Finalizada
0
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
181 páginas, 50.533 palabras, 25 capítulos
Descripción:
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“Marineford”

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—Hace dos años tomaste el apellido de tu madre, y gracias a tus impresionantes capacidades, reuniste y capitaneaste a los piratas Spade con lo que te hiciste una tremenda reputación. Fue por ese momento que nos dimos cuenta. La sangre de Roger aún vivía a pesar de todo. Pero Barbablanca se dio cuenta de eso al mismo tiempo que nosotros. Y aunque eras el hijo de su rival, él te aceptó en su barco, para así asegurar tu futuro como rey de los piratas. —¡Te equivocas! ¡Me uní a su tripulación para convertirlo a él en el rey de los piratas! —Nadie más que tú piensa eso. Barbablanca te estuvo protegiendo todo este tiempo. —Ace estaba atónito—¿Por qué crees que nos tomó tanto tiempo encontrarte? Y ahora sabemos que, si sigues con vida, tarde o temprano te convertirás en el rey de los piratas. Por eso el gobierno mundial y la marina no tienen más opción que ejecutarte antes de que eso pase. Incluso si eso significa librar una guerra contra Barbablanca. —¡Admirante de flota! ¡Llegó un informe! ¡Malas noticias, alguien abrió las puertas de la justicia! Y no podemos contactar a la sala de control. —¡No es posible! Ace observó adelante. Se divisaron barcos acercándose. —¡Llegaron! —exclamó un centinela. —¡Todo el mundo a sus puestos! —exclamó un marino y las sirenas sonaron. Preparándose para la eminente llegada, los cañones fueron direccionados hacia los barcos enemigos. —Es toda una flota, ¿cómo llegaron aquí? —se preguntó Sengoku. —¿Dónde está Barbablanca? ¡Búsquenlo! — ordenó un capitán. Ace se encontraba anonadado al ver la llegada de todos sus compañeros tan sólo por él para salvarlo. —Vinieron todos — dijo sin salir de estupor. Burbujas emergen hacia la superficie de la bahía. —No puede ser.— murmura Sengoku. Una erupción de agua hace que se generen olas que colisionan contra la orilla. —¡Hay una sombra en la bahía! —exclama alguien. Debido a la fuerza con la que colisionan, son bañados por una llovizna y, poco después, la sombra incrementa hasta que en vertical se puede ver al gran Moby Dick aparecer. Tumbándose para acomodarse por completo frente a sus enemigos en la bahía, el Moby Dick se deshace de su revestimiento e invita a sus demás barcos a aparecer. Ace, boquiabierto, vio a los catorce comandantes dispuestos a comenzar esta guerra. El silencio instalado debido a la inesperada aparición sólo podía verse interrumpido por el golpeteo rítmico de cierto material metálico. Exhibiéndose frente a toda la flota de marinos, el ilustre Barbablanca dio cara a Marineford. Rió. —Tanto tiempo sin vernos, Sengoku. —Barbablanca. —le respondió el mencionado. —¿Cómo está mi querido hijo? Espero que esté bien. —Nunca creí que se acercaría tanto... Rió de vuelta. —Espérame un momento... Ace. Estremeciéndose ante sus palabras, jadeó — ¡Padre! Cerca de los comandantes pero lejos del frente del campo de batalla, observé a Barbablanca extender los brazos y exhalé fuerte sujetándome del borde del barco. La guerra empezaba aquí. Y me tocaba sobrevivir hasta el final. —¡Yo fui el que no los escuchó y se fue por su cuenta!—dijo poco después— ¡Debieron haber seguido adelante sin mí!

Mi pecho se encogió ante su grito que por el dolor lo friccioné. Desearía no tener que vivir esto por segunda vez. Es más, esta vez formo parte de la escena. —¡Todo es culpa mía, no suya! —No. Fue mi culpa... yo provoqué esto, hijo mío. Ace admiró la imagen de su padre. Del hombre que lo había tomado como su propio hijo. A todos los comandantes, que eran sus hermanos y luego, después de nuestra repentina y dolorosa partida, finalmente a mí. Mi garganta se cierra. —¡Mentiroso! —vuelve a dirigirse a Barbablanca —¡No digas tonterías! Tú en ese momento me dijiste que lo dejáramos en paz— —Yo te dije que fueras tras él. Tú sólo seguiste mis ordenes ¿no es así Marco? —Sí. Yo también lo escuché. Y lo siento, debió ser muy problemático, Ace. Nosotros tenemos una regla muy simple. Si alguien lastima a uno de nuestros hombres, entonces se las verá con toda la tripulación. —¡Osea que si alguien lastima a Ace, se las va a ver con todos nosotros! —¡No te muevas! ¡Iremos a salvarte! —¡Sí! —gritaron todos a mi alrededor con entusiasmo. Ace regresó su vista a mí poco después y lamenté que viera mis ojos humedecerse. Intenté sonreírle pero ni siquiera mi rostro podía controlar bien en ese momento, los músculos de mi cara se sentían raros. —¡Tú! — vi que volteó Marco hacia atrás hablándole a uno de sus subordinados — Te encargas de ella. Aléjala del peligro. —¡Sí! —Pero Marco— —Te permitimos verlo. Ahora vete y ponte en la retaguardia. No puedes hacer nada aquí Aloise. Sácala de aquí. Al ver que no podía hacerle cambiar de opinión, asiento. Miré a Ace y él atento al Moby Dick, regresa su vista a mí. —Resiste. — gesticulé, dirigiéndome hacia la popa y se horrorizó. Sólo espera. Verás que esta vez seré yo la que te ayude. No quiero ir tan lejos. — le comento al chico encargado— Necesito ver qué sucede. —Todo saldrá bien. Nadie puede contra papá. Ahora debes mantenerte segura. Bien, no puedo negarme. De todas maneras, la señal para aproximarme será cuando Luffy y Ace abandonen el patíbulo. Tengo que soportar. —¡Espera!—me detuve al reconocer el barco con tema de jirafa que me pareció tan singular cuando vi el anime—¡Quiero ir allí! —¿Al barco de Cands? No. Marco dijo la retaguardia. —Estaremos bien. Sígueme. Tengo dos barriles que llevar. Este barco sería uno de los que se retiraban al conseguir liberar a Ace. Estaría segura allí. . . . —¡Estamos a punto de zarpar! ¡Rápido, suban! Observé la espalda de Barbablanca y, cerca de él, a Ace. Era el momento en que Barbablanca se sacrificaría por su familia. Estaba llegando el tiempo de actuar, sin embargo no podía dejar de tiritar de la ansiedad y miedo. De la impotencia. ¿De verdad iba a dejar morir a Barbablanca? ¿No podía hacer algo? No, no puedes. —¡Dejen la bahía! —¡Corran a los barcos! ¡Debemos volver al Nuevo Mundo! —¡Que no se escapen! ¡Maten a cualquier pirata en su camino! Barbablanca blandió su lanza —El único pirata en su camino soy yo. Lo siento. ¡Mugiwara boy! ¡Tenemos que irnos! —escucho a lo lejos. —¡Ace, vámonos! ¡El viejo hizo su elección! Perdóname Ace. Entiendo, pero no puedo dejarlo. —encendió su mano de fuego y lanzó a los marines que se lanzaron a la espalda de la gran leyenda — ¡No se atrevan a tocarlo! Podía ver cómo se le dificultaba respirar. —¡Aloise! ¡Es momento de irnos! Debemos volver con el capitán. Lo ignoré. — ¡Tráeme esos dos barriles! Estaba a punto de dejar morir a ese hombre. Era mi responsabilidad observarlo hasta el final. Ace se inclina hasta el suelo ante Barbablanca en señal de gratitud y yo decido arrodillarme viendo la escena. Ya no puedo aguantarlo más. El viejo voltea para atrás para observarlo pero sus ojos caen en mí y mis lagrimas caen. "—Así que tu padre falleció hace dos años. Asentí. —Fue algo repentino para nuestra familia. Era un padre increíble. Lo extraño mucho. —Hmm. —se bebió su cantimplora— Lamento que hayas vivido eso pequeña pero las generaciones cambian, viejos como yo quedamos atrás para que ustedes avancen. Estoy seguro que tu padre hizo todo lo posible para que así sea. —Movía cielo y tierra por mí. —sonreí.— Nadie jamás me amará como él. —Entonces déjame mover cielo y tierra por ti ahora. Eres parte de mi familia ahora, y me vendría bien una hija. —Lo siento yo... no podría reemplazar a mi padre. —dije afligida. —¿Quién dice que lo reemplazarás? — me extendió la mano.— Sólo digo que cuidaré de ti tal y como lo hizo él. No puedes negarte a ser querida, ¿verdad? Sonreí mordiéndome los labios y la mano de aquel hombre senil se sintió cálida y acogedora." Asentí con el rostro empapado mientras comenzaba a jadear desconsolada. Conocía estas emociones, estos sentimientos. Los estaba viviendo una vez más. Agotado y buscando aire, baja la vista a Ace. —Las palabras ya no importan. Pero quiero que me respondas, Ace. ¿Fuiste tú feliz de llamarme padre? Ace no lo sabía pero sería la última vez que lo vería. Estaba a punto de perder a su padre, como yo. —¡Por supuesto! Su carcajada resuena por todo mi cuerpo. Viejo... gracias. Me incliné ante el desgarro de mi pecho y cerré los ojos. Escuché como depositaban los barriles a mi lado. —Tan pronto como rescataron a Puño de Fuego Ace, corrieron como un grupo de cucarachas. Son todos unos cobardes. —¿Qué dijo? —¡Sólo nos está provocando! ¡Ignorenlo! ¡No caigan en su trampa! —Sí, me refiero a su capitán. —continuó el patán de Akainu — Pero supongo que no se puede hacer nada. Al fin y al cabo Barbablanca es el perdedor de una era pasada. Comenzaba a hacer sus movimientos. Me limpie las lágrimas. Veo a Ace detenerse —¿El perdedor?— encendió sus puños—¡Retira lo dicho ahora mismo! —Se libera del intento de sus compañeros de detenerlo.— ¡Se ha burlado del viejo! —¡Ace! —grita Luffy. —¿Que retire lo dicho? No tengo ninguna intención de hacerlo. —el almirante sonríe— ¿Por qué debería de hacerlo? Es obvio. Tu padre biológico, Gol D. Roger, conquistó todo el Grand Line. Dio su vida para abrir la puerta de una nueva era, la Gran Era de la Piratería. Un marino como yo probablemente no debería decirlo pero ese hombre de verdad merecía el título del Rey de los Piratas. ¿Qué es Barbablanca comparado con eso? ¿Tuvo acaso las agallas de pelear contra Roger? —Ace ardía en furia—Todo lo que hizo fue esconderse en un lugar seguro y alejarse de los problemas ¿no?. En estos días, algunos idiotas dicen que sólo el nombre de Barbablanca mantiene la paz en varias islas, pero para mí solo intimida a los débiles y se cree un héroe por eso. ¡Ridículo! Roger mantuvo su honor mientras vivió, e incluso muerto, sus compañeros piratas lo alabaron como rey. ¡En otras palabras, Barbablanca es el eterno perdedor que nunca superará Roger! Eso es todo lo que es, no hay ninguna duda de ello. —Ace dio unos pasos hacia él conteniéndose.— Ahora que lo pienso es un hombre patético. Lo único que ha tenido es una panda de gorrones que lo llaman viejo, padre o lo que sea e iba por los mares fingiendo que tiene una gran familia. —Detente. — Décadas ha controlado los mares pero sin ser el rey, sin conseguir nada. Y para ponerle la cereza al pastel, uno de esos falsos hijos se deja engañar y lo apuñala. ¡Morirá protegiendo a unos imbéciles como él! Aunque yo creo que la suya es una vida triste y vacía ¿no? —¡Detente! —¡No caigas en su juego Ace! —grita Izou. —El viejo nos ha dado un lugar donde vivir. No tienes idea de su grandeza. —Una persona que vive al margen de la legalidad no merece vivir vivir así que ustedes piratas no necesita ningún lugar. —¡Cierra la boca! —¡Barbablanca morirá como el perdedor que es! ¡No se merece otra cosa como el líder de una montaña de basura! —¡Barbablanca es el gran pirata que ha dado origen a esta era! ¡No te burles de la persona a la que debo mi vida! —se encendió en fuego. Corrí hacia los barriles —¡Esta es la era de Barbablanca! Oigo el suelo quebrarse y, poco después una explosión que logra encogerme del susto. Tengo recogidas las flores del Kenpopo. Son dos de diez y dos de quince. Mansherry dijo que debía darles cincuenta como mínimo. Tengo otros de a diez recogidos. Se me caen de los nervios. —¡Barbablanca y los idiotas que lo llaman padre compartirán el mismo destino como perdedores! Grita adolorido y llego con las manos llenas hasta la barandilla del barco para verlo extendido en el suelo.No es momento de estar temblando. —Te crees superior por tener una fruta de tipo logia. Las más poderosas de las frutas del diablo ¿verdad? Sólo eres fuego. Y yo el magma que consume el fuego. No tienes ninguna posibilidad contra mí. Aspiré sonoramente. —¡Ace! —dice Luffy y de tan débil que está cae sobre el suelo arrodillado. Un papel blanco escapa frente a él. El vivre card de Ace. Debo tomarlo en cuanto pueda. —El rey de los piratas, Gold Roger y Dragon, el revolucionario. Que los hijos de esos hombres se conciben hermanos es una idea aterradora. Su solo nacimiento es un delito. Puede que algunos se escapen, pero no permitiré que ustedes lo hagan. Y ahora verán. —¡Espera! —ruge Ace. Me detuve mentalmente.Aún no. Luffy intenta tomar la vivre card. Akainu salta sobre él. —¡Luffy! — grita desesperado advirtiéndole. ¡Aún no! Ace debe ser— Jadeo al verlo moverse. Ace se interpone en el camino y las perlas rojas de su collar se dispersan tal como lo recuerdo. Ahora. Todo se puso gris.

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