ID de la obra: 757

Ace’s Path I — “Cambiaré tu destino” — Portgas D. Ace

Het
NC-17
Finalizada
0
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
181 páginas, 50.533 palabras, 25 capítulos
Descripción:
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“Partida”

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—Piensan zarpar la siguiente semana, ¿no es así? —la señora Delia me pregunta desde la cocina. —¿En serio se irán? — pregunta Marie y yo juego con su coleta de caballo. No volvimos a hablar directamente del tema con Ace. No tengo la paciencia para hacerlo y, siendo completamente honesta, no me siento cómoda últimamente con él. No he vuelto a dormir en la cabaña. —Faber no me ha dicho dónde piensan ir. ¿Tienen alguna isla en mente? —Me gustaría ir a Water 7. Sólo que no hablé de ello con Alec aún. Es una isla conocida pero creo que es una isla hermosa. Quizás encadene a Ace en el barco. Debería desistir ir. Suspiré. Yo misma le dije a Ace que piense racionalmente. —Ven un momento Aloise. Chicos, vayan a sus piezas a jugar. Dejo a Marie y Noah en la sala para ir al comedor. Cuando la señora me ve llegar se hace a un lado y se limpia las manos colocándose en la posición que le llamo: "habla niña". —Aún no me arreglé con Alec. —Vas a estar días enteros encerrada con él sin poder ir muy lejos. Te conviene solucionar esto lo más pronto posible. Exhalé todo el aire que podría tener en mis pulmones tratando de calmarme. Realmente me había sacado de quicio. ¡Esa conversación la habíamos tenido más de quinientas veces y aún así no entiende nada! —A veces debemos ser nosotras quienes tenemos que dar el brazo a torcer. —En esto no lo puedo hacer. Arrugó los labios. Ese gesto solía hacerme mi madre. Qué testaruda eres por Dios. No sé qué te hizo Alec pero puedo ver que lo ha estado pensando mucho. Dale una oportunidad de que pueda arreglarlo. Tus defensas están muy altas Aloise. —Es un malagradecido. —me muerdo la lengua evitando hablar de más. Todos lo defendían sin saber mi parte de la historia. —Estás siendo muy dura. —He hecho mucho por él, más de lo que puede imaginar. —hizo un movimiento de cabeza y cerré la boca. — Lo siento. Pero es que sí. Quiere volver a ser pirata. — digo cruzándome de brazos. —Es un testarudo. Ya lo intenté de todo, fui sincera con él y le expliqué todo, arriesgué mucho para que él pueda vivir tranquilo y él quiere ir a arriesgar su vida y perderla. ¡Soy una tonta por involucrarme tanto con él, sabía que no debía hacerlo! —Deja de decir disparates, puedo notar que estás muy enamorada de él. —¿Estar enamorada sirve de algo? —Aunque no lo creas, sí. Servirá para que busques entenderte con él y las cosas funcionen. —Pues no está pasando. O al menos él no está enamorado de mí. —Oh, por favor. —No lo suficiente. —Está aprendiendo a hacerlo. Creo que Alec trata de conservar ambas cosas y no puedes culparlo por intentar. Yo también viví lo que tú estás viviendo ahora con Julen. —¿El señor Julen quería volver a ser pirata? —Así es. Fue muy difícil que soltara esa idea porque también está enamorado del mar, o quizás, de la libertad. Es por eso que te digo que le des tiempo y que le permitas expresar sus frustraciones, que quiera hacerlo no significa que lo hará. —No estoy tan segura de eso. Lo veo particularmente haciéndolo. —Sabe que va a perder considerablemente si lo hace. No lo sé. Lo que dijo hace días me dejó muy inquieta. Soy un pirata. Busco y consigo lo que quiero y no me detengo hasta lograrlo. No quiero salir lastimada. No quiero que me rompa el corazón. — me sorprenden mis propias palabras. —Se lastimarán una y otra vez, y después sanarán y crecerán. Es la base de toda relación. —Preferiría romperme el corazón de una vez y no seguir sufriendo. —Ese es el problema contigo. —me sobresalto ante su acusación. — Tu piensas en huir, él no. ¿Tienes un idea de la ansiedad que le causa eso? —¿Y debo quedarme a ver como desperdicia su vida y vivir la muerte de nuevo de alguien que amo? —¿Piensas reprimirte y llenarte de remordimientos o vas a entregarte por completo y vivir en paz? Esto no es que Alec vuelva a ser pirata, es tu miedo a la muerte. —¡Sí! ¡Es mi miedo a la muerte! ¡Es mi miedo a perderme a mi misma por amar! Ya vi lo que causa. No quiero vivirlo. Prefiero privarme a entregar mi vida a alguien que no valora la suya. —¿Por qué dices que no lo valora? Porque lo valora está arriesgándose a vivir. Quiere disfrutar de su vida Aloise y ahora no podrá hacerlo como lo desea. Intenta comprenderlo. —¡Lo comprendo pero...! No sé qué decir. No sé cómo defenderme. Tengo miedo. Prefiero marcharme antes. Soy una cobarde. Mi madre vivió parte de su adolescencia y hasta ahora con mi padre y él partió. Era un hombre activo, lleno de actividades y vida, energía y diversión, él era increíble. Su presión alta y su alimentación no ayudaban, se cuidaba un tiempo y luego lo dejaba. Lo perseguía, estuve detrás de él todos estos años y le pedí que razonara y se cuidara y no escuchó. Hasta que su corazón se detuvo. —¿Por qué no puede pensar en mí? ¿Por qué debo ir tras él si no piensa cambiar? ¿Por qué debo ser vulnerable por él si no lo valora? —Cariño... Escuchamos que juegan por el picaporte de la puerta ruidosamente y me entra una furia. Es evidente que lo hace a propósito. Camino hacia la puerta y veo al señor Julen a mi lado que al verme se sorprende y, como esperaba, Ace está a su lado evitando mirarme. —Aloise, ¿qué tal? —dice incomodo el señor Julen—. Vi a Alec frente a la puerta —Ace le abre los ojos para que se detenga— y lo invité a pasar. Eh... —Lo escucharon todo. —los encaro y me enfrento al señor Julen. —Una parte, sí. Ace no dice nada. No puedo identificar qué emoción pasa por su rostro porque evito mirarle mucho tiempo. —Bueno, al menos ya sabes cómo me siento realmente. — le digo. — Nos vemos señor, señora. Me retiro por hoy. Aparté a Ace de mi camino y, como lo había estado haciendo hace pocas semanas, me dirigí al pueblo. . . . . . —¿Tienen todo listo? —Sí mamá. Ya lo hemos subido todo. El señor Julen y su esposa, como también otras personas más del pueblo vinieron a despedirnos. Ace estaba ocupado ordenando y poniendo en condiciones el barco mientras nos daba tiempo para despedirnos. —Cuídense mucho. Entre ustedes. — dice y sé que lo dice por mí. —Claro que sí. Así será señora Delia. — responde Ellie emocionada. Podía notar que estaba haciendo un esfuerzo para no lagrimear. —¡Alec! —levanta la voz señor Julen y detiene a Ace que trasladaba una caja. — Protégelos con tu vida. Su atención cae un momento en mí y asiente. —Ni lo dude señor Julen. Intercambiamos abrazos y afecto por última vez antes de subir al barco. Marie y Noah moqueaban y lloraban horriblemente causándome mucha ternura. Los abracé con mucha fuerza antes de separarme de ellos, me habían proveído mucha paz y cariño todo estos meses que habíamos estado aquí. Veo que sacan un obsequio y me lo dan. —No te pelees mucho con Alec, ¿está bien? — dice Noah y detesto que tenga que ser eso lo que oiga antes de partir. —Mejor dime que me quieres mucho. —Te quiero mucho y te extrañaré mucho. —vuelve a lanzarse sobre mí. Marie no puede hablar y también se acerca a mí. —Siempre estén el uno para el otro, los hermanos deben protegerse y llevarse bien. —asienten con más lagrimas sintiendo el momento de partir. Faber se despide de sus padres y veo a Ellie un poco más allá con los suyos. Se me forma un nudo en el pecho y compruebo la emoción que he sentido últimamente de estos dos: envidia. —¿No te olvidas de nada en nuestra cabaña? — me pregunta Ace. —No, todo lo mío ya lo he subido. Ninguno se mira a los ojos. —De acuerdo. Suben los dos después y Ace baja para despedirse. El señor Julen le habla un poco y lo abraza, seguido de su esposa. A los niños lo levanta a cada uno y los hace girar, les acaricia la cabeza y los abraza por última vez. El señor Airton se acerca a él y hace una leve reverencia, lo cual me desconcierta pero Ace hace lo mismo. Sube poco después y empezamos a despedirnos con las manos. Ace va al timón y Faber sigue sus indicaciones. —¿Estás emocionada? — pregunto a Ellie abrazándola mientras observábamos a todos alejarse sin dejar de despedirnos. —¡Sí! No sé qué nos espera pero siento que al fin soy libre. Hace mucho que quería navegar por el mar. — dice sonriendo y yo le devuelvo la sonrisa. Mis ojos se posan en Ace. Su semblante ha cambiado. Se ve vivo, desprende felicidad y dicha mientras gira el timón y conversa con Faber. Completamente diferente al Ace del pueblo, de la cabaña. De nuestro tiempo juntos. Suspiro pesadamente y dejo que olor del mar y el ruido de las gaviotas ahogue mi sentimiento de soledad e inunde mi corazón de deleite.
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