ID de la obra: 760

Ace’s Path III — “Hacia el futuro”

Het
NC-17
En progreso
1
Fandom:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 14 páginas, 4.367 palabras, 2 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

“Adiós Samerah”

Ajustes de texto
—¡Ace! ¡Va hacia ti! Veo que se da la vuelta justo a tiempo cuando Aric levanta las manos para que lo levante. Se agacha a levantarlo y apoyarlo sobre su cadera mientras le habla con ternura. Aric me busca de vuelta y levanta las manos hacia mí por lo que la atención de Ace se redirige. —No se te queda quieto ¿verdad? Me acerqué a él y lo tomé de sus brazos para alzarlo. —Es igual al padre. A los un año completamente inquieto. Suspiro, ¿qué voy a hacer con él? Me sonríe ampliamente. Está orgulloso. —No es un halago ¿sabes? —Eso lo hace mejor. Le pongo los ojos en blanco. Se inclina a besarme la mejilla. —¿De qué están hablando? —Con Ace conversábamos de ir a una isla que se encuentra a tres semanas. Tenemos todos los suministros y Ellie y tú ya se encuentran mejor. Así que creo que es momento de dejar Samerah. —¡Al fin! —volteamos a ver a Zena que se une a cubierta con nosotros—. Ya era hora por el amor a ése arbol. No parece que sienta mucho amor por él. —¿No tendrías que estar ayudando a Noel y a Elijah? —Ya terminamos. Se fueron a ver cómo está Agatha. Están enamorados de ella. —¿Quién no se enamoraría de mi princesa? — Faber plantea dichoso. —Quiero ver qué pasará cuando Aric esté en la adolescencia —Zena se pone a jugar con Aric en mis brazos. Faber y Ace se miraron. Ace se echó a carcajadas ante la molestia de Faber. —No es gracioso. —Vamos, no sabemos qué pasará. Tú tranquilo. Le hace una mueca de disgusto. —Entonces chicos... ¿Cuándo dejamos Samerah? —Quizás dentro de una semana. Pondremos en condiciones el barco y zarparemos. —De acuerdo. Se lo informaré a Ellie. —Dame a Aric —le muestra sus manos al pequeño que se emociona lanzándose hacia él—. ¡Eso es! ¡Ven con papá mi campeón! ¡Mi pequeño clon! Negué con la cabeza. Era igualito a su padre, igualito. Hice una fotocopia idéntica. Supongo que las ganas fuertes que tenía de ser padre se canalizaron en él. —Es porque no me dejaste en paz —reclamo. —Y si tú no me dejas en paz ahora, vamos a tener a la nena igual a ti. —Ay, no quiero oírlos— nos corta Zena—. Y ni se les ocurra. Primero nos vamos de Samerah. Dejo a los tres chicos atrás y voy a la habitación de Ellie. Toco la puerta y poco después puedo pasar. —¡Hola! ¿Cómo amaneciste hoy? —la veo sentada en la cama. Noel está a su lado ordenando la mesa de luz. —Me siento mejor —dice ella. Se estaba recuperando de una gripe horrible—. Noel está dando todo de él para ayudarme a recuperarme rápido. —No hago nada realmente. Sólo estoy recordándote que consumas tu medicamento a tiempo. Le sonrío a Noel. —¿Necesitan algo? —No, sólo debe descansar. —Ace y Faber consideran que ya es momento de partir —anuncio. Noel se detiene en seco. Creo que sé que puede estar sintiendo. —¿Tan rápido? —responde él. Lo miro con compasión. Si no fuera por mi embarazo, hubiéramos partido hace tiempo. En realidad esto no está sucediendo rápido pero entiendo sus sentimientos. —Sabes que si quieres quedarte con tu familia puedes hacerlo. Es tu decisión qué hacer con tu vida, no la de alguien más. —No, sí, eso lo sé —dice limpiándose las manos por su pantalón de los nervios—. Quiero ir con ustedes, sólo tengo miedo de dejar a quienes quiero atrás. Mi familia pasa por mi mente y me obligo a tragar. —Lo comprendemos. Todos aquí hemos dejado a personas atrás y es doloroso, pero es parte de hacer nuestro propio camino. Y ellos siempre estarán cuidándonos y deseándonos ser felices. No es muy buen consuelo, pero nuestra vida transcurre frente a nosotros y debemos tomarla y vivirla. Sé que quieres conocer el mundo Noel, no pierdas tu oportunidad... —lo pienso un segundo—. ¿Podrían intercambiar cartas en el viaje? —propongo. Noel se ríe de mi propuesta —Gracias Aloise. Le froto la espalda en respuesta. Se abre la puerta abruptamente, Elijah nos ve a los tres emocionado —¡A que no saben! —Toca antes de entrar —le reclama Noel. —Sí, sí, bueno —dice entrando rápidamente al centro de la habitación—. ¿A que no se enteraron de la nueva noticia? —¿Qué? —preguntamos al unísono. Nos sonríe emocionado —¡Owi será el nuevo intendente! —nos lo quedamos viendo —¿Por qué no están sorprendidos? —Pues era la opción más probable luego de la doctora —explica Noel. —Ah. Entonces no les sorprenderá que el doctor Craus sea el vice. —¡¿Qué?! —Voy a hablar con Ace para largarnos de aquí cuanto antes —digo saliendo de la habitación justo para encontrarme con Ace frente a la puerta — Ace— —Lo oí. Nos vamos en tres días —Aric se ríe en sus brazos. Asentí. No iba a quedarme a ver una semana más en este loquero. . . .

¡Que los cumplas feliz,

Que los cumplas feliz,

En tu día dichoso,

Que los cumplas feliz!

Observo la torta de cumpleaños frente a mí con las velas encendidas. Levanto la vista y mi madre me sonríe. Papá está aplaudiendo detrás de ella mientras hace gestos divertidos con su rostro. Mis hermanos están aplaudiendo y chiflando para animar el ambiente, además de tamborear por sus muslos como si fueran a tenderme una sorpresa. El pecho me arde de alegría y siento una sonrisa ahogada con carcajadas. El amor se desborda de mi pecho adolorido. Recibo con ambas manos el pastel mientras pido un deseo. Volver a ver a mi familiay soplo. La vela no se apaga. Qué raro. Lo vuelvo a hacer. No sucede. Levanto la vista y mi padre ya no está. —¿Dónde está papá? —Apaga tu vela Aloise —dice mamá aun emocionada. No se ha percatado de que papá no está por aquí. Mis hermanos voltean a todos lados buscando algo por un momento, luego su atención vuelve a caer en mí. —¿Y papá? —repito y ellos finalmente parecen entender lo que estoy preguntando. Sus rostros caen en picada y un agujero negro consume todo a mi alrededor. Mi mamá mira para abajo y antes que pueda consolarla, uno de mis hermanos desapareció. ¿Qué? Por la periferia veo que también mi mamá. No. No, no, no. Camino hacia mi único hermano que queda y parece que nunca logro alcanzarlo. Estiro la mano para sujetar su remera— Y Keon me toma la muñeca. Abro los ojos al instante. El crujir del barco me tranquiliza poco a poco, mientras siento las sabanas y a Ace a mi lado, durmiendo. Trato de acompasar mi respiración pero la imagen vivida de mi familia se me atora en la garganta. Los extraño, me persiguen todos los días en las cosas cotidianas y a veces hasta en sueños. Es demasiado doloroso, me desgarra por completo y tengo que mirar a Ace o a Aric para comprender en qué presente estoy viviendo. Y es que cuanto más pasa el tiempo, más recurro a mi memoria. Uno no lo supera con el tiempo, sólo convive con la idea. Es como una herida mal curada: algunos días no eres consciente de que está ahí hasta que un mal movimiento hace que el dolor y la sangre fluya de él. Estoy bien. Puedo soportarlo. —¿Qué pasa? —murmura Ace dulcemente. —No me hables así. —digo a duras penas, aguantando todo lo que puedo. —¿Así cómo? — me mira en silencio, dejándome respirar — Ven — dice envolviéndome en sus brazos con delicadeza—, no llores. ¿Qué pasó? Me aferro a él mientras lloro en silencio. Sus manos ascienden y descienden acariciando mi cabello tratando de alguna manera hacerme sentir mejor. Me duele, me arde quema toda la garganta. Pasan los minutos y con ellos los miles de besos de Ace en mi frente para al fin poder calmarme lo suficiente. Me limpio las lagrimas con las manos y el me arregla el cabello de mi rostro. —¿Ya estás mejor? Asiento. —Soñé a mi familia —La caricia en mi mejilla hace que se reconstruya el muro que dejé caer. Lo abrazo del cuello y me apego a él —pero ya me siento mejor, gracias a ti. —¿Quieres hablar de eso? —No lo sé —suspiré—. Soñé que estaban festejando mi cumpleaños. Era un lindo sueño, pero el choque con la realidad... —Entiendo —suspira y me aprieta más a él. —Al final no pude evitar soñar con Keon. Su mano se detiene en cuanto lo digo —Eso es algo que podría haber evitado. —Claro que no —digo alejándome para ver el rostro. No parece convencido—. No podías haberlo sabido, ya hablamos de esto. —Igual me siento un poco culpable ¿okay? No quiero que te pase nada como para que —se calla. —Para que qué. —Cómo para que te arrepientas de estar aquí. —No me arrepiento de estar aquí —digo enderezándome en la cama. —Sí, ya sé— —No. No lo sabes —digo y el se endereza tambíen a mi lado —. Jamás me arrepentiré de estar contigo, de tener a Aric. Ustedes son mi familia Ace. En algún punto de mi vida en mi mundo, me iba a separar de ellos y hacer mi camino. Aunque nunca esperé que fuera de esta manera — digo bajando la cabeza—. Sólo los extraño a ellos, no extraño mi mundo. No dice nada a mi lado. Volteo a mirarlo y está pensativo. —Hablo en serio Ace. —Sí, lo sé. Le tomo el rostro con las manos para que me mire a los ojos —Conocerte a ti y vivir contigo es un milagro tan maravilloso que no lo cambiaría por nada. No sabes lo agradecida y bendecida que me siento en poder existir aquí —digo sonriéndole. —¿En serio es la gran cosa? —Oh, no tienes idea. Amo este mundo. —Pero amas estar más con nosotros. —dice mirando más allá donde se encuentra descansando Aric. Asentí y acerqué su rostro al mío. —Amo a mi pequeña familia. . . . Creo que jamás dejará de maravillarme. Samerah, quiero decir. Majestuosa en medio de la isla con sus hojas danzando por el viento. —Cuídate Aloise —dice Eugene. Sujetandome de los hombros—. No hagas nada imprudente ¿de acuerdo? Sigue ejercitando tu brazo. —Lo haré. Tu también no olvides descansar entre turnos. Ella me sonríe aceptando la culpa. Algunos del hospital, familiares y conocidos de los chicos han venido a despedirnos. Están felices por vernos partir pero el sentimiento de separación hace que todo se sienta ligeramente solitario. El abrazo de Eugene me quiebra un poquito pero correspondo de igual manera a su cariño. Nunca se hace fácil dejar atrás a alguien y las despedidas siempre fueron un martirio para mi sin embargo estoy aprendiendo. Sigo aprendiendo a permitirme amar y salir lastimada, porque duele querer. Es un dolor cálido cuando es correspondido y me hace sentir viva, me hace sentir que existo aquí y otros sienten lo mismo por mi. —No llores cariño —dice Eugene riéndose de mí. Yo le niego con la cabeza. Veo a Ace estrechar la mano de Owi para darle después un medio abrazo. Saluda poco después a los padres de Noel que le miran emocionados con las lagrimas cayendo por sus mejillas. Sus palabras de agradecimiento no dejan de escucharse y él los tranquiliza lo mejor que puede. —Recuerda evitar usar tus poderes. No dudes en volver aquí si me necesitas, aunque estemos en contacto por cartas vuelve pronto ¿sí? —Lo intentaremos —no puedo prometerle nada. Asiente dos veces y vuelve a abrazarme. Veo a Trevor acercarse a nosotras para despedirse de mí. —Cuídate Trevor. No causes problemas a tus padres ¿de acuerdo? —¡Eso es un hecho! —dice como si hubiera sacado un tema innecesario—. ¡Les deseo mucha salud y felicidad! Me río encerrándolo en un abrazo. Voy a extrañar a este chiquillo problemático. —¡Recuerde que ha empezado su camino como una leyenda! Ace voltea malhumorado hacia nosotros. Sigue sin hacerle gracia los comentarios del doctor Craus. Se acerca a mi a darme unas palmaditas para animarme. —Pues espero ya termine mi camino de ser leyenda con esta herida. —Tonterías —dice divertido—. Ahora empieza lo bueno. Que no sea alguna profecía. Me despido de los familiares de Noel asegurándoles que lo cuidaría como si fuera mi hijo, lo cual no es ninguna mentira ya que lo adoro con todo el corazón. Es el chico más sensible de los tres y cuidaré su nobleza toda mi vida. Veo a Zena y Elijah despedirse de la familia de Trevor. Son un montón de abrazos entrelazados encimados y entiendo la razón. No quieren soltar a la familia que los ayudó todo este tiempo. Por último, decimos adiós con las manos a todos los presentes subiendo al barco. Ace, Faber y los chicos ayudan para desamarrar y finalmente zarpar hacia un nuevo comienzo. Samerah se va alejando y los recuerdos de todo lo que hemos vivido se desarrolla frente a mis ojos. Casi dos años y meses desde que llegamos por Ellie y que conocimos a gente maravillosa. Aunque jamás esperé que nos encontremos con la fruta Yuki Yuki ni que volveríamos a relacionarnos con Doflamingo. Suspiré al recordar las calles y callejones de esta isla, que cuidó de mí y se aseguró de que mi hijo llegara sano y fuerte. Como Samerah será alto, tenaz y poderoso, arrasando con ferocidad por donde vaya y saliendo victorioso ante cualquier dificultad. Ese será el espíritu de mi hijo, Samerah me lo ha revelado. Escucho las pisadas detrás de mí y sonrío. Tendré a dos hombres cuidando de mí y llenándome de amor, por eso sólo puedo decir gracias. Gracias por todo Samerah. —¿Vas a extrañar la isla? Volteo a mirarlo sonriendo —Creo que después de todo sí.
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)