Alterno

—¡Chase! Sujeta la cuerda al meteorito y, cuando yo te diga, activarás la grúa. —¡Sí, jefe Ryder! —Chase se acomodó en el asiento de su auto de policía, listo para actuar. Ryder, en cambio, monitoreaba los cambios en la gran roca, la cual parecía palpitar cada ciertos segundos. —Marshall, necesito que apagues el fuego que está alrededor. Rápido.Marshall no tardó en llegar para ayudar, y una vez que el fuego se extinguió, se bajó del camión de bomberos para asegurarse de que todo estuviera en orden. Lo que no esperaba era tropezar con una piedra en el camino, lo que lo hizo caer y rodar por el gran cráter hasta llegar al meteorito y golpearse con él. —¡Marshall! —gritaron todos sus compañeros cachorros y su jefe. —Marshall, ¿te encuentras bien? —escuchó por el comunicador la voz dulce de Skye. —¡Estoy bien! Solo fue un pequeño tropiezo. Lo siento, chicos, no quería preocuparlos.La leve y nerviosa risa del dálmata tranquilizó un poco a todos. —¡Vamos! Te ayudaré a salir, Marshall. —Era Chase, quien ya se había colocado un arnés para poder bajar y rescatar a su compañero. Pero mientras el pastor alemán descendía el segundo arnés, el meteorito comenzó a brillar con fuerza. Tanto Ryder como Skye se dieron cuenta del extraño suceso. —¡Marshall, sal de ahí! —¡Marshall, ten cuidado! —¿Eh? ¿Qué...? —El dálmata volteó confundido, dándose cuenta de la situación en la que se encontraba. La luz se hacía cada vez más y más intensa.—Oh, no... —¡Marshall, corre! —El grito de su mejor amigo fue lo último que escuchó antes de ser cegado por la intensa luz.