Capítulo 1: Confesiones en la Sombra (reescrito)
12 de septiembre de 2025, 1:32
La biblioteca de Hogwarts era testigo de una escena que, años atrás, hubiera sido impensable. En una mesa grande, junto a la ventana que daba al lago negro, un grupo de estudiantes de distintas casas trabajaba en armonía. Ron Weasley y Hermione Granger estaban sumergidos en un pesado libro de Runas Antiguas, discutiendo amablemente sobre una traducción. Al otro lado, Pansy Parkinson, con su habitual aire de fastidio, pero sin malicia, corregía la postura de la pluma de Theo Nott, quien dibujaba distraídamente en los márgenes de su pergamino. Blaise Zabini observaba con una sonrisa burlona pero no desagradable, y en el centro, Harry Potter y Draco Malfoy discutían acaloradamente, pero con una chispa de diversión en los ojos, sobre las tácticas del último partido de Quidditch.
"—¡Pero si el barrido de escoba de Lynch fue claramente una falta!" argumentó Harry, golpeando suavemente la mesa con el puño.
Draco sonrió, un gesto genuino que solo reservaba para este grupo. "Tu romanticismo con los irlandeses nubla tu juicio, Potter. Fue una jugada arriesgada, no una falta. Aprecia la audacia."
"Audacia, le llamas. Yo le llamo temeridad," replicó Harry, pero devolvió la sonrisa.
El grupo era una burbuja de paz, un milagro forjado a base de madurez, conversaciones incómodas y la comprensión de que, después de la guerra, algunas divisiones ya no tenían sentido. Pero dentro de esa burbuja, dos corazones latían con un secreto agonizante.
Más tarde, en la sala común de Gryffindor, con Ron y Hermione como únicos testigos, Harry no pudo contenerse más. La presión en su pecho era demasiado grande.
"Necesito decírselos o voy a explotar," comenzó, corriendo una mano por su despeinado cabello. Ron dejó su tablero de ajedrez mágico y Hermione cerró su libro con un suave chasquido, dándole toda su atención.
"¿Qué ocurre, Harry?" preguntó Hermione, con su voz suave pero llena de preocupación.
Harry respiró hondo. "Es... es Draco." El nombre salió como un susurro cargado de electricidad. "Estoy... Merlin, esto suena una locura... estoy enamorado de él."
El silencio fue absoluto por un momento. Ron parpadeó, procesando la información. Luego, una sonrisa lenta y amplia se extendió por su rostro. "¡Por las barbas de Merlín! ¡Lo sabía! ¡Hermione, te lo dije! ¿Ves? ¡El modo en que se miran!"
Hermione exhaló aliviada y sonrió. "Harry, eso es maravilloso. Es obvio que él siente lo mismo por ti."
"¿De verdad? ¿De verdad lo creen?" La esperanza iluminó los ojos verdes de Harry, tan verdes como la maldición que una vez amenazó su vida. "Porque yo... no estoy seguro. A veces pienso que sí, que me mira de una manera... diferente. Pero luego vuelve a ser el Malfoy sarcástico de siempre y lo dudo todo."
"Es su mecanismo de defensa, Harry," dijo Hermione con autoridad. "Claro que siente lo mismo. Hasta Pansy me lo ha insinuado."
"¿En serio?" Harry casi saltó de la butaca. "Entonces... entonces voy a hacerlo. Mañana. Después de la clase de Pociones. Le pediré que hablemos a solas y se lo diré."
Ron se levantó y dio una palmada en el hombro a su mejor amigo. "¡Eso es, hombre! ¡Por fin! Invítalo a Hogsmeade o algo. ¡Le encantará!"
Al mismo tiempo, en las frías y lúgubres mazmorras de Slytherin, una confesión similar tenía lugar. Draco, pálido y con los nervios a flor de piel, se paseaba frente a la chimenea donde Pansy, Blaise y Theo estaban cómodamente sentados.
"—no puedo seguir así, Pans. Cada vez que me sonríe, siento que me falta el aire," confesó Draco, deteniéndose finalmente. "Es ridículo. Patético. Un Malfoy no debería... pero es Potter."
Theo levantó una ceja. "¿Y qué tiene de malo que sea Potter? El muchacho que vivió, el salvador del mundo mágico... no es una mala conquista, Draco."
"¡No se trata de una conquista, idiota!" espetó Draco, pero sin fuerza. "Se trata de... de él. De su maldita cabellera desordenada, de sus horribles gafas redondas, de su estúpida e incorregible nobleza." Su voz se quebró. "Lo amo. Ya lo dije. Estoy perdidamente enamorado de Harry Potter."
Pansy se levantó y colocó sus manos pequeñas pero firmes sobre los hombros de Draco. "Ya lo sabemos, Draco. Todo el mundo lo sabe, excepto él. Tienes que decírselo."
Blaise asintió con solemnidad. "La duda te está consumiendo. Mírate. Has dejado de insultar a los de primer año, apenas comes... es preocupante. Declárate."
"Mañana," murmuró Draco, decidido. "Después de Pociones. Lo llevaré a ese patio tranquilo cerca de la torre de Astronomía. Es el lugar perfecto. Allí se lo diré."
~~~~
Van a llorar seguramente....no me odien.
Se que dije que todas mis historias tendrían finales felices...p
ero no me pude resistir.
Atte: C. Sanchez ✨