ID de la obra: 782

Fem Ging one-shots

Het
R
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planificada Mini, escritos 19 páginas, 6.525 palabras, 4 capítulos
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Ciertamente inesperado

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Fue en una de las reuniones del presidente cuando todo estalló. Estaban teniendo sus discusiones sobre el examen del Cazador cuando Kanzai planteó la siguiente cuestión:   -¿Deberíamos prohibir la entrada de omegas en el examen?- En cuando dijo eso, la hecatombe no tardó en llegar.   Algunos como Botobai Gigante, Saccho Kobayakawa, Saiyu y el mismo Kanzai estaba a favor de prohibirles la entrada.   Otros como Cheadle, Geru, Mizaistom Nana y algunos más defendían que eso era altamente discriminatorio.   Pariston solo disfrutaba en silencio el caos. Ging dormía.   O al menos, fingía hacerlo.   Llego un punto en el que se les fue tanto de las manos que algunos alfas empezaron a dejar salir su aroma como instinto dominante. Entonces y solo entonces, el presidente intervino.   Más que meterse directamente, levantó una mano y dejó salir un poco de su aura, bastó para que captaran el mensaje.   -Veamos, ¿Por qué creéis que los omegas no deberían participar en el examen?-   -Bueno, en el examen del Cazador cada uno entra bajo su propio riesgo de lo que les pudiera pasar, pero para los omegas hay un riesgo mayor. Ya que la mayoría de los que aspiran a ser Cazadores son alfas, no sería raro que algunos se aprovecharan de un omega herido para marcarlo, aparte de que por naturaleza son más débiles y les sería mucho más difícil pasar el examen-   Acabó su discurso, pero cuando la parte defensora se disponía a contestar, escucharon un resoplido en la sala.   -Menuda chorrada-   Se giraron para ver quien les había interrumpido. Ging los miraba recostada en su asiento, con el turbante apunto de cubrirle los ojos y el mentón apoyado en un pecho.   -¡¿Perdona?!- Kanzai se oía ofendido.   -¿No estabas dormida?- Pariston no se molestó en ocultar la diversión en su voz.   -Si estaba dormida, pero gracias a unos idiotas que no saben controlar sus hormonas me desperté- Ahora se dirigió a Kanzai- Digo que el simple hecho de plantear la cuestión es estúpido. La gracia del examen del Cazador es que cualquiera puede tomarlo sin importar su raza, sexo o edad; si puede encontrar el lugar del examen, pueden tomarlo; y si pueden pasarlo, pueden ser Cazadores. Si lo que os preocupa es que sean demasiado débiles, tenemos un montón de seudoexaminadores que los llevan a la ciudad encargados de eso, quitar la morralla. No hay ninguna razón para prohibir que los omegas entren al examen, teniendo en cuenta que hay niños que apenas se han presentado tomando y pasando el examen-   Ging acabó su discurso y volvió a acomodarse para su siesta. Los demás zodiacos se quedaron en shock, ninguno se esperaba que precisamente ella interviniera. Recuperándose de la confusión, Cheadle se apresuró a tomar la palabra y aprovechar el silencio que se había creado.   -Ging tiene razón. Si asumimos que los omegas son débiles por el simple hecho de serlo; también debemos asumir que los alfas son fuertes por solo serlo; y los betas, ¿qué somos?, ¿nada?. Es demasiado sesgado-   Netero asintió con la cabeza- Debo estar de acuerdo con ellas. Sus argumentos superan con creces los vuestros, que se basan más bien en viejos prejuicios. Los omegas no son débiles por solo serlo, sino porque no les dejan desarrollar su potencial. Teniendo en cuenta que hay uno entre vosotros, que fuisteis seleccionados por vuestra fuerza en diversas áreas, no tiene sentido-   El presidente acababa de dar un gran discurso, pero la gente solo prestó atención a la última parte.   -¡¿QUÉ!?- El grito colectivo fue suficiente para que Ging tuviera que taparse los oídos y frotarse las sienes. Miro con furia al viejo Netero, que le envió una sonrisa divertida; su segundo sexo no era exactamente un secreto, solo una información omitida.   Pariston solo miraba a Ging con los ojos apagados y una leve sonrisa. Por supuesto, el rubio sabía de su condición, se habían acostado una que otra vez. (Aún no sabía si esa era una de las mejores o peores decisiones de su vida)   -¿Quién es?- Pidió saber Geru. Esa pregunta apagó todas las discusiones e hizo que los zodiacos miraran a su presidente, expectantes.   El anciano les dio una sonrisa traviesa- No me corresponde a mi decíroslo- Y salió de la habitación.   Estallaron otra ristra de quejas. Kanzai se levantó de su asiento- Pues nos tocará averiguarlo a nosotros mismos. Empecemos descartando lo obvio, ¿Cheadle?-   La mujer peliverde se quedó unos segundos sin saber a lo que se refería su compañero, hasta que lo entendió y se puso roja como un tomate- C-Claro que no. Si lo fuera no lo ocultaría-   El otro levanto las manos en signo de paz- Solo digo que como fuiste la primera en saltar a defenderlos era lógico pensar que podrías ser tú. ¿Puedes mostrarnos tu olor?-   En ese momento se dieron cuenta de que tanto Ging como Pariston se habían levantado y se dirigían a la puerta.   -¡Oye!, ¿A dónde se creen que van?-   -Me temo que esta conversación no tiene nada que ver con lo que vine a discutir. Debo retirarme- Respondió Pariston pomposamente.   Ging solo bostezó- Yo ya di mi opinión del asunto y honestamente esta reunión se ha puesto aburrida-   Y ambos salieron por la puerta.   Ya en el pasillo, Pariston y Ging caminaba juntos en un espeso silencio, esperando que el otro empezara a hablar o que llegaran a su destino.   -¿Cuánto crees que tarden en darse cuenta?- Pariston no podía estar sin hablar, como era obvio.   -No creo que se den cuenta ellos mismo, tendría que oírlo de mi o de otras personas. Parece que descartan la posibilidad de que yo sea una omega por el hecho de que abandoné a Gon, todo el rollo del instinto maternal-   -¡Oh! Pero eso no te hace menos omega, Ging-san- La sonrisa del rubio se oscureció y parecía más una expresión verdadera (Las había visto muy pocas veces, por lo general en el sexo)- El concepto de la biología de los omegas está bastante atrasada, en mi opinión-   -Eso es verdad- Aceptó- Creer que solo somos unos animales sin raciocinio, que abrirían las piernas al primero que pase…-   -Una afirmación estúpida. Todavía recuerdo lo que me costó llegar a ti la primera vez…- Se rio entre dientes.   -Yo también me acuerdo, eras un pesado, lo sigues siendo. Hablando del tema, ¿asumo que quieres sexo por la mano en mi trasero, o solo estas aburrido?-   -Un poco de las dos, ¿te molesta?-   Tras pensarlo un poco decidió que no, ese tacto cálido tan raro en Pariston que sentía en su retaguardia no la molestaba, y así se lo hizo saber.   //////   Una semana después de esa reunión, Ging estaba en su refugio temporal en el bosque y sentía que se derretía. Su celo la había atrapado antes de lo esperado, por lo que, en lugar de encontrarse en la seguridad de una cueva en medio del bosque, estaba en un lugar demasiado cercano a la ciudad para su gusto.   Vestía una camiseta de tirantes blanca sucia que le tapa el culo con las justas, toda empapada del sudor de la castaña haciéndola casi transparente, dejando ver que Ging no llevaba nada más, pero le daba jodidamente igual, no iba desnuda por respeto a las enseñanzas de su abuela.   Sudaba por todos los poros de su piel mientras se bebía su décima botella de agua fría, que le servía para hidratarse de todo lo que estaba perdiendo, que a su vez se convertía en más sudor; tan putamente genial. Su cabello negro se expandía salvajemente detrás de su espalda en una forma espinada mucho más pronunciada de lo habitual; por alguna razón, le molestaba enormemente tener su cabello atado durante su celo, no sabía la razón, por lo que simplemente lo descartó como otra cosa rara que hacía su cuerpo duran esa loca época del mes.   De repente, el timbre sonó y Ging se paró en seco. Se llevó la mano a la boca para acallar sus propios jadeos y rezó porque la condenada persona al otro lado de la puerta se largará. Sabía que tenía un olor más fuerte que el de la media, lo descubrió en su primer celo cuando unos alfas adultos se presentaron en su puerta atraídos por el olor, por eso se encargó de perfumar muy bien todos los lugares en los que se quedaba, para casos como estos.   -¡Ging, sé que estás ahí!, ¡esta no es una junta de que puedas librarte!- La voz de Cheadle le llegó desde el otro lado y su sangre hirvió.   Oh mierda, oh santa mierda. De entre todos los momentos que podía elegir para venir a buscarla eligió este. Cheadle le caía bastante bien dentro del zodiaco, de verdad, pero había un limitado número de personas que podía descubrir sus escondites sin cabrearla, y en ese estado la lista se reducía aún más.   Y estaba enfadada. Joder si lo estaba.   Soltando gruñidos más animales que humanos, caminó hacía la puerta con fuertes pisotones y abrió la puerta bruscamente.   -Lo siento, pendeja. Pero como ves, ¡no estoy en condiciones de ir!- Le soltó en la cara al tiempo que se ponía la mano en la cadera. Disfruto enormemente como la cara de la otra mujer se desfiguraba por el shock. El shock de verla enfadada, el de su olor y la revelación de su sexo, el de como vestía; todo eso se juntó en que estuvo casi medio minuto con los ojos abiertos en la puerta de su casa. Ging se apoyó en el marco de su puerta, resoplando con impaciencia a que la otra se desparalizase.   Por fin, recuperó el sentido- ¡GI-GI-GING!, ¡¿ERES UNA OMEGA?!- Se puso las manos en los oídos para frenar la inminente migraña, sus sentidos estaban sensibles.   -No, soy un unicornio. ¡quieres no gritar!- Se hizo a un lado permitiendo a la chica-perro pasar, esta lo hizo sin darse cuenta mientras murmuraba para sí.   Cheadle se paró en medio de la sala, se llevó las manos a la nariz y se giró para ver a Ging que respiraba agitadamente.   -¿Estás en celo?- Le preguntó delicadamente.   -¿Tú que crees?, ¿te parece que podría ir a algún sitio con este aroma tan fuerte?- Estaba siendo más agria que de costumbre, pero realmente no podía culparla, se estaba acercando otra ola.   -¿Y qué haces aquí?, deberías haberte construido un nido en algún lugar más seguro, o ir a los centros de ayuda…-   -Y una mierda- Negó rotundamente- No pienso ir a ninguna de esas incubadoras gigantes para omegas calientes, no soporto estar rodeada de tanta gente y menos ahora. Este no es exactamente el lugar propicio para mi celo, pero no es culpa mía que se haya adelantado. Llevo teniendo celos desde los 13 años y puedo asegurar que se lidiar con ellos yo sola-   Nada más decir estas palabras, una ola de calor recorrió su cuerpo y la obligó a caer sentada. Desde su sitio en el suelo vio como la nariz de Cheadle se ensanchó y vio sus ojos cambiar. Suspiró al saber que había entrado en modo médico.   En dos grandes zancadas, llegó hasta Ging y en una asombrosa demostración de fuerza la levantó del suelo y la tumbó en el sofá, Ging chilló internamente sabiendo que no se desharía de ella hasta que considerara que estaba “estable”.   //////   Media hora después y con una bolsa de hielo en la cabeza Ging observaba a Cheadle que se dejaba caer en una silla cercana.   -De entre todas las cosas que me esperaba cuando toque tu puerta, esta sí que me ha sorprendido- Soltó una pequeña risa- Ging, la omega-   -¡Oh vamos!, ¿es tan difícil de creer?-   -Bueno, es verdad que tienes las características físicas de uno- Le echó una mirada significativa a sus caderas y pechos que Ging fácilmente ignoró- Pero con esa ropa de vagabunda es casi imperceptible, para las pocas veces que te quitas esa cosa podrías pasar como una beta pechugona o incluso una alfa-   Eso la hizo reír con ganas, nunca hubiera pensado que Cheadle usaría ese tipo de vocabulario, lo atribuyó a que aún no procesaba todo lo ocurrido.   -Pero tu actitud no concuerda con el molde establecido- Continuó como si no la hubiera oído- Despreocupada, desapegada, tan poco maternal, nunca te vi reaccionar ante las hormonas de los alfas. Puedo ver como nadie, ni siquiera los médicos como yo, nos dimos cuenta-   -Que puedo decir, entrar en el estereotipo no es lo mío. Eso también es porque la información y la medicina respecto a los omegas está muy atrasada, es culpa vuestra-   Cheadle le dio una sonrisa cómplice- En eso tiene razón. Cambiando de tema, me voy a tener que ir a la reunión, pero ellos ya saben que vine a buscarte, ¿qué les digo?-   -La verdad- Respondió de inmediato- Mi condición de omega nos es un secreto, solo es algo que no han descubierto-   Algo sorprendida, Cheadle asintió. Cuando se despidió y se fue, Ging caminó a su cocina con un suspiro, buscando una pastilla anticonceptiva. Si su previsión de los hechos era correcta, podía esperar a Pariston en su puerta dentro de poco.
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