Capítulo 13
                                                    12 de septiembre de 2025, 21:16
                                            
                Capítulo 13
El sol brillaba en lo alto del cielo, iluminando la ciudad con su radiante luz. Para cualquiera, era un día normal de fin de semana, pero para mí, Issei Hyoudou, este era el día más importante de mi vida.
"Finalmente... mi primera cita con una chica hermosa."
Me repetía esas palabras una y otra vez mientras caminaba hacia el punto de encuentro, un parque cerca del centro de la ciudad. Mi corazón latía con fuerza, una combinación de nervios y emoción recorriendo mi cuerpo. Mis amigos Matsuda y Motohama habían quedado destrozados cuando les conté sobre mi cita, pero eso solo hizo que mi victoria fuera aún más dulce.
"Soy el primero en tener una cita... y con una belleza."
Me detuve cerca de una fuente, revisando mi reflejo en el agua. Había intentado arreglarme lo mejor posible: una camisa casual, pantalones bien elegidos y hasta había usado un poco de colonia. Tenía que dar una buena impresión.
Entonces, la vi.
Yuuma-chan caminaba hacia mí con una sonrisa dulce y encantadora. Su largo cabello negro ondeaba con el viento, y sus ojos violetas reflejaban una calidez que me hizo sentir afortunado. Vestía un hermoso vestido azul oscuro que resaltaba su figura, y en cuanto me vio, agitó la mano con energía.
"Issei-kun~! Lamento la espera."
Mi corazón dio un vuelco. "N-No, para nada. Acabo de llegar."
Ella se rió suavemente y se acercó más. "Me alegra mucho que hayas venido. Quiero que hoy sea un día especial para los dos."
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Eso sonó... extraño, pero en mi emoción lo ignoré.
"Claro! Hagamos que sea el mejor día."
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El parque estaba lleno de vida. Familias paseaban, parejas disfrutaban del clima y los niños jugaban alrededor de la fuente central. Issei no podía creer que una chica tan hermosa estuviera caminando a su lado.
"¡Esta es la mejor oportunidad de mi vida!" pensó, mientras miraba de reojo a Yuuma-chan.
Ella se detuvo frente a una tienda de accesorios y miró a Issei con una sonrisa.
“¿Podemos entrar?” preguntó con dulzura.
“¡Por supuesto!” respondió de inmediato.
Dentro de la tienda, Yuuma examinaba collares, anillos y pulseras con curiosidad, mientras Issei intentaba mantener la compostura.
“¿Cuál crees que me quedaría mejor, Issei-kun?” preguntó, sosteniendo dos collares.
Uno tenía un pequeño corazón de plata y el otro, una luna azul brillante.
Issei tragó saliva y señaló el de la luna.
“Creo que esa combina más contigo.”
Yuuma lo miró fijamente y sonrió. “Entonces me lo quedaré.”
Cuando salieron de la tienda, Yuuma entrelazó su brazo con el de Issei de forma natural.
"¡Santo cielo, me está tocando!" pensó él, con el corazón acelerado.
“¿Quieres ir a la feria? Parece que hay muchas atracciones.”
“¡Sí, claro!” dijo Issei emocionado.
Al llegar, la feria estaba repleta de luces y música. Yuuma se dirigió directo a un puesto de tiro al blanco.
“¡Quiero ese peluche!” exclamó señalando un gran oso de felpa.
Issei, motivado por el deseo de impresionarla, tomó la escopeta de aire comprimido y apuntó. Falló los primeros dos disparos, pero en el último logró dar en el blanco.
El dependiente le entregó el peluche a Yuuma, quien lo abrazó con alegría.
“¡Gracias, Issei-kun! Eres increíble.”
El rostro de Issei se puso rojo como un tomate.
Después de pasar por algunos juegos mecánicos y atracciones, decidieron comer algo. Se sentaron en un banco con un par de crepas en la mano.
“Issei-kun, tienes crema en la cara.”
Antes de que pudiera limpiársela, Yuuma se inclinó y pasó su dedo por su mejilla, llevándoselo a los labios.
Issei casi se desmaya en ese instante.
“¡Es demasiado linda! ¡Esto es como un sueño!”
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La cita transcurrió de manera casi perfecta. Caminamos por el centro de la ciudad, visitamos varias tiendas, e incluso pasamos por una tienda de postres donde Yuuma insistía en compartir un helado conmigo. Me sonrojé varias veces cuando se acercaba demasiado o me tomaba del brazo sin previo aviso.
"Issei-kun, eres muy divertido," dijo Yuuma entre risas mientras terminábamos de recorrer una tienda de regalos.
"¡Jaja! Bueno, supongo que es un talento natural."
Ella inclinó la cabeza con una expresión juguetona. "Sabes, me alegra haber salido contigo hoy. Me lo he pasado muy bien."
Mi corazón latía con fuerza. Es ahora o nunca...
"Yuuma-chan, yo..." Comencé a decir, pero ella colocó un dedo en mis labios, callándome suavemente.
"Shh... Issei-kun, aún falta la parte más especial de nuestra cita. Vamos a un lugar más tranquilo."
Terminamos en un parque solitario, lejos del bullicio de la ciudad. A esa hora, el sol comenzaba a ocultarse, pintando el cielo con tonos anaranjados y rojizos. El ambiente era perfecto, el escenario ideal para una confesión amorosa.
Me giré hacia Yuuma, con la determinación de decirle lo que sentía.
Pero su expresión había cambiado.
Su dulce sonrisa se había desvanecido, y en su lugar, una frialdad indescriptible cubría su rostro. Sus ojos brillaban con algo... inhumano.
"Issei-kun..." su voz sonaba más profunda, casi como un eco. "Antes de terminar nuestra cita... ¿puedes hacerme un favor?"
Mi cuerpo se tensó instintivamente. "¿Q-Qué favor?"
Ella sonrió, y sus ojos se tornaron oscuros. "Muere por mí."
Antes de que pudiera reaccionar, algo afilado atravesó mi estómago.
Mi vista se nubló. Miré hacia abajo, viendo una lanza de luz perforando mi abdomen. El dolor fue inmediato, abrasador. Mis piernas perdieron fuerza y caí de rodillas.
"¿Por... qué...?" logre susurrar mientras la sangre brotaba de la herida.
Yuuma me observaba con frialdad. "No te preocupes, solo estás cumpliendo tu propósito. Adiós, Issei-kun."
Mi cuerpo cayó de espaldas, y la oscuridad comenzó a envolver mi visión. Voy a morir...
"¿Es así como termina mi historia?"
El frío se extendía por mi cuerpo. Mi sangre empapaba el suelo bajo mí, robándome el calor de la vida. Mi visión se oscurecía poco a poco. Mis extremidades no respondían.
La muerte estaba a segundos de alcanzarme.
"No... No quiero morir..."
Quería moverme. Quería levantarme. Quería vivir. Pero mi cuerpo no obedecía. Solo un profundo vacío se extendía dentro de mí.
El miedo.
Era como si toda mi existencia se desvaneciera. Como si mi alma ya estuviera dejando este mundo.
"¿Por qué? ¿Por qué yo? Ni siquiera he hecho nada importante... Nunca besé a una chica... Nunca fui un héroe... Ni siquiera fui alguien especial..."
Todo se oscurecía. Todo desaparecía.
"¿Eso es todo?"
Fue entonces cuando una voz resonó en la nada.
"Si realmente quieres vivir, entonces deja de aferrarte al miedo y pelea."
Mi respiración se detuvo.
Desde la nada, dos figuras emergieron frente a mí, sus siluetas recortadas contra la luz del atardecer. Uno era un niño de cabello blanco con pequeños cuernos en la frente. La otra, una niña de cabello negro atado con un lazo morado. Los mismos niños que vi en el parque.
El niño de ojos rojos me observó con indiferencia.
"¿Vas a morir así de patético?"
La niña, con su voz carente de emoción, agregó:
"Si tu determinación de vivir es real, entonces despierta."
Algo dentro de mí reaccionó.
Una chispa.
Un rugido.
"¡No quiero morir!"
De repente, miles de imágenes pasaron por mi mente. Mis padres. Mis amigos. Mi vida ordinaria. Y ahora, todo se estaba desmoronando.
"¡No puede terminar aquí!"
Un calor ardiente explotó en mi pecho.
No sabía qué era, pero era familiar. Como si siempre hubiera estado dentro de mí, esperando este momento.
"Si tengo un poder... si hay algo dentro de mí... ¡ENTONCES DÉJAME USARLO!"
Mis dedos se contrajeron. Mi respiración, antes entrecortada y débil, comenzó a estabilizarse.
Los niños frente a mí no dijeron nada. Solo me miraban. Como si estuvieran esperando.
Y entonces…
Lo sentí.
Un rugido desgarró la oscuridad, resonando en mi alma.
Mis ojos se abrieron de golpe.
Un brillo rojo intenso iluminó mi brazo derecho.
Los fragmentos de mi conciencia se unieron en un solo grito.
"¡No me rendiré!"
Y en ese instante, un extraño guantelete apareció en mi mano.
Una garra roja con detalles doradas y una joya esmeralda brilló con intensidad, latiendo con una energía feroz.
Y luego, una voz profunda resonó dentro de mí.
"Hmm... finalmente despiertas, mi portador."
Mis labios se separaron, mis pulmones se llenaron de aire, y la desesperación se convirtió en una única certeza.
Yo no iba a morir.
❅──────✧❃✧──────❅•
Mientras Issei despertaba su Sacred Gear, algo tenso ocurría en la Academia Kuoh.
Dentro del Club de Investigación Oculta, Rias Gremory y Sona Sitri, junto a sus respectivas noblezas, estaban siendo retenidas.
Izayoi Saigou se encontraba sentada con una expresión relajada, pero el aire en la habitación era pesado, opresivo. A su lado, Kuroka Toujo, con los brazos cruzados, la observaba en silencio.
Pero lo que realmente paralizaba a todos era la intensa sed de sangre que emanaba de Izayoi.
No era una energía demoniaca. No era magia. Era un instinto asesino puro y afilado.
Akeno intentó moverse, pero su cuerpo no respondía. Kiba, Shirone, Momo, Saji, Tsubasa, Kusaka, Tomoe y Tsubaki, estaban completamente congelados, con los músculos tensos por el miedo.
Incluso Rias y Sona, quienes tenían una gran resistencia a la presión de poder, sentían que el aire les faltaba.
“¿Qué… es esto?” murmuró Rias, respirando con dificultad.
Izayoi abrió un solo ojo y sonrió con burla.
“Oh, ¿esto? Solo un pequeño truco para mantenerlos quietos. No se preocupen, no voy a matarlos… hoy.”
Su tono era juguetón, pero la amenaza era real.
Kuroka suspiró, sin mostrar incomodidad alguna. La diferencia entre ella y los demás era clara.
“Nyaa~. No exageres, Izayoi. No queremos que se desmayen antes del espectáculo.”
Izayoi dejó escapar una ligera carcajada y relajó un poco su presencia, permitiendo que los cuerpos de todos recuperaran movilidad.
Rias se tambaleó ligeramente, pero se mantuvo firme.
“¿Por qué hacen esto?” exigió, con la ira contenida en su voz. “¡Issei Hyodou está en peligro!”
Izayoi la miró con diversión.
“Exacto.”
Rias frunció el ceño, sin comprender.
“Esta es su prueba,” continuó Izayoi, apoyando un codo sobre su rodilla y descansando su mejilla sobre la palma de su mano. “Si realmente es el Sekiryuutei, entonces que lo demuestre.”
Kiba entrecerró los ojos, analizando sus palabras.
“¿Quieres decir… que sabían lo que iba a pasar?”
Kuroka ladeó la cabeza y sonrió.
“Nyaa~. Vamos, no es tan complicado. Hace tiempo se rumoraba sobre la existencia del nuevo Sekiryuutei. Solo queremos saber si de verdad merece ese título que tantas leyendas han temido.”
Akeno apretó los puños.
“¿Y si muere?”
Izayoi se encogió de hombros.
“Si muere, significa que no valía la pena desde el inicio.”
Silencio.
Las palabras de Izayoi eran crueles, pero lo peor de todo… era que realmente lo creía.
Rias sintió su sangre hervir.
“¡No eres quien para decidir eso!”
Izayoi sonrió de nuevo, pero esta vez, con un brillo en sus ojos.
“No necesito decidir nada. Solo observo.”
En ese momento, un latido profundo resonó en el aire.
El ambiente en la habitación cambió.
Una energía carmesí estalló en la distancia.
Rias sintió un escalofrío.
Sona, por primera vez, abrió los ojos con sorpresa.
Akeno llevó una mano a su pecho, sintiendo una vibración dentro de ella.
Todos ellos sintieron el estremecedor despertar de una fuerza poderosa.
Kuroka entrecerró los ojos.
“Nyaa~. Parece que el Sekiryuutei-san sobrevivió.”
Izayoi mostró una sonrisa de pura emoción.
“Oh… esto se puso interesante.”
Rias no lo dudó ni un segundo más.
Su aura estalló, desapareciendo de la habitación en un destello de poder demoniaco.
Sona, aunque más controlada, la siguió de inmediato.
Kuroka suspiró, metiendo las manos en las mangas de su kimono.
“Bueno, eso fue más rápido de lo que esperaba.”
Izayoi se levantó lentamente, con una chispa en sus ojos.
“Ahora… veamos si ese poder es real.”
El Sekiryuutei había despertado.
El sonido de un par de pisadas resonó en el parque.
Rias Gremory apareció primero, envuelta en su energía demoniaca, con los ojos encendidos por la urgencia. Sona Sitri llegó un segundo después, con su expresión fría, pero con una chispa de incertidumbre en sus ojos.
A su alrededor, el resto de sus nobles aterrizaron en el lugar, dispersándose rápidamente para analizar la zona.
Pero en el momento en que Rias levantó la vista… se congeló.
“… ¿Qué?”
El lugar estaba intacto.
El suelo estaba en perfectas condiciones, los árboles se mecían suavemente con la brisa nocturna, y no había ninguna señal de batalla.
Ni rastros de Issei Hyodou.
Akeno frunció el ceño, sintiendo la piel erizarse.
“Pero… aquí es donde sentimos la explosión de poder.”
Kiba miró a su alrededor con la mano sobre la empuñadura de su espada.
“No hay señales de lucha… ni de que alguien haya estado aquí recientemente.”
Koneko se inclinó, tocando el suelo con la palma de su mano. Sus orejas temblaron ligeramente.
“Nada… No hay huellas, no hay olor. Como si nadie hubiera estado aquí jamás.”
Rias apretó los dientes.
“No puede ser… Su poder estalló aquí.”
Sona, con una mirada severa, levantó la mano y comenzó a analizar el área con magia.
“Esto no tiene sentido. Un poder de esa magnitud debería haber dejado algún rastro residual… Pero no hay nada.”
Su nobleza también estaba desconcertada.
Tsubaki Shinra, la Reina de Sona, utilizó su espejo encantado para detectar magia en el área, pero frunció el ceño al no encontrar ningún rastro.
“Sona-sama… esto no es normal. Un Sacred Gear no debería poder ocultar su presencia tan perfectamente.”
Momo Hanakai, la Torre de Sona, miró alrededor con una expresión confusa.
“Esto es… como si Issei Hyoudou nunca hubiera estado aquí.”
Reya Kusaka, la Alfil, cerró los ojos, tratando de rastrear cualquier energía restante.
“Ni siquiera hay residuos de poder en el ambiente…”
Saji tragó saliva, sintiendo el sudor frío en su espalda.
“¿Es posible que… se haya desvanecido?”
Las palabras de Saji hicieron que todos sintieran un escalofrío.
El Sekiryuutei no solo había despertado… sino que había desaparecido por completo.
"Eso no tiene sentido. Ocurriría lo mismo que en el pasado cuando una parte del Inframundo se desvaneció por el descontrol del Sekiryuutei. Así que Issei Hyodou sigue vivo", declaró Rias con firmeza.
Pero entonces… ¿dónde estaba?
Detrás de ellos, dos figuras llegaron caminando tranquilamente.
Izayoi Saigou tenía los brazos cruzados y una sonrisa divertida en su rostro.
“Bueno, bueno… esto sí que no lo esperaba.”
Kuroka, con sus manos en las mangas de su kimono, miró a su alrededor con curiosidad.
“Nyaa~. Parece que Issei Hyodou hizo algo interesante.”
Rias giró bruscamente hacia Izayoi.
“¿Sabes lo que paso aquí?”
Izayoi levantó las manos en un gesto de inocencia.
“Hey, hey, no me mires a mí. Solo vine a ver el resultado… pero parece que nuestro Sekiryuutei decidió volverse un fantasma.”
Sona frunció el ceño.
“¿Insinúas que él mismo provocó su desaparición?”
Izayoi se llevó una mano a la barbilla, pensativa.
“No lo sé… pero si lo hizo, eso significa que ya está usando su poder de maneras que ni siquiera ustedes imaginan.”
Un silencio tenso cayó sobre el grupo.
Kuroka suspiró, estirando los brazos.
“Sea lo que sea… nyaa~, ya no está aquí.”
Rias cruzó los brazos.
“El Sekiryuutei…”
Sona ajustó sus lentes.
“Despertó… y desapareció.”
El viento sopló con suavidad, y por primera vez en mucho tiempo, Rias se sintió incómoda.
No por Issei en sí… sino por lo que representaba su existencia.
Un Dragón Celestial había despertado en su territorio… y ahora nadie sabía dónde estaba.
Eso… era un problema.
                
                
                    