ID de la obra: 803

Anomalía

Het
G
En progreso
1
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planificada Mini, escritos 108 páginas, 36.076 palabras, 12 capítulos
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Prólogo

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Prólogo [Japón – 1542] En una ciudad de la Provincia de Mino se encontraba en una horrible situación. El líder del clan Oda llamado Nobuhide Oda, se encontraba confrontando con Saito Dosan, otro señor Feudal en el norte de Mino. En medio de esta guerra, la ciudad que no tenía nada que ver con los intereses de los señores feudales. Se encontraba devastada la ciudad, se lograba visualizar un infierno que no se apagaba. En medio de este infierno estaba un niño de cabello rojizo y de ojos dorados viendo los cuerpos muertos de sus padres como también de sus amigos y familiares donde seguro compartió algún momento con ellos en su pequeña vida. La guerra se encontraba ya en su etapa final. Oda Nobuhide y Saito Dosan no daban el brazo a torcer. De seguro llegaría un momento donde se detuviera, ninguno de los dos había conseguido algo bueno. Tuvieron más perdidas que beneficios. “¿Destino?” El niño miraba con sus ojos muertos sin soltar ninguna lagrima a los cuerpos muertos de las personas que son o fueron importante para él. “Me hablaste mucho de eso, mamá. Y ahora me encuentro en conflicto por eso… ¿este es mi destino? ¿perderlos a ustedes? ¿vivir en la desgracia? O… ¿acaso mi destino esta maldita?” Libero una ligera risa. “Supongo que es lo último…” llevo su mirada al cielo nocturno brillando del color rojo de las llamas. “Lo vi mamá… vi mi futuro… y como terminaba. Solo, en una casa con un deseo de forjar una espada que resulta imposible de forjar… ¿dije imposible?” soltó otra ligera risa. “No es imposible… pero aún tomara otra vida para lograrlo… pero ya no como humano, sino como un Pseudo-Servant… Lo sabias mamá… existe lo sobrenatural… los cuentos de miedo que me contabas años atrás…” . . . . . . Si existen. [2 días después] Oda Nobuhide regresaba a su tierra, Owari. Llevaba con él, esclavos de guerra que sobrevivieron en su batalla con Saito Dosan. Los plebeyos de esa tierra no le quedaban otra opción que convertirse en esclavo del Clan Oda. Ahora los nuevos esclavos se encontraban caminando descalzo pasando por el horrible camino de piedras donde gruñían de dolor por que no soportaban ya más tiempo ese horrible tratamiento, no le dejaban tomar descanso y eran tratados como animales en vez de humano. Fueron 2 días sin comer, sin tomar agua y sin descansar para solo cumplir el objetivo de Oda Nobuhide, en llegar a su tierra natal. Entre los esclavos que iban amarrados con una fuerte soga, iba el niño rojizo caminando, mirando el suelo rocoso. “Tengo hambre, sed y sueño. Y este señor feudal no nos permitió a nadie a dormir por los menos. Incluso sus vasallos se quejaron en murmullos de esa acción.” Pensó el niño rojizo con una mueca. Solo podía esperar que llegaran más rápido a la tierra de Owari para al menos dormir. “¡Oda-sama! Nos falta poco para llegar, estimo que nos faltan 30 minutos.” Dijo un vasallo que se acercó a Oda Nobuhide. “Qué sea menos.” Dijo Oda Nobuhide. “Pero…” Oda Nobuhide dio señal para avanzar más rápido, los esclavos a regañadientes tuvieron que apresurar su andar y no ser llevado arrastrado en lo que queda del viaje. [15 minutos después] El niño rojizo se encontraba encerrado en una celda con otras personas de su misma edad. Habían separados y juntados a todos los esclavos por sus edades. Ahora mismo el niño rojizo se dejó llevar por su deseo de dormir. Así pasando par de horas hasta que fue obligado a levantarse. Golpe Golpe “ES HORA DE QUE SE LEVANTE Y COMAN.” El niño rojizo poco a poco abrió sus parpados para luego ver borroso hasta que se le aclaro la vista y ver a un hombre entregando un pan duro y rancio a cada uno de los niños. Agarro su parte y forzó su garganta a comer el pan que no era comestible para un niño de 10 años. Logrando comerlo se dio cuenta que aún tenía hambre, pero decidió mejor dormir para de esa forma pasar el hambre que tenía y esperar otra vez que le den algo de comer. [Al día siguiente] Una niña tarareaba una melodía que había escuchado recientemente en la fiesta que había hecho su padre anoche. Aunque no había logrado su objetivo aun así decidió celebrar una fiesta para despejar las malas vibras que tenían por la reciente batalla con Saito Dosan. Había decidido ver a las personas que fueron capturados como botín de guerra que serían usado para manos de obra en la cosecha de este año. Se escucho el gruñido de un hombre que vigilaba la entrada que llevaba al lugar de los esclavos recientemente capturado. “Buenos días Nobunaga-sama.” Saludo cortésmente el guardia a la niña que había llegado. “Hola guardián-san, espero que este haciendo bien tu trabajo.” Una mueca se mostró en el rostro del guardia. “Claro que lo estoy haciendo Nobunaga-sama. Ahora si me permite, retírese. Una niña de 8 años tiene prohibido su ingreso a este lugar.” Soltó un bufido divertido la niña. “¡Jaja! Sera otra niña que tiene prohibido su ingreso, por lo que a mí respecta, soy la hija que se convertirá en el nuevo líder del Clan Oda cuando mi padre muera. Así que deja un lado tus estupideces de que tengo prohibido el ingreso a este lugar.” Soltó un chasquido el guardia y dejo que la niña rebelde ingresara. Golpe Golpe El niño rojizo se encontraba aburrido lanzado una pequeña piedra a la pared mientras esperaba que llegara la hora de comer. Todo el ambiente que lo rodeaba era sombrío. Su pensamiento fue que era normal, habían salido de una tranquila vida y resplandeciente para luego ser capturado como botín de guerra y de seguro trabajar para solo recibir como pago un poco de comida. No se quiere imaginar cómo iba a ser tratado por esa gente. Chink Sus ojos se dirigieron a la puerta que fue abierta para ver algo que lo sorprendió un poco. Había ingresado una niña de cabello negro y ojos rojos, que era más joven que él por un par de años. Vestía una ropa de buena calidad. De seguro alguien de clase alta. “¿Busca comprar esclavo?” Fue su pensamiento. “¡Oh! Enserio es interesante ver esto… bueno. Es la primera vez que ingreso a este lugar, siendo honesta.” Alzo una ceja por la actitud de la niña. Comenzó a mirar en cada celda a todas las personas que fueron traídos como esclavos. Hasta que llego a la celda que se encontraba con otros niños. “Um… ¿un pelirrojo?… es la primera vez que veo alguien con este tipo de color de cabello. Incluso dos niñas gemelas de cabello naranja…” El niño pudo entender su curiosidad. En todas las celdas, los que más veía era el cabello negro como también castaño oscuro. Solo había tres personas con un diferente color que llamaba la atención y eran niños para empezar. “Oye, como te llamas.” La niña se acercó y lo señalo para saber su nombre. Quedo mirando sus ojos rojos para luego hablar. “Senji Muramasa. Y tú quién eres.” La niña tuvo una larga sonrisa. “Vaya, que esclavo tan descarado tenemos aquí.” “Preguntaste mi nombre. Es normal que preguntara el tuyo.” La niña ladeo la cabeza todavía sonriendo. Llevo su dedo índice a sus labios. “Veo… así que es normal eso. Pero en mi caso yo no doy mi nombre a alguien que se encuentro debajo de mí.” “Aunque digas eso. Eres Oda Nobunaga, la hija rebelde de Oda Nobuhide. Eres conocida sabes.” El niño sonrió burlándose de la niña que pensaba que podía aparentar a alguien misterioso cuando no podía hacerlo. “Tch.” Giro la cabeza con molestia cuando alguien le arruino su juego. Oda Nobunaga chasqueo los dedos para luego la puerta ser abierta e ingresar el que vigilaba la entrada. “Sucede algo Nobunaga-sama.” Hablo cortésmente el guardia. “Este de aquí.” señalo a Senji Muramasa. “Dale un fuerte castigo.” “Um… ¿hizo algo que la enojara Nobunaga-sama?” Se estaba conteniendo por sonreír. “¡Si! ¡Así que dale un fuerte castigo azotando su espalda!” “Entendido.” Hizo una reverencia para luego irse. Parece que fue a buscar la llave para abrir la celda. Senji solo miraba sereno todo lo que pesaba en frente de él. Solo había algo que llamo su atención en su pensamiento. “Oda Nobunaga, nunca te conocí personalmente en la historia de mi yo alternativo… incluso lo que me está pasando es algo que tampoco sucedió… me estoy convirtiendo en una anomalía … ¿la Counter-Guardian de Alaya me eliminara algún día en el futuro? …” “Creo que no. Solo eliminan cuando ven que pueden desencadenar una destrucción que peligre a la vida humana. Si no hago nada de eso, entonces Alaya no intentara eliminarme…” Zas Zas En otro lugar privado, Senji se encontraba con grilletes en una pared donde la espalda de su cuerpo se encontraba ensangrentado y con marcas del látigo de cuero que golpeaba una y otra vez, estaban cumpliendo la orden de Nobunaga que observaba sentado como castigaban a Senji. Pero su rostro no mostraba felicidad ni satisfacción. Ya que pasaba algo importante que no imagino ver. Senji Muramasa no gritaba y tampoco lloraba para que se detuviera en el castigo que le estaban dando. Solo estaba callado mirando a la pared como si eso fuera lo único que llamaba su atención. No le estaba importando el castigo. Así que no podía hacer nada más que mirar con insatisfacción de como Senji resistía sin soltar un quejido de los látigos de cueros golpeando fuertemente su espalda. Suspiro. “Deténganse. Esto es aburrido si el no suelta ningún grito o sollozara por el castigo.” Detuvieron el castigo. Parecía que ellos podían comprender el sentimiento de su pequeña joven maestra. Liberaron los grilletes de Senji donde termino cayendo de espalda al suelo donde se manchó de sangre. Oda Nobunaga se acercó a Senji donde agarro su barbilla para luego levantarla y que sus ojos la mirasen. “Veo que soportaras cualquier castigo que te eche…” llevo su dedo índice a su barbilla pensando en algo. “¡Esta decidido!” sonrió divirtiéndose de algo. “¡Trabajaras como mi sirviente personal!” Senji mirando con sus ojos muerto se preguntaba porque decidió hacer eso. Las manos de Oda Nobunaga agarro las mejillas de Senji para luego decir otra cosa. “Dijiste que eres Senji Muramasa. Entonces sabes las técnicas de forja de tu propio linaje, voy a querer que me forje una increíble espada en el futuro. ¿Entendido?” “Supongo que su camino será el mismo… conquistar Owari y expandir su dominio a todo Japón.” Soltó un bufido Senji. “¿Me puedo negar?” Oda Nobunaga sonrió más. “¡Claro!” los ojos sonrientes de Oda Nobunaga miraba divertido a Senji. “¡Que no!” Suspiro. “Ya me lo imaginaba.” Senji miro a otro lado mientras fue alzado por otra persona. “Llévenlo para que lo bañe y también denle una nueva ropa. Ahora será mi sirviente personal. Por cierto, las dos niñas de cabello naranja también me interesan, tráiganla a mi habitación.” “Entendido Nobunaga-sama.” Mientras era llevado pensó en otra cosa. “Sirviente de Oda Nobunaga… es algo que no tenía que pasar… solo puedo rezar que no afecte demasiado en la historia de Japón. O terminara en algo malo para mí.”
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