Capítulo 5: Beta Tester (2)
                                                    14 de septiembre de 2025, 0:01
                                            
                Capítulo 5: Beta Tester (2)
El vasto cielo azul de Aincrad se extendía sobre el campo de entrenamiento del primer piso, un terreno rodeado de muros de piedra y decorado con estandartes. Aunque la Beta de Sword Art Online solo duraría unas pocas semanas, para los participantes era una oportunidad invaluable para conocer el sistema de combate antes del lanzamiento oficial.
En el centro del campo, dos figuras se enfrentaban con la mirada fija en el otro. Kirito, vestido con un sencillo traje de cuero negro, sujetaba su espada recta con ambas manos. Su oponente, Senji, llevaba una vestimenta similar, aunque con detalles en rojo oscuro, lo que le daba un aire más intimidante.
“Bien, probemos esto.” dijo Kirito, girando su espada y colocándose en guardia.
Senji sonrió levemente, una expresión de anticipación brillando en sus ojos marrones.
“No te contengas, Kirito. Quiero ver qué tan bueno eres.”
Ambos se lanzaron al ataque simultáneamente. Kirito golpeó primero con una rápida estocada, pero Senji desvió el golpe con facilidad y contraatacó con un corte diagonal. El sonido del metal resonó en el aire cuando las espadas se encontraron, generando chispas código dentro del juego.
El combate se intensificó a medida que intercambiaban golpes, cada uno midiendo la velocidad y precisión del otro. Kirito comenzó a usar su agilidad para evadir los ataques, tratando de encontrar una apertura en la defensa de Senji. Sin embargo, Senji mantenía un estilo de lucha preciso y controlado, su experiencia en combate real reflejándose en cada movimiento.
“Eres rápido,” comentó Kirito, esquivando por poco un barrido horizontal. “Pero en este mundo no todo es técnica. También hay habilidades especiales.”
En un instante, Kirito activó su primera habilidad de espada: un destello azul brilló en su arma cuando ejecutó un Rápido Doble Corte. Senji apenas tuvo tiempo de reaccionar, bloqueando el primer golpe, pero el segundo lo obligó a retroceder varios pasos.
“Interesante…” murmuró Senji, flexionando los dedos y observando su barra de vida, que había descendido un poco. “Ahora es mi turno.”
Senji activó su propia habilidad, generando un brillo rojizo en su espada antes de moverse con una velocidad impresionante. Kirito apenas pudo seguirlo con la vista antes de que un golpe descendente lo obligara a bloquear a última hora. La fuerza del impacto hizo que Kirito se tambaleara hacia atrás.
El combate continuó durante varios minutos, ambos jugadores probando límites y estrategias. Al final, Kirito logró colocar su espada contra el cuello de Senji, quien levantó las manos en señal de rendición, pero con una sonrisa desafiante en su rostro.
“Nada mal,” dijo Senji, sacudiéndose el polvo de su ropa. “Pero todavía me falta entender mejor las habilidades del sistema.”
“Y a mí me falta mejorar mi técnica,” admitió Kirito, envainando su espada. “Quizá deberíamos seguir entrenando juntos antes de que la Beta termine.”
Senji asintió con una leve sonrisa. Ambos sabían que, en este mundo virtual, la habilidad y el conocimiento del sistema eran clave. La competencia había sido solo un ejercicio para medir sus capacidades, pero también les había dado una idea clara de lo que necesitaban mejorar antes del lanzamiento oficial del juego.
Dos días después, Kirito y Senji habían continuado su progreso en Aincrad, venciendo enemigos y mejorando sus habilidades. Su avance no era el más veloz, pero mantenían un ritmo constante, asegurándose de conocer cada detalle del sistema de combate.
Ahora, se encontraban frente a la entrada de la sala del jefe del cuarto piso: una gigantesca tortuga de dos cabezas, el Biceps Archelon. Su caparazón oscuro y reluciente lo hacía prácticamente invulnerable por los costados, dejando solo sus cabezas y abdomen como puntos débiles. La criatura emitió un rugido gutural, y sus enormes patas se prepararon para la embestida.
“Observemos sus movimientos. No hubiera esperado una tortuga como un Jefe de piso.” comentó Senji, ajustando su agarre en la espada.
“Pienso lo mismo,” respondió Kirito.
El jefe soltó un rugido y se lanzó al ataque, sacudiendo el suelo con su peso. Kirito y Senji reaccionaron al instante, esquivando sus mordidas y preparándose para lanzar un contraataque. Coordinados, ambos atacaron sus puntos débiles con precisión, reduciendo su barra de vida con rapidez.
“Esquiva ahora,” dijo Senji al notar que la tortuga comenzaba a inclinar sus cabezas en la misma dirección.
Saltando hacia los lados, ambos evitaron la embestida masiva, la cual levantó una nube de polvo al impactar contra las rocas.
En pocos minutos, la criatura estaba en su último diez por ciento de vida. Su caparazón comenzó a girar, generando un remolino de aire y agua. Kirito y Senji se miraron y asintieron antes de lanzarse con una ofensiva final. Usando sus habilidades de espada, perforaron el abdomen expuesto del jefe justo antes de que pudiera completar su giro.
Con un último rugido, el Biceps Archelon cayó pesadamente al suelo, desmaterializándose en fragmentos de luz. Una notificación apareció en sus interfaces, confirmando su victoria.
“Fácil,” comentó Senji con una sonrisa.
“Vamos al siguiente piso y descansemos,” respondió Kirito, mientras ambos se dirigían hacia la salida.
Una vez en el siguiente piso y tras un breve descanso, el sonido de pasos interrumpió la tranquilidad del lugar. Kirito y Senji giraron la vista hacia la figura que se acercaba lentamente hacia ellos. Vestida con una túnica gris, la joven escribía con rapidez en un pequeño libro, registrando información reciente.
“Fueron más rápidos esta vez en vencer a un Jefe de piso.” Dijo la joven mientras revelaba su rostro.
Bajo la capucha se encontraba una joven de cabello corto y despeinado de color castaño claro, con peculiares marcas en sus mejillas que le daban un aire juguetón. Su expresión relajada contrastaba con la agilidad con la que pasaba las páginas de su libro, como si estuviera asegurándose de no olvidar ningún detalle de la batalla.
Argo cerró su libro con un leve chasquido antes de meter la mano en su túnica y sacar una pequeña botella de cristal con un líquido azul brillante.
“Por cierto, Senji, supongo que ya agotaste todo tu maná en la pelea.” Argo lanzó la poción en su dirección con una sonrisa astuta. “No es que me importe que te guste pelear al borde de la muerte, pero no querrás quedarte sin energía si aparece un enemigo sorpresa, ¿verdad?”
Senji atrapó la poción con una mirada indiferente, inspeccionándola un segundo antes de suspirar.
“Sabes que no me gusta depender de estas cosas.”
“Sí, sí, lo que digas.” Argo se encogió de hombros mientras guardaba su libro. “Pero tarde o temprano, aprenderás que tener un poco de maná extra puede salvarte el cuello.”
Senji bebió la poción sin mucho entusiasmo antes de sonreír con burla.
“¿Salvarme el cuello? Vamos, es solo un juego. No es como si pudiéramos morir de verdad.”
Kirito y Argo se miraron por un instante antes de soltar una carcajada.
“¡Vaya, Senji, hablas como si este fuera un mundo de vida o muerte!” Kirito dijo entre risas.
“Sí, sí, qué dramático.” Argo agitó la mano con diversión. “Casi sonaste como un personaje de una novela barata.”
Después de la risa compartida, el grupo decidió tomarse un momento para recuperarse antes de seguir avanzando. El quinto piso de Aincrad tenía un paisaje diferente al anterior: grandes lagos, formaciones rocosas y una atmósfera serena.
Kirito se estiró, sintiendo cómo su cuerpo virtual respondía con precisión a cada movimiento.
“Bueno, si ya descansamos lo suficiente, supongo que deberíamos seguir adelante. El quinto piso nos espera.”
“Antes de eso, hay algo que quiero investigar. He oído rumores de una misión oculta en esta zona, algo sobre unas ruinas. Sería interesante ver si es cierto.”
Senji levantó una ceja. “¿Misión oculta? ¿Algo que valga la pena o solo otro rumor?”
Argo sonrió con diversión. “Si lo supiera con certeza, no sería un rumor, ¿verdad?”
Kirito cruzó los brazos, pensativo. “Si es una misión beta, hay una posibilidad de que la modifiquen en la versión final, pero sigue siendo una buena oportunidad para probar nuestras habilidades y conseguir información.”
Senji suspiró. “Está bien, supongo que un pequeño desvío no hará daño. Pero si resulta ser una pérdida de tiempo, lo compensarás con algo útil, Argo.”
Argo alzó las manos en un gesto de rendición.
“Trato hecho. Pero confía en mí, tengo un buen presentimiento sobre esto.”
El grupo se puso en marcha hacia la dirección que Argo señalaba. A medida que avanzaban por el terreno, el paisaje comenzó a cambiar de forma sutil pero inquietante. Las formaciones rocosas que antes parecían naturales ahora daban paso a estructuras extrañas, como si el tiempo hubiera olvidado esta parte del mundo. A lo lejos, entre la niebla que se levantaba sobre el lago, se vislumbraban restos de lo que alguna vez debió ser una civilización antigua.
El suelo bajo sus pies parecía agrietado y seco, y el aire se volvía más denso conforme se acercaban. Al llegar a una pequeña meseta, el terreno se abrió en un claro donde varios pilares de piedra, medio derrumbados, se alzaban hacia el cielo gris. Las estructuras eran imponentes, pero claramente envejecidas, cubiertas de musgo y enredaderas, como si hubieran sido olvidadas por siglos. Algunos pilares estaban inclinados, otros rotos en pedazos, pero todos compartían una misma característica: un patrón extraño de símbolos grabados en sus superficies, casi ilegibles por el desgaste del tiempo.
Senji miró alrededor con una sonrisa irónica. “Vaya, parece que esta vez Argo consiguió algo interesante.” Sus ojos recorrían los restos de las ruinas con un brillo de curiosidad, sin mostrar ni la más mínima preocupación por el entorno. En lugar de cautela, su actitud era más de desafío, como si estuviera ansioso por descubrir qué podría salir mal. “Me gusta el aspecto de este lugar... tiene algo de peligroso.”
Argo, que estaba más alerta, frunció el ceño al escuchar el tono de Senji. “Tienes suerte de que trajera algunas pociones para evitar que te mueras de una vez. No me gusta nada este sitio, y los rumores dicen que no es tan fácil como parece.”
“¿No es eso lo que me hace sentir vivo?” Senji respondió, manteniendo su sonrisa desafiante. “Lo que me da miedo es que este lugar esté vacío. ¿Dónde están los demás jugadores? Si hay algo aquí, me gustaría que apareciera pronto.”
Kirito miró a su alrededor, notando las huellas en el suelo que indicaban la presencia de otros jugadores. “Parece que algunos han estado aquí antes... pero no volvieron. Esto tiene que ser más peligroso de lo que parece.”
Senji, sin mostrar temor, se adelantó, mirando con interés las inscripciones en los pilares.
“Eso solo significa que la diversión está por comenzar. Vamos a ver qué encontramos.”
El grupo avanzó hacia las ruinas, observando con cautela cómo el paisaje se transformaba a medida que se acercaban. Los pilares de piedra que se alzaban ante ellos no solo eran restos de una civilización olvidada, sino también la señal de que algo aún permanecía oculto en este lugar. La vegetación densa y el musgo cubría las piedras, pero bajo su superficie, el grupo pudo notar marcas y símbolos antiguos grabados en las paredes.
Argo fue la primera en hablar. “Este lugar tiene más de lo que parece a simple vista. Estoy segura de que hemos llegado al sitio que los rumores mencionan.” Sacó un mapa improvisado y lo observó con concentración. “Debería haber una entrada secreta cerca de aquí, algo que nos conduzca a lo profundo de las ruinas.”
Senji miró con interés las estructuras, sin preocuparse demasiado. “Espero que sea algo interesante y que no sea solo piedras viejas y polvo.” Su tono seguía desafiante, como si la idea de un desafío solo aumentara su entusiasmo.
“Si sigues hablando, quizás no te guste lo que encontramos.” Argo respondió con una sonrisa burlona. Sabía que Senji disfrutaba del peligro, y esa actitud lo hacía impredecible.
Continuaron explorando hasta que, finalmente, Kirito fue el primero en notar algo fuera de lo común. Frente a ellos, una gran roca, más lisa y angular que las demás, parecía haber sido colocada allí con propósito. Al acercarse, notaron que en el centro había una grieta fina que, al ser presionada, se movió ligeramente, revelando una entrada oculta.
“Parece que no estaba tan lejos.” Kirito comentó, observando la grieta que ahora se extendía, formando un pasaje.
“Perfecto. A este paso, llegaré a lo que quiero antes que los demás.” Senji avanzó sin titubear, mientras Argo lo seguía, un poco más cautelosa.
El pasaje oscuro se adentraba en la tierra, descendiendo hacia lo que parecía ser una estructura subterránea. A medida que entraban, la temperatura descendió y el aire se volvió más pesado. El sonido de sus pasos resonaba en las paredes de piedra, y una extraña sensación de desolación los envolvía.
Cuando llegaron al final del pasaje, el grupo se encontró con una gran sala subterránea. La luz tenue provenía de extrañas piedras incrustadas en las paredes, iluminando débilmente el espacio. En el centro de la sala, un altar vacío y rodeado por estatuas de guerreros caídos se erguía como el punto focal del lugar.
“Vaya, esto no parece ser una simple mazmorras...” Kirito murmuró, su mirada escaneando la sala. “Este lugar tiene una energía extraña. Debemos estar cerca de algo importante.”
Senji no prestó mucha atención a las palabras de Kirito. Su mirada se mantenía fija en los detalles de la sala, analizando cada rincón en busca de algo que pudiera significar peligro o recompensa.
“Esto tiene el toque que me gusta. Algo aquí va a ser interesante.”
De repente, una figura emergió de las sombras al fondo de la sala. Un ser encapuchado, con ropas rotas y una máscara esquelética, se erguía ante ellos, rodeado de un aura ominosa. El Liche había hecho su aparición. El silencio en la sala era absoluto, solo roto por el crujir de las piedras mientras la figura levantaba su bastón, comenzando a recitar un hechizo en un idioma que nadie comprendía.
“Vaya... así que había algo detrás de todo esto,” murmuró Senji, mientras sus ojos brillaban con anticipación. “Me preguntaba cuándo aparecería el verdadero desafío.”
Argo, sin embargo, no parecía tan confiada. "Este lugar... está lleno de necromancia. Hay algo muy mal con esta situación, y no es solo el Liche."
El Liche levantó su bastón hacia el aire, y de inmediato, un ejército de esqueletos comenzó a surgir de las sombras, armados con espadas y lanzas oxidadas. “¡Es hora de pelear!” Kirito gritó, materializando su espada. “¡Nos ocuparemos de estos!”
Los esqueletos caían rápidamente bajo los golpes certeros del grupo. Aunque sus ataques eran numerosos, no eran rivales para Kirito y Senji, quienes se movían con agilidad y destreza, despachándolos uno tras otro.
Kirito se detuvo por un momento para observar cómo los esqueletos caían sin resistencia, mientras Senji se deshacía de ellos con cada golpe. “Esto es demasiado fácil. ¿Este Liche realmente cree que con estos vamos a tener problemas?”
El Liche observaba desde su altar, su mirada fija en los aventureros mientras su expresión se tornaba cada vez más sombría. La energía oscura que lo rodeaba palpitaba con frustración al ver que sus invocaciones no eran más que una molestia menor para los tres. No eran suficientes para detener a los intrusos.
“¡Matar! ¡Matar!” murmuró para sí mismo, con un tono de maldad palpable.
Con un movimiento de su bastón, el Liche comenzó a conjurar más hechizos oscuros. Las sombras se agitaron violentamente, y pronto comenzaron a formar figuras mucho más grandes y más peligrosas. De las sombras surgieron varios Orcos, su tamaño mucho mayor que el de los esqueletos. Con músculos hinchados y armaduras rudimentarias, los Orcos rugieron con fuerza, su mirada fiera fija en los aventureros.
Argo, que había estado apoyando a los demás con su astucia, no pudo evitar una mueca de incomodidad al ver a los Orcos entrar en escena. “¡Maldito Liche! Estos son mucho más fuertes que los esqueletos.”
“Lo sé, y ahora es cuando se pone interesante...” Senji, con una sonrisa desafiante, ya se había lanzado hacia uno de los Orcos, disfrutando del desafío.
El primer Orco que se lanzó hacia Senji intentó un golpe vertical con una enorme maza que Senji esquivó de manera acrobática antes de responder con una rápida estocada a su enemigo. Sin embargo, el Orco no cayó tan fácilmente. Con una ferocidad renovada, giró su maza para golpear a Senji con una fuerza brutal, empujándolo hacia atrás.
Kirito intervino rápidamente, lanzando un rápido corte hacia el Orco, obligándolo a retroceder, pero el monstruo aún no había caído. De repente, el segundo Orco se movió con una velocidad sorprendente, empujando a Kirito hacia el borde de la sala.
Argo, viéndolos luchar, intentó flanquear a uno de los Orcos con su daga, pero justo cuando estuvo a punto de atacar, el monstruo la interceptó, golpeándola con un puño en su costado. El impacto la lanzó varios metros hacia atrás, haciéndola perder el equilibrio.
“¡Argo!” Senji gritó, deteniéndose en seco para verla caer al suelo. Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia ella, empujando a un Orco que intentaba acercarse. Con un movimiento fluido, la levantó y la puso a salvo detrás de una columna, protegiéndola con su cuerpo.
“¿Estás bien?” Senji preguntó, su tono más serio por un momento, mientras aseguraba que Argo no estuviera herida gravemente.
“Sí... solo fue un golpe. No subestimes estos monstruos.” Argo respondió con una mueca, recuperando el aliento.
Mientras tanto, Kirito y Senji se centraban en los Orcos, cada uno luchando con todo su esfuerzo. Los golpes de los Orcos eran poderosos, y aunque Senji parecía disfrutar del desafío, la situación no era sencilla.
Argo, ya recuperada, observaba los movimientos de los Orcos con detenimiento. “Son demasiado fuertes para nosotros, si seguimos aquí mucho más tiempo, vamos a ser superados.”
“¿Qué propones?” preguntó Kirito, saltando hacia un costado para esquivar un golpe.
“Debemos acabar con el Liche.” Argo afirmó. “Si no lo detenemos, continuará invocando más y más monstruos. Él es la fuente de todo este caos.”
Senji, con una sonrisa que denotaba una mezcla de desafío y diversión, giró hacia el altar donde el Liche seguía observando la pelea, como un espectador. “Pues parece que tengo algo que hacer. Estaríamos perdiendo el tiempo si solo seguimos con los Orcos.”
Argo y Kirito asintieron, sabiendo que la única forma de ganar sería eliminar al Liche. Mientras los Orcos se acercaban, Senji se adentró en la batalla, abriéndose paso hacia el altar del Liche con una ferocidad que ni el propio Orco pudo detener.
“¡Voy a acabar con el que está detrás de todo esto!” Senji gritó mientras atravesaba la línea de defensa, con su espada brillando de forma mortal bajo la luz de las sombras.
Senji avanzaba con velocidad, esquivando los ataques de los Orcos que intentaban bloquear su camino. Sus movimientos eran agresivos, como si disfrutara cada instante de peligro. Un Orco más grande y con una armadura más gruesa se interpuso en su camino, levantando su enorme hacha para partirlo en dos.
“¡Ni lo sueñes!” Senji giró sobre su eje, deslizándose por debajo del ataque y asestando un tajo ascendente en el abdomen del monstruo. Aunque el golpe fue profundo, el Orco no cayó de inmediato.
El Liche, desde su altar, levantó su bastón, canalizando más energía oscura. Las sombras que lo rodeaban se agitaron, y una nueva ola de esqueletos comenzó a emerger del suelo.
“Tsk, sigue invocando basura.” Senji chasqueó la lengua, apartándose justo a tiempo para evitar el contraataque del Orco herido.
Argo observó la situación con atención. Senji estaba atrayendo la atención de los enemigos, lo que significaba que Kirito ahora tenía una oportunidad.
“¡Kirito!” Argo gritó, señalando al Liche. “¡Ahora es el momento, Senji ha abierto el camino!”
Kirito, quien hasta ahora había estado conteniendo a otro Orco, vio la oportunidad. Con un rápido movimiento, esquivó un golpe pesado y se impulsó con una rápida maniobra, pasando entre los Orcos distraídos.
El Liche giró su calavera en dirección a Kirito, notando la amenaza inminente.
“Interesante… entonces ustedes no son simples aventureros comunes.” La voz espectral del Liche resonó con un eco siniestro mientras agitaba su báculo.
Kirito no perdió el tiempo. Con un rápido Sword Skill, su espada brilló con un fulgor azulado antes de lanzar una ráfaga de cortes directos hacia el Liche.
Sin embargo, el enemigo no cayó tan fácilmente. Con un gesto rápido, el Liche levantó una barrera de energía oscura que absorbió parte del impacto, aunque el ataque logró hacer que retrocediera.
“¡No será tan fácil, mocoso!” El Liche extendió su mano esquelética, conjurando una explosión de energía mágica que obligó a Kirito a saltar hacia atrás.
Mientras tanto, Senji seguía peleando con los Orcos, esquivando y atacando con movimientos precisos. A pesar de la desventaja numérica, su experiencia en combate le permitía mantenerse en pie, incluso cuando un Orco intentó atraparlo con una embestida brutal.
“Esto se está poniendo mejor.” Sonrió, sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo virtual.
Argo, desde la retaguardia, se preparó para asistir. Aunque no podía hacer mucho contra los Orcos, sabía que su papel sería crucial en el momento adecuado.
Kirito, ahora con una mejor lectura del enemigo, apretó su espada con fuerza.
“Entonces, veamos cuánto tiempo puedes mantenerte en pie.”
Con Senji manteniendo ocupados a los Orcos y Kirito lanzándose directamente contra el Liche, la verdadera batalla estaba por comenzar.
Senji estaba disfrutando el combate, su expresión reflejaba emoción pura mientras su espada cortaba a través de los Orcos con velocidad y precisión. Cada tajo, cada esquive, era un recordatorio del por qué le encantaba este tipo de desafíos.
Sin embargo, a pesar de su destreza, su maná no era infinito. Después de acabar con otro Orco con un golpe limpio, giró para atacar al siguiente, preparado para darle una estocada final. Pero en el peor momento, sintió un leve clic en su cuerpo… la notificación de su interfaz lo confirmó:
[Maná agotado]
“¿Hah?” Senji frunció el ceño, deteniéndose por un instante.
El Orco aprovechó la oportunidad, rugiendo con furia mientras levantaba su enorme maza para contraatacar. Senji intentó retroceder, pero sin su maná, su velocidad y habilidades se redujeron drásticamente.
Argo, quien estaba observando desde atrás, notó el cambio de inmediato.
“¡Senji!” Sin perder el tiempo, se apresuró hacia él, sacando rápidamente una poción de maná de su inventario.
El Orco ya estaba en pleno movimiento, su maza descendía con fuerza letal.
“¡Tómala y muévete!” Argo gritó mientras le lanzaba la pócima.
Senji reaccionó en el último segundo, atrapando el frasco con una mano mientras con la otra levantaba su espada para bloquear el ataque. Pero sin su energía, el impacto lo hizo retroceder unos metros, casi perdiendo el equilibrio.
“Tch… justo cuando estaba divirtiéndome.” Sin perder tiempo, llevó la poción a su boca y la bebió de un solo trago.
En el instante en que el líquido azul descendió por su garganta, una sensación refrescante recorrió su cuerpo. Su energía volvió a fluir, y la notificación de [Maná recuperado] apareció en su visión.
“¡Bien!” Senji sonrió de manera salvaje.
El Orco, creyendo que aún tenía la ventaja, levantó su maza nuevamente. Pero antes de que pudiera siquiera bajarla, Senji se movió como un destello.
“Hora de terminar esto.”
Con un Skill recién recuperado, giró sobre sí mismo en el aire y con un corte limpio cercenó el brazo del Orco. Antes de que la criatura pudiera gritar, Senji hundió su espada en su cuello, eliminándolo al instante.
El cuerpo del monstruo cayó pesadamente, disipándose en fragmentos de luz.
Argo suspiró, aliviada.
“No sé qué harías sin mí.”
Senji giró para mirarla con una media sonrisa.
“Probablemente morir… pero qué aburrido sería jugar seguro, ¿no?”
Argo solo chasqueó la lengua, mientras detrás de ellos, Kirito y el Liche continuaban su feroz combate.
La batalla aún no había terminado.
Kirito se movía con rapidez, su espada destellaba con cada golpe mientras intercambiaba ataques con el Liche. A diferencia de los monstruos normales, esta criatura no solo tenía una gran barra de vida, sino que también poseía inteligencia y habilidades mágicas peligrosas.
Cada vez que Kirito intentaba acercarse para lanzar un ataque decisivo, el Liche alzaba su báculo y conjuraba una explosión de energía oscura, obligándolo a retroceder.
“Tch… qué molesto.” Kirito apretó los dientes, calculando su próximo movimiento.
El Liche rió con voz hueca, alzando nuevamente su báculo.
“Mortal insignificante… tu destino es la muerte.”
Una luz púrpura se concentró en la punta del báculo, y en un instante, una esfera de energía oscura salió disparada hacia Kirito.
“¡Maldición!”
Intentó esquivar, pero la explosión fue demasiado rápida y lo alcanzó de lleno en el costado, haciéndolo volar varios metros hasta chocar contra una de las columnas derruidas de la mazmorra.
Su barra de vida descendió peligrosamente, parpadeando en amarillo.
“Ugh…” Kirito se levantó con dificultad, sacudiendo su cabeza.
El Liche aprovechó la apertura, alzando su báculo nuevamente para conjurar otro ataque.
Kirito lo vio venir, pero su cuerpo no reaccionaría a tiempo.
“¡Toma esto, saco de huesos!”
De repente, Senji apareció en el último segundo, lanzándose desde un costado con su espada envuelta en un brillo carmesí.
Con un corte veloz, desvió el proyectil mágico del Liche, haciéndolo estallar contra el suelo a un lado.
Kirito parpadeó, sorprendido.
“¿Senji?”
“No me digas que estabas a punto de perder contra un montón de huesos.” Senji sonrió con burla, girando su espada entre los dedos.
El Liche alzó su calavera, observando a ambos con desdén.
“Dos contra uno… no cambiará su destino.”
Senji miró a Kirito con una sonrisa desafiante.
“¿Qué dices, Kirito? ¿Competimos a ver quién le da el golpe final?”
Kirito suspiró, pero una sonrisa apareció en su rostro.
“No tienes que decirlo dos veces.”
Ambos se lanzaron al ataque al mismo tiempo.
Kirito se movió por la izquierda, cortando al Liche con una sucesión rápida de golpes, mientras que Senji lo atacaba desde la derecha con tajos brutales y pesados.
El Liche intentó defenderse, conjurando más hechizos, pero la velocidad de Kirito y la agresividad de Senji no le dieron oportunidad.
Finalmente, tras una combinación perfecta de ataques, Senji lo decapitó con un corte diagonal mientras Kirito hundía su espada en el pecho de la criatura.
El Liche soltó un grito inhumano mientras su cuerpo se desmoronaba en fragmentos de luz.
¡BOSS DERROTADO!
La notificación del sistema apareció frente a ellos.
Senji bajó su espada, soltando un resoplido.
“Bueno, eso fue divertido.”
Kirito guardó su arma y asintió.
“Sí… aunque la próxima vez no te tomes tanto tiempo en venir a ayudar.”
Argo, que observaba desde la distancia, sonrió con diversión.
“Bonito trabajo, chicos. Ahora, veamos qué botín nos dejó este saco de huesos.”
Los tres se acercaron al cofre que apareció en el centro de la sala, listos para recoger su recompensa.
                
                
                    