Capítulo 5
                                                    14 de septiembre de 2025, 0:01
                                            
                Capítulo 5
El rugido ensordecedor del coliseo sacudía el aire, mientras el comentarista, con una energía desbordante, anunciaba el próximo enfrentamiento.
Lilia Arcadia giró su espada bastarda, Aurora, en un amplio arco antes de detenerla con ambas manos, sintiendo su peso perfectamente equilibrado. La luz dorada que irradiaba la hoja brilló con intensidad, proyectando su reflejo en la arena. Su mirada era serena, pero en sus ojos resplandecía la determinación de una caballera entrenada en la precisión y el honor.
Del otro lado, Viola Grayson hizo chocar sus espadas gemelas, Fénix Carmesí, creando un destello de llamas que ardieron por unos instantes en el aire antes de disiparse. Una sonrisa temeraria se dibujó en su rostro, mientras su postura reflejaba confianza y energía inagotable.
“Espero que no te de miedo acercarte, Lilia,” dijo Viola, girando una de sus espadas con facilidad.
Lilia mantuvo su postura, sin dejarse provocar. “No es mi estilo dudar. Ataca cuando quieras.”
El comentarista levantó la voz por encima del estruendo de la multitud.
“¡Que comience el combate!”
Viola se lanzó al ataque con un impulso abrasador, su velocidad dejando un rastro de llamas en la arena. Sus espadas gemelas cortaron el aire con precisión mientras desataba Danza Ígnea, una serie de ataques encadenados que dejaban pequeñas explosiones tras cada impacto.
Lilia reaccionó con una calma impecable. Su Claymore interceptó cada golpe con movimientos calculados, desviando las llamas sin perder estabilidad. Sin embargo, la presión del combate aumentó cuando Viola giró sobre sí misma y creó un círculo de fuego con Tormenta Carmesí, elevando la temperatura a su alrededor y reduciendo el espacio de movimiento de Lilia.
"¡Viola está imponiendo su ritmo de combate con pura agresividad!" exclamó el comentarista, mientras la multitud contenía la respiración.
Lilia frunció el ceño, comprendiendo que no podía mantenerse solo a la defensiva. Apretando el mango de su espada, canalizó su energía en Corte Luminar y lanzó una onda dorada contra Viola, quien saltó ágilmente para esquivarla, pero el destello le obligó a cubrirse los ojos un instante.
Ese fue el momento de Lilia. Con un rápido paso adelante, activó Luz Celestial, aumentando su velocidad lo suficiente para posicionarse detrás de Viola antes de que esta pudiera reaccionar.
"¡La caballera dorada contraataca con precisión absoluta!"
Viola, sintiendo el peligro, giró en un contraataque desesperado, pero Lilia ya estaba preparada. Su Resplandor Guardián se activó al instante, bloqueando las llamas y disipándolas con una explosión de luz.
El impacto energético hizo retroceder a Viola, quien aterrizó con firmeza, pero sintiendo los primeros signos de fatiga mental. El sudor corría por su frente, y aunque su cuerpo estaba intacto, la lucha espiritual la estaba desgastando.
"¡No me quedaré atrás!" gritó Viola, su energía aumentando mientras Furia del Fénix se activaba. Sus espadas ardieron con mayor intensidad y su velocidad se disparó.
Lilia no dudó. Elevó su espada y canalizó su último ataque: Juicio Radiante.
Ambas guerreras cargaron al mismo tiempo.
"¡Aquí viene el choque final!"
Viola saltó con Explosión de Renacimiento, una vorágine de fuego carmesí envolviendo su figura mientras descendía como un meteoro ardiente.
Lilia, con una precisión absoluta, trazó un corte descendente en el aire, liberando una columna de luz con Juicio Radiante.
El choque de energías cegó a la multitud por un instante. Una onda de choque recorrió el coliseo, haciendo temblar el suelo y apagando momentáneamente todo sonido.
Cuando el resplandor se disipó, ambas combatientes estaban de pie… pero solo una sostenía su arma.
Lilia Arcadia, con la respiración agitada pero su postura aún firme, bajó su espada. Frente a ella, Viola Grayson permanecía inmóvil por unos segundos… hasta que sus espadas cayeron de sus manos y su cuerpo se inclinó levemente, incapaz de continuar.
El comentarista no perdió tiempo.
"¡Lilia Arcadia es la ganadora de este duelo increíble!"
El coliseo explotó en vítores y gritos de emoción. La luz de Aurora brillaba con orgullo mientras Lilia inclinaba la cabeza en señal de respeto hacia Viola, quien sonrió con cansancio.
"Maldita sea… casi lo logro," murmuró Viola con una risa, antes de dejarse caer sentada en la arena.
Lilia extendió una mano. "Fuiste una rival formidable."
Viola la miró por un momento antes de aceptar la ayuda. "Lo sé."
La multitud continuó celebrando mientras ambas guerreras abandonaban el campo, dejando tras de sí el eco de un combate que quedaría en la memoria de todos.
El rugido de la multitud resonaba como un mar embravecido, una corriente de emoción y expectativa. Los combatientes del sexto duelo ya se encontraban frente a frente, sus armas brillando bajo la luz del sol que se colaba entre las nubes.
Cassandra Fleuret, con su par de cadenas en manos, las giró en el aire con destreza, emitiendo un eco metálico que parecía resonar en lo más profundo del Coliseo. La marea de energía que irradiaba de ella era palpable, como si el aire mismo estuviera impregnado de su poder.
Elise Marchand, con su rapier negro en la mano, avanzó con elegancia y gracia, su figura desdibujándose por momentos en sombras inquietantes. El filo de su espada parecía absorber la luz, dejando a su paso un rastro oscuro y perturbador. Ambas combatientes se enfrentaron en silencio, observándose con una intensidad que reflejaba la magnitud del duelo que estaba a punto de comenzar.
El comentarista, visiblemente emocionado, levantó su voz.
"¡El combate entre Cassandra Fleuret de Alpha Teocracia y Elise Marchand de Región de Valeria comienza ahora!"
El duelo estalló al instante. Cassandra fue la primera en moverse, lanzando sus cadenas hacia Elise con una velocidad mortal. Las cuchillas flotantes giraban como un torbellino, creando una danza mortal que cortaba el aire. Elise esquivó con agilidad, moviéndose como una sombra, pero no logró evitar por completo el alcance de las cadenas que se enredaban a su alrededor, reduciendo su movilidad.
"Prisión de Hierro Sangriento", murmuró Cassandra, y las cadenas se apretaron alrededor de Elise, drenando lentamente su energía. La presión aumentó, pero Elise no cedió. Con un movimiento rápido, se fusionó con las sombras, desapareciendo de la vista de todos.
Cassandra dándose cuenta de que su oponente se había desvanecido. Pero antes de que pudiera reaccionar, Elise apareció a su lado, lanzando una estocada con rapidez y precisión. La espada de Elise dejó una marca oscura en el aire, afectando la concentración de Cassandra.
"Estocada Sombría", murmuró Elise, mientras Cassandra retrocedía, buscando crear distancia.
La elementalista de cadenas no se dejó amedrentar. Con un gesto rápido, liberó Danza del Emperador Carmesí, creando un círculo de ataques giratorios que rodeaban a Elise desde todos los ángulos. La intensidad de las cuchillas flotantes dificultaba los movimientos de la elementalista, pero Elise se mantuvo firme. Aprovechando un momento de vacilación, Elise activó Eclipse Carmesí, creando una distorsión en el campo de batalla que alteraba la percepción de Cassandra, dejándola vulnerable a su siguiente ataque.
Cassandra, sintiendo la presión, se lanzó al frente con un rugido desafiante. Con una rapidez que dejó sin aliento a la multitud, activó su Colmillo Carmesí, lanzando sus cuchillas flotantes hacia Elise con una fuerza imparable. Elise, al verse sorprendida, intentó esquivar, pero una de las cuchillas la alcanzó de lleno, debilitándola momentáneamente.
"¡La batalla está en su punto máximo!", gritó el comentarista, mientras el aire se volvía aún más tenso.
Elise, con los ojos brillando con determinación, respiró profundamente. No iba a rendirse tan fácilmente. "Maldición del Abismo", susurró, y su rapier se cubrió de energía oscura. Con un giro preciso, se lanzó hacia Cassandra con una velocidad aterradora, buscando un golpe decisivo.
El coliseo quedó en un silencio absoluto. La energía entre ambas combatientes era tan densa que parecía que el aire mismo vibraba.
Ambas atacaron con la fuerza de sus habilidades más poderosas. El choque de energías fue tan violento que todo tembló bajo sus pies. La luz y la oscuridad se entrelazaron, creando un resplandor cegador que hizo que los espectadores se cubrieran los ojos.
Cuando el resplandor se disipó, Cassandra se encontraba de pie, aunque visiblemente agotada, mientras Elise caía de rodillas, su rapier ya fuera de su alcance. Su respiración era agitada, y su cuerpo estaba cubierto por marcas de agotamiento físico y mental.
"¡Cassandra Fleuret es la ganadora de este épico combate!" exclamó el comentarista.
La multitud estalló en vítores, pero Cassandra, en lugar de celebrar, se acercó a Elise con respeto. "Fue un honor", dijo, tendiendo su mano.
Elise, aún con la cabeza agachada, miró a Cassandra y, con una sonrisa cansada, aceptó su ayuda. "Gracias", murmuró, levantándose con dificultad.
Ambas elementalista abandonaron el campo de batalla, dejando atrás un recuerdo imborrable de su enfrentamiento. La arena estaba teñida de tensión, pero también de un profundo respeto entre dos combatientes excepcionales.
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El aire estaba cargado de tensión mientras Sophia Bianchi, la elementalista del Imperio del Dragón de Dracunia, se preparaba para enfrentarse a Ren Ashbell, una elementalista independiente. Los espectadores apenas podían creer lo que veían, ya que Sophia, con su hacha envuelta en fuego, parecía un volcán a punto de estallar, mientras Ren, de pie frente a ella, mantenía una calma casi mortal.
La arena temblaba bajo los pies de ambos, la multitud en el coliseo contenía el aliento, ansiosa por ver cómo se desarrollaría este enfrentamiento.
"¡Frenesí Dracónico!" grita Sophia, desatando su furia. En un instante, sus movimientos se hicieron una tormenta de fuego. El hacha ardiente en sus manos se movió con una velocidad destructiva, y cada golpe que desataba parecía una explosión. Los espectadores vieron el aire distorsionarse con el calor, pero Ren no se inmutó.
En cuanto Sophia atacó con una ráfaga de golpes rápidos, Ren reaccionó en un parpadeo. Su cuerpo se movió con una agilidad sobrenatural, deslizándose a la izquierda y a la derecha, esquivando cada impacto con movimientos suaves y casi invisibles, como si bailara entre las llamas. La velocidad con la que se movía era tal que los ojos de los presentes apenas lograban seguirle el ritmo.
Sophia, viendo que sus ataques no lograban conectar, decidió intensificar su agresión. Un golpe descendente con el hacha envuelta en fuego se lanzó directamente hacia Ren, con la intención de partir el suelo en dos. Pero Ren, sin dudarlo, saltó hacia atrás con una increíble velocidad y aterrizó con gracia, apenas perdiendo un segundo en su movimiento.
“¿Eso es todo?” pensó ella, mientras aprovechaba el espacio para recuperar su postura. Ren no era solo rápido, también poseía una increíble fuerza física, algo que demostraría en los siguientes momentos.
Sophia, furiosa, intentó seguirlo con una serie de golpes de barrido con el hacha, pero Ren aprovechó la brecha, avanzando rápidamente hacia Sophia y con un movimiento de gran fuerza empujó su brazo hacia atrás, logrando retroceder a la guerrera unos metros. El choque hizo vibrar el aire, pero Ren no se detuvo. Sin usar habilidades de su espada, el golpe físico de Ren fue lo que logró hacer retroceder a Sophia, dejando a todos sorprendidos por su potencia.
Sophia, sin embargo, no era alguien que se diera por vencida fácilmente. Desatada por su furia, la guerrera cargó con una ondulación de fuego a su alrededor y lanza un Golpe Infernal del Dragón. El aire se caldeó y las llamas giraron con furia hacia Ren, alcanzando rápidamente una temperatura extrema. Sophia veía la posibilidad de terminar este combate con ese golpe.
En el momento exacto, Ren calculó con precisión. Antes de que el ataque alcanzara su destino, desató un rayo de energía oscura desde su espada, cruzando el aire en línea recta. El rayo de oscuridad cortó el ataque de fuego en dos, desviando la explosión hacia los lados. El poder de la Espada de Oscuridad fue suficiente para reducir la fuerza de la técnica de Sophia, pero Ren no perdió ni un segundo.
Increíblemente rápido, Ren aprovechó la apertura creada por el rayo de energía, avanzando en un giro y atacando con la espada a Sophia. Un rastro luminoso y limpio impacto a Sophia, pero no solo se trataba de su velocidad, sino también de la fuerza del ataque, suficiente para hacer tambalear a la elementalista, quien retrocedió varios pasos, sorprendida por el daño mental que estaba recibiendo por un simple ataque.
El fuego alrededor de su hacha se extinguió momentáneamente, y Sophia se vio obligada a retroceder, respirando con dificultad, mientras Ren aprovechaba la brecha para seguir atacando. Sin usar habilidades especiales, Ren continuó con una serie de cortes rápidos que debilitó a Sophia.
Dejando por terminado el combate.
“¡Ganadora, Ren Ashbell!” Exclamó el comentarista.
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La arena de combate se encontraba cubierto por una brisa fría. Las dos combatientes se miraban con intensidad. Rimuru Tempest, empuñando su guadaña Voracidad, sentía cómo la energía de la guadaña fluía en ella. Frente a ella, Amara Weiss, con su mazo gigantesco, se preparaba para un ataque imparable. La lucha estaba por comenzar.
Amara no perdió tiempo y levantó su mazo hacia el cielo, desatando un golpe brutal que enviaba una onda de energía hacia Rimuru. Sin embargo, Rimuru reaccionó rápidamente. Movió Voracidad con gracia, e inmediatamente una capa de hielo comenzó a formarse a su alrededor, cubriéndola en un escudo glacial. El mazo de Amara chocó contra la barrera helada, haciendo que el impacto retumbara en el aire, pero la capa de hielo resistió, minimizando el daño.
"Es fuerte...," pensó Rimuru, mientras se mantenía firme. Sabía que Amara no se detendría tan fácilmente.
Con un rápido movimiento, Rimuru levantó Voracidad y lanzó una serie de ataques de hielo hacia su oponente. Cristales de hielo afilados volaron por el aire, apuntando directamente a Amara, quien rápidamente levantó su mazo para bloquearlos. La batalla parecía una danza entre el hielo y el metal, con Rimuru utilizando su agilidad y control sobre el hielo para mantener la distancia.
Amara, sin embargo, era poderosa. Movía su mazo con gran destreza, haciendo que los cristales de hielo se rompieran al contacto. Con un gruñido, cargó hacia Rimuru, dispuesta a finalizar la pelea de inmediato.
Pero Rimuru no se dejó intimidar. A medida que Amara avanzaba, Rimuru levantó Voracidad hacia el cielo, invocando una tormenta de nieve que comenzó a cubrir toda la arena de combate. El aire se volvió más frío, y grandes bloques de hielo comenzaron a caer como meteoritos. Amara intentó esquivarlos, pero la nieve caía tan rápidamente que era casi imposible evitar el impacto de los bloques de hielo.
"Debo actuar rápido," pensó Amara, levantando su mazo una vez más y desatando una poderosa onda de energía para abrirse paso a través de la tormenta. Sin embargo, el hielo que Rimuru controlaba era implacable. Los bloques de hielo que caían del cielo formaban una barrera imparable, y la arena bajo sus pies se transformaba en un terreno resbaladizo.
Rimuru vio su oportunidad. Movió Voracidad con velocidad, creando una línea de hielo que se extendió hasta Amara. Con un grito de concentración, Rimuru desató una avalancha de hielo hacia su oponente, envolviéndola en una capa impenetrable de cristales.
La fuerza de la avalancha fue demasiado para Amara, quien se vio atrapada por el hielo. Intentó liberarse, pero el hielo no solo la había atrapado, sino que había comenzado a absorber su energía, convirtiéndola en poder para Rimuru.
"¡No puedo...!" pensó Amara, mientras su mazo caía al suelo y su cuerpo quedaba completamente inmovilizado en el hielo. La tormenta de nieve cesó, y el campo quedó en silencio.
Rimuru, respirando con calma, observó a su oponente atrapada en el hielo. Sabía que había ganado. La avalancha de hielo había sido suficiente para desmantelar la defensa de Amara y dejarla sin capacidad para continuar luchando.
"Lo logré..." pensó Rimuru, mientras la nieve caía suavemente sobre el campo de batalla, señalando el fin de la pelea. Con un último movimiento, Rimuru deshizo el hielo alrededor de Amara, dejándola caer al suelo, derrotada.
El comentarista, con voz clara y llena de emoción, resonó en todo el estadio, anunciando el resultado del combate.
"¡Y ahí lo tienen, amigos y amigas! ¡Con una impresionante demostración de control sobre el hielo, Rimuru Tempest ha derrotado a Amara Weiss en un combate emocionante! ¡Un aplauso para ambas elementalista, que han dado todo en este enfrentamiento!"
La multitud estalló en vítores, algunos sorprendidos por la victoria de Rimuru, otros simplemente admirando su habilidad de vencer fácilmente a su contrincante. El comentarista continuó, su tono lleno de anticipación por lo que vendría después.
"Con este resultado, Rimuru Tempest avanza a la siguiente ronda. Pero antes de continuar, tendremos una hora de descanso para que los participantes se recuperen y se preparen para lo que será una de las rondas más intensas del torneo. ¡No se vayan, que la acción no ha terminado!"
La multitud asintió en señal de acuerdo, mientras la arena comenzaba a tranquilizarse, y las elementalistas se retiraban a sus áreas de descanso. El ambiente estaba cargado de energía, anticipando las rondas venideras.
                
                
                    