Capítulo 3- Testigo
17 de octubre de 2025, 0:12
-¡Yo tengo pruebas de su inocencia y además seré su testigo!-
Esa voz la conocía perfectamente, durante su destierro en el infierno, nunca lo había abandonado y lo visitaba regularmente, presumiblemente sin autorización.
Miro hacia atrás desde donde provenía la voz de su hermana menor, ingresando por la puerta estaba ella, se veía agitada y algo molesta. La observó con detalle, de pies a cabeza- ¡¿Pero qué carajos traes puesto?!- Su reclamo fue espontáneo, no le gusto, mucha piel expuesta. Vestia completamente de negro, eso no le importaba, sin embargo, en la parte superior sólo llevaba un peto que cubria su busto apenas gracias a su prominente escote, su cintura blanca quedaba descubierta “¿eso era un arete en el ombligo?” escandaloso, llevaba guantes hasta el codo, llevaba unas calzas irregulares (la pierna derecha estaba muy rasgada en diferentes zonas y la izquierda solo estaba cubierta un poco por debajo del glúteo). Para ser una princesa, una ángel primordial, la ‘pequeña niña’ de los ojos de su padre y de absolutamente TODOS sus hermanos estaba vestida inapropiadamente (según los estándares celestiales). Se armó de valor, necesitaba ver la reacción de sus hermanos, así que se obligó a mirarlos, estaban en shock, con la boca abierta en diferentes grados y los ojos muy abiertos, tres de ellos incluso se habían levantado de sus asientos indignados.
Ella se acercó lentamente, parecía divertirse o disfrutar el revuelo que causaba porque Lucifer sólo se fijó en sus hermanos no en el Consejo de Sera quienes estaban pasmados, ella se detuvo a su lado -Lamento la tardanza, pero no recibí una notificación sobre esta ‘reunión’- Se cruzó de brazos observando a sus hermanos -Afortunadamente estaba en el lugar indicado y llegue a tiempo, antes de que se cometiera nuevamente una injusticia en este salón-
Sus hermanos no la escucharon o simplemente no les importo en ese momento la ‘acusación’ de la ‘no notificación’, su vestimenta pasó al primer plano momentáneamente. El rey del infierno se percató de que sus escoltas estaban mirándola descaradamente de pies a cabeza repetidamente y se detenían demasiado tiempo en su busto con la boca abierta, el brillo dorado era evidente en sus caras -¡Hey! no miren a mi hermana así… como si fuera un trozo de carne y se la quisieran comer… descarados- era el rey del infierno, eso era cierto, pero no aprobaba que su ‘hermanita’ se vistiera así y mucho menos toleraba que la miraran de esa forma. Se saco su chaqueta rápidamente -Ponte esto quieres- le exigió mientras se la entregaba -No soporto que estos imbeciles te miren así- cualquier temor o inseguridad había desapareció definitivamente.
Ella sonrió divertida mientras recibía la chaqueta -Uy… ¿Quién diría que el famoso rey del infierno era tan mojigato?- se burló -Además, hasta donde sé… mirar no es pecadooo- sí, definitivamente disfrutaba fastidiarlos.
-¡Ustedes dos!- grito Azrael enfadado dirigiéndose a los escoltas, levantándose bruscamente de su asiento y botandolo en el proceso -¡Salgan del salón ahora mismo!- un aura oscura lo rodeo -Y no se atrevan a mirar mi hermanita así de nuevo-
Ambos se pusieron rígidos al instante, el imponente ángel de la muerte era alguien de temer -Como ordene señor- dijeron al unísono, se reverenciaron y se retiraron rápidamente sin atreverse a mirar a nadie más.
-Ves lo que provocas Salael- comentó Michael con tono molesto, ella rodó los ojos -¿Cómo se te ocurre venir vestida así?- Puede que no tengan la mejor relación del mundo, que se digan pesadeces regularmente y todo eso. Pero ella seguía siendo su hermana menor, no importaba nada, le ardía en su interior el hecho de que la miraran con deseos insanos.
Ella por otro lado trató de evitar la exploción de risas que le causó ese comentario, lo logró por poco -¿Te das cuenta de lo misóginas que son tus palabras hermano?- respondió calmada, pero aún así se colocó la chaqueta que le entregó Lucifer -Todo está en sus pequeñas mentes… si fuesen ángeles puros de corazón… mi vestimenta no causaría tanto revuelo- se cruzó de brazos, fingiendo estar ofendida -Como sea, esto es un juicio ¿no?, enfoquémonos en eso- suspiró, miró primero a Sera y luego a Joel -Hace un tiempo estoy investigando sobre los exterminios del infierno a manos de Adán y sus exorcistas-
-¡¿Qué?!- Leroy fue quien habló esta vez sorprendido -¿Los exterminios son reales?- su hermano era tan adorable pensó ella distraídamente, siempre alegre y cálido, lo adoraba. Después de Lucifer, él es quien les sigue en altura, ella le llega al hombro, lo que le permite un calce perfecto para los abrazos según ella . Al igual que el resto de la Corte (sin considerar a Rafael que era un hippie de pelo suelto, alborotado con algunas trenzas finas entremedio y ropas ligeras, sueltas como la de los monjes humanos de Asia) también vestía un elegante traje, blanco al igual que su gorra con detalles dorados con la corona dorada de hojas en ella (Azrael era el único que no la usaba ya que tenía en su cabello unos prendedores que se transforman en una especie de glóbulos oculares alados. Ella dejo de usarla después del destierro de su amado hermano, el halo brillante con nueve puntas caracteristico de su linaje también flotaba sobre su cabeza (como en todos sus hermanos, menos en ella en ese momento, lo había ocultado para ir al infierno), su cabello rubio era el único que se parecía en color al de Lucifer pero con un peinado diferente y cabellos más largo, sus dos pares de ojos eran negros (el par inferior casi siempre estaba cerrado dando la sensación de que tenía ojeras).
-Así es hermano mío, escuche de ellos hace poco más de un mes, cuando una demonio nacida en el infierno subió al cielo para hablar con Sera y su consejo sobre un hotel para redimir a los pecadores y así evitar estos exterminios que tienen como objetivo evitar la sobrepoblación y una eventual rebelión… aunque sinceramente dudo que eso ocurra, es la imaginación y miedo de la Serafin- le comunicó, los mencionados en ese comentario se pusieron aún más rígidos -Tal y como menciono Lulu, hay un contrato firmado por él, Sera y Adán… Lo curioso de este contrato es que en sus tres copias, la primera línea comienza con la frase: La Corte Celestial demanda al rey del infierno… y hasta donde sé la Corte Celestial, a la que pertenezco ‘según tengo entendido’- lo último lo ironizó provocando que Michael rodara los ojos -Nunca ha demandado aquello y por lo visto… ustedes tampoco están al tanto- comentó al ver sus miradas confusas.
-¿Tiene pruebas de este dichoso contrato princesa?- Pregunto Sera con seguridad.
-De hecho sí, Seraaa- con su magia hizo aparecer tres carpetas de diferentes colores en su mano derecha -Estos son los contratos originales- se rascó la mejilla con nerviosismo -Lo admito, los tomé de forma irregular de las oficinas de los aludidos... Pero… como dije desde un inicio, estaba investigando y dudo mucho que me los hayan mostrado si se los pedía- con un chasquido de sus dedos estos aparecieron frente a Joel. Él abrió las carpetas y leyó rápidamente los documentos, estos fueron pasados de mano en mano a todos sus hermanos. Primero a Michael que estaba a su derecha, luego Lionel/Leo y finalmente a Azrael quien con un chasquido se los pasó a Gabriel que estaba sentado a la izquierda de Joel, siguiendo por ese camino los leyó Rafael y por último Leroy quién hizo que volvieran de nuevo a Joel.
-Los documentos parecen estar en orden hermana, es como dices… no apruebo en absoluto tu forma de obtenerlos, pero eso lo discutiremos después de esta reunión- habló Joel calmadamente, siempre un diplomático -Tal y como fue mencionado, estos documentos hablan sobre el exterminio a los pecadores, Lucifer no intervendría en ellos a menos que un nacido del infierno fuese atacado… ¿No es así?- Sus hermanos menores, Lucifer (Samael) y Salael, asintieron -Entonces asumo que un nacido del infierno fue atacado y por eso interviniste- miró a su hermano, lo confirmó con la mirada -De alguna forma todo se salió de las manos y Adán terminó muerto, otra vez-
-Así es- respondió el aludido
Leo habló con voz firme y una mirada penetrante detrás de sus gafas -¿Cómo justificas las otras acusaciones?- preguntó el ángel de la vida, su cabello azulino inmaculado atado en una cola baja que sacudió al preguntar -¿Qué pasa con la insubordinación y rebelión del infierno?-
-Bueno… creo que eso es… sólo una exageración- a pesar de que su hermana estaba apoyándolo, volvió a sentirse nervioso, Leo desde siempre lo ponía nervioso -Algunos habitantes del infierno estaban defendiéndose… por primera vez… ya que el primer objetivo de Adán… y las exorcistas fue atacar al hotel que desea… redimir a los pecadores… y que es dirigido por una nacida del infierno-
-¡¿Cómo puedes no llamarlo rebelión e insubordinación, demonio mentiroso, si nos atacaron con armas celestiales y masacraron a mis hermanas? maldito demonio!- bramo Lute fuera de sí -¡Apuñalaron a Adán, más de una vez! Todos ustedes, malditos pecadores… demonios… deberían desaparecer de una vez por todas-
-Cuida tus palabras, Lute- ciceo Salael mirándola fijamente, la temperatura del salón comenzó disminuir drásticamente en señal de su enojo, sus ojos azules dispares oscuro el derecho y claro el izquierdo, cambiaron de color, ambos ahora dorados con la esclerótica negra, sus tres pares de alas emergieron negras en su espalda (muy rara vez dejaba ver un par de ellas, sacarlas todas era señal de alerta). Estaba enfadada, muy enfadada lo que provocó que sus hermanos se pusieran atentos ante cualquier inconveniente, tampoco les gusto la forma en que hablaba Lute, Gabriel iba a llamarle la atención pero su hermana se adelantó.
Los miembros del consejo, incluida Lute, se petrificaron en sus asientos al verla así -No olvides dónde estás ni quienes están presentes, eres la de menor rango aquí… la única humana… estás bañada con la sangre de los de tu misma especie- a medida que hablaba la temperatura bajaba aún más y la luz naturalmente brillante se opacaba, la miró con desprecio antes de agregar -Sé perfectamente que tanto Adán como tú y el resto de tus ‘hermanas’ exorcistas disfrutaban con estas matanzas, para ustedes no era más que una diversión… un entretenimiento, lo que es despreciable… Además, no puedes hablarle así a ‘Mi’ hermano… Lucifer no sólo es el Rey del infierno, puede que esté ahí como consecuencia de acciones pasadas, pero sigue siendo un ángel primordial y un príncipe celestial. Así que te recomiendo que en el futuro, te dirijas a él apropiadamente, con el mismo respeto que te debes dirigir al resto de la Corte Celestial y no hables para vomitar tonterías que no aportan en nada… no te corresponde decidir, juzgar, ni siquiera hablar si no se te pregunta algo… así que guarda silencio-
-Mi hermana tiene razón- hablo tranquilamente Joel a pesar de también haberse molestado por el comportamiento de la exorcista -Lute, no puedes hablarle de esa forma tan irrespetuosa, debes recordar tu posición, sólo se te permitió estar presente aquí el día de hoy porque la Serafin Sera lo pidió. Por tu imprudencia abandonarás en este instante este salón y este sector del cielo-
-Si señor, disculpe mi atrevimiento- se disculpó la exorcista sintiéndose humillada. Se levantó y voló hasta la salida donde un guardia ya la estaba esperando para escoltarla.
-Salael, hermana, se que estas muy enfadada en este momento, pero calma tu corazón y tu mente por favor- Le pidió el mayor de todos los príncipes con una cálida sonrisa.
-Joel tiene razón, no pierdas el control de tus habiliades- comentó Azrael algo divertido, mientras acomodaba los prendedores en su cabello negro azabache -Mi temperatura corporal de por si es baja, pero siento que me estoy congelando. Haznos a todos un favor y respira profundo quieres… hermanita- le sonrió con algo de burla -Como te enseñe y piensa en cosas lindas-
Ella lo miró con el ceño fruncido, si no estuviesen en esta clase de situación tan formal como mínimo le hubiese levantado el dedo del medio, pero debía ser respetuosa así que obedeció. Azrael era su tercer hermano mayor, gemelo menor de Leo y su mentor junto con Leroy, su relación era muy estrecha, lo respetaba más de lo que a veces admitía o mostraba De acuerdo hermano- cerró los ojos, suspiró profundamente tratando de serenarse, sus alas volvieron a ser blancas antes de desaparecer y al abrir sus ojos ya eran azules dispares, poco a poco la temperatura del salón subía y la luminosidad del lugar volvía a ser la misma -Tengo pruebas que quisiera mostrar a la Corte, pruebas que ponen en contexto lo sucedido en el infierno sobre la ‘supuesta rebelión’-