Buenas noches
12 de septiembre de 2025, 20:47
Número de palabras: 345
------------------------------------------------------------------------------------------
—Sherlock, a la cama —ordenó John, con aquel tono tan severo que permitía al detective identificar que no se encontraba ante el amable doctor que era su pareja, sino ante el tajante Capitán Watson—. Ahora.
A pesar de saber que era inútil luchar, hizo el ademán de formar un puchero en sus labios.
—Ahora —repitió su pareja, con un tono más autoritario, antes de girarse (acabando con cualquier intento de protesta por parte del detective) hacia el dormitorio.
Sherlock refunfuñó para sus adentros.
Le habría encantado continuar trabajando en el último caso que le había confiado Lestrade, pero sabía que no había nada que hacer cuando su pareja se presentaba tan decisivo en algo, por lo que se levantó y caminó, arrastrando los pies en cada paso, hasta la habitación.
Al entrar, pudo ver a John, con las luces apagadas, ya recostado sobre la cama de matrimonio y sosteniendo un libro entre sus manos, que era iluminado por una pequeña lamparita de la mesita de noche.
El médico apenas le dirigió la mirada mientras se acercaba a la cama y se dejaba caer hacia adelante, aterrizando con gran estrépito contra el colchón. John tuvo que reprimir una risilla cuando Sherlock comenzó a serpentear sobre las sábanas hasta llegar a la parte más alta. Se metió dentro de la cama y se acurrucó contra el cuerpo de su pareja.
Así, transcurrieron algunos segundos hasta que, sin previo aviso, Sherlock tomó el libro que tenía John entre las manos y lo dejó cerrado sobre la mesilla de su lado.
—¡Oye! —exclamó confundido Watson, tratando de alcanzar el libro de nuevo.
—Página 105 —dijo sin inmutarse el detective, apretándose más contra su cuerpo—. No pienso dormir sólo.
El ánimo de John cambió al momento. Acarició la suave mata de rizos negros que se extendía sobre su pecho y se hizo consciente de como la respiración de Sherlock se iba relajando con el paso de los minutos.
Con esto, no pudo evitar sentir que su propio cuerpo se fuera acomodando al notar la tranquilidad de su pareja sobre él.