Di que sí
12 de septiembre de 2025, 20:43
La rodilla apoyada en el suelo, el frío sudor fluyendo por la columna vertebral y el amor recorriendo las venas. Así era como se presentaba ahora Greg Lestrade, ante su pareja, que miraba boquiabierto y sin palabras la pequeña caja que sostenía entre las manos el inspector, y que contenía un reluciente anillo de oro.
—Mycroft Holmes —habló por fin Greg, recuperando la mirada de su pareja—. ¿Te casarías conmigo?
—G-Greg…, Dios esto es…, yo…, no sé qué decir… —tartamudeó Holmes.
—Di que sí Mycroft —dijo, con una voz suplicante y llena de temor—. Di que sí y hazme el hombre más feliz del universo.
Las manos de Lestrade comenzaron a temblar. Le aterrorizaba el silencio que se había generado y que con cada segundo él interpretaba más cercano a una negativa.
Pero todas sus horribles dudas se vieron rápidamente disueltas con el cálido abrazo de Mycroft, quien se abalanzó sobre él con los ojos llenos de lágrimas y con dos únicas palabras en sus labios:
—Sí quiero.
Greg correspondió al abrazo y dejó que sus propios ojos se inundaran de felicidad. Ambos se apretaron con fuerza, dispuestos a no dejarse escapar nunca.
