ID de la obra: 833

Liberarme para amarte (Nygmobblepot/Hattercrow)

Slash
NC-21
Finalizada
1
Fandom:
Tamaño:
83 páginas, 22.139 palabras, 21 capítulos
Descripción:
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Alicia cubierta de sangre

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Narra Jervis —Alice, nunca me amas. Eso ya lo tengo asumido… —comencé a decir.  La chica que permanecía atada a una silla frente a mí no paraba de llorar y suplicar por su vida, pero no tenía intención de soltarla; la necesaria para desahogarme. Siempre estuve convencido de mi amor por Alice, pero cuando conocí a Jonathan Crane, mi hermoso rey del terror, todo el amor que sentía o creía sentir por ella se desvaneció de inmediato... sin embargo, su recuerdo a veces seguía perturbando mi mente. . .  Lo único que podía calmar esos recuerdos y hacerlos desaparecer era acabar con su vida y, por culpa de Jim Gordon, eso era ahora imposible. Mi única alternativa era asesinar a aquella chica tan parecida, era casi idéntica. Tenía la esperanza de que convenciendo a mi cerebro de que ella era la verdadera Alice podría liberarme. —Por favor, por favor…, señor. Yo no me llamo Alice, se confunde de persona —gimoteaba sin parar. —Shh —la mande callar llevando mi dedo índice hacia sus labios y un cuchillo a su cuello—, se que no lo eres- suspiré con pesar— pero la mujer a la cual tenía que haber dicho estas palabras ahora está muerta, y tú te se ha convertido en una sustituta perfecta para aliviar mi mente —la agarré suavemente la barbilla con la mano que antes callaba sus labios y moví su cabeza, de un lado a otro, observando todos sus ángulos—. Eres tan parecido a ella… Sin despegar el cuchillo de su cuello miré mi reloj de bolsillo: Las cuatro y media de la tarde. —Bueno Alice, debo irme. Tengo una reunión muy importante para mí. —Por favor, señor —decía entre lágrimas, aterrorizada por el metal que enfriaba la piel de su cuello—. Puedo hacer lo que usted quiera. Negué con la cabeza. —No, Alice, no —le lanzó una mirada asesina y agarré rápidamente con mi mano libre un trozo de pelo de su flequillo, tirando fuertemente de él hacia atrás, exponiendo aún más su cuello ante mi cuchillo—. Ya no quiero nada de ti, absolutamente nada. Porque… —me temblaba la voz por la rabia y la emoción—. ¡YA NO TE AMO, ALICIA! —acto seguido rajé su cuello.  La sangre comenzó a salir a borbotones de la herida abierta. Observé la escena con detención, notó un gran alivio. Cuando planifiqué el asesinato tenía mucho miedo de arrepentirme pero, para mi orgullo, sentí una gran satisfacción con el espectáculo. No podía despegar mis ojos de los suyos. Quería ser consciente de cómo la luz huía poco a poco de su mirada. —¡YA NO TE AMO, ALICE!- volvió a gritar entre carcajadas a la moribunda chica —¡PÚDRETE EN TU TUMBA, HERMANITA! ¡TE VEO EN EL INFIERNO! La cara de la falsa Alice perdió el color por completo. Tras confirmar que estaba muerta, dejó caer la cabeza de la chica. Me alejé del cadáver, limpie el cuchillo ensangrentado con un pañuelo y lo guardé. Me alisé el chaleco granate y la americana marrón a cuadros que llevaba y cogí mi sombrero negro de copa que había dejado apoyado en la mesa de madera dispuesta dentro del almacén, justo en el centro y en la cuál había tomado el té junto a Alice momentos antes. Me ajusté el sombrero a la cabeza y me dirigí a la salida, no sin antes echar un último vistazo a mi joven víctima. Salí del viejo almacén y respire el frío aire salado que el viento arrastraba desde lo más profundo del mar. El puerto me ofrecía unas hermosas vistas que consiguieron relajar mis nervios. Sabía que aún no había alcanzado mi destino. Aún debía lograr enamorar a mi joven enmascarado y estar junto a él. Y también sabía quién podía ayudarme.
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