ID de la obra: 833

Liberarme para amarte (Nygmobblepot/Hattercrow)

Slash
NC-21
Finalizada
1
Fandom:
Tamaño:
83 páginas, 22.139 palabras, 21 capítulos
Descripción:
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Un hombro sobre el que llorar

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Narra Oswald Después de ser liberado por el Sombrerero me dirigí de nuevo a mí mansión. Había parado de llover. Ya había liberado de la hipnosis a mi chofer así que use mi coche para volver. Eran ya las nueve de la noche,me había perdido la reunión con los jefes mafiosos y debía enviar un mensaje para informar del motivo de mi ausencia y así evitar que estallara una guerra. Llegué a la mansión y entré. Curiosamente escuché unos sollozos que venían del comedor. Entré en él y me encontré con Edward sentado en el sofá, empapado, abrazando un cojín, sin las gafas y con los ojos rojos. — Edward, ¿Qué te ocurre? — dije, muy preocupado, mientras me acercaba rápidamente a él. Él me miró en silencio, sin poder articular una palabra. Al ver lo destrozado que estaba reaccione impulsivamente: Me incliné y lo abracé fuertemente. En ese momento solo deseaba poder calentar su cuerpo congelado por la lluvia y arrancarle la tristeza, no pensé, solo actué. Para mi alivio, Edward correspondió mi abrazo. Sus fuertes brazos rodearon mi cuerpo y sonreí por primera vez en lo que llevaba de día, acaricié suavemente su espalda en un gesto reconfortante. Al cabo de unos minutos nos comenzamos a separar y pude observar de nuevo sus enrojecidos ojos. Limpie con mi pulgar una nueva lágrima que escapaba en aquel momento, y volví a preguntar: — ¿Qué te ocurre? — Es Isabella… — dijo Su voz estaba tan rota y sonaba tan ahogada que se me formó un nudo en la garganta. Como si de una enfermedad se tratara me había contagiado la tristeza que sentía, me partía el alma verle así. Pero…¿Había dicho que era culpa de Isabella? ¿Esa mujer le había hecho daño? — ¿Te ha ido mal la cita? ¿Por qué estás mojado? — Llevo desde aproximadamente las seis tirado en un callejón… — dudó en continuar, como si temiera mi reacción-, llorando. Isabella se ha enfadado conmigo. — ¿Por qué? — pregunté, incrédulo. — Es que… — las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos-, no lo sé- agachó su cabeza y la apoyó sobre mi hombro. Acaricié suavemente su pelo castaño. — Edward, no te preocupes. Todo va a salir bien, ¿vale? — dije — . Te lo prometo. Te prepararé algo de sopa mientras te cambias esa ropa y luego te vas a la cama, debes estar agotado. Fui a la cocina, preparé una sopa instantánea y volví con ella al salón. Me encontré a Edward con una bata negra con adornos dorados, algo más seco. Le tendí la taza con sopa caliente y bebió un sorbo. Ya estaba más calmado. — Bébelo y ve a dormir. Si quieres voy y hablo mañana con Isabella para ver qué ha pasado. Sin decir nada terminó de beber la sopa de un trago, asintió, me dio otro breve pero fuerte abrazo y se levantó. Cuando le vi desaparecer por las escaleras solté un suspiro y sonreí, sonrojándome, al recordar el tierno abrazo que habíamos compartido hacía unos momentos. De un momento a otro la rabia reemplazó a la felicidad, Isabella había hecho daño a Edward y pagaría por ello.
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