La marea del Amanecer
13 de septiembre de 2025, 13:03
Las veces que me la he topado, es como un fantasma en los pasillos. Su presencia es fuerte, densa y misteriosa; sin embargo, a mí siempre ha atraído la fuerza de su mirada cuando me mira. Cómo si pudiera quitarme la piel y ver mis entrañas y secretos con solo un pequeño vistazo.
Son las 6:30 am y me estoy preparando para la escuela, aunque en realidad solo quiero impresionarla. Todas las mañanas y todas las tardes la veo en un ambiente de secretismo, cuando los pasillos están en una espeluznante calma y cuando el sol ya está por esconderse en el horizonte.
Ambas tenemos vidas completamente diferentes fuera de nuestra burbuja. Ella tiene a Lupita, una extravagante y extrovertida mujer; con nervios de hierro y un repertorio de comedia infinita. Yo tengo a dulce, mi mejor amiga. Junto con ella, pertenezco a un grupito de más niñas. Pero sin duda nadie es como ella...
Mi chófer me deja en frente de la escuela, delimitada con rejas altísimas que imponen respeto. Cómo siempre, Yuri está en nuestro rincón secreto esperando por mí: un rincón oculto en el amplio jardín que rodea el edificio.
Me acerco a ella y la abrazo fuerte, Yuri me envuelve en sus brazos y me levanta ligeramente.
-Hola Dani.
-Holaaa, te extrañé.
-!Pero nos vimos ayer!- una risita sale de ella al mismo tiempo que me baja suavemente.
Solo sonreí como respuesta. Ella no sabe lo que realmente provoca en mí y no sé si algún día seré capaz de decirle.
Caminamos hacia uno de los salones vacíos. Dónde nos acurrucamos en la penumbra a hablar de todo y de nada.
-¿No te gustaría vivir juntas algún día?
La pregunta me tomó por sorpresa, claro que me gustaría vivir con ella. Me gustaría hacer muchas cosas con ella, experimentar cosas nuevas, etc... Podremos solamente estar en el mismo espacio sin hacer nada, pero si es con ella todo es interesante y bello.
- ¡Claro que me gustaría! ¿Deberíamos empezar a ver algunas opciones? Obviamente los electrodomésticos tienen que ser azules y rosas...-
Yuri solo se rió de mí - ¡Cálmate! Todavía tenemos mucho tiempo para ver eso - Ella sonrió de una forma tan brillante que solo pide quedarme embobada con su belleza. Solo la necesito a ella cuando mis días son grises.
La campana sonó, nosotras reímos por última vez y nos abrazamos en forma de despedida. El día transcurrió con tranquilidad, Dulce me platicó sobre su nueva conquista y parecía que la clase de química quería acabar conmigo.
Ya eran las 2:00 pm y terminamos clases. Me despedí de Dulce y nuestras demás amigas. Salí casi corriendo en busca de Yuri, quería contarle todo sobre mi día e invitarla a mi casa. La encontré en los salones del tercer piso, dibujando en un rincón y con sus audífonos puestos. Se veía tranquila; de ese tipo donde nada ni nadie existe, donde el tiempo transcurre lento.
Me quedé observando esa imagen como si mi vida dependiera de ello. Solo fueron unos segundos, pero se quedaron marcados en mi mente como tatuajes. Ella se movió primero, volteando a mi dirección y saludandome con la mano. Yo solo pude moverme lentamente en su dirección. Llegué y me senté a su lado, la abracé como si me estuviera aferrando a la tierra firme.
-¿Y esto?
-Tenía ganas de abrazarte.
Yuri solo rió con mi comentario.
-¿Tanto me quieres?
-Obviamente, eres una de mis mejores amigas.
La palabra salió como una daga que me atravesaba, yo no quería ser su mejor amiga...
-Que bueno, porque tú también eres una de las mías. A veces eres muy rara, Levi.
-¡Ey, yo estoy aquí abriendo mi corazón contigo y tú me insultas!- falsamente indignada la empujé ligeramente, deshaciendo el abrazo.
-¡Pobre princesa! Disculpe su majestad, como se atreve esta pobre plebeya a insultar su santa presencia.- dijo con sarcasmo satírico. Se le formó un hoyuelo cuando sonrió.
Estuvimos aproximadamente una hora hablando de nuestros días, yo estaba apoyada en ella, tan cerca como fuera cómodo para las dos. Ya nos habíamos acostumbrado a esta rutina, a la cercanía y la presencia de la otra. La tomaba de la mano con cariño cuando al fin le dije:
-¿No se te antoja venir a mi casa? Mis papás no van a estar hasta tarde y no quiero estar tan sola.
Ella dudó un segundo, pero me respondió rápidamente con una afirmación. Fue entonces cuando le llamé al chófer para que viniera por nosotras. Pocos minutos después, nos estábamos subiendo al carro con una emoción contenida. A pesar de que era común que invitara a Yuri a pasar la tarde en mi casa, siempre nos emocionaba al menos un poco poder tener más tiempo para disfrutar de la compañía de la otra.
El trayecto estuvo marcado por risitas y dibujos rápidos en la libreta de Yuri. Las miradas se cruzaban de ves en cuando, entre risas y susurros. Cuando llegamos, nos dirigimos directamente a mi habitación; llena de decoraciones rosas, negras y blancas.
Yuri contrastaba con el ambiente: ropa oscura pulseras gruesas y una sudadera con estampados de bandas de rock. Somos completamente diferentes y, sin embargo, nos complementamos tan bien como piezas de rompecabezas. Ella se acostó en mi cama, dejándose llevar por la calma del colchón esponjoso.
Hicimos todo y nada: hablamos de nuestros días, cocinamos y vimos películas hasta que el sol se puso.
-Yuri, ya es tarde, ¿No te quieres quedar a dormir?- yo había hecho esa pregunta muchas veces, esperanzada de que tal vez algún día me aceptara la invitación. Aunque, como siempre, me respondió rechazando la oferta.
-No Dani, perdón, tengo que llegar a casa.- Me dijo mientras se ponía los zapatos y agarraba su mochila. -Será en otro momento, lo prometo.-
-Está bien, será otro día-
-¿Al menos me dejarás llevarte a tu casa? Ya es muy tarde para que te regreses caminando...
-No te preocupes, yo me las arreglo.- Y sin dejarme protestar, me abrazó fuertemente y se despidió de mí. Dejándome con muchas preguntas y un sentimiento que no debería existir.