Vendaval

Pasaron dos días sin pena ni gloria, nos encontrábamos como siempre en pasillos, salones y en el jardín. Pero llegó un día donde no vi a mi fantasma por ningún lado. No sentí su presencia ni su calor. Obviamente me preocupé mucho, ¿dónde se estaba escondiendo?, ¿acaso está enferma? Así paso por tres días, hasta que resolví en buscar a Lupita y preguntarle qué pasaba con Yuri. Dulce, una personalidad modesta y recatada pero muy atrevida a veces, no estaba por ningún lado. Se salió corriendo después de la clase de deportes. Me pareció extraño, pero seguro fue a buscar a su misterioso alguien del que hablaba muy seguido. Encontré a Lupita cerca de la cafetería. Cómo siempre, iba extravagante, pero parecía un poco más sonriente de lo normal. -Em.. Hola Lupita- Realmente yo no la conozco, solo la ubico porque es la mejor amiga de Yuri; por lo que la conversación fue un tanto incómoda y estática. -Daniela, que sorpresa ¿Desde cuándo las princesas se acercan a cortesanas?- Algo que tengo la necesidad de explicar es que Lupita es becada, y no habría ningún problema con ese hecho si no fuera porque mucha gente de la escuela la trata mal por lo mismo. Yo, personalmente no la rechazo, pero estoy consciente de que no he hecho mucho por mejorar su situación. No he parado rumores, ni he detenido acusaciones crueles. -Bueno es que te quería hacer una pregunta, si estás disponible claro.- -No, chiquilla, no te voy a cobrar barato ni hacer descuento porque seas amiga de Yuri si es a lo que te refieres- Me quedé en silencio mientras mi cara se iba llenando de un caluroso rubor. -Em... No venía por eso jaja. Solo quería saber qué pasa con Yuri.- Mi voz salió con pena, como si estuviera preguntando algo vergonzoso. -Está enferma.- -Entiendo- Soné demasiado triste, la extrañaba más de lo que quería admitir- De casualidad... ¿Sabes de casualidad su dirección o su número de teléfono? Solo para ver si le puedo llevar algo o hacerle compañía.- Lupita parecía un poco más relajada, creo que entendió que realmente no venía a molestar; si no que por genuina angustia. -La verdad no tengo idea de dónde vive y no es mi lugar para darte su número, pero yo le digo que la buscas.- Creo que notó como se me iluminó el rostro porque me guiñó el ojo y se fue. Esa conversación, por más incómoda que fuera, me dio esperanza de poder saber cómo estaba. Realmente me pareció un poco raro su secretismo con respecto al número de Yuri; pero entiendo que probablemente tenga varios pretendientes aquí y allá y por eso no quiera que se difunda sin su permiso. Después del encuentro me reuní con Dulce para irnos a casa. A veces yo me ofrecía a llevarla en mi carro. -Te escapaste con tu pretendiente, ¿verdad? -Su cara se tornó de un rosa intenso, dándome la respuesta que buscaba. - Ya te caché, loca. Crees que puedes andar por ahí ligando sin que me dé cuenta.- Solté una risa pícara, su reacción fue incluso más respuesta de lo que pensé que sería. De tapó los ojos con las manos y empezó a balbucear cosas inentendibles. -¿¡Cómo te enteraste, Dani!?, ¿Será que ahora te tengo que dar el título de acosadora?- Ya por fin se relajó un poco y me volteó a ver - Si, estaba con esa persona... ¡Pero nada más hablamos! No te vayas a crear historias sin sentido Dani, porque ya sé cómo eres.- -¡Oye! Yo no creo historias, yo tengo premoniciones no siempre acertadas sobre las cosas- dije con falsa indignación, pero con una sonrisa que no pude ocultar. El camino fue calmado hasta que una pregunta inocente salió de dulce: -¿Y tú Dani?, ¿no te interesa nadie? Me quedé helada. No por la pregunta en sí, si no porque no sabía cómo responder. Creo que siento algo por Yuri, estoy casi segura; pero no creo que ella sea como yo. No creo que ella pueda gustar de mí de la forma en que ella me gusta a mí. Creo que mi semblante cambió, porque Dulce empezó a querer reconfortarme. -¿Que pasa Dani? Perdón si me entrometí demasiado, es que como estábamos hablando del tema pues se me ocurrió preguntar. Su cuerpo se acercó al mío y su mano subía y bajaba por mi espalda es un intento de hacerme sentir mejor. -No te preocupes, Dulce, no hiciste nada malo; lo que pasa es que esa persona no me quiere, o no creo que me quiera de la mis forma que yo lo hago. Pero o sea está bien, encontraré a alguien más. Estoy segura. ¡Que mentira! Cómo iba a encontrar a alguien como Yuri Bosé, la niña cariñosa, el fantasma tan cálido que acosa mis sueños y suspiros, aquella persona que me hace sentir comprendida. Pero por otro lado, tengo que dejar estos sentimientos ir, ¿Qué pensaría ella si supiera que quiero algo más que solo ser su amiga?, ¿que quiero que sea lo último que vea en el día y lo primero que vea en la mañana? -Ay amiga... Te juro que encontrarás a alguien, con lo bella que eres te puedes conseguir a un verdadero príncipe encantador. Ya sabes cómo dicen: hay muchos peces en el mar.- se rió bajito y yo le seguí, no me queda más que repetir esa frase como un mantra e intentar que este sentir se lo lleve el viento que lo trajo. Nos distrajimos volviendo a las conversaciones vanales hasta llegar a su casa. Me dio un abrazo y se fue. En mi camino de regreso no pude evitar perderme en mis pensamientos. Pensé todo y nada. Pensé en como borrar el rastro de Yuri de mi mente, como un alguien que intenta borrar pluma con borrador. Pensé en su sonrisa, en sus ojos oscuros, es sus manos suaves que siempre estaban manchadas por algún material de arte, pensé en ella. Cómo un todo. Esa noche mis sueños eran acuarelas azules. Paisajes de rosas rodeadas del cielo azul más intenso que podría existir. Soñé con una pareja que corría por el campo compartiendo sonrisas y toques dulces; sus caras eran borrosas, pero juraría que eran dos mujeres... Cómo me gustaría que esto no fuera solo un sueño...