2- Camino a la perdición
19 de septiembre de 2025, 11:58
El yate de la fundación AEther aún navegaba, pero ya en dirección a la isla artificial. Habían pasado las horas y Lusamine y Guzma estaban echados en la cubierta, completamente mareados, en silencio, mirando a las estrellas. Se les había hecho de noche entre tanta fiesta, y según iba pasando el efecto del champán y la marihuana, Lusamine iba sintiéndose pesada, revuelta, y arrepentida por lo que había hecho, tenía una resaca horrible, esa botella de champán era demasiado grande y no debió mezclarla con el porro. Por su lado, el jefe del Team Skull estaba igual, se había comido tantas malasadas y otras porquerías que había estado vomitando, no le sentó nada bien aquella bebida de ricos.
—Oye... jefa...—Le llamaba la atención el hombre de cabello blanco a la mujer rubia, aún echados en la cubierta, uno al lado del otro.
—¿Qué quieres?—Preguntó con molestia ella, sin mirarle siquiera, se mantuvo con los ojos cerrados, intentando que se le pasara el malestar.
—El champán sabe a mierda, la próxima vez pillamos cervezas o algo...—Dijo como si nada Guzma, sonriendo a pesar de estar hecho polvo.
—No va a haber próxima vez, idiota, y más te vale no decir nada de esto a nadie, ni siquiera a tus amigos más íntimos del Team Skull.
—No voy a decir nada... lo juro... sé lo importante que es para ti tu imagen y esas chorradas.
—Guzma, no son chorradas, soy una persona muy importante y he construido una gran e impecable reputación que puede venirse abajo estrepitosamente por culpa de algo como esto.
—Tsk... en mi opinión pasan cosas peores en los laboratorios de la fundación, y eso, según tú, no es tan malo si se descubre...
—No pienso tener esta discusión contigo.—Ella se incorporó, sentándose en el suelo de la cubierta del yate, observando cómo llegaban al Paraíso AEther.—Recuerda, como digas algo de lo sucedido aquí... estás muerto...
—Joder, ni que hubiéramos matado a alguien, solo has tomado champán y la mitad de un porro.—Él también hizo lo mismo, molestándose con Lusamine, aunque en el fondo sabía que eso era lo que iba a suceder una vez que se fueran los efectos de las drogas.—Pero ya te he repetido que no voy a soltar palabra. Igualmente sigue estando en pie la propuesta si quieres volver a pasarlo bien con el malote de Guzma, estoy a tu servicio después de todo.
—Ya veremos... tengo que estar en mis cinco sentidos al gestionar la fundación y mis cosas, casi no dispongo de tiempo libre, o al menos no me gusta tenerlo porque quiero avanzar en la investigación de los ultraentes lo antes posible... El caso es que ahora mismo todo está estancado por culpa de Lillie, y por eso he acabado así, hasta que demos con Cosmog no podemos abrir ultraumbrales.
—Es una putada, lo sé, por eso te recomiendo que apartes eso y despejes tu mente, presi, no tiene sentido dejarse la mollera en esas mierdas cuando no puedes hacer nada.
Lusamine no contestó y se quedó pensativa, empezaba a tener algo de frío, pues seguía en bikini y su vestido estaba manchado de champán.
Con cuidado se levantó del suelo, aunque algo mareada por el oleaje y la leve resaca que todo aquello le dio, y Guzma, rápidamente trató de levantarse para sostenerla y que no se cayera, agarrándola de un brazo despacio, también notó que su piel estaba muy fría y se quitó su sudadera para ponérsela por encima.
—¿Qué haces Guzma?—Preguntó seriamente ella, mirando hacia él, que sonreía de vuelta.
—Bueno, falta un poco por llegar y he notado que tienes frío,—Contestó este, casualmente mirando hacia los senos de la mujer, en los cuales se marcaban levemente sus pezones por lo fina que era la tela.—aquí en mitad del mar casi de noche refresca~
—¿Me estás mirando las...?—De pronto la rubia agarró mejor la sudadera y se tapó a sí misma para que él hombre dejara de mirarla.—Maldito descarado... Solo aceptaré tu mugrosa sudadera para que no me lances miradas lascivas...
—Por Arceus... eres demasiado quejica... no se puede ni ser caballeroso contigo, Lusamine.—El de pelo blanco suspiró y le dio la espalda.
—A partir de ahora soy ''señora presidenta'' para ti, vuelve a llamarme de ''usted'' si no quieres que te despida.—Respondió poniéndole punto y final a la conversación, y miró a otro lado altivamente fingiendo ser todavía impasiva con él, sin embargo estaba realmente confusa por lo que había ocurrido. Guzma asintió frustrado y se cruzó de brazos, esa mujer era demasiado para él, simplemente había tenido un golpe de suerte y no debía poner esperanzas en lo que quiera que estuviese pensando con ella.
Optaron por volver al camarote hasta que llegaran a la isla artificial. Este ya se encontraba totalmente limpio, aunque la abolladura del techo seguía ahí, y eso dejaba a Lusamine con la mosca detrás de la oreja, pues no le gustaba que nada en absoluto tuviera alguna simple imperfección, pero por ahora no podía hacer nada con ello, así que solo dejó de mirar ahí y esperó pacientemente a llegar al Paraíso AEther.
Minutos después, Lusamine desembarcó en su isla artificial, y Guzma, por otro lado, se marchó de vuelta al pueblo Po en solitario. Aquello al jefe del Team Skull le dejó un sentimiento agridulce, pues se lo había pasado en grande con Lusamine, pero después se volvió igual de seca que siempre, tendría que fingir que aquello no ocurrió, aunque le costaría, pues las imágenes de ella bailando y riendo con él se repetían en bucle en su mente, le pareció más agradable y atractiva que nunca.
Algo parecido sucedía en la presidenta, quería olvidarlo y sabía que no podría, por lo que trataría de hacerlo por medio de su trabajo, intentando abrir de otra manera los ultraumbrales que tanto deseaba ver y atravesar, aunque su investigación estaba totalmente bloqueada por el momento.
Pasaron varios días, Lusamine y su equipo no encontraban la manera de abrir los portales, únicamente serían capaces de hacerlo con Cosmog, y este se encontraba con Lillie. La rubia sabía de sobra dónde había sido avistada su hija, pero estaba custodiada por diferentes personas y no podría hacer nada públicamente por miedo a que su reputación se viera afectada, por lo que, con cada noticia sobre sus hijos o Cosmog, ella se desesperaba y se angustiaba cada vez más. Tomaba ansiolíticos cada noche para conciliar bien el sueño, pero ya no le hacían el mismo efecto que cuando los empezó a tomar, y sus nervios iban a matarla, o peor: envejecerla, y eso sí que no se lo podía permitir.
El Team Skull, bajo su mando, seguía vigilando las islas y robando pokémon para ver si alguno de esos era el que tanto necesitaba la presidenta, pero seguían sin dar con él, Guzma sabía que esto estaba impacientando cada vez más a Lusamine, y sabía que podría hacer cualquier cosa si se desesperaba lo suficiente.
Lo que no se esperaba el hombre era que de pronto recibiera un mensaje de su propia jefa. Esta, en un ataque de ansiedad le exigió que fuera rápidamente a su mansión del Paraíso AEther para hablar de algo que quería encargarle sin darle muchos detalles, y Guzma, que no estaba haciendo nada, se trasladó rápidamente hasta donde le dijo ella, tardando como máximo 15 minutos, los que duraba el trayecto en su lancha del Team Skull y la pokemontura que usó desde el pueblo Po hasta el puerto de Ula-Ula.
Había ido corriendo por toda la isla artificial para encontrarse pronto en la parte superior, en la entrada de la mansión de Lusamine. Le dejaron pasar, y ella le recibió en el hall, con cara seria como si no pasara nada. Cuando se encontraron uno frente al otro, Guzma, respirando agitado por la carrera que había hecho hasta allí, la miró, y poco a poco empezó a recuperarse.
—Oh Guzma... Por fin...—Habló ella, viendo que él estaba totalmente agotado, y con el pelo mojado y parte de su ropa también, seguramente por la lluvia del pueblo Po, que no tuvo tiempo de secarse.
—S-señora presidenta...—Respondió con pesadez, aunque suspiró y finalmente recobró su respiración.—¿Qué es lo que necesitaba? ¿Se encuentra bien...?
—Pues... ven, vamos a mi habitación y te contaré con más detalle...—La mujer no perdió tiempo y se dio la vuelta en dirección a su cuarto, abrió las puertas y entró, yendo el jefe del Team Skull justo detrás, cerrándolas al pasar.
Ella se sentó en una mesa que tenía con dos sillas y le hizo un gesto con la mano a su subordinado para que se sentara. Él no dudó y también se sentó frente a ella, mirándola fijamente, ya tenía mucha curiosidad por saber qué necesitaba ella.
—¿Qué pasa?—Repitió impaciente Guzma.
—He estado pensando en absolutamente todo para hacerme con ese maldito Cosmog, desde buscar otro hasta poner carteles de ''Se busca'' por todo Alola, pero eso ya sería mucho escándalo, y tampoco quería poner carteles con la cara de mi hija porque la gente puede pensar que soy mala madre y la dejé ir o se escapó porque algo malo le hice...
—¿Y no es eso lo que ha pasado...?
—¡Cállate! No puedo permitir que la gente piense eso, ella es una desagradecida que se fue con la pieza más importante de la investigación de nuestra fundación, Gladio ya me da igual porque ese experimento Cero está obsoleto, pero quiero ese Cosmog... ¡Ya no sé qué hacer, Guzma!
—Tranquilícese... Si quiere intentaré que los de mi banda se pongan más chungos para atrapar a su hija.—Proponía el de cabello blanco, poniendo su puño sobre la mesa.—Nadie sabe que estamos compinchados con usted, podremos hacerlo.
—Está bien... pero igualmente Lillie es demasiado lista y hay mucha gente pendiente de ella, incluido el propio Kahuna de Mele-Mele y el profesor ese que va a todos lados sin camiseta junto a su esposa... Tsk, no puedo hacer nada así, si voy a por Cosmog directamente sabrán cosas que no deberían saber... no tardaría en saberse por todo Alola lo que intento hacer... Estoy atada de pies y manos por ahora...
Guzma al escuchar eso instantáneamente le vino una imagen a la cabeza bastante peculiar de la rubia atada a una cama tal y como dijo, pero desnuda, aunque pronto intentó olvidarse de ese fugaz pensamiento, pues ella le estaba diciendo algo serio y tampoco quería tomárselo a la ligera.
—Entonces... ¿Qué quiere que haga exactamente?—Volvió a preguntar, un tanto descolocado.
—Pues... te he hecho venir para...—Lusamine fue bajando su tono de voz, notándose algo insegura mientras miraba hacia otro lado para evitar cruzar su vista con la del joven hombre.—p-para me des más de lo del otro día...
—¿Qué? ¿En serio? Pensé que...—Obviamente Guzma se había sorprendido muchísimo al escuchar su pedido. ¿Le había llamado para que le diera marihuana otra vez?
—¡Sé lo que dije!—Exclamó de golpe interrumpiéndolo, mirándolo con cierta molestia y vergüenza.—Yo sé de sobra que dije que no tomaría más de eso, ¡pero no puedo más! ¡El corazón me va a estallar y mis ansiolíticos no funcionan! Cuando fumé marihuana contigo sentí que por primera vez desde hacía muchos años me relajaba, y necesito más de eso...
—Tranqui, no seré quién para juzgarla, si lo necesita puedo traerle algo la próxima vez que venga.
—¿No tienes ningún cigarro ahora...?
—Eh... no, lo siento, usted me dijo que no fumara en el trabajo así que ya no llevo nada encima cuando tengo que venir.
—Agh... por una parte me gusta que seas tan obediente... pero esta vez me fastidia... Muy bien, creo que sé lo que hacer...
—¿El qué, señora?
—Si te parece bien me gustaría visitar el pueblo Po contigo. Tengo entendido que no para de llover ahí y todo está hecho un desastre, pero... estoy tan desesperada que iré hasta donde sea para alejarme de todo este estrés.
—Oh... está bien, sí, allí en mi mansión tenemos bastantes cosas para fumar y tal, puedo escribir a mis socios para que dejen mi habitación/despacho como los chorros del oro para usted y que pueda acomodarse.
—Eso suena estupendo, yo también avisaré a Faba para que se ocupe él de la fundación mientras yo estoy fuera...—La rubia se levantó de la silla, sin terminar de creer lo que iba a hacer, aunque en el fondo estaba algo impaciente y deseaba hacer algo nuevo y divertido.—Voy también a pedir que me ayuden a llevarme unos recambios y cosas importantes en una maleta, no quiero que me falte de nada.
—Pero... ¿planea estar mucho tiempo? Ahí no tenemos todo lo que usted tiene aquí.—Advirtió Guzma también levantándose, mirándola con confusión, aunque no se quejaba de que quisiera pasar tiempo en su territorio.
—No sé cuánto tiempo estaré, supongo que podría pasar una noche o algo, puedo parecer muy quisquillosa, pero no lo soy tanto, solo tengo que llevarme unas sábanas, toallas y ropa para cambiarme y estaré bien.
—Vale, en cualquier caso me encargaré de que se sienta a gusto si en algún momento se siente incómoda o algo.
—Gracias Guzma... en el fondo hago esto para salir de mis rutinas, me emociona hacer algo que no haría normalmente, eso sí, nadie lo debe saber, le diré a mis compañeros y empleados que estaré en un spa, solo sabrás tú de todo esto, y quien quiera que me vea en el pueblo Po, confío en que ninguno de esos críos raperos diga nada por ahí...
—Me encargaré también de eso, Lusamine, nadie se irá de la lengua.
—En ese caso empecemos a prepararlo todo, no quiero tardar ni un segundo más.
—¡Sí señora!
Guzma hizo algunas llamadas a los miembros del Team Skull y les dejó mensajes en su grupo de chat también avisando de lo que ocurriría, diciéndoles que dejaran todo limpio y habitable para la presidenta de la fundación AEther, algunos se hicieron preguntas, sobre todo Plumeria, que estaba molesta con aquella visita tan inesperada que no le gustaba en absoluto, sin embargo prefirió no meterse y no estaría en la mansión con ellos mientras Lusamine estuviera allí.
Lusamine también hizo algunas llamadas para avisar a Faba de que se iría a un ''spa'' para relajarse un poco, y que la avisara si ocurría algo nuevo para que pudiera volver rápidamente. También llamó a Wicke, su compañera de cabello granate, quien rápido acudió a su habitación para ayudarla a hacer una maleta.
Le hizo varias preguntas, como por qué estaba Guzma allí, a dónde iba de repente, si se encontraba bien, y cosas así, aunque ella solo respondió que le mandó al líder del Team Skull reforzar su vigilancia, y este le sugirió relajarse en un spa, de modo que iría ahí a pasar un tiempo. A la ayudante de las gafas le pareció una gran idea y no le puso impedimento, tal vez sí que vio algo extraño que metiera sábanas en la maleta, pero Lusamine solo aseguró que se las llevaba porque no se fiaba de las del resort, y eso fue lo suficientemente creíble para Wicke, de modo que no dijeron mucho más sobre lo que llevaba.
A parte de su maleta llevó un bolso y un paraguas, pero eso ya lo cogió después de que su compañera se marchara, sería definitivamente sospechoso.
Pasó un buen rato, Lusamine fue a arreglarse y Guzma dijo que la esperaría en el atracadero, y cuando ella terminó, ambos se encontraron en este, yendo hasta uno de los botes de la fundación, el cual esta vez navegó Guzma por su cuenta. Se suponía que Lusamine iba a ir al Resort Hano-Hano a disfrutar del spa y todo lo que había ahí para relajarse, pero en realidad iba hacia el pueblo Po, y como estaban en diferentes islas lo mejor era simplemente hacer que Guzma le llevara. Nadie se dio cuenta de aquello, así que los dos navegaron hasta Ula-Ula con cierta rapidez y emoción, Guzma controlando el bote y Lusamine simplemente sentada en la parte trasera esperando a llegar en soledad, tenía muchas cosas en su mente, casi se arrepintió varias veces de esa decisión tan precipitada, no paraba de pensar en si estaba bien o mal, pero ya estaba de camino, ya no se podía echar atrás.
Después de navegar por unos minutos que se hicieron interminables, los dos llegaron a la isla y fueron en diferentes charizard monturas para volar hasta el pueblo Po. Lusamine se mareó un poco, pues no estaba acostumbrada a aquellos viajes, pero era la manera más segura de viajar sin que les vieran otras personas, por suerte se le pasó con rapidez al bajarse.
A las puertas de aquella impresionante muralla, reconocible por guardar aquel pueblo decadente y siempre mojado, Lusamine Y Guzma se miraron por un momento, mientras ella abría su paraguas y lo ponía sobre su cabeza, lista para enfrentarse a la incesante lluvia. Sin embargo, por ahora, el hombre de cabello blanco estaba pendiente de otra cosa importante: el policía kahuna que solía vigilar la entrada al pueblo: Nanu. Ese señor podría pasar por ahí en cualquier momento y ver a Lusamine con él, eso no sería nada conveniente para su pequeña escapada, aunque ella aún no se dio cuenta de ese detalle.
—Oye, ¿por qué nos hemos detenido? ¿No vamos a entrar?—Preguntaba la rubia, todavía bastante impaciente, acercándole su maleta a él para que se la llevara, de milagro no se le había caído por el camino ya que el charizard se la agarró sin problemas.
—Sí, de hecho vamos rápido, ahora te explico...—Le respondió Guzma en bajo, agarrando el mango de la maleta para llevarla, mirando también disimuladamente hacia todas direcciones, y se apresuró a abrir la puerta para que los dos pasaran, ella por delante, sorprendida, pero sin agregar nada más.
Al entrar los dos y cerrarse la puerta tras ellos, la mujer de ojos verdes miró con seriedad a su aliado, queriendo respuestas a lo que acababa de pasar.
—Supongo que habrá alguien más de quien debo esconderme, ¿no?—Concluyó por sí sola, avanzando en linea recta por la calle principal del pueblo, siendo seguida de cerca por Guzma, ya habían quitado las barricadas temporalmente para que ellos pasaran.
—En efecto, está el poli kahuna ese vigilando el pueblo por si hacemos algo raro, pero nunca nos dice nada, está empanao o le da todo igual, pero puede sospechar si te ve a ti aquí dentro, y se acabó el plan del cosmog y los ultraentes.
—Entiendo... Tendré cuidado...—Lusamine no dijo gran cosa, pero por dentro le emocionaba el peligro de ser pillada aunque fuera algo malo para sus investigaciones, no sabía qué le estaba pasando, se encontraba muy alterada, y de una manera no precisamente mala, cada vez le estaba gustando más aquella sensación de que estaba haciendo algo prohibido, aunque aún no sabía hasta dónde iba a llegar...
Continuará.