La Gorra
17 de septiembre de 2025, 18:57
Cata siguió el corto paseo hasta su casa,con la preciosa sombrilla que le había regalado Sol.
De repente en un esquina apareció Elsa con sus sneakers y su monopatín,llevaba una gorra de colores vivos.
Frenó a la altura de Cata,que no sabía donde meterse,se bajó del monopatín,le quitó la sombrilla y la tiró al suelo.
-¿Quién te ha regalado esta cursilada de nena,pija imbécil?
Cata permanecía inmovil,muy asustada,no podía articular palabra.
Elsa,la skater sacó la navaja.
-Cata reaccionó temblando de pies a cabeza.
-Te doy todo el dinero que tengo,y me dejas ir.
-Porque es eso lo que quieres,dinero,se atrevió a añadir.
La skater seguía silenciosa,lo que aún le daba más miedo a Cata.
-Date la vuelta,dijo la skater,pero sin brusquedad,casi con dulzura.
Le arregló el pelo solo como una pija sabría hacerlo,lo cual extrañó aún más a Cata,cuando la corta pony tail estuvo acabada,la remató con un broche hecho de jazmines.
Luego le puso la gorra.
-Mírame.
Cata obedeció asustada.
-Ahora ya te puedes ir, y no te quites la gorra hasta que llegues a tu casa.
Elsa desapareció en su skate,soy como los Indians,una loser,no han ganado unas malditas World Series desde 1948.Hasta les han cambiado el nombre.
La pija ya estaba a sus anchas okupando el alma de Elsa,hasta había pirateado los latidos de su corazón para tener luz.
Elsa se cayó del monopatín y se hizo sangre,se lamió las heridas,y siguió,su mundo kontrakultural se esfumaba,y sus recuerdos de princesita mimada volvían como los interminables trajecitos que acumulaba su armario rosa,en su cuarto rosa,con su cama rosa.
¡Dios!¡Que largos se pueden hacer tres años!
El mundo pijo la estaba poseyendo a través de aquella chiquilla.
Le tenía que robar el osito de la cremallera de la mochila.
¡Era tan cuqui!
Elsa,partida entre dos mundos,se volvió a caer del skate.
Cata había recogido la sombrilla del suelo,y la abrió de nuevo,con gorra y el parasol tenía un aspecto peculiar,y daba la nota conforme se acercaba a su calle.
Tuvo un pensée y paró un taxi.
¡A Chueca!,por favor y rapidito.
Doña Marta pondría orden en aquel caos que en ese momento era su pequeña cabecita.