El Plan
17 de septiembre de 2025, 19:02
Elsa estaba en las escaleras del templo de Debod con su skateboard negro al lado.
-¡Qué bonito es el color negro! ,pensó
-La Noche, las Sombras, La Muerte...
Tenía sus informantes dentro de los Colegios de Monjas, viejas amigas pijas de infancia. Lo emo se había puesto de moda ,las carpetas forradas de ángeles tristes de mausoleos Victorianos,las lecturas de Poe, las óperas de Verdi. La combinación de padres severos, destino trazado e ineludible: estudio, buenas notas, universidad, novio formal hijos, monjas, temor a Dios y la primera regla generaban ese Angst juvenil en muchas chicas.
-¡Dios, suerte que escapé de ese mundo!
-Pero al mismo tiempo me siento sola.
-Y para colmo la pija.
-¡Hay que joderse!
Había trazado un plan para quedarse a solas con ella,no como el día de la gorra, pobrecilla, se debió quedar acojonada.
Debía trazar un plan, desplegó el plano grasiento y antiguo que le había prestado un colega del laberinto, lo podía rayar pero luego se lo tenía que devolver ,demasiado pijo reconvertido a anarko, pensó.
Allí estaban ,rectángulos perfectos las calles del Barrio de Salamanca, Ramiro de Maeztu, Claudio Coello, Goya, Velázquez, Jorge Juan, pisos de un millón de euros.
Elsa las fue marcando con rotulador rojo y azul y verde, distinguiendo recorridos poco probables, posibles y bastante seguros de la pija desde el Colegio de las Irlandesas hasta su casa.
¡Estas mal Elsa!¡Eres una stalker de manual!, gritó para sus adentros.
En la parte trasera de un flyer de un concierto punk escribió los horarios de clase, que le había chivado una tía pija del colegio que le debía favores.
Las adolescentes de los colegios de monjas funcionan como pequeñas mafias:rencillas,peleas, favores,castigos,amigas,enemigas,dentro de su mundo asfixiante del que Elsa había escapado.
Ya está todo preparado,las siete de la mañana,que madrugón me he dado, y eso que los colegas del piso de arriba han estado jodiendo con el buffer y con el ska toda la noche.
De nuevo pensó en la pija, ni ordenes judiciales, ni maderos, ni un incendio provocado por colegas patosos fumando maría serían capaces de desalojarla de su corazón.
-¡Maldita sea! gritó en voz alta.
La pija se ha hecho una casita en mi alma, y la ha rodeado de alambre espino para que no entre nadie más.