ID de la obra: 993

Marta y Fina

Femslash
PG-13
En progreso
1
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Tamaño:
planificada Mini, escritos 67 páginas, 21.212 palabras, 49 capítulos
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Begoña

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El Mercedes negro avanzaba por las calles de Madrid,desde Somosaguas el viaje había sido lento,Doña Begoña Montes,viuda de De la Reina miraba con tristeza por la ventanilla,llevaba un traje de verano negro,medias,zapatos de tacón y un collar de perlas. Pensaba en Marta y Fina,tantos años sin visitarlas,quería huir del pasado,del infierno vivido en casa de los De la Reina con Jesús,su historia de amor fallida con Andrés,ya nada de eso importaba. Estimaba a Marta,pero nunca le había perdonado que no le hubiera confiado su relación con Fina,y fue varios meses después de abandonar Toledo en Londres,tomando el té en Fortnum & Mason's,cuando una amiga se lo mencionó. Siempre sospechó algo,pero nunca se lo acabó de creer del todo,Luz lo sabía,las amigas de Fina de la tienda,más y más gente. Ahora,lejos de todo y de todos,ya le daba igual,pero quería hacer esta visita a Marta y Fina,ver como su amor indestructible había resistido los embates del tiempo,mientra su cara se llenaba de arrugas tras la prematura muerte de Andrés,ya nada la ataba a Toledo,se instaló en Londres,pero quería pasar los últimos años de su vida en España. Había guardado aquel sobre con las fotos muchos años,la boda secreta entre Marta y Fina,solo tuvo un invitado,la fotógrafa,que luego las confío a ella una vez reveladas,un sobre lacrado que no debía abrir nunca,tal como le habían indicado Marta y Fina,ellas ya tenían la boda en sus corazones,no necesitaban fotos,pero querían que Julia y todo el grupo de amigas de Marta y Fina,la comunidad que las adoraba y que leía y releía los diarios de Marta las vieran,pero en el futuro... A ella aquellas fotos le habían estado quemando a lo largo de los años,y era el momento de devolvérselas,el aire acondicionado a toda potencia,el calor sofocante que fundía el asfalto cuando el coche se acercaba a Chueca. Se detuvo en la puerta de la vivienda,el chofer confirmó el número y abrió la puerta,Begoña descendió con solemnidad y tristeza,como una eterna viuda. El chofer llamó al ascensor y le abrió la puerta. -Puede retirarse,ya le llamaré para que venga a recogerme,aunque no creo que tarde mucho. Begoña se encontró frente a la puerta donde destacaba la placa dorada con los nombres de Marta y Fina,dudaba entre llamar,o volverse para Somosaguas y encerrarse en su chalet,su convento,su prisión. De repente,una chiquilla de unos catorce años subió corriendo por las escaleras,la saludó y abrió la puerta con un llavín que llevaba al cuello. -¿Quiere usted pasar señora?¿Quiere que avise a Doña Marta o a Fina? Begoña no sabía que responder. Una figura se acercaba a la puerta,una anciana de la edad de Begoña con el pelo blanco como la nieve recogido en un moño y ojos color miel. A Fina le costó reconocer a Begoña,con un gesto la invitó a pasar. Cata no entendía nada,quién sería aquella señora tan seria y elegante. -Pasa,pasa Begoña,te estaba esperando,ha pasado tanto tiempo,la inconfundible voz de Doña  Marta sonaba desde el balcón. Cata reaccionó rápido y colocó un sillón al lado de Doña Marta. -Siéntese señora,por favor. Las dos personas que habían vivido todas las desgracias de los De la Reina sentadas en el antebalcón,sin siquiera mirarse. Fina le hizo una seña a Cata,y las dos se fueron a la cocina. Cinco minutos después Doña Begoña Montes viuda de De la Reina se acomodaba en el asiento de su Mercedes,donde la frescura del aire desmentía el calor que había pasado. Hizo una seña al chofer con la cabeza,que arrancó al instante,el Mercedes se perdió perezosamente entre las tórridas calles de Madrid hacia Somosaguas. En las manos surcadas de venas como ríos caudalosos de Doña Marta reposaba un sobre de Manila lacrado,sabía exactamente cada gesto,los trajes,los anillos,las flores,Fina radiante,la fotógrafa silenciosa como un fantasma,y nadie más,su boda secreta,no necesitaba las fotos,el sobre permanecería cerrado y lacrado para siempre.
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