Los trabajos de Talosheim
12 de octubre de 2025, 2:28
El silencio se había instalado en las cloacas tras la tensa "curación" de Sercrent. El vampiro, aunque sanado, aún exhalaba una dignidad forzada, su orgullo magullado pero intacto. Vandalieu, impasible, lo condujo fuera de las profundidades húmedas, hacia las zonas restauradas de Talosheim, donde la luz de los cristales luminiscentes disipaba las sombras. La ciudad de los Titanes, una vez en ruinas, ahora bullía con la extraña vida de los Ghouls que Vandalieu había reunido.
Al centro se erguia el Palacio, envuelto en hielo. Sercrent lo habia visto al llegar sin pensar dos veces en el asunto. Hacía frío en la Cordillera, pero no tanto como para tener una mole de hielo natural de ese tamaño, así que debía ser un hechizo sellado.
Mientras ascendían por una rampa de piedra restaurada, una figura esbelta y de piel oscura, con el cabello negro trenzado y ojos profundos, se acercó. Era Zadiris, la anciana y sabia Ghoul, chamán de su tribu, ahora consejera y una de las figuras más respetadas en la creciente comunidad de Vandalieu. Su aura, aunque la de una Ghoul, irradiaba una profunda calma.
Los ojos de Zadiris se posaron en Sercrent, y por un instante, su rostro, normalmente sereno, mostró una mezcla de sorpresa y desconfianza.
"Vandalieu-sama," dijo Zadiris, su voz suave pero firme. Su mirada no se apartó de Sercrent. "¿Quién es este... invitado?" La palabra "invitado" sonó como un velado eufemismo para "peligro inminente".
Sercrent, a su vez, miró a Zadiris con un desdén apenas velado. Una ghoul, sirviendo a un dhampir. La indignidad de la situación era casi palpable en su expresión, pero le parecía también el orden natural del mundo, con los débiles sirviendo a los más fuertes. En realidad un vampiro de su linaje se consideraba lo bastante arriba en la cadena alimenticia como para no haber hablado jamás con un ghoul. Inmediatamente decidió que no se necesitaba ninguna clase de consideración protocolaria, como no la tendría digamos con los caballos, aunque al menos los caballos tenían la decencia de pararse en dos patas.
Si el dhampir no les había explicado la jerarquía, porque posiblemente él tampoco la sabía, Sercrent decidió que alguien necesitaba enseñarles lo que significaba tener un vampiro cerca. Para empezar, se preguntó si la ghoul había visto alguna vez antes vampiros.
"No soy un invitado, sino un aliado estratégico, si es que entiendes la diferencia", replicó Sercrent, con el tono de mas autoridad que logró en ese momento. "Y no tengo ninguna obligación de rendirte cuentas, ghoul".
Zadiris puso los brazos en jarras y frunció las cejas.
Vandalieu intercedió antes de que Zadiris pudiera responder. "Zadiris, él es Sercrent. Un vampiro noble. Ahora trabajará con nosotros. Sus habilidades serán útiles." La voz de Vandalieu era plana, sin adornos, lo que era su manera de dar una orden indiscutible.
Zadiris, aunque todavía escéptica, asintió con una leve inclinación de cabeza. La confianza de Vandalieu era su ley. Pero sus ojos seguían fijos en Sercrent, una chispa de precaución brillando en sus profundidades.
"Entendido, Vandalieu-sama. Bienvenidos sean, aquellos que sirven a su voluntad." Su tono dejaba claro que la "bienvenida" se extendía solo por la gracia de Vandalieu, y que en cuanto cruzara la línea de servir al dhampir esa gracia se terminaba.
Sercrent ni siquiera se molestó en contestar. Ya sentía que había permitido demasiado hablándole. Le molestaba de hecho que él había sido presentado a la ghoul y no al revés, pero asumía que entonces Vandalieu estaba poniendo alguna clase de énfasis en el rango que debía tener la tal Zadiris dentro del grupo de ghouls. Por la actitud con la que hablaba, definitivamente era algo más que simple servidumbre del dhampir.
_"Es eso, o esta tratando se dejarme en claro que ahora soy el miembro de menos rango del grupo",_ pensó Sercrent, lamentando su nueva condición.
La escasa ropa de los ghouls no le decía nada a Sercrent de sus posiciones sociales, pero notó de inmediato que Zadiris era de las pocas usando textiles blancos. Sercrent hizo nota mental de que podía tratarse de una maga, sacerdotisa o sanadora de alto rango.
El pequeño grupo continuó su camino hacia un área de la ciudad que Vandalieu estaba priorizando: las antiguas cámaras de almacenamiento de agua. Antes de intentar cualquier reconstrucción de los edificios, necesitaban con urgencia asegurar los suministros vitales. El agua fresca era esencial, tanto para los Ghouls como para cualquier futura raza que pudiera unirse a ellos.
Al llegar, Vandalieu explicó el problema: "Las tuberías de la superficie están dañadas y los antiguos acueductos están bloqueados por escombros y algunas criaturas que se han asentado allí. Y son la unica manera de entrar al Palacio. Necesitamos desviar el agua de una fuente subterránea a las cisternas principales sin contaminarla, porque vamos a necesitarla como suministro. "
Sercrent, que había estado observando el entorno con un aire de superioridad, interrumpió con un tono de fastidio. "¿Y esperas que un noble como yo, con mis habilidades, me rebaje a mover escombros? Hay criaturas menos refinadas para tales menesteres."
Zadiris lanzó una mirada gélida a Sercrent. "La necesidad no conoce de nobleza, vampiro. Aquí, todos contribuyen a la visión de Vandalieu-sama."
Vandalieu ignoró el intercambio. "Sercrent," dijo con su voz monótona, "tu control sobre el viento y tu precisión pueden despejar los bloqueos sin derrumbar los túneles. Y tus sentidos vampíricos pueden detectar las fuentes de agua subterránea y la estructura del terreno. Es un trabajo para tus habilidades, no para tu fuerza bruta."
Sercrent frunció el ceño. La tarea era sucia, sí, pero Vandalieu la había presentado como un desafío a sus habilidades. Un golpe sutil a su orgullo que lo incitaba a demostrar su valía.
"Hum," masculló Sercrent, cruzándose de brazos. "Muy bien. Pero no esperes que me disfrace de minero."
Sercrent, haciendo un gesto con sus manos pálidas y elegantes, desató ráfagas de viento y pequeñas explosiones de fuego concentrado que aflojaban los escombros con una precisión sorprendente. Los demás ghouls, aunque cautelosos, observaban el trabajo del vampiro con una mezcla de temor y asombro. Sercrent se sabía observado y admirado, por lo que no se permitió mostrar cuanto le dolía usar maná, moviéndose con elegancia felina a lo largo del túnel. A pesar de la humillante curación con la que el dhampir había mejorado el dolor que lo envolvía, seguía sintiendo las agujas en la mayor parte del cuerpo. Ni siquiera se explicaba como habia aguantado volar hasta Talosheim, pero estaba seguro que había soportado la pelea aferrándose al borde de su orgullo. Tampoco le quedaba suficiente maná para desperdiciar volando dentro del túnel, así que hizo lo mejor por fingir que era elección propia ensuciarse los zapatos. Pasó entre los ghouls y las paredes lodosas sin tocarlos, buscando las partes donde su habilidad estaría mejor utilizada. Estaría exhausto, pero la higiene era higiene.
_"Estos ghouls son enormes, ¿los esta cebando o algo así?¿Cuándo fue la ultima vez que vi un ghoul vivo de cerca, de cualquier modo?",_ se preguntó Sercrent. _"¿Cuando Palpapek quería un carruaje tirado por ghouls? ¿O en esa horrible cena de degustación de Ramasay?"_
Vandalieu creaba golems de escombro que se encargaban de moverse a sí mismos, observó de lejos las interacciones de Sercrent con los ghouls. Sabía que no era miedo, no del estilo que Luciliano mostraba al inicio. Y tampoco era totalmente asco. Zadiris, por otra parte, apenas había hecho otra cosa que no fuera observar al vampiro.
Mientras Sercrent continuaba inspeccionando el entorno con una nueva seriedad, Zadiris se acercó a Vandalieu, hablando en voz baja. "Vandalieu-sama, ¿es prudente confiar en este vampiro? Es un depredador y creo que además nos odia."
"Lo es, y sí, nos odia," respondió Vandalieu, sus ojo fijos en Sercrent. "Pero odia a sus antiguos amos mas que a nosotros. Vamos a necesitar su conocimiento de los vampiros y su fuerza. Esta debilitado y eso lo mantendrá a raya, por ahora." Vandalieu no mostró emoción al hablar de la utilidad del sufrimiento ajeno.
"Debilitado está, pero no me gusta que ahora tenemos un vampiro del que cuidarnos las espaldas", respondió Zadiris, volteando vagamente hacia donde estaba Sercrent. "No es seguro para nadie, y menos para los que no habían visto vampiros antes".
"¿La tribu ya había lidiado con vampiros antes?", preguntó Vandalieu, viendo las reacciones generales.
"Hace largo tiempo que no veíamos un Noble. De vez en cuando encontrábamos algún vampiro entre los grupos de aventureros, pero ellos mismos se describían como Subordinados. Tengo entendido que son los de menos fuerza. Siempre les pudimos ganar con magia de luz, o atrasando la pelea hasta el amanecer", explicó Zadiris, mirando vagamente hacia donde estaba Sercrent. "Mi primera hija... Antes de Basdia...", murmuró Zadiris. "Bueno, el grupo de esclavistas que se la llevó... Estaban encabezados por un Vampiro Noble al que no le pudimos ganar".
Vandalieu asintió con la cabeza. Su rostro no mostró ninguna emoción, pero puso sus manos juntas y tomó las de Zadiris. Sus ghouls entendían que su rostro inexpresivo no era sinónimo de falta de sentimientos, así que Zadiris lo abrazó.
"No lo sabía", dijo Vandalieu en voz baja y cuidada. "Lo lamento mucho".
"Ya no hay nada que lamentar. Nunca volvimos a saber de ella, y ninguno de ellos volvieron a cazar en nuestro Nido del Diablo", explicó la ghoul. "Según sabemos por los ghouls que se han fugado, eran gente de uno de los Vampiros Pura Sangre. Pero eso fue hace mucho, mucho tiempo".
Los demás ghouls pasaban más o menos cerca de ellos, dándoles espacio para hablar pero sin entrometerse. La gente de la tribu de Zadiris y las demás tribus que se habían unido trabajaban de manera armoniosa desee el inicio, casi sin conocerse, pero integrar a un vampiro y ya no se dijera un Noble dentro del grupo iba a ser un proceso lento, lleno de fricciones.
"Tal vez... ¿Preferirías irte al otro campamento?". Sugirió Vandalieu. "No has descansado nada desde que empezamos a excavar".
"Mira quién habla de no descansar". Zadiris negó con la cabeza. "Será mejor que me quede aquí. Habemos pocas ghoul usuarias de magia de luz. Yo debería estar cerca... Por lo que pueda ocurrir". Zadiris bajó la vista y la levantó de pronto.
Sercrent estaba maldiciendo por lo bajo tras ensuciarse con la mas pequeña salpicadura.
"No serías tú la responsable de detenerlo. Es mi vampiro", explicó Vandalieu. "Si fue idea mía usarlo, soy yo quién tiene que mantenerlo a raya. Voy a hacerlo comportarse, cueste lo que cueste".
"Vandalieu-sama, ¿que hay de tí?", dijo Zadiris, observando con atención cualquier pequeña expresión emocional del dhampir. "Después de lo de tus padres... ¿Puedes lidiar con tener un vampiro cerca?".
Vandalieu soltó un pequeño suspiro.
"Fue él". Dijo Vandalieu, bajando los hombros de modo apenas perceptible.
La revelación fue la mas enorme impresión para Zadiris. Volteó de nuevo a ver a Sercrent, que estaba concentrado con las cuchillas de aire en un área demasiado alta.
"Se los explicaré a tí y a Vigaro juntos. Darcia me había advertido del Noble para el que peleaba mi padre, pero no creí que fuera a verlo nunca. Tiene... Circusntancias especiales", explicó Vandalieu.
Vandalieu entendió de inmediato que integrar al vampiro iba a ser mas que un reto: iba a necesitar la cooperación extraordinaria de los ghouls.