Las clases en la mañana eran sencillas sin tanto enfoque como pensó Haul en un inicio, primero Historia de la Magia seguido de Artes, conoció a alguno de sus compañeros antes del primer receso. La cafetería era inmensa a los ojos del aviario, con demasiadas personas para hacerle sentir cansancio por la sola idea de entrar a ese tumulto de estudiantes arrimados a la barra dispensadora. No le sorprendió ver a otras especies no humanas atendiendo a los chicos ni las luces en forma de redes, con el pesar de entrar a ese torbellino se aventuró, recibió dos que tres codazos sin disculpas por ello.
Alcanzó un sándwich de panela, ensalada de zanahoria de guarnición y un jugo de uva en tetrapack. Por alguna razón se sintió de nuevo un niño de cinco años al abrir el jugo y sorber por el popote, miró las mesas indeciso de donde sentarse hasta que una mano se le posó en su hombro. Con algo de cautela miró de reojo, era el otro chico de cabello castaño que había despertado murmullos en la ceremonia de inicio, lo reconocería por esos ojos cafés claro casi color miel.
—¿También estas perdido por tanta gente?
—Algo así, es mi primera vez en una escuela y me siento exhausto de solo ver demasiados estudiantes juntos.
—Vamos a la mesa de allá antes de que alguien nos la gane.
El chico llevó con disimulo a Haul hasta la banca, ya sentados sin codazos en las costillas o pisotones de estudiantes desesperados por conseguir comida decente, el aviario soltó un resoplo profundo.
—…Gracias.
—Reser. Llámame Reser.
—¿Reser? ¿Cómo se pronuncia eso?
—Es como un
Reisser ignorando que se escribe con una sola “s” en realidad ¿Tú?
—Haul.
—¿Se pronuncia así? Con “j” al inicio.
—Sí, solo que se escribe con “h” al principio.
Por primera vez Haul se sentía en una conversación normal entre un alumno de primer año y uno de tercero, incluso la sonrisa se deslizaba de forma inconsciente por los labios delgados del aviario, estaba conociendo a un humano. No un hombre bestia, hada, unicornio o monstruo, era un sencillo humano que hablaba con calma sobre si el Dormitorio de Savanaclaw no era tan malo como se veía. Haul rió en seco a un lado después de pasarse un bocado del sándwich, Reser se veía igual de contento con el tono ameno de la conversación.
En la entrada de la cafetería se asomó la melena castaña alborotada del león, sus iris esmeraldas escanearon la zona buscando de entre ellos esa cabellera rosa pálida que tanta rabia le causaba. Detrás suyo llegó la hiena con el aire faltante de su carrera pasada, apenas le había ido a llevar el sándwich diario a Leona cuando lo vio moverse con mucha rapidez caminando desde el jardín a las instalaciones del colegio. Ruggie saltó varios escalones usando su habilidad natural, le falló el parkour un poco al casi saltar una barda delante del Profesor Trein por los nervios del regaño.
Cuando al fin alcanzó a Leona lo vio con esa pose de león en plena caza, no sentía buena vibra de esas orejas paradas en alto y la cola leonina tan quieta.
—Leona, ya déjalo… apenas ha pasado medio día y ya estás buscando como molestarlo.
—No te metas en lo que no te incumbe, Ruggie— el león divisó a su presa de entre los grupos de estudiantes, asomó sus colmillos en una sonrisa descarada— Ahí está.
—¡Leona, Leona! Espera. Mira.
Ruggie señaló con su cabeza a un lado de donde estaba Haul sentado, al chico de cabellera castaña tomando de su agua de limón en total calma.
—Es ese chico de Heartslabyul, el que dicen que en su antigua escuela fue suspendido tantas veces por ser un chico problema.
—¿Y? Yo solo veo un ganar y ganar.
—No, si haces enojar a Riddle tendremos problemas de verdad ¡Ya tiene que lidiar con dos chicos que tienen pasados problemáticos! No le des más razones para enojarse o nos cortará la cabeza.
—Que lo intente, veremos quien ruge primero.
Con eso, Leona se zafó de las dos manos en su brazo que intentaron agarrarlo en un segundo intento fallido, Ruggie se quedó ahí de pie tallándose las sienes con ambas manos pensando ya en una excusa creíble por si aparecía el Líder de Heartslabyul para castigar a Leona por meterse con uno de sus estudiantes.
—¡Agh, maldito idiota! Leona, nos vas a hundir hasta el cuello.
La hiena apresuró el paso al ver como el león ya estaba detrás de esos dos chicos nuevos, si los llegaba a dañar de forma física se haría un alboroto de los grandes que ni la excusa planeada de Ruggie les ayudaría a encubrir la pelea.
Leona apoyó su mano en el espacio entre los dos chicos, con un empujón sin nada de gentileza hizo a un lado a Reser casi tumbándolo de su asiento, Haul cambió su fachada completa de alguien amigable a alguien neutral con la mirada afilada. De nuevo, su dolor de cabeza estaba ahí enfrente de él.
—Cerebro de pájaro.
—Disculpa, estaba conversando con una persona. Si me haces favor de moverte te lo agradecería.
—¿Oh, en serio me agradecerías? — Leona sonrió altanero mostrando sus colmillos al apoyar su mejilla sobre su mano.
—No, pero así es como se dice ¿No es así?
Haul le regresó la sonrisa cuando ese orgullo del león titubeo, el aviario se giró de forma grácil para levantarse sintiendo la mano ajena del chico de piel morena sobre su muñeca, pegando su antebrazo a la mesa. Fue rápido, limpio incluso, por eso la sonrisa depredadora en la cara de Leona le sacó un bufido involuntario a Haul.
—Oye.
Reser le tomó del hombro a Leona, si la voz del león con orgullo herido no fuera lo suficiente amenazante, cuando el chico de dieciséis años habló fue como oír a alguien de tercero a punto de lanzar un golpe. Incluso el león alzó sus orejas un segundo, regresó a su fachada normal sonriendo amenazante al chico.
—¿Acaso quieres una razón para ir a la enfermería?
—No sé, tu dime.
Los dos chocaron sus orgullos sin moverse un ápice, Haul intentó deslizar su antebrazo fuera del agarre del león recibiendo un gruñido bajo de parte del felino, el aviario siseó cuál ave de vuelta dejando de intentar. Ruggie derrapó al llegar a un lado de Reser, pidiendo disculpas rápidas quitando la mano del chico del hombro de Leona y la mano del león del antebrazo de Haul. El león se levantó de golpe mirando a la hiena con un rugido atorado en lo profundo de su garganta, la pobre hiena solo señaló a un lado donde ya venía caminando a paso firme Riddle con Trey a su derecha.
—Te dije que era mala idea.
Leona gruñó al aire mirando de golpe a Haul, el aviario frunció el ceño de forma asesina, un resoplo divertido salió de los labios del león antes de girarse para salir de la cafetería a paso despreocupado como si no acabara de meterse con alguien de otro Dormitorio.
Ruggie miró al chico aviario unos segundos como debatiendo con quien irse, solo manoteó al aire antes de irse detrás de Leona trotando rápido, justo a tiempo cuando Riddle llegó a la escena mirando por donde se fueron esos dos con sus labios fruncidos.
—Reser ¿Estás bien?
Trey se acercó al chico de cabello castaño revisándolo con la mirada solamente, su ceño fruncido le daba aires de hermano mayor que relajaron el ambiente tenso.
—Sí, yo estoy bien. Solo… fue demasiado abusivo.
—Tu eres Haul Akarrava ¿No es así?
El Líder de Hearstlabyul miró a Haul con el ceño igual de fruncido sin ser un regaño, sino preocupación. El aviario asintió sobando de forma inconsciente su antebrazo, le dolía un poco, seguro se le formaría un morete en unos diez minutos.
—Déjame ver.
—No es nada grave…
—Déjame ver, he dicho.
Haul extendió su brazo a Riddle con la cabeza en alto, no se vería como una damisela en apuros pidiendo venganza para su agresor, él podía vencer a Leona con sus propias tácticas. Solo debía pasar la fase de prueba y error para saber cómo tratar al león sin sacarle su lado salvaje, eso necesitaba un poco de sacrificios.
Riddle alzó la manga del abrigo y la camisa, resopló con enojo medido enseñándole a Trey la piel ya comenzando a volverse amarilla antes de dejar ver un morete.
—Necesitas ir a la enfermería por una pomada, nosotros le diremos al Director Crowley sobre el comportamiento de Leona.
—No, si lo hacen harán lo que él quiere.
Haul quitó su brazo con calma volviendo a cubrir su antebrazo, alzó la mirada encontrándose con esos tres pares de ojos confundidos y otras emociones. Seguro desconcierto más que solo confusión.
—Si me quejo con el Director sobre esto, entonces le estaré dando la razón a Leona de que soy un príncipe delicado e inútil en un Dormitorio de bestias donde la fuerza bruta y la testosterona son los que dominan el aire— Haul se cruzó de brazos mirando a Riddle— Sería prueba justa para cambiarme de Dormitorio, poniendo de excusa mi bienestar, el director aceptaría eso para no meterse en problemas con el Rey sin saber que con eso yo perdería ese juego de orgullos dándole el placer a Kingscholar.
—No lo había pensado de esa forma— Trey apoyó su barbilla sobre su puño mirando al suelo— Supongo debe ser algo de los hombres bestias, pero que Leona te llegue a lastimar de gravedad un día es algo probable a como se ve. Y eso es más peligroso.
—Apoyo a Trey— Reser miró a sus dos superiores que le regresaron una mirada responsable— También a Haul. Sí, no está bien arriesgar la seguridad de Haul solo por orgullo, pero si quiere derrotar al Líder de Savanaclaw en su propio juego debe de ser sin arriesgar la imagen de ambos. Piénsenlo.
Reser extendió sus manos a los lados con ambas situaciones flotando de forma invisible en sus palmas, los tres le pusieron atención.
—Por un lado, la situación se arregla y Haul estará a salvo en otro Dormitorio, por el otro, la imagen de Haul se verá afectada como alguien frágil mientras la imagen de Leona se volverá la de un alumno problemático con riesgo de lastimar a otros— el chico alzó ambas cejas al ver las caras iluminadas de sus dos superiores y del aviario— Llegarían a expulsar a Leona, y eso nos metería en problemas con TODO Savanaclaw a la larga.
—Eso se volverá otro problema, y mayor al actual— Trey frunció el ceño apoyando su boca en su puño.
—Bien. Tengo una idea— Riddle colocó sus manos sobre su cintura con una mirada de Líder hacia Haul— Seguirás con ese juego con Leona de ver quién es el “ganador” o como quieras llamarle, pero si intenta hacer una agresión física de nuevo puedes someterlo.
—¡Riddle!
—Déjame terminar, Trey— el Líder se giró a su vice-líder antes de ver a Haul de nuevo— Sin lastimarlo, solo someterlo con alguna llave en lo que un Profesor llega para calmar la situación.
—Me gusta esa idea, no tendré fuerza bruta como ellos, pero si podré darle al menos un susto.
Riddle asintió confiando en las habilidades tacitas del aviario, Trey solo negó con la cabeza tapándose la cara con una mano pensando ya en lo peor si de verdad esos dos llegaban a una pelea, Reser solo dio pulgar arriba dándole ánimos a Haul de confiar en su fuerza en caso de una emergencia.
La campana de fin del receso sonó, los cuatro se despidieron para ir a sus respectivos salones. Haul respiró profundo mirando siempre al frente con la barbilla en alto, su mente planeaba diferentes escenarios y algunas prácticas para ir trabajando su fuerza, tal vez algunos de los estiramientos podrían ir generándole un poco de músculo. Debían funcionar para mantener a raya a ese león rabioso.
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Los siguientes días fueron una tortura para el aviario, se levantaba a las cinco de la mañana a hacer estiramientos en su habitación por la timidez de ser visto. Haul había notado que tal vez no tenía fuerza en músculos prominentes, pero si una gran flexibilidad para abrazarse las piernas estando de pie o sentado, podía hacer split hacia adelante y a los costados. Ahora solo faltaba hacer que su cuerpo no solo fuera elástico, usando su propio peso ejercitó los brazos primero. En cinco días sentía la diferencia, lo mismo sucedió con las piernas, no tenía músculos tan grandes como si fuera alguien de peso completo solo un poco más anchos y firmes. En otros siete días consiguió nivelar los estiramientos con el leve ejercicio, once días fueron necesarios para darle un aumento de nivel, debía ser por su fisonomía aviaria queel combo de actividad física medida daba resultados tan rápidos.
Ese día se levantó después de la siesta corta al finalizar las clases de la mañana, se estiró sin prisa en su habitación dando un saltito al final con un chipido. Salió al corredor con las energías renovadas sintiendo un golpe de calor seco en su cara completa, la tos vino enseguida.
—Creo que me entró tierra a la garganta… por los cielos.
Se apoyó en sus rodillas mirando al suelo, al recomponerse sintió la presencia de alguien a su lado. Sus alertas se apagaron al ver solo a Ruggie con una cesta en sus manos.
—Ah, Ruggie ¿Qué sucede?
Haul cambió su semblante atento a uno de confusión cuando esa misma cesta de ropa sucia pasó a sus manos en un aventón no tan rudo, Ruggie sonrió socarrón poniéndose sus manos detrás de su cabeza.
—Día de lavandería. Vas a ayudarme a lavar la ropa de Leona.
—¿De Leona? — el aviario miró la ropa sucia antes de alzar una ceja juzgadora— ¿Acaso su majestad león no tiene manos para hacerlo él mismo?
—¿De qué hablas? Leona jamás lavaría ropa, por eso me pone a mí hacer eso, y como es demasiada ocupo ayuda. Vamos.
La risa burlona de Ruggie bajo un poco para notar la reacción de Haul, tal vez por su rivalidad actual con el león dejaría caer la cesta haciendo alguna rabieta como niño mimado. Solo eso ocupaba la hiena, solo eso para mandar al cuerno la poca confianza que ya tenía en ese chico.
No pasó.
Haul rodó los ojos antes de seguir a paso calmado a la hiena, la sonrisa en la cara de Ruggie desapareció con una mueca de inconformidad al ver tan dispuesto al aviario. No le causó repulsión, de nuevo, fue parte de esa sensación rara de ver a un príncipe aviario tan manso.
—Alto ¿No piensa negarte?
—Eh ¿No? Me lo estas pidiendo tú. Si fuera Leona mismo con esa sonrisa ingrata tan normal, que parece no tener otra expresión aparte de idiota, entonces le tiraría la cesta en la cabeza— Haul llegó a arrebasar a la hiena con una sonrisa motivadora— Vamos, lavemos la ropa antes de que venga “su majestad” a decir incluso en que ritmo debemos lavar la ropa.
Ruggie resopló divertido apurando el paso hasta quedar hombro con hombro al aviario, la plática fluyó con normalidad entre ambos. Dos chicos hablando de la vida y cómo las materias eran tan exigentes, a excepción del Profesor Crewel que dejaba tarea solo una vez a la semana, a veces dos.
Lo que no sabían es que dos pares esmeraldas veían al dúo caminar a la lavandería con cara de irritación profunda, un bufido salió de sus labios al moverse de su cómodo lugar para ir a seguirlos. Leona detestaba la sola imagen de ese aviario en estos días, se había escabullido con mucha eficacia de su vista, aun estando en el mismo Dormitorio no le veía mucho. Y eso le molestaba.
Las ideas de cómo sacar de quicio a ese pájaro iban y venían con una facilidad increíble, incluso para él, esa imagen pura de un chico amable le irritaba más. Haul se portaba como si fuera un santo con los demás, después de recibir gruñidos o insultos de los demás estudiantes él seguía ahí cuando se arrepentían con el rabo entre las patas a solicitarle ayuda por una cosa u otra.
De igual forma le llamaban “cara bonita” de forma despectiva aquellos de tercer año, los más lamebotas eran los de primero que veían a Haul como un tipo de “ayuda senior” en caso de no poder con alguna tarea. Haul no había estado en esa escuela hasta ahora, ni estaría mucho tiempo ¿Desde cuándo los de primero iban a pedirle ayuda al cerebro de pájaro y no al Líder del Dormitorio? La sensación de ser desplazado por alguien más apto volvía como una enredadera, a veces se calmaba y otras se afianzaba a sus piernas.
Sus pasos pesados con decisión bajaron las escaleras hasta llegar al piso donde se encontraba la lavandería al fondo, se abrió paso sin decirlo entre el grupo de cinco de segundo año que iban ya de camino a sus habitaciones. Con un golpe seco en la puerta anunció su llegada, pero la sonrisa victoriosa lista para hacer preguntas incomodas se curvó hacía abajo, solo estaba Ruggie metiendo la ropa en la lavadora. La hiena se giró con una ceja alzada encogiendo los hombros.
—¿Ocurre algo, Leona? No me digas— Ruggie se puso una mano en el pecho dramatizando— ¡Viniste a ayudarme a lavar tu ropa! Es un milagro, por los Siete Grandes ¡Leona vino a lavar su ropa!
—¿Disculpa? Solo estaba de paso.
Con ese andar fingiendo despreocupación el león se fue poniendo sus manos en los bolsillos de su pantalón, Ruggie siguió con la vista a Leona quedándose en el marco de la puerta como si se asegurara de que el león perezoso ya hubiera desaparecido de vista. La hiena sonrió con una de sus risitas chillonas, giró sobre sus talones mirando a la cesta vacía de la esquina, al llegar dio tres toques suaves.
—Ya se fue.
Haul alzó la tapa de un solo movimiento con una curvatura traviesa en sus labios, abrió la boca un poco para reír junto a la hiena. El aviario saltó fuera de la cesta tejida acomodando la ropa que había sacado en prisa con ayuda del segundo. Ruggie le dio un puñetazo amistoso en el hombro sacando una queja entre risitas del aviario.
—¡Por los Siete, Haul! Tienes un oído increíble, yo no escuché las pisadas de Leona hasta que se detuvo afuera.
—Años y años de práctica, querido Ruggie. Años de práctica.
Haul guiñó un ojo recibiendo un empujón divertido de la hiena, cuando las risas pararon siguieron metiendo la ropa de Leona y de otros estudiantes que estaban ahí. Para el aviario era un mundo mágico eso de lavar ropa usando una caja metálica enorme, Haul estaba acostumbrado a lavar la ropa con sus manos debido a la cultura de los aviarios, ver una lavadora por primera vez le fascinó en demasía, si podía meter kilos de ropa a lavar de una sola vez sin cansarse las manos lo haría el resto del día.
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Leona esperaba paciente en el sillón enorme en la sala común del Dormitorio, ya tenía un ingenioso plan en mente para hacerle saber a ese cerebro de pájaro quien mandaba en ese lugar, y no podría evitar bajar la cabeza ante el león si este era apoyado por sus más leales seguidores. Abusaría un poco de la lealtad ciega de ellos por la admiración a su persona, pero no harían nada malo ¿No? Solo le darían un golpe de realidad a un molesto pájaro que llegó ahí con sus alas abiertas y aires de grandeza disfrazada de humildad.
Debía desenmascarar a ese maldito pajarraco cuanto antes, mientras más rápido fueran los resultados, más fácil sería enseñarle a los de primer año quien era el verdadero “Líder” de Savanaclaw.
Con un resoplo altanero alzó su rostro al ver a la docena de chicos de tercer año llegar entre risas y empujones, eran perfectos para esta tarea. Así ellos recibirían los reportes y algunas llamadas de atención mientras Leona disfrutaba del caos desde lejos en la seguridad de solo lavarse las manos si alguien le acusaba de estar detrás de ese plan. Sin pruebas no había crimen.
—Muy bien. Empecemos.
Leona apoyó sus codos en sus piernas mirando a cada una de esas caras con esa sonrisa felina en su rostro, se relamió los colmillos antes de seguir hablando.
—Como saben aquí hay alguien que se está haciendo pasar por santo, dice ser el más amable y humanitario, pero sabemos que esa cara es solo la máscara de alguien débil ¿No es así?
—Lo he visto estos días— dijo uno de los chicos mirando a los demás de esa forma cizañosa— Parece que estaba haciendo ejercicio ¡A escondidas de los demás!
Las risas de los chicos resonaron en la sala común, Leona solo resopló con suficiencia.
—¡¿Acaso teme quedar en ridículo?! Ni siquiera es bueno para hacer ejercicio por su cuenta, miren que flaco esta.
—Deberíamos de enseñarle lo que es un verdadero entrenamiento.
Leona alzó la mano pidiendo silencio sin quitar esa sonrisa astuta de su rostro, había elegido bien a sus “lacayos” para esa tarea.
—No, no. Lo dejaremos así, lo que ustedes deben de hacer es lo siguiente— el león se enderezó agachando las orejas de la emoción en su cuerpo— Deben de recordarle quien es el verdadero rey de Savanaclaw, él no es un santo y debe recordarlo cada día estando aquí o fuera del Dormitorio. Rompan ese muro de serenidad falsa, destrocen y desgarren con garras y colmillos su máscara hasta hacerle sacar su verdadero rostro.
—¿Qué no podríamos meternos en problemas por eso?
—No si lo hacen parecer “accidentes”, pero debe de ser cuando alguien más este con él, no nos sirve si se destapa estando solo— Leona se levantó con un resoplo acomodando su camisa sin tanta importancia— En clases, en el receso, en el club o en los pasillos. Rómpanlo.
Una sonrisa maliciosa fue el cierre de esa reunión a escondidas en la sala común de Savanaclaw, como si solo hubiera sido una reunión entre estudiantes de tercer año, Leona se fue a paso perezoso a su habitación mientras esos chicos fieles a él ya iban pensando en un plan de cómo hacer sentir tan desdichado a Haul que no sabría cómo controlarse.
El tormento comenzaría.