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Los pasos medidos por el corredor seguido de las palabras estrictas en ese tono tan refinado propio de él llegaron a los oídos de Haul, desde la banca donde repasaba el tema del día para el examen de Música escuchó esa voz irse acercando. Con una sonrisa calma ni tan familiarizada ni tan ajena, saludó al Líder de Pomefiore. —Schoenheit, es muy temprano para regañar a alguien. —Si estuvieras en Pomefiore entenderías mi llamado de atención hacia esta manzana en entrenamiento, Haul— Vil miró de soslayo a Epel con el ceño fruncido en esas cejas perfectamente delineadas— Necesita disciplina desde horas tempranas. —¿Qué no dicen que el estrés es malo para la salud? Si le pones tanto regaño encima antes de la primera hora no podrá rendir bien en sus clases— el aviario sonrió compasivo al ver la cara de asombro de Epel al encontrar a alguien tan desapegado a ser regañado por Vil— Y eso afectaría la imagen de Pomefiore, pensarán que su Líder no considera las necesidades de los otros. Vil se cruzó de brazos con una sonrisa astuta llena de perfección, como un lobo midiendo la fuerza de su mordida antes de ir a la yugular del conejo. Haul mantuvo la mirada con esa sonrisa apacible, no se movió ni un centímetro cuando el Líder de Pomefiore resopló en leve molestia al no doblegar al aviario. Claro, el pobre chico estaba en un juego con Leona, si se le podía decir así. Si el mismo Leona no le causaba miedo a esa ave, menos lo haría alguien tan estricto como Vil, el rubio de puntas violetas solo volteó la cara con un respiro profundo buscando su elegancia de nuevo. —Bien. Epel— se giró a ver al chico de primer año que dijo un sutil “¿Sí?” con sus manos sobre su abdomen— Vete a clases, hablaremos en el receso. Haul le guiñó el ojo a Epel con una sonrisa, así cuando regresó su vista a los ojos violetas respingo por ver esa mirada de severidad a causa del regaño “necesario” interrumpido, con una risita nerviosa se sentó derecho en la banca. —No me mires así… es apenas un chico de dieciséis, no puedes corregir una corriente tumultuosa en un día para formar un lago en dos. —Es el proverbio más ridículo que he escuchado. —No diré nada porque lo dicen los ancianos del Concejo y ellos no son de mi agrado— Haul cerró su cuaderno poniéndose de pie antes de ver como Vil de nuevo se acercó a enderezarle la corbata— Se veía bien. —La imagen es lo primero que los demás ven de ti, dice mucho de tus hábitos, personalidad y hasta estatus. Para alguien de TU nivel debes verte como tal— Vil le acomodó el cabello y el cuello de la camisa con ese ceño fruncido hasta sentirse satisfecho— Si te despeinas un solo milímetro te voy a encajar mi tacón en tu espalda. —Lo tomaré como una amenaza. Los dos se miraron unos segundos más antes de ser interrumpidos por los pasos perezosos de cierto león, Haul se tensó de forma sutil erizando su cabello de la nuca. Vil notó ese cambio en el lenguaje corporal del chico, aun viéndolo de perfil con el ceño fruncido en molestia al ver como Leona sonreía divertido cuando se acercó a los dos. —¿Asunto? Vil habló primero cruzándose de brazos, de forma natural se volteó a verlo tapando con medio cuerpo a Haul. No era ajeno a la situación del bullying constante que sufría el pobre aviario a manos de ese león y sus “perros” de tercero. Como una madre defendiendo a su niño de su bully, Vil se plantó bien derecho mirando a Leona con ojos de pistola sin perder su gracia cual grulla. —El “cara bonita” reunido con los suyos, pero hay un error— Leona habló flojo ladeando su cabeza a un lado pasando de Vil a Haul— Ese color de chaleco es de MI Dormitorio, ese es el error. —Hasta donde recuerdo, las palabras dichas por el Espejo Oscuro son ley, a menos que se haga una transferencia de Dormitorio. Yo lo veo bien. —¿Lo dice el que usa mil productos en la cara para verse “hermoso”? Pff que ironía ¿No crees? — el león se acercó con sus colmillos resplandeciendo, el Líder de Pomefiore no se movió ni un ápice— Descuida, Schoenheit, tal vez a mitad de año recibas a un nuevo alumno en tu Dormitorio. Si es que no se rompe antes. Haul le regresó una mirada gélida al león cuando la sonrisa fue dirigida hacia él, se controló lo mejor posible para no responderle algo. Esperó paciente a que Leona por sí solo se fuera pasando a su lado, el empuje de hombro con hombro solo lo sacudió un poco. Haul cerró los ojos serenando el tornado de emociones emergentes, sus cejas fruncidas se relajaron y sus labios dejaron de estar en una delgada línea. Al abrir los ojos, sus iris celestes se cruzaron con los violetas. —Increíble, conozco a al menos veinte personas que le hubieran respondido a Leona. Te quedaste en silencio— Vil sonrió reconociendo ese control tan fuerte de Haul— Por eso estas en Savanaclaw y no en Pomefiore, no solo eres hermoso. Eres fuerte de espíritu. Bien. —Me controlo para no darle satisfacción. Si no fuera darle satisfacción de responderle sus insinuaciones, ni siquiera hablaría. Le estamparía la cabeza en la pared. Vil soltó un resoplo divertido por esa dualidad en el chico aviario. Belleza tan extravagante tan ajena a la belleza normal, con esa fisonomía de modelo si quisiera, y control total sobre sus emociones para no ser un completo salvaje. Ahora entendía un poco a Rook, era uno en un millón encontrar a un ser así. Con ese paso tan propio de él, se acercó a Haul poniéndole sus manos en sus hombros para admirar la piel perfecta, las facciones tan bien proporcionadas de su rostro y los ojos celestes. Si, era digno de estar en Pomefiore, pero el Espejo Oscuro tenía algún plan en mente para haberlo mandado a Savanaclaw. —Sé que no lo harías por ese juego estúpido que tienes con Leona, pero— Vil le sonrió con educación sin verse solo modesto en falsedad, sino realmente apreciando ese espíritu— Si un día estas dispuesto a cambiar de Dormitorio, eres bienvenido en Pomefiore, si puedes seguirnos el ritmo. —Voy a recordar este momento…— Haul se rió al alzar sus manos para tomar de las muñecas a Vil sin ser grosero— Como el día en que el mismísimo Vil Schoenheit me habló de forma tan amigable que casi tuve en consideración hacerle caso. Los dos se rieron, uno más melódico que el otro, antes de regresar sus manos a los costados propios de cada uno. Manteniendo ese andar grácil de grulla junto a esa verdadera ave rapaz transformada en humano, se fueron por los pasillos hasta llegar a donde debían irse a sus respectivos salones. Había sido una interacción realmente no esperada, eso no significaba que no hubiera sido tan grata como una gota de miel en el paladar.✴︎—♛—✴︎
Después de esos días sin verlo en la cafetería, Haul casi dio un chipido agudo al ver a Reser a lo lejos hablando con Riddle, el aviario apresuró el paso al tener su bandeja de alimento ya despachada. Desaceleró el paso cuando llegó al lado de esos dos con una sonrisa amable para pedir perdón por interrumpir, el Líder de Hearstlabyul negó con calma para hacerle saber que estaba bien. —¿De qué hablaban? Si no es muy irrespetuoso preguntar. —Está bien. Reser me decía sobre pedir una habitación vacía para convertirla en un estudio de té, quiere fabricar té personalizado para los estudiantes y venderlo después de pedirle permiso al Director Crowley. —¿Té? ¿Es algún tipo de bebida humana? —¿Nunca has probado un té? Tanto Riddle como Reser miraron al aviario antes de irse a sentar a una de las mesas vacías, la risa nerviosa de Haul aligeró el ambiente a los otros dos. —Es cuando pones unas hierbas secas en agua caliente, dejas que la esencia se desprenda de las hojas o las flores y ¡Tarán! Es un té— Reser sonrió extendiendo sus manos con calma como mostrando la bebida invisible— Se hacen diferentes combinaciones, casi siempre por olor y sabores refinados, pero en mi caso serían para uso medicinal. —… ¿Una infusión? —Eso es otra cosa… pero supongo es lo mismo ¿Tal vez? — el chico castaño alzó una ceja sin estar muy seguro de eso, al ver la afirmación del aviario asintió también. —Así debe ser como les llaman los Aviarios en lugar de té debe ser una infusión ¿Usan otras cosas tu gente, Haul? — Riddle apoyó sus manos sobre la mesa con esa sonrisa calma. —Especias y algunas frutas confitadas, de hecho, hay un té de comino con raíz de toronjil… Haul explicó con calma cada uno de los remedios que su madre la hacía cuando era pequeño, eran combinaciones raras donde seguramente sería más efectivo para el organismo de un Aviario. En un humano dudaban la combinación de albahaca con mango y pimienta blanca fuera capaz de quitar el mal de estómago, aunque Riddle se rio cuando Haul hizo la broma de que en un humano también serviría porque la haría vomitar sacando todo en su estómago. Reser se atacó de risa después al imaginarse eso, pero puso cara de asco al pensar en ser él quien regurgitara. A lo lejos varios ojos miraban las acciones de Haul con un ojo entre crítico y un poco juzgadores sin ser brutos como días anteriores, detrás de esas personas estaban los pares de ojos grises azulados con una sonrisa confiada. Ruggie veía como su plan iba en marcha, y sin mover un solo dedo aparte de mandar esa nota a las habitaciones de los chicos de tercero. En unos días la hostilidad acabaría, de eso estaba seguro Ruggie, más si ese chico inocente se maravillaba con los demás de esa forma tan casual. Así en las clases las miradas continuaban sin interferir en la interacción de Haul con otras personas, a excepción de cuando el Líder de Diasomnia junto a su vice-líder iban cada uno a los lados del aviario como dos guardianes y detrás a esos otros dos chicos. Los chicos de tercero se alejaban lo suficiente pasando lo más distanciados posible de ese grupo para no recibir un balonazo otra vez, o algo peor, solo se fueron despavoridos cuando ese rubio con sombrero se puso a perseguir al aviario por los pasillos del Night Raven College. Mientras se mantuvieran fuera de foco de ese cazador la única víctima sería Haul, hasta que el aviario se encontraba con Trey o Reser que paraban a Rook de su obsesión creciente por estudiar y preguntar cada aspecto de la vida del chico y su raza. Trey tenía mejores resultados a diferencia de Reser, el primero sabía cómo calmar la emoción del cazador mientras el chico de primer año se ponía como escudo humano. En un intento de darle segundos de ventaja al aviario para huir a su Dormitorio, solo una vez se encontró en el camino al Profesor Crewel recibiendo una llamada de atención por estar corriendo en pleno horario escolar. En las clases de Alquimia las pociones de Haul ya eran más exactas sin la intervención de los chicos de tercero, eso alegraba al aviario cuando escribía en su cuaderno en el receso. Después de haber sido uno de los peores alumnos a inicios de clases, por su poco conocimiento en pociones mágicas donde no usaban tantas hierbas como lo harían los Aviarios, ver que sus notas subían le calmaba sus tardes. Ese día de lluvia se quedó en el salón cerrado para terminar sus anotaciones de Alquimia sobre la formula anterior que servía como una curación de tercer nivel, no había conseguido tomar notas en la clase por la rapidez en la que el Profesor explicaba mientras vertía las sustancias en el caldero. Era lo que seguía detestando de la clase del profesor Crewel para Haul de la forma más sincera. Conseguía replicar dos que tres pociones a duras penas, por más que media los ingredientes y batía las mezclas a veces no quedaban. Ese día, al inicio de la clase descubrió un sabotaje de un compañero que estaba atacando sin tregua al pobre chico. Era uno de esos “perros” de Leona que seguían con su misión de hacerle la vida imposible, había algunos que hasta parecían haberle agarrado coraje al aviario por algo personal. Dos que tres dejaron de hacerle la vida imposible, cinco se la pensaban de vez en cuando al tener en la mira a Haul en la escuela o en el Dormitorio, cuatro eran los que seguían buscándolo para llevar al final las órdenes del Líder de Savanaclaw. Justo cuando ya había terminado de pasar la formula completa en su cuaderno, escuchó la puerta del salón abrirse de golpe, apenas pudo reaccionar cuando alguien lo levantó por la solapa de su uniforme haciéndole dar graznidos de coraje al aviario. Un segundo chico se rió dejando que el tercero fuera al pupitre donde estaba el cuaderno de Alquimia, con una mirada le dijo al cuarto que hacer. —¡No… no lo hagan… suéltenme! Haul intentó girar para someter al chico que lo agarraba por la solapa, el segundo empujó la cabeza del aviario contra la pared y con una pierna entre las suyas no pudo girarse. Ese segundo chico agarró una mano del chico antes de mirar al cuarto. —Lánzalo, lánzalo, rápido antes de que sus gritos llamen la atención. —¡Déjenme… no lo hagan… suéltenme ya! — el enojo se volvió un inminente pánico cuando una mano le tapó la cara sellando sus labios y al mismo tiempo su nariz. Con los ojos entornado llorosos por la inicial falta de oxigeno vio como el cuarto chico lanzaba su cuaderno y bolígrafo a la lluvia desde el segundo piso. Haul manoteó con su mano libre intentando quitar tan si quiera un dedo de su nariz, sintió como los dedos ajenos se cerraban afianzándose a su cara. No estaba enojado, estaba aterrado de perder el conocimiento. Se sacudió con fuerza sintiendo su muñeca doblarse un poco más de lo normal, reprimió un grito cuando el agarre en su solapa se apretó cortándole el aire en un segundo. No aguantó tanto siendo agarrado de esa forma comenzando a dar golpes débiles por la falta de oxígeno, sus ojos se pusieron en blanco al no jalar más que dióxido de carbono dándole una apariencia más pálida a la normal. Fue borroso, solo escuchó a alguien gritando seguido de risas, algo rompiéndose y su cuerpo cayendo como peso muerto al suelo antes de perder la consciencia. Su visión regresó con sobresaltos de su propio cuerpo al jalar aire de forma automática, las manchas borrosas se volvieron visibles encontrándose de cara con Reser que tenía su labio partido dándole poca importancia. De forma débil, Haul alzó su mano tocándose la cabeza al sentir algo caliente, se miró la mano sintiendo alivio al no ver nada. Seguro solo era la sensación del golpe al caer, cuando su audición regreso escuchó la voz de… el escalofrío bajó por su espina dorsal. —¡ …Que vergüenza! — esa voz no daba lugar a dudas, ni ese saco gigante negro con rayas blancas que se movía por el coraje de su dueño— ¡¿Qué clase de sabandijas degeneradas son ustedes para atacar en grupo a un solo alumno?! ¡A uno de mis estudiantes! El Profesor Crewel agitó su puntero en el aire dando ese latigazo que silbó en una amenaza tacita, el enojo del Profesor era poco en esta situación. Estaba enojado como persona, no como docente. —¡¿Acaso sus cerebros de bestias son del tamaño de una nuez que llegaron a pensar que esto era una cacería real en plena sabana?! ¡Esto es una escuela de prestigio donde se trata a los demás de forma civilizada, no como perros rabiosos! — su voz se alzó más de lo normal a cuando hablaba en clases, los de tercero estaban sentados con las caras pálidas— ¡Si alguna vez los vuelvo a ver poniéndole una sola garra a mi cachorro emplumado! No les va a quedar ni dignidad para limpiar el Coliseo completo con la lengua. Haul se sentó derecho en el suelo mirando a Reser, el chico de cabello castaño negó cuando el aviario preguntó con la mirada si él había llamado al Profesor Crewel. En realidad, no fue necesario llamarlo, pero ya después le explicaría Reser eso a Haul, ahora ocupaban estar en silencio lo suficiente para no ser regañados también. —Míseros cobardes que necesitan ser cuatro contra uno para sentirse dominantes y superiores…— Crewel señaló a cada uno con ese dedo enguantado lleno de una rabia controlada solo para no hacer algo indigno de un profesor— ¡¿Dónde quedó la dignidad de Savanaclaw?! Tratar así a uno de los suyos ¡Ni Kingscholar se atrevería a llegar tan bajo, conociendo su temperamento que tiene lo dudo mucho! Que deshonra de estudiantes. Un solo paso del Profesor fue suficiente para levantar a los cuatro abusivos de sus asientos donde el mismo Crewel los había sentado en lo que Reser checaba y mantenía a salvo a Haul. Con movimientos rápidos igual a ratas de alcantarilla, el grupo de tercer año de chicos se acercaron a la salida del salón. —¡¿A dónde van, cobardes?! ¡Yo no les di permiso de moverse, siéntense ya! El puntero golpeó con una fuerza el escritorio en línea del salón, tanto que seguramente se astillo primero la madera que la vara del Profesor, los de tercero temblaron al sentarse de forma torpe de nuevo. La punta del puntero los señaló a cada uno, con esa mirada gélida grisácea de Crewel ardiendo en llamas infernales. —Espero que les guste ordenar sótanos, limpiar calderos y hacer inventario de ingredientes en la tienda de Sam por el resto del semestre— el Profesor se quitó su abrigo con manotazos elegantes sin despeinarse más allá de un delgado mechón de su flequillo— Cuando el Profesor Trein y el Profesor Vargas se enteren de esto van a pasar el resto de su vida escolar como los despojos de perros que son. Se peinó su mechón salido de lugar antes de respirar profundo al girarse a ver la otra situación, cuando notó que los dos chicos estaban bien y a salvo regresó su vista a las cuatro lacras ahí en posición fetal temblando hasta el último de sus cabellos. —¡FUERA DE MI VISTA! ¡MUÉVANSE! Como cucarachas cuando se prende la luz, los cuatro chicos aventaron sillas y se tropezaron con sus propios pies para salir despavoridos de ese salón. Crewel se puso una mano en su abdomen para calmar la sensación de ardor por la bilis que subía hacia su esófago, ya con su temperamento en zen sin dejar su lado estético de su día a día se volteó a ver a los otros dos. Se acercó de inmediato a ver a Reser y su labio partido con un morete ya saliendo en su quijada, después miró a Haul con su vista desenfocada en lo que regresaba a la realidad. Necesitaba llevarlos a los dos a la enfermería. Ya. —A la enfermería, ahora. Con cuidado entre Reser y Crewel levantaron a Haul, el aviario tropezó en el camino por la debilidad en sus piernas adormecidas, sin otra opción para no arriesgar la salud inestable del chico, Crewel lo alzó en brazos caminando a paso veloz entre pasillos sin detenerse a dar explicaciones a los demás. Reser iba igual a un paso veloz estando hombro con hombro con el Profesor, olvidando sobre regresar a Heartslabyul a la hora del té, si le explicaba a Riddle la situación siendo castigado de igual forma pues que así fuera. Antes de irse necesitaba saber que Haul estaba bien. En el camino los dos pares de ojos esmeraldas junto a los pares grises azulados vieron al Profesor cargando algo en brazos junto al chico problema. Ruggie palideció al ver que ese objeto era en realidad un alumno, y ese alumno era Haul con el rostro blancuzco mirando a cada lado en busca de algún lugar de apoyo. Sin pensarlo un solo segundo, el camino por el cual iba Leona con Ruggie caminando a su lado se partió. El león miró como la hiena se desviaba comenzando a correr para alcanzar a ese trío. Con el ceño fruncido siguió la sombra de Ruggie deteniéndose unos segundos a ver la imagen fugaz de esa cabellera rosa pálida tan débil y frágil en los brazos de un Profesor tan estricto como Crewel. Algo se le revolvió en sus entrañas, podía ser nauseas por ver que alguien así de delicado estaba en SU Dormitorio, o que ese chico indefenso… le daba un dejá vú de él. Hace mucho tiempo cuando solo era una cría buscando donde encajar, que alguien le mirara. —Tch, no es mi problema. Leona se dio la vuelta con las manos en sus bolsillos, ignorando esa irritación en su pecho por ver como Ruggie se iba sin pensarlo detrás de Haul. No era la primera vez, ni sería la última en ese tiempo, podía apostarlo. Eso se acababa, los chicos de tercero habían cambiado por alguna razón desconocida. Solo cuatro de ellos profesaban seguir con las prácticas de hacerle la vida imposible al aviario en la escuela, pero al parecer habían sido demasiado brutos. Tanto como para cabrear así de fuerte al Profesor Crewel en solo cinco minutos o menos, no podía confiar en los demás de ahora en adelante, debía hacerlo por sí mismo. Tampoco podía confiar en Ruggie. Con paso decidido se apresuró al salón donde se alzaban los espejos que daban a cada Dormitorio, cruzó el del suyo sin duda alguna en su andar. Inhaló profundo pensando en cómo probar la lealtad de cada uno de los chicos en Savanaclaw, bien, lo haría de la forma más directa. Se fue directo al campo de entrenamiento donde estaban ya los de segundo y primer año entrenando con los de tercero a sus alrededores hablando sobre tácticas para el Torneo de Magift que tendría lugar en unos meses, Leona irrumpió en la cancha tomando el balón con su cetro al manifestarlo con un golpe al aire. Se paró con firmeza, mirando a los chicos confundidos con otros nerviosos debido a esa aparición tan notoria del Líder. Leona tomó aire en una respiración profunda. —¡¿Quién de aquí le cae bien ese príncipe “cara bonita” de plumas?! Los de primero no supieron si alzar la mano o fingir demencia, solo entre ellos uno alzó la mano sin temor alguno a su superior. Ese chico con orejas de lobo blanco dio un paso al frente motivando a los otros de segundo y algunos de tercero en alzar la mano también. —¡¿Por qué?! ¡Anda, díganme sus razones, no sean tímidos! Leona rió en una carcajada sonora reprimiendo un rugido de rabia al ver tantas manos alzadas, fijó su atención en el chico de primer año de ceño fruncido tan seguro de sí mismo. —Haul es un buen senior, no es solo por ser un príncipe o por tener una sonrisa en su rostro— Jack Howl se cruzó de brazos mirando con respeto a Leona después de ese despecho de alfa— Es cortes, ayuda sin pedir algo a cambio, no miente sobre sus límites ni ha tratado mal a quienes le miraron con desprecio, es alguien justo con razón. No es falso. —Eres alguien de primer año, no sabes nada de “caras falsas” para ustedes todos son iguales y con una sola sonrisa ya están revoloteando por ahí con risas bobas. —No, Leona senior, él no es una “cara falsa”— Jack le regresó su propio veneno al león con una mirada afilada medida sin ser irrespetuoso— Usted está demasiado ciego con el orgullo para pensar cosas que no son, debería de hablar con él una sola vez y vera como Haul senior es mucho más que solo una “cara bonita” Los pasos detrás de Leona le hicieron girar con los dientes ya apretados al sentirse humillado en su propio Dormitorio, en SU territorio donde era el rey. Era la mayor autoridad en ese lugar desde hace cuatro tranquilos años. Ahora estaba siendo desplazado por los propios chicos del Dormitorio y un nuevo príncipe, ni siquiera era uno que fuera heredero, era el cuarto. El CUARTO maldito príncipe de una raza en las afueras de la nada. Él venía de Sunset Savanna, de la maldita tierra donde era tan reconocido el linaje de los Kinsgscholar, aún siendo el el despojado segundo príncipe que no recibiría nada de su propia gente. No podía ser odiado en el Night Raven College ahí también bajo su propia ley, no lo iba a dejar pasar. Leona caminó a paso pesado resonando los golpes secos de sus zapatos contra la tierra, Ruggie se puso en medio cuando el león estuvo a menos de un metro de Haul. El aviario apenas estaba lúcido al recibir la atención adecuada en la enfermería, pero no iba a aguantar un golpe si el león se descontrolaba por la ira en su cuerpo. Con la nariz dando bufidos de exasperación al tener esos ojos celestes tan jodidamente inocentes en los suyos, quería quitarle ese brillo de una vez por todas. Con su dedo enguantado lo señaló al aviario mostrándole los colmillos, sus orejas agachadas casi pegadas a su cabeza y la cola leonina agitándose rápidamente con resentimiento a ese pájaro. —Te vas a arrepentir de esto, cerebro de pájaro. Escupió esas palabras con un desprecio increíble incluso para la hiena, los demás vieron con los ojos perplejos como el león se iba de regreso a su lugar donde aún podía ser el rey. Haul ya veía la tormenta venir.