✴︎—♛—✴︎
Solo pasaron dos días desde esa medio amenaza de Leona en el Dormitorio frente al resto de los chicos, el león perezoso por primera vez no se veía como ese estudiante tan desobligado evadiendo sus responsabilidades como Líder ni como alumno de tercer año. Estaba moviéndose. Acechando en la maleza alta con sus pupilas estrechadas en una delgada línea buscando a esa ave entre los demás, esos inútiles de tercero no supieron cómo hacer las cosas. Se habían sobrepasado en hacerle entender a Haul como eran las cosas en Savanaclaw y por un segundo el león sentía la expulsión en su nuca por ser la mente maestra detrás de ese ataque indirecto, Leona solo quería hacerle la vida dura en la escuela, no casi matarlo. Eso fue un descuido de su parte ¿Cómo carajo no lo previo con lo brutos que son algunos de esos chicos? Fue solo una cachetada mental para sí mismo. Sí quería hacerlo bien, debía hacerlo él mismo. El peso bajo sus pasos resonó en el pasillo quitando de su camino a los demás estudiantes de primer año y los de segundo, no se detuvo a mirar a alguno de ellos hasta detenerse en la entrada a la cafetería. Avanzó sin esperar mucho a ubicar a esa ave de dos patas, si se detenía mucho tiempo en el marco de las puertas dobles llamaría la atención de otros delatando sus intenciones. En la fila de esos chicos en espera de sus almuerzos estaba la cabellera rosa pálido, riéndose como estúpido junto a esa hiena traicionera de tan pobre lealtad. Esta lección serviría para recordarle a ese malnacido de Ruggie quien era el rey y a quien debía servir. Leona se acercó hasta esos dos metiéndose en la fila dándole poca importancia a los comentarios de quejas de los otros estudiantes formados, empujó con el hombro a uno de tercero de Ignyhide hasta quedar detrás de Haul eclipsándolo con su figura alta solo por esos pocos cinco centímetros. Los colmillos afilados en señal de sorna se asomaron en los labios del moreno cuando de un movimiento limpio le quito el sándwich y el jugo de naranja de las manos níveas del otro, con un gruñido bajo calló al aviario de decirle alguna queja. Una mirada asesina cayó sobre Ruggie cuando abrió su boca para unirse a esa queja. —Como al parecer te has robado a mi “ayudante” ahora tendré que venir por tu comida en cada almuerzo, no quieres que me muera de hambre ¿O sí? Cerebro de pájaro. Haul se mordió la lengua con tanta fuerza saboreando la sangre en su paladar para controlarse tanto y no desatar en gritos ahí, la mano de Ruggie sobre su antebrazo lo ayudó para alejarlo un poco de ese aire toxico lleno de sorna. El león resopló divertido viendo como ese “pájaro estúpido” seguía con esa farsa de mantenerse como paloma blanca ante los demás, sus talones giraron ciento ochenta grados listo para irse de ahí con esa victoria en sus manos. Se frenó en seco sacando el aire de sus pulmones debido a lo poco esperado de ver a alguien colgado de cabeza. —Kingscholar— Lilia le dio una de esas sonrisas afiladas astutas— No deberías de ser tan grosero con tus juniors, eso no es correcto. —Ah ¿A quién tenemos aquí? ¿Qué no deberías de estar ocupándote de que ese lagarto tuyo no incendie la cocina? —Confío en mis jóvenes para mantenerse controlados, a diferencia de otros que parece hacen un berrinche en público— Lilia movió su bolígrafo quitándole el sándwich y jugo de las manos al león para devolvérselo a Haul— ¡Sí tienes tanta hambre puedo hacerte yo mismo de cocinar! La sonrisa parecía sincera en los labios del vice-líder de Diasomnia, Leona agachó sus orejas mostrando esa mueca de disgusto por la idea de comer algo preparado por ese viejo. Solo gruñó al aire haciéndose a un lado, con paso rápido salió de ahí sin mirar atrás para ver la escena de ese chico aviario sonriendo en agradecimiento a Lilia. Era demasiado irritante. Solo un tropiezo en su plan de seis pasos. Sus ánimos regresaron con el paso de unas horas al encontrar a esa ave hablando con dos chicos en el jardín principal, si recordaba bien, uno de ellos era el chico buscaproblemas Reser y ese otro era Jack del mismo Dormitorio de Savanaclaw. Los dos se veían atentos en esa conversación sobre el próximo torneo de Magift, ese torneo importante para los siete Dormitorios donde venían no solo empresas millonarias para financiar a prodigios jóvenes en este deporte, también los mismos busca talentos de algunos grupos importantes venían a hacer esos contratos con estudiantes estrellas prometedores. Era una oportunidad de oro para algunos, entre ellos para los chicos del Dormitorio del león. Eso no le importaba ahora a Leona, ahora su atención estaba en ese mísero morral de tela verde opaca. Desde el primer día había notado como esa ave llevaba ese horrible morral para cargar su cuaderno, su bolígrafo y una botella de agua como un niño de preescolar. Era tan ridículo. A pasos rápidos sin crear eco con sus pasos, alcanzó la máquina expendedora de bebidas sacando una de arándanos, la batió con la fuerza suficiente para hacerla sacar gas sin reventarla aun ensanchando esa sonrisa llena de malicia. Regresó por sobre sus pasos avanzando lo más sigiloso posible sin llamar la atención de ese trío sentado en la barda del corredor, con esa misma naturalidad metió la bebida en el morral sin destaparla confiando en la química de los alimentos para estallar en el momento adecuado. Al estar lo suficiente lejos soltó la carcajada por la simple idea de ver a Haul cubierto en jugo de arándano en su espalda, su cuaderno echado a perder con las páginas pintadas de rojo, el bolígrafo dañado por el jugo mezclado con la tinta, pero lo más delicioso sería la vergüenza que pasaría el chico al estar manchado de su uniforme. El Night Raven College se caracterizaba por la pulcritud y modales de sus estudiantes, ver a un chico nuevo de tercer año manchado como un bebé aprendiendo a comer le daría una imagen de vergüenza total. Y así sucedió. Haul había salido de su clase de Arte sin querer tomando su morral con fuerza, al colgárselo al hombro mientras discutía con Idia sobre una idea para la tarea de sombras y luces sintió mojado en su espalda baja. El sonido de un chorro de líquido cayendo al suelo lo asustó tanto que soltó por inercia el morral, otra explosión manchó el pecho del chico para revelar su cuaderno echado a perder. Eso no le preocupó. Lo que le hizo aguar sus ojos fue ver como la tela tejida de su morral se manchaba de un horrible color rojo. Su primer trabajo de tejido, después de luchar por meses a los ocho años para darle ese morral como regalo a su hermana Amara. Ella se había enternecido tanto que le dijo que conservara su tejido, así el morral sería un bien compartido entre ella y él. —No, no, no… no, por favor— Haul se mordió la mejilla interna antes de cerrar los ojos cuando sintió el torrente abrumando su pecho— … se arruinó. —…Eh ¿Haul? — Idia miró al chico arrodillado con los músculos tensos, el pánico emergió natural en el Líder antes de concentrarse. No era bueno en consolar a alguien, en realidad con la idea general de socializar fuera de sus chats en los videojuegos, con personal reales solo hablaba normal con su hermano androide. Tenía un nivel cero en eso. Su corazón galopando a mil por hora se fue menguando un poco saliendo del riesgo de tener un paro cardíaco, Haul era su compañero de clase y también alguien del Club de Juegos de Mesa. Le había visto tan emocionado en ese taller extracurricular, se mantenía callado analizando los tableros de cada juego, ganando sin discusión contra los demás. Incluso Azul lo consideró un buen oponente al aviario para el ajedrez o las damas chinas, las partidas entre ambos duraban más de cinco minutos a diferencia de con otros estudiantes. Era un NPC de soporte tipo healer que había entrado a la mazmorra del jefe final nivel 999 sin querer. Hablando en idioma Idia, diría Ortho. Idia respiró hondo ganando confianza de algún lado en su pensamiento de cambiar ese escenario por algún episodio de anime isekai donde el protagonista ocupa sabias palabras de su mentor, se metió en personaje y miró al aviario. Le temblaron las manos antes de arrodillarse a su lado. —H-Haul, sé que no soy… la mejor opción para esto, pero— Idia respiró profundo ensanchando sus fosas nasales un segundo para fruncir los labios— Las cosas hechas con cariño no desaparecen si se manchan, no se rompen así de fácil. El aviario alzó la mirada al chico de cabello flameante, el Líder de Ignyhide respiró profundo de nuevo manteniendo su personaje de mentor del protagonista. —El morral sigue siendo tuyo, eso no te lo puede quitar nadie, ni una simple mancha de arándanos— Idia sonrió con el labio inferior temblando al sentirse demasiado expuesto hablando tanto— Podemos lavarlo en los lavaderos detrás del salón de Alquimia, o comprar otro sin tirar este. Como tú quieras, pero eso no significa que ya no signifique nada… solo será así si tú quieres que sea. Haul parpadeó varias veces viendo la gota de sudor resbalar por la frente de Idia cuando mantuvo esa sonrisa de “sabio de la cueva” por más de un minuto con el pulgar arriba, esperando escuchar algo que no fuera una burla por hablar de esa forma. El aviario resopló con calma al encontrar su centro de nuevo, gracias a la ayuda algo singular del chico, eso había sido muy dulce a su manera. Se levantó ayudando a Idia a ponerse de pie también, con esa sonrisa amable asintió viendo el morral manchado. —Quiero… intentar lavarlo, si no se le quita la mancha está bien. —¡Vaaaamos! Idia sonrió de oreja a oreja antes de darse la vuelta para taparse la cara roja de la pena por gritar como si fuera de verdad un personaje de anime, murmuró varias cosas sobre verse como un idiota y muy raro para la vista de alguien como Haul. El aviario se rió un poco sin mala intención al ponerle una mano en su hombro, con esa misma energía renovada, él estiró su mano al frente señalando a la nada. —¡Vamos allá, a los lavaderos detrás del salón de Alquimia, haaaa! Idia estalló en risas nerviosas con algo de compañerismo al sentirse incluido a su forma sin ser una burla, Haul lo jaló del brazo entre esas risas antes de caminar los dos hablando sobre como lavarían el morral solo con agua. El cuaderno había quedado deshecho y el bolígrafo algo manchado de arándano, solo necesitaban limpiar el cilindro de tinta y el interior para no causar alguna explosión en la clase de Defensa Mágica al final del horario escolar.✴︎—♛—✴︎
Cuando el timbre sonó dando por terminada la última clase de la tarde para los chicos, Haul se levantó de su lugar a un lado del caldero, el problema del cuaderno se resolvió con Idia compartiéndole la mitad de su cuaderno en físico para anotar las respuestas de la quest dicha por el Profesor Crewel minutos atrás. Como usaba mayormente su tableta para tomar notas, tenía sus repuestos en físico para apuntes que los Profesores pedían con mucha franqueza poder calificarlos en físico. Había sido un plan perfecto ideado por ambos en menos de dos minutos cuando escucharon sobre recibir un corto examen sorpresa de cinco décimas, excepto cuando al finalizar la clase el profesor sonrió como siempre mirando a sus estudiantes. —¡Muy bien, muy bien, cachorros! Me llevaré sus cuadernos para contar cuantas firmas tienen y empezar la evaluación del mes. Con orden, mis cachorros, dejen sus cuadernos en mi escritorio al salir. Haul abrió los ojos en pánico mirando de soslayo a Idia, los dos sintieron esa adrenalina subir por sus piernas de diferente modo a cada uno, Cater notó esas miradas al estar recogiendo sus cosas de su lado del caldero. El chico se acercó a ambos al segundo. —¿Qué pasó? Ha, no tienen las actividades firmadas ¿Es eso? —No, de hecho, es peor— Haul miró a Cater antes de buscar la mirada dorada de Idia— Una bebida de arándano explotó en mi morral, manchó la tela, pero también empapó mi cuaderno. —¿Tan mal se ve? Haul le pasó con disimulo el morral a Cater, así el chico con el diamante en el pómulo sacó del interior el cuaderno mitad arrugado con las hojas en colores rojo pastel ya secas. Aparte de verse del asco no se veían algunas frases por la tinta corrida, si le presentaban eso al Profesor Crewel iba a castigar al aviario por no cuidar como corresponde sus cosas escolares, y algo tan valioso como el cuaderno de anotaciones de Alquimia. Sus ideas para resolver el problema se vieron interrumpidas por la aclaración de garganta al fondo, con sus manos en su cintura el tan estético Profesor les miraba como sastre midiendo cada costura mal hecha en un abrigo de tela de alto nivel. —¿Se puede saber que están haciendo, cachorros? —¡Nada!… nada. Idia se tapó la boca al recibir la mirada de reclamo de Cater por gritar de forma tan sospechosa, Haul suspiró profundo dándoles una mirada a ambos para salir del salón, el problema era del aviario. Ellos eran libres de irse para dejar sus cuadernos. Los dos salieron dándole una mirada de disculpa y apoyo a Haul como si quisieran quedarse para darle un apoyo físico contra el regaño del estricto Profesor, una llamada de atención de Crewel sacó un chillido a Idia antes de cerrar la puerta del salón. Así el profesor se giró a ponerle atención a Haul. —Parece que cierto cachorro emplumado está causando revuelo de nuevo, ven aquí. El aviario chirpió de nervios al caminar hasta estar frente al escritorio de Crewel, no pudo hacer nada cuando ese dedo enguantado de rojo señaló la pila de cuadernos pidiéndole el suyo. —Falta tu cuaderno, cachorro Akarrava, por favor. —No puedo, profesor. —¿Por qué no puedes? La voz suave de Crewel no era un bálsamo, al contrario, le puso los pelos de punta a Haul cuando de forma despreocupada el adulto agarró uno de los cuadernos para comenzar a contar las firmas en este. —Porque yo… no lo tengo. —Entonces ve por él y dámelo en cinco minutos. —No, es que… yo… Crewel dejó su bolígrafo de profesor a un lado para entrelazar sus dedos sobre el cuaderno, sus ojos grises se volvieron solo un leve nivel de comprensivos al verle los nervios en la cara del chico. —Haul, eres un excelente alumno que da su mejor esfuerzo en esta materia, aunque no te guste por la diferencia del tipo de magia que usamos. Dime la verdad ¿Por qué no puedes? El chico de ojos celestes bajó la mirada a su morral, con algo de vergüenza deslizó la mano sacando ese cuaderno hecho una porquería de hojas pegadas, arrugadas y manchadas de rojo pastel. Con ese mismo sentimiento de vergüenza se lo dejó frente a sus ojos en movimientos titubeantes al Profesor Crewel. Él solo abrió más los ojos antes de esperar la explicación de eso. —Yo no… no recuerdo haber comprado un jugo de arándano, o si lo hice y se me olvidó, pero cuando salí de la clase de Arte explotó y me manchó todo— Haul miró al abrigo guardado en el morral, estaba igual de manchado de la espalda solo no se notaba tanto— El uniforme, el morral, el cuaderno y el bolígrafo también, intenté limpiarlo rápido cuando sentí el jugo. Me tardé y se arruinó mi cuaderno de Alquimia. Crewel tomó con cuidado el cuaderno arruinado pasando sin tanta fuerza página por página, al llegar a los apuntes de ese periodo vio cada tarea firmada sin sus pequeños detalles extras de ser una tarea a destiempo. No, habían sido entregadas el día y a la hora, no con diez, pero si con la calificación necesaria para tener una buena firma. La última no estaba hecha, eso frunció las cejas perfiladas del profesor. —¿Planeabas hacerla en clase? —No, en el receso porque sinceramente se me hizo difícil e iba a pedirle ayuda a mis compañeros, pero el jugo explotó después de la segunda clase— Haul asintió a sus palabras al recordar bien los tiempos— No me dio tiempo de preguntar. —Ya veo— Crewel frunció más el ceño, esa clase Haul había dado una actividad a revisar, si su cuaderno estaba así entonces ¿Cómo? Solo alzó su vista al chico— ¿De quién era el cuaderno que me enseñaste? —Ah… eh, de… ¿Él estaría en problemas? —Depende, primero respóndeme, cachorro. —Era… era de Idia Shroud. —¿Él te ayudó a limpiar tu…? — Crewel señaló al morral recibiendo una afirmación corta de Haul— Si fue un problema desde antes de clase ¿Por qué no me dijiste al inicio de mi clase? Así no estaríamos en esta situación. Tendré que darle una sanción al cachorro Shroud por prestar su cuaderno y dejarle copiar la actividad a su compañero. —¡No! No— Haul alzó sus manos en pánico, calmándose al tener la mirada autoritaria del profesor— No lo haga, él solo quiso ayudarme, de hecho, yo fui el de la idea ¡Sí, fui yo! Él es inocente y no fue parte de la idea. Yo puedo…— Haul miró a los lados buscando— ¡Puedo lavar los calderos! No es necesario que me ponga una calificación buena, mi cuaderno quedó hecho un asco y es mi culpa… ¿Puede? Crewel suspiró mirando a los ojos celestes que hablaban con genuina alarma de arrastrar a uno de sus compañeros por un “descuido” que el adulto le daba aroma a “sabotaje” de parte de cierta persona, Haul solo mantuvo la esperanza en alto al susurrar esa palabra final. El Profesor sonrió torcido mirando a su puntero al costado del cuaderno que revisaba segundos atrás. —Muy bien, cachorro emplumado— Crewel mantuvo la sonrisa al regresar su atención al cuaderno en sus manos— Tienes hasta el día de mañana para pasar el apunte de hoy a tu cuaderno. Con un giro de su puntero en mano extrajo el jugo de arándano de las hojas usando magia avanzada, fue como un milagro para el aviario ver su cuaderno arreglado. Una inclinación de cabeza rápida entre sonrisas agradecidas fue la imagen final de Haul a los ojos de Crewel, el aviario casi salió volando del salón.