ID de la obra: 1015

¿Desde cuando el león no se come al ave?

Slash
NC-17
En progreso
1
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Maxi, escritos 110 páginas, 64.056 palabras, 18 capítulos
Descripción:
Notas:
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Karaoke y revelaciones

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La decoración espacial era de otro mundo, como dijo Cater en la salida de la escuela, pero verlo en persona se sentía diferente. Los cuatro chicos miraban a cada lado con la luz neón, planetas flotando en el techo y ruidos del espacio. Ni hablar de la comida. Aunque la iluminación de tonos azules no era la favorita de Jack, no negó tener gruñidos en el estómago cuando su platillo de club sándwich espacial llegó. En cuanto a los demás, Ruggie apenas dijo “gracias” se abalanzó sobre su comida sin un segundo de espera mirando como los dedos de queso, nachos, hamburguesa de doble carne y aros de cebolla iban reduciéndose con cada mordida. Cater fue más sencillo al pedir una pizza individual de carnes frías y “aderezo espacial” tomándole fotos antes de pedir una foto grupal, al fondo se veían a Reser a media mordida de sus hot-dogs de salchichas color azul y Haul disfrutando de una ensalada con cubos naranjas, rodajas de algo morado y aderezo rosa. Entre juegos, risas y temas de la escuela pasaron a los temas más personales. Sobre todo cuando Cater tuvo una duda al recordar lo sucedido con Haul y Leona momentos atrás. —Oye, oye, Haul. Cuando te estaba regañando el Profesor Trein dijiste que sí Leona te lo hubiera pedido si te cambias de Dormitorio ¿Era en serio? El mencionado alzó su atención de su pedazo de lechuga con crotones y demás verduras, asintió un poco al pasar el bocado. —Sí, tampoco me conflictúa tanto cambiarme, pero la actitud inicial de Leona no ayudó— Haul apoyó su mejilla sobre su puño con un resoplo— Tampoco lo culpo. —¡¿DIS.CUL.PA.ME?! — Ruggie le dio otra mordida a su aro de cebolla señalando al chico— ¡Literal casi te matan por su culpa! Eso sería razón suficiente para odiarlo de por vida. —Ruggie tiene razón, cuando te vi desmayado en el suelo con esos hijos de perra riéndose pensé que te habían roto el cuello o algo— Reser apuntó a la nada antes se comer una papa frita— Por eso los agarré a golpes sin preguntar primero, fue una suerte que el Profesor Crewel estuviera cerca. —¿Por qué? Así tú y Haul podían salir de ahí rápido ¿Eso quieres decir? — el chico lobo alzó su vista de su sándwich para ver al otro de primer año. —No, porque del coraje pude haberle roto la mandíbula a uno y el castigado hubiera sido yo y no ellos. Reser manoteó al aire con molestia cuando Jack solo se quedó replanteándose su existencia después de esa respuesta. —¡Sí es cierto, dicen que tú eras un busca problemas en tu anterior escuela! ¿Entonces los rumores no son falsos? —Cater— el aviario habló en ese tono similar a una madre regañando a su hijo. —¡¿Qué?! No es un pecado preguntar si no insulto a la persona. —Está bien, Haul— el chico de cabello castaño sonrió sin tanto problema— No, no lo son. En mis otras escuelas habían bullys siempre, en cada una me tomaban a mi como su objetivo por cuestiones personales, así que no le vi más opción a las cosas que arreglármelas yo solo. Mandé a dos al hospital y uno de ellos estuvo en rehabilitación, estaba demasiado enojado como para pensar en las consecuencias en su momento. —¿Y con solo trece años hiciste eso sin un solo accidente médico? —Tenía problemas de ira. Y después que pasaron unas cosas, con mi mamá adoptiva aprendí a controlar mejor eso, por el bien de mi hermana Andy y para no causarle problemas a Zeze. —¿Ya estas medicado entonces? Reser soltó la carcajada con un codazo en el costado a Ruggie, los demás se rieron en coro cuando notaron como el chico de ojos amielados se reía de igual forma. Haul tomó nota mentalmente de cómo era la vida de ese chico, al parecer en las sonrisas aligeradas llenas de felicidad había heridas detrás de cada uno de ellos. Heridas vueltas cicatrices que no se sentían como vergüenzas, sino logros. —Oye ¿Ya te contestó tu mamá de la respuesta a la carta de tu celebración de cumpleaños? —No, seguro está dialogando con el Rey sobre abstenerse de hacer alguna celebración antes de vacaciones de invierno, solo espero no recibir una carta de ese anciano. —Sino aquí ya te hacemos una fiesta antes de las vacaciones, con muchos pasteles y donas. Las risas de ese dúo fueron queditas para no molestar las comidas de los otros clientes, cuando la comida dejo de estar como primera opción, Cater pidió una sala de karaoke de la misma cafetería por al menos una hora para cantar lo que quisieran. Haul estaba sin saber dónde ponerse cuando entraron a la pequeña habitación con la pantalla enorme, la mesa con snacks y los micrófonos, que para el aviario eran objetos raros. Mientras Cater jalaba a Ruggie a escoger una canción para abrir esa hora, Jack les ayudaba a mover las opciones de canciones con el control remoto. Reser se sentó al lado del chico de ojos celestes viéndolo mover el micrófono de un lado a otro intentando averiguar cómo se usaba, el de primer año se rió antes de darle una demostración rápida. —Prende el botón. —¿Este? — Haul señaló el botón debajo de la inmensa bola con cuadritos, una luz verde se encendió debajo del botón. —Ahora habla cerca de la cabeza, no grites o nos vas a aturdir a todos. El chico dijo un quedito “Hola” escuchándolo amplificado en los altavoces del fondo de la habitación, sacándole un grito a Ruggie de paso por la inesperada voz, la risa de Haul y Reser se escucharon por los altavoces antes de pasarle el micrófono a Cater. —¡Están increíbles! Pensé que sería alguna otra cosa como convertir mi voz a la pantalla o algo así. —¡Ay Haul! Estás demasiado chiquito en los avances tecnológicos que se me olvida que tienes dieciocho años— el chico con el diamante en su pómulo se rió al ver al aviario sonrojado de pena. —¡Cállate, cállate! Son demasiadas cosas nuevas. Conforme la música fue llenando la habitación junto a las bebidas sin alcohol, porque tenían a dos chicos de primero ahí y uno de segundo como para pedir bebidas de ese tipo, el ambiente se aligeró lo suficiente para comenzar con las preguntas típicas de una salida de amigos. —¿Entonces no te interesa nadie ni has tenido novia, Jack? —No, vine a estudiar, no a tener esa clase de relaciones con alguien. —¡Que correcto es este chico! — Ruggie pasó su brazo por los hombros al de primer año con una risa— ¡Deberíamos de seguir esa mentalidad todos y pasar de año con calificaciones de diez! —¡Tu sigue así, Jack, tu sé responsable! — Cater se rió en medio de la canción antes de mirar a Reser— ¿Y tú Reser? Alguien ya debió de llamarte la atención desde hace mucho, a las chicas les gustan los tipos rudos como tú. —¿Rudo? Me considero más pacífico ahora, gracias— el chico de cabello castaño sonrió en burla al cantar un poco antes de seguir hablando— Pero… sí, hay alguien. —¡¿QUIÉN ES?! Reser se atacó de risa al ver a los cuatro chismosos poniendo atención a sus palabras, como cualquier chico en problemas al dejarse al descubierto se tapó la cara para cubrir su sonrojo, se rió más fuerte cuando Cater lo atrapó del brazo para que dijera la verdad. —¡Nadie, nadie! Me retracto de mis palabras, no es nadie. —¡No, no, ahora lo dices! — Ruggie se levantó de su asiento para ir a hacerle segunda a Cater. Jack miró a Haul con una sonrisa de comprensión cuando los dos vieron como el pobre chico de primer año ya tenía a dos mayores casi encima, uno a cada lado, esperando oír el resto de la noticia. El chico de primer año de Savanaclaw alzó las cejas cuando notó esa mirada soñadora en los ojos de Haul, él también tenía a alguien en la mira, y aprovechando que los dos más escandalosos estaban torturando al otro pobre chico le susurró a su senior. —Usted también tiene a alguien ¿No es así, Haul senior? —…Sí, pero es algo difícil la situación— Haul miró a su rodilla donde se limpió una morusa de papa frita— Digamos que él… me está haciendo la vida imposible. Jack pasó de tranquilo a confundido en un segundo para atar cabos en su cabeza antes de abrir sus ojos como platos, no podía ser verdad. Con una mueca de no muy grata sorpresa siguió hablando en susurro. —¡¿Te gusta…?! —Sí, bueno, eh digamos que fue primero algo como ¿Atracción? Porque no te vas a enamorar de alguien solo por verlo— Haul se rascó la nariz sin tanto problema por su revelación a Jack— Quería conocerlo cuando comenzaran las clases, saber la clase de persona que era. Su aspecto de alguien fuerte, serio, que finge no resaltar cuando en realidad tiene un sol encima… me deslumbró. —¿Y con lo que te ha hecho pasar en estos dos meses no te ha quitado la ilusión? Alguien como él que te trata de forma tan cruel no es una digna pareja, aun sí hablamos de alguien como ese senior. —Yo no lo veo así, puedo comprenderlo en su mayoría— Haul le sonrió a Jack de esa forma rota que aun carga un poco de esperanza— Se sintió atacado, de repente otro príncipe entró a Savanaclaw sin aviso y descubrió que ese príncipe no era arrogante ni pedante ganándose el cariño de los demás por ser quien es… desestabilizó sus creencias y no supo cómo manejar sus emociones. —Haul senior, prométame que no perdonará tan fácil sus acciones solo por esto— Jack frunció los labios viendo al suelo, ese aviario era demasiado bueno para alguien como esa persona— Que si duele demasiado lo va a soltar. —Tampoco soy idiota, Jack, me quiero mucho a mí mismo como para lastimarme así— Haul se rió un poco asegurándose que los otros tres seguían hablando entre ellos para seguir— Ahora en este momento puse ¿Cómo decirlo? Como en pausa mis sentimientos, él está en pánico y no es su verdadera actitud. Está asustado, y las personas asustadas no razonan, por eso hasta arreglar este malentendido veré si vale la pena seguir con estas emociones. Sino las dejaré sin ningún remordimiento. Con una mano amable y gentil, el aviario calmó la sensación de nervios en el chico lobo por la idea de ver una estrella apagarse. Haul le sonrió dando una afirmación corta dándole esa seguridad al chico de primer año, él no era tonto ni un iluso que se aferraba a una ilusión de felicidad falsa. Desde pequeño sabía diferenciar la realidad de sus sueños. No sería diferente esta situación de las anteriores. Manteniendo esa gentileza retiró su mano al tiempo perfecto cuando los tres se giraron con un Reser tapándose la cara de la vergüenza y a Cater y Ruggie con una sorpresa en el rostro, al parecer el chico ya había dicho quién mientras Haul y Jack hablaban. Con una risa de los presentes, Reser se fue a sentar a un lado de Jack para ponerlo como escudo humano. —¡No puedo creerlo! ¡¿Desde cuándo te gusta él?! —Estoy teniendo una revelación cósmica muy fuerte, denme dos segundos para analizarla. Tanto Ruggie como Cater hicieron caras de estar meditando sobre lo recién dicho por Reser, la sorpresa inicial fue escuchar que no era una chica sino un chico, no había problema con eso pues cada uno es libre de escoger. El impacto fue cuando dijo el nombre de la persona, a lo que Reser entró en pánico cuando los dos mayores dijeron en unísono “¡¿ÉL TE GUSTA?!” y el de primer año huyó al sillón. —¡Se ven ridículos los dos! Dame el palo ese, quiero cantar. Haul se levantó para ayudar a distraer la atención de los dos, con eso Cater sonrió dando manotazos al aire para mandar sentar a Ruggie en lo que esos dos buscaban una canción. Ignorando el hecho de ser la primera vez de Haul cantando, Cater escogió la más tranquila para adecuarlo al ritmo antes de ir por las más ruidosas.  

✴︎—♛—✴︎

  Leona no podía seguir con eso. No solo había sido humillado en pleno patio central de la escuela frente a miles de estudiantes, no solo los que estaban en el jardín en el momento de la pelea, sino de aquellos que ya estaban escuchando de como un chico recién llegado le partió el orgullo en dos al tan respetado Líder de Savanaclaw. Para la cereza del pastel, el día de mañana debía ir a la Biblioteca con ese maldito cerebro de pájaro a limpiar de punta a punta los estantes y libros, como un jodido sirviente seguramente bajo la supervisión del mismo Profesor Trein para asegurarse de que ambos estaban colaborando. Un castigo demasiado estúpido. Se la iba a cobrar ese imbécil cerebro de pájaro, como si el mundo diera la respuesta a sus problemas, su oportunidad llegó en bandeja de plata. —Correo, Líder. Un chico de tercero llegó con los paquetes para cada uno de los estudiantes. Como era costumbre recibir cartas o regalos de sus familiares, cada semana llegaba el correo a la sala común de Savanaclaw, en ese caso el chico no vio lo malo de dárselo directamente al Líder que se encontraba ahí. Con un gruñido de afirmación y algo de irritación, Leona recibió las cosas para buscar entre ellas las cartas que su hermano Farena mandaba de vez en cuando para saber si se encontraba bien. O un dibujo de Cheka para alegrarle el día, algo así. Entre esas cartas una en particular llamó su atención, la curiosa forma de pájaro de origami cayó a sus pies al resbalarse entre las demás cartas, se agachó a recogerla ya ideando el plan en su mente. Esa carta debía de ser para ese pajarraco, podía jurarlo. Se detuvo un segundo. Era meterse con la privacidad del chico en un nivel diferente si abría él la carta. El resoplo burlesco salió de sus labios. —¿Desde cuándo me ha afectado eso? Dejó las demás carta y paquetes en el buzón común del lugar, se escabulló guardándose el pájaro de origami en su bolsillo al fingir despreocupación para no llamar la atención de los otros estudiantes mientras caminaba hacia su habitación. Entró sin mucha queja dando esa imagen de alguien sin tantos pendientes en manos, se sentó en la orilla de su cama antes de dejarse caer de espaldas sacando la carta sin tanta convicción de encontrar algo capaz de arruinar por fin esa máscara del chico. Manteniendo la calma desdobló la figura de origami, leyó por encima las letras antes de fruncir el ceño cuando sus ojos llegaron al final de la carta sencilla sin tantas cosas por explicar. Volvió a leerla de inicio a final ensanchando su sonrisa conforme más atención ponía a las palabras, se sentó de golpe con una sonrisa naciendo de lo profundo de su estómago. Justo esto necesitaba, era la maldita joya de la verdad en sus manos. —¿No que eras un santo, cerebro de pájaro? Espera a que los demás se enteren de esto. Habló con esa lentitud calculadora ya pensando en la reacción de los demás chicos cuando esa carta fuera demostrada como prueba irrefutable de la farsa tan grande a manos del aviario, iba a caer con tanta fuerza que Leona se reiría hasta el final de sus días cuando la cara desencajada de ese imbécil pájaro se le cayera de la vergüenza.  

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  En su jubilo, los cinco chicos se despidieron entre ellos viendo como Reser y Cater entraban por el espejo que daba a Heartslabyul antes de que los otros tres entraran por el espejo para llegar a Savanaclaw, el ambiente nocturno les dio la bienvenida con los faroles encendidos marcando el camino entre la penumbra de la sabana. Ruggie iba de tan buen humor que le había dado una de sus donas glaseadas a Haul cuando pasaron por una panadería en el camino, Jack no la aceptó por su dieta estricta de entrenamiento. La plática de los chicos se fue silenciando al llegar a la entrada del Dormitorio encontrando a la mayoría de los estudiantes reunidos en la Sala Común, los escalofríos en la espina de Haul se intensificaron cuando vio a Leona sonriendo triunfal sobre la plataforma de piedra cerca de la cascada artificial. —¡Oye, Leona! ¿Para qué la reunión? — Ruggie alzó una ceja poniéndose frente a Haul por si acaso. —Nada fuera de lo normal, es un aviso sobre el Torneo de Magift ¿O ya se te olvidó que se acerca la fecha por estar jugando a los muñequitos con el muñequito de porcelana que tienes ahí? Leona miró con desdén a la hiena antes de comenzar a dar su anuncio sobre los elegidos para competir en el Torneo, como era costumbre en el Night Raven College se hacía el famoso Torneo de Magift en el Coliseo donde no solo se abrían las puertas a los familiares de los estudiantes y civiles de la Isla de los Sabios. También venían busca talentos que podían darles esas becas académicas deportivas para futuras estrellas del juego, llevarlos a las grandes ligas donde debutarían como jugadores profesionales. La frustración crecía más por la mala suerte del Dormitorio en esos dos años, desplazados por Diasomnia en más de una ocasión por culpa de ese desgraciado reptil alado fae. La lagartija de Malleus y su séquito. Haul se mantuvo callado mirando a los demás que vitoreaban con entusiasmo por ser elegidos como jugadores por el mismo Líder, incluso miró con una sonrisa a Jack cuando se ofreció como jugador voluntario recibiendo el visto bueno, verle la sonrisa al chico lobo alegró la noche de nueva cuenta a Ruggie y Haul. Al final del anuncio los murmullos de los demás se hicieron más fuertes, esperaron a ver a Leona bajar de ahí para irse a su habitación lo más seguro, pero no lo hizo. El escalofrío helado volvió a bajar por la espina dorsal a Haul cuando el león se aclaró la garganta. —Y hay otro anuncio que me gustaría darles, aprovechando que estamos todos aquí. Con esa misma pereza letal, Leona sacó de su bolsillo trasero una hoja algo arrugada por los dobleces, con una sonrisa llena de malicia la extendió enseñándosela a los demás. Los que estaban más cerca leyeron un poco a duras penas, pero Haul desde la distancia pudo reconocer la letra de su madre.   Esa carta era de su propiedad y Leona la había abierto sin más.   Ruggie llamó varias veces a Haul cuando lo vio avanzar entre la multitud de chicos con paso firme, lo siguió a paso rápido llegando a la mitad de la Sala Común donde los chicos a su alrededor les miraron confundidos antes de asustarse cuando los ojos del aviario se volvieron cristalinos. —Como los presentes aquí recuerdan, hace unas semanas me enfrentaron y dijeron que confiaban plenamente en cierto príncipe de plumas bonitas— Leona sacudió la carta antes de girarla para ver su contenido— Hoy llegó una carta un tanto peculiar de un contenido dudoso, dice lo siguiente. Haul negó varias veces agarrándose al brazo de Ruggie con fuerza casi enterrando sus uñas, los otros chicos a su alrededor lo sujetaron cuando una lágrima de impotencia rodó por la mejilla del aviario. —Blah blah “…Hijo, no te preocupes. Estoy hablando con el Rey para que no lo haga y así poder ayudarte a conservar esa imagen que has creado con esmero en la escuela, espero puedas mostrarles tu verdadero ser a ellos, sin contaminarla con las cosas que dicen los demás de ti aquí en el pueblo…” atentamente la Reina— como una buena picadura de serpiente, el veneno se inyectó en los presentes por esas palabras sacadas de contexto. Leona sonrió mostrando sus colmillos al levantar poco a poco la mirada esmeralda a los demás, centrándose en el rostro de Haul. El aviario sintió su corazón detenerse. —Les dije desde un inicio. Esa “cara bonita” no puede ser una santa, ahora que conocen la verdad del color de esas plumas rastreras ¿Seguirán confiando a ciegas en su bondad y gentileza desinteresada? Haul miró a los demás sin encontrar las palabras para defenderse del peso de esos ojos viéndolo, la garganta se le cerró de golpe y sus costillas se encogieron en su pecho. De repente se sintió en peligro. Esas miradas se desdibujaron para dejar ver los rostros de los aviarios en el Árbol Sagrado, mirándole con repulsión y rechazo solo por ser quien es, solo por los colores de su plumaje sin siquiera dignarse a pensar por sí mismos. El peso de su sangre le hizo temblar, su apellido se sintió tan tangible que escuchó las palabras del Rey Rakar en altavoces dentro de su cabeza.  

“Tú jamás serás un Akarrava, no importa lo que diga la sangre, para mí no eres más que una mancha en mi linaje”

 

Haul tropezó hacia atrás con una mano sobre su pecho, no podía respirar, el aire no llegaba a sus pulmones. Los escalofríos subieron desde sus pies hasta la nariz, fríos como una noche sin luna en medio del vacío de su existencia. Ahí no estaba su mamá para protegerlo, ni sus hermanos Amara o Toris, estaba solo.   Solo.   Haul se levantó de golpe empujando a su paso a otros estudiantes hasta llegar al pasillo donde se dividía para ir al campo de entrenamiento o las habitaciones compartidas de los demás, se tropezó y sin poder evitarlo al sentirse en soledad, se quitó el abrigo dejándolo en el camino junto a su chaleco. Apenas alcanzó a desabotonar su camisa cuando sus alas de plumas rosas con carmesí y puntas doradas se materializaron, alzó vuelo ascendiendo lo más rápido posible para alejarse de ahí. Necesitaba llegar a su habitación lo más pronto que pudiera, se estaba asfixiando. Ruggie se cubrió la cara cuando el aviario alzó vuelo sin darle tiempo de llamarle, lo miró volar de forma irregular antes de descender hacia donde estaba cercana su habitación. La hiena apretó la quijada del coraje girándose sobre sus talones, le importó poco la mirada desencajada de Leona por la falta de conflicto o de reclamo del aviario a su “prueba de falsedad”. —¡Leona Kingscholar, eres el imbécil más grande que he conocido en mi vida entera, esta vez caíste muy bajo con esta estupidez torciendo palabras! — le apuntó con el dedo índice en cólera— ¡Deja en paz al pobre chico ya, él no tiene la culpa de que seas un arrogante empedernido idiota! Lo único que nos dejaste claro a todos aquí es que eres el peor hijo de puta que existe. Con eso dicho y dictado, Ruggie jaló a Jack para ir los dos a paso veloz por los corredores en dirección a las habitaciones. Bajaron las escaleras de dos en dos hasta el primer piso derrapando al dar la vuelta para ir hasta la última habitación en la planta baja, casi chocan con la pared cuando llegaron a estar de frente con la puerta de madera. Ruggie forzó la perilla descubriendo el seguro puesto, la ansiedad se le subió a la cabeza por la idea de que Haul estuviera haciendo algo estúpido, jaló varias veces antes de tocar con fuerza debido a su miedo actual. —¡Haul, abre la puerta! ¡HAUL! Tocó varias veces más recibiendo nula respuesta, el corazón martilleó más fuerte en su cabeza. —¡HAUL! —Ruggie senior, hágase a un lado. Jack quitó con sutileza a la hiena antes de ponerse en posición de perfil, de un fuerte golpe la puerta cedió al recibir de lleno la patada cerca de la perilla rompiéndola en el proceso. Casi se cayó la misma puerta por las bisagras forzadas, pero a Ruggie le importó poco cuando vio la habitación a oscuras. Entró sin prender la luz buscando con su vista apenas ambientada a la sombra, los sollozos queditos le hicieron voltear a donde estaba esa silla hamaca. Echo una pequeña bola cubierta con sus dos alas, Haul se abrazaba en posición fetal sollozando sin hacer tanto escándalo dando gorgoteos de ave triste. Los dos se sintieron aliviados de ver sano y salvo al chico aviario, la ansiedad se volvió preocupación al ver como el aviario no se descubría para verlos. Ruggie avanzó a paso seguro llegando hasta él sin tocarlo, no quería asustarlo ni invadir su espacio si él no quería. —…Haul. —…Ahora van a odiarme… como ellos— Haul habló amortiguado por sus sollozos y las alas cubriéndolo— No quería eso… ya tengo suficiente con ser ignorado… por mi propio padre y el pueblo… pensé que aquí sería diferente… pero ya no. Chilló fuerte cerrando más sus alas alrededor de su cuerpo, incluso el soporte de la silla hamaca crujió por el peso. Ruggie inhaló profundo al girarse señalándole a Jack la silla del escritorio, así el chico lobo extendió a su alcance la silla de madera a la hiena consiguiendo un lugar donde sentarse para bajar el susto. —Haul, solo respóndeme algo ¿Esa es la carta que tu madre envió para responder tu carta anterior? El chico solo asintió sin dejarse de tapar con sus alas, su cabello rosa pálido se veía casi blanco en las sombras de la habitación. Jack se sentó en la orilla de la cama un poco lejos no por falta de interés, sino por la falta de otra silla donde sentarse cerca de Haul. La afirmación hizo hervir de rabia la sangre a Ruggie, aunque Leona fuera el Líder de Savanaclaw no tenía el derecho ni la obligación de hurgar en el correo ajeno. Eso era una violación a la privacidad muy grave, ni siquiera era alguien cercano de Haul como para hacerlo, y aun sí lo fuera no le daba permiso. —Mira, esa carta era tuya y de nadie más. Los chicos ya te conocen suficiente para no dejarse llevar por palabras sacadas de contexto y menos si fue Leona quien la leyó, él se vio peor al hacer algo así como si fuera un trofeo que presumir. No van a odiarte. —… no te creo. El susurro quebrado de esa hermosa voz tan alegre, llena de maravilla por la tecnología y los avances del mundo moderno convertida en un llanto angustiado por sentirse abandonado por una segunda vez, fue la gota que derramó el vaso. Ruggie se levantó de golpe con las manos echas puño a sus costados, respiró profundo en férrea decisión girándose hacia Jack. El chico de primer año dio un sobresalto cuando de repente la hiena le señaló con esa cara dura. —Quédate con él y cuídalo, debo ir a arreglar algo. —¿A dónde vas? Jack se movió para acercarse a la silla de madera, Haul incluso puso atención a la conversación alzando su cabeza un poco de entre sus alas. —A poner a un imbécil de mierda en su lugar y darle un golpe de realidad. Con esa misma tenacidad sin miedo a ser seguramente vuelto un pedazo de carroña después por su osadía, Ruggie salió de la habitación cerrándola como pudo debido a la perilla rota y las bisagras flojas. Ya seguro de eso asintió a sí mismo caminando a paso pesado por la madera, ese hijo de perra lo iba a oír fuerte y claro. Lo iba a hacer.
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